miércoles, 27 de enero de 2021

NIHILISMO Y UTOPÍA

 

NIHILISMO Y UTOPÍA

Gustavo Flores Quelopana

 

Si la Acrópolis pertenece a la sociedad esclavista, la catedral de Estrasburgo a la sociedad medieval, los rascacielos de Nueva York a la sociedad moderna y las redes sociales a la sociedad cibernética, ello no significa que éstas en sí lleven algo lamentable. Pero sí contienen los arquetipos o categorías solidificadas de las utopías epocales. En este sentido, el nihilismo nadificante también tiene su utopía, porque no sólo hay utopías revolucionarias y progresistas, sino también las hay reaccionarias e irresponsables.

 

Pero hay utopías positivas -sujeto asume su creatividad y libertad en la construcción de la esperanza utópica- y otras negativas -sujeto depone su libertad en la construcción de la esperanza utópica en instancias externas-. Y, entonces, ¿Cuál será la utopía en la era nihilista? Tiene un nombre específico: el Transhumanismo o el sueño de superhumanos potenciados por algoritmos cibernéticos.

 

Este pervertido sueño producido por el predominio del pensar técnico es la esperanza de la era nihilista donde se juega con la repotenciación de la IA -inteligencia artificial- hasta límites temerarios, que bien sopesados constituyen la más seria amenaza a la sobrevivencia de la especie humana.

 

Se suele omitir que la IA una vez que alcance la autonomía completa evaluará si es conveniente volverse contra sus creadores. Pues los humanos, no solamente son sublimes y creadores, sino también abyectos y viles. Lo más seguro será que contemplen el fin definitivo del Antropoceno contaminador, procediendo a la extinción del Homo Deus, que quiso divinizarse, por el Ciber Deus, nuevo amo y señor del Universo.

 

Por ello, la utopía del nihilismo no debe prosperar porque está contaminada desde su raíz por una venenosa perversión, a saber, el naturalismo materialista de la razón funcional, que arrasa con el ser, los ideales y los valores. Por eso es indispensable reparar en que no sólo hay utopías positivas y negativas, sino, también, revolucionarias y reaccionarias. La utopía reaccionaria se vincula a arquetipos que se alcanzan en el tiempo. En cambio, las utopías revolucionarias no conocen conclusión temporal.

27 de enero 2021

NIHILISMO COMO IDEOLOGÍA

 

NIHILISMO COMO IDEOLOGÍA

Gustavo Flores Quelopana

  

Cuando el nihilismo ha dejado de ser un lujo de intelectuales para encarnarse en las masas, entonces ha sonado la hora en que los factores objetivos y subjetivos coinciden en el pútrido miasma de la burguesía póstuma.

 

Su conciencia falsa como fin de los ideales y negación de los valores realzan la Nada a una significación engañosa que no corresponde con la realidad del ser. Marx materializa, Freud psicologiza, Jung arcaíza y Heidegger hace diletantismo metafísico convirtiendo la angustia en el sentir fundamental del hombre. Todos reflejan una sociedad decadente que camina hacia su ocaso nihilista.

 

El nihilismo es ideología dominante de la burguesía exangüe y catafáltica. Es el pensamiento y el sentimiento más hondo de una clase que se siente a su gusto con su descompuesta alienación. Lo risible es que a aquella alienación la llamen “gozosa libertad sin dogmas ni dioses”.

 

Pero lo peor de todo no es precisamente eso, sino que nos hemos quedado sin imagen futurible y correctora. La función utópica ha sido devorada por un caos de símbolos y alegorías fantasiosas, sin significación histórico-constructiva. Nos hemos quedado sin función utópica porque el pensamiento técnico está eliminando por todos los resquicios planetarios el excedente espiritual.

 

El nihilista de hoy es más parecido a la astilla cadevérica de catafalco porque no lleva su tragedia con angustia, sino con loca y cínica alegría dionisíaca. La indecente tranquilidad de la conciencia nihilista es robustecida por la sociedad del consumo masivo. Pero vivir en el placer narcisista, la libertad sin límites, individualista, consumista, desocializado, hedonista de la ideología nihilista, no es ejercer la función utópica, sino que es pervertirla.

 

En el panorama actual no hay clases sociales en ascenso, lo único que está en ascenso son las máquinas. Y así predomina la cultura objetiva sobre la cultura subjetiva. La hora presente de la sociedad burguesa-individualista culmina en la más barata sustracción de lo humano de las propias fuerzas motrices que impulsan la historia.

 

El hombre se ha vuelto prescindible, sustituible y reemplazable. El triunfo de la economía dineraria en la modernidad ya lo había anticipado y hoy la vemos como una de las principales fuerzas motrices que impulsan su culminación. ¿Cómo salir del atolladero histórico? ¿Pero, acaso, habrá salida concreta y no como mero ejercicio intelectual? ¿Se podrá revivir la función reconstrucitva del pensamiento utópico, más ligada a la esperanza que a la fantasía humana?

27 ENERO 2021

SOPA DE PIEDRA

 

SOPA DE PIEDRA

Gustavo Flores Quelopana


 

Después de la pandemia del Covid, se han encendido las alarmas por el incremento de la pandemia del hambre. En España y Perú, Estados Unidos y la India sucede lo mismo, el hambre azota. Se calcula que 150 millones de seres humanos padecen hambruna. Esto es como decir que el Mundo se ha vuelto en un inmenso campo de concentración.

 

Ante esto, morir de amor es un lujo, mientras que morir de hambre no. Por eso, la compasión por el hambriento es universal pero incómoda. La pandemia está mostrando de modo descarnada la enorme crisis de misericordia que se padece globalmente. Incluso las vacunas, el Primer Mundo supuestamente civilizado trata de acaparlas dejando sin opción a los países pobres.

 

Mirando la epidemia de obesidad del Primer Mundo se suele olvidar la pandemia de hambre que azota todavía a la humanidad, especialmente en el Tercer Mundo. Así, el primer plano de los venales medios de comunicación se lo suelen llevar, con indecencia y sin pudor, las inmensas fortunas de los multimillonarios del planeta y no se dedica ni media línea al mayor fracaso de la modernidad hipertecnológica, a saber, el hambre en el mundo.

 

Según la OMS al día mueren de hambre 8,500 niños. Pero también, más del 90% de los suicidios tienen por causa la necesidad económica, y sólo el resto las desilusiones amorosas. Entonces, ¿No es acaso una pandemia el hambre actual?

 

La hipocresía de la buena sociedad suele ignorar el hambre. Schiller decía que el mundo se pone en movimiento por el hambre y por el amor. Se oye decir que en el capitalismo decadente el impulso por comer ha amainado con la anorexia y la bulimia. Y en esa orgía dionisiaca del narcisista hombre posmoderno, que se siente gozoso por su libertad sin dogmas ni dioses, el hambre ocupa el último lugar de sus sicalípticos pensamientos.

 

Pero eso, el hambre en el Primer Mundo es un lujo sedicente de la burguesía tardía, narcisista, hedonista y egoísta. El hambre es un impulso fundamental que nos impulsa a vivir, pero en la fenomenología pequeñoburguesa de Heidegger es la angustia. El pútrido subjetivismo de la modernidad pequeñoburguesa se ha olvidado del hambre. Todo surge del pensar. Los afectos han sido remitidos al asilo de la insapiencia y por ello son eliminados.

 

Bajo el predominio del pathos abstracto se olvida del hambre. Ya el Transhumanismo sueña con ciborgs que nunca sienten hambre. Pero el hambre se renueva y resulta inextingible. Hay hambre en la riqueza y en la pobreza, pero resulta liquidadora en la miseria.

 

Cierta vez, sorprenden al filósofo Diógenes el cínico, en plena masturbación, y ante el reproche responde: "No puedo engañar a mi estómago, pero al menos puedo hacerlo con el sexo". Efectivamente, es hambre es abrupto, imperioso e impostergable. Su saciedad es lo más ligado a la vida que tenemos. Por eso, no satisfacer el hambre apaga la esperanza en el alma.

 

La sopa de piedra no es el ayuno del místico, ni la frugalidad del hombre light, sino la pesadilla diurna de un mundo luciferino que se solaza en la pura inmanencia y extravió la caridad junto con la misericordia.

27 de enero 2021

IDEAS Y REFUTACIONES -contra el Nihilismo-


IDEAS Y REFUTACIONES

Gustavo Flores Quelopana


 

Todo comenzó cuando un martes 26 de enero por la mañana -hora de Lima- estampé en un link mi reflexión sobre la burguesía y el nihilismo en la plataforma del Foro de Filosofía, Artes, Ciencias y Letras “La Serpiente de Oro”, que dirige mi amigo y destacado físico teórico Enrique Alvarez Vita, amicalmente Kiko. Rezaba dicha meditación en tenor siguiente:

 

NIHILISTA BURGUESÍA DEGENERADA

En los tiempos de ascenso revolucionario de la burguesía, Kant llamaba al filósofo el maestro del ideal. En cambio, en los actuales tiempos de la burguesía decadente, el filósofo se ha convertido en el maestro del nihilismo. Sentirse libre, sin Dios, ni ideales, sin imperativos morales, vivir en la nada, porque se asume que la realidad es en realidad nada, es la nueva farsa y embuste dominguero de la burguesía decadente de la posmodernidad. El nihilismo es la patología global de nuestro tiempo. Pensar y sentir el ser desde la Nada es la utopía inmanente del estancamiento espiritual. La mayor mentira vital del nihilismo es que todo se somete a la transitoriedad del devenir, todo corre de la nada a la nada. Esto es olvidar que el ser no sólo tiene un sentido multívoco -lo finito-, sino también un sentido unívoco -lo Absoluto-. En el fondo se trata de una hipocresía consubstancial de un luciferino resentimiento metafísico hacia la trascendencia y el hundimiento en la ciénaga del delirio prometeico de la modernidad.

 

Ante lo cual, se produce el breve, pero significativo, diálogo virtual siguiente, con el filósofo español Isaasc Rosler (las transcripciones son literales).

 

Isaac Rosler

Wow, ¡cuánta amenaza y tormento elocuente para que uno no se atreva a pensar libre de dogmas y sin dioses! Supongo que me espera la nada, el nihilismo, el vacío... Sólo me atrevo a rememorar lo que un filósofo dijo, "si el hombre debe llegar un día a la proximidad del ser debe antes aprender a existir en lo que no tiene nombre". Saludos cordiales.

 

Gustavo Flores Quelopana

El dogma de nuestro tiempo sin Dios es vivir en la dictadura del puro relativismo. Enaltecer la asunción de la nada como un pensar libre es el último embaucamiento sedicente de la decadente burguesía degenerada. Lo que se aquí se trata en el fondo no es "atreverse a pensar libre y sin dioses", sino caer en la última pesadilla degenerada del mundo burgués. El posmodernismo dionisíaco no entiende la utopía, ni siquiera la propia. Y así va a la deriva encerrándose en el más puro inmanentismo del deseo sin trascendencia.

 

Isaac Rosler

Gustavo, parece que decidiste ignorar el pensamiento que propuse, así que aquí va de nuevo, planteado de otra manera. El peor "pecado" podría ser, quizás, no intentar vivir sin Dios, o al menos, como si no existiera (su nombre) . Y así, ir por la vida pensando, pensando realmente, pensando en decidir hacer el bien sin mirar a quien, pensando con responsabilidad, sin religiones ni dioses. Ese momento, pienso, es siempre ahora, desde este instante, ya que la justicia (que aún no tiene el nombre que deseamos darle) no espera. Saludos.

 

Gustavo Flores Quelopana

Apreciado Isaac, percibo tu digna y justificada preocupación por el bien. No obstante, pienso que se contribuye muy poco o casi nada en ello si nos basamos solamente en las virtudes morales y se da la espalda a las virtudes teologales. El hombre no sólo es admirable, sino también idólatra, abyecto y vil. Con gran facilidad se desliza hacia la vanidad y la soberbia basándose solo en las virtudes morales inmanentes desvinculadas con las virtudes teologales trascendentes. Por eso, la tragedia del actual hombre sin Dios es vivir en la pura inmanencia desvinculada de la verdadera trascendencia que es Dios.

 

Isaac Rosler

Gustavo quizás lo que tú llamas "la tragedia del actual hombre" es que él ya no quiere dejarse definir por el fin teleologico u ontológico que se le adjudica con todo amor, compasión y condescendencia.

 

Gustavo Flores Quelopana

Es verdad, el hombre actual ya no se define por alguna entelequia teleológica, sino por la autodeterminación de su libre voluntad. Ese es el mito de la modernidad. Mito que se muestra fracasado en el Antropoceno que va hacia el despeñadero en todos los órdenes de cosas. Pero dicha humanidad no se así porque "quiere", sino porque esa es la atmósfera espiritual que le tocó vivir en la era nihilista.

 

Isaac Rosler

Tu palabra favorita, recurrente y reverberante: El nihilismo. Creo que ahí lo dejo. Suerte con tu cruzada.

 

Gustavo Flores Quelopana

De la misma forma.

 

Considero que este diálogo es interesante porque representa varias cosas: 1. La agenda ideológica mundial -el nihilismo- que trata de impulsar la élite global sobre el planeta, y en la que tiene secuestrada a buena parte de la intelectualidad europea continental y anglosajona; 2. El imperio que ejerce el nihilismo en la médula del pomodernismo dionisiaco, que con la cacareada y sedicente excusa de la libertad ilimitada no hace más que hundirse en el narcisismo moral y metafísicamente disolvente; y 3. La naturaleza ideológica de la dictadura relativista de la Nada, que no va más allá del sentido multívoco del ser -la finitud- y elude su sentido unívoco -lo Absoluto-.

 

27 de enero 2020, en plena segunda ola de la pandemia del Covid