FIN DEL TIEMPO CONTEMPORÁNEO
Existe una extraña coincidencia entre la tozudez del Occidente liberal de no llevar a Kiev hacia la paz, las provocaciones constantes en Taiwán contra China de la Administración Biden, las advertencias de Putin que recurrirá a las armas nucleares si Occidente ataca directamente a Rusia, los ejercicios navales conjuntos entre Rusia, China e India, el abandono del dólar por los BRICS, la devaluación del euro, el peligro de Tercera Guerra Mundial y la conflagración termonuclear, con la aceleración del cambio climático por la presencia de un severo fenómeno del Niño, que provocará un periodo caluroso como jamás se ha registrado para el 2023-2027, y que ya hace sufrir a China con temperaturas que llegan a los 52 grados, y a Europa sobre los 46 grados. Será el quinquenio más caluroso jamás visto, donde las temperaturas del ártico serán tres veces mayores que los promedios globales. Y toda esta confluencia de acontecimientos particulares hace pensar en el fin del tiempo contemporáneo.
Esta coincidencia del terremoto geopolítico con el cambio climático nos hace interrogarnos: ¿Estaremos ante el Fin del Mundo? El Fin del Mundo no es lo mismo que el Fin de los Tiempos. El Fin de los Tiempos no significa el Fin del Mundo. En cambio, el Fin del Mundo alude a la extinción humana en una variedad de escenarios posibles, el más radical de todos: el escenario escatológico o Juicio Final, donde toda la humanidad será juzgada por sus actos.
A este último no me refiero, porque más bien están presentes los signos del Final de los Tiempos (guerra mundial de baja intensidad, insensatez política, cambio geopolítico mundial, crecimiento inaudito de desigualdad social, amenazas con armas nucleares). En cambio, las cinco principales señales del Fin del Mundo son: coincidencia de guerras, hambre, epidemias y terremotos, anomalías celestes, la conversión de los judíos, la desolación de las iglesias, aumento de la maldad y la inmoralidad, aparición de los falsos Cristo, falsos profetas, y la lucha personal contra el Anticristo y Satanás.
Ciertamente que la frontera entre ambos no siempre es nítida y muchos de los fenómenos del Fin del Mundo se anticipan en el Fin de los Tiempos, entre ellos: el paso del relativismo al credo del Anticristo (ideología de género, transhumanismo, aborto, eutanasia, eugenesia, libre consumo de drogas, aparición de falsos Cristo y profetas, etc.).
No obstante, es posible señalar que el Fin del Tiempo contemporáneo ya estaba indicado desde el giro subjetivista de la Modernidad que entronizó al hombre como el diosecillo terrestre (Regnum hominis). Este giro se vio agravado por la positivización del saber, las desviaciones del positivismo, pragmatismo, historicismo y posmodernismo, que no sólo sepultó la vida intelectual, sino que aniquiló espiritualmente al hombre. El hombre quedó en la más absoluta soledad, sin mundo, deshistorizado, vive en el puro presentismo, sin verdad y sin Dios. En esa situación transreal el hombre contemporáneo quedó en la incertidumbre existencial, vive huyendo de sí mismo y dispuesto a cometer cualquier locura y exceso. Las dos guerras mundiales y otras atrocidades lo testimonian. No en vano se ha llamado al siglo veinte “el siglo de los genocidios”, y el veintiuno está desarrollando la atrocidad de una Tercera Guerra Mundial. Ese ha sido el sino de la razón burguesa capitalista triunfante en la modernidad, la destrucción mutua de seres humanos a escala industrial. Ese mundo lleno de soberbia e inmoralidad no podía durar y tenía que morir. Esperemos que su final sea lo menos traumático posible gracias a las fuerzas que se despiertan en el mundo multipolar.
¡Qué insensatez! ¡Pensar que quieren la paz los que han hecho la guerra! Al insensato le es posible pensar que puede salir indemne y victorioso de una guerra con armas nucleares. Eso es justamente lo que es y lo que piensa el decadente Occidente guerrerista e insensato. ¿Pensar que al gran promotor de guerras en nuestro siglo le interesa la paz? ¡Qué insensatez! Querer la paz sin abandonar el pecado, ¡es una locura! ¿Será que estamos al borde del cumplimiento del tercer secreto de Fátima de ver el mundo reducido a cenizas en un mar de llamas, por no haber oído su llamado a la conversión?
No se necesitan dos dedos de frente para darnos cuenta que el mundo está en vilo por la amenaza de una catastrófica guerra mundial en Europa, Norteamérica y el Sudeste Asiático. El orden geopolítico mundial se está desmoronando y un nuevo orden más justo pugna por imponerse. El catalizador es la guerra en Ucrania. Nos deslizamos hacia una gran conflagración mundial. La guerra en Ucrania, con sus diecisiete meses de conflicto, es apenas su prólogo. Contra la cínica y nefanda propaganda que pregonan los medios de desinformación del imperio y sus ciegos aliados, la realidad es que es el INJERENCISMO de Washington, Londres, la OTAN y los serviles países de Europa Occidental, es lo que ha impedido la paz entre Ucrania y Rusia. Europa luce totalmente sometida a la política imperial de Washington, sus medios de comunicación son cajas de resonancia de la embajada norteamericana. Europa ha perdido vergonzosamente su soberanía. Y en su pusilanimidad se pliegan incondicionalmente al atropello del Derecho Internacional por la prepotencia imperial. Y así la Satanocracia se expande y trata de perpetuarse en el viejo Orden Unipolar Mundial. No cabe duda de que vivimos el Fin del Tiempo Contemporáneo.
Si estos son los prolegómenos de la Tercera Guerra Mundial, pues todos los hombres de buena voluntad tienen el deber de impedirla. El demonio anda suelto y es menester atajarlo con la fuerza de la espiritualidad. Todas las iglesias y religiones del mundo, todos las instituciones culturales y centros de enseñanza, todos los creyentes y no creyentes deben alzar su voz para exigir la paz, en un mundo que da señas de desbocarse hacia el infierno de la masacre atómica. Es más, fueron ocho años de incumplimiento de los acuerdos de Minsk, la masacre y el bombardeo sistemático a la población rusa en el Donbass por los nazis de Kiev, y la negativa a proporcionar a Rusia garantías de seguridad ante la expansión de la OTAN hacia el este, lo que obligaron a Rusia a implementar el Operativo Militar Especial.
Se dice que la distancia más grande entre dos personas, es un malentendido. Pero aquí lo que espectamos es el reino de la confusión. El mundo ve atónito como los necios políticos europeos prefieren caer en la inflación, devaluación, crisis energética, destruir el empleo y su economía, por seguir sumisamente a pie juntillas las descabelladas diatribas rusofóbicas del imperio anglosajón. Aún a sabiendas que era el imperio del Norte el que siempre se mostró contrario al abastecimiento de gas por Rusia a Europa, y era el primer interesado en apartar a Europa de Rusia. Francia tuvo la oportunidad de reaccionar en las últimas elecciones y no lo hizo. Se confirmó a Macron como un agente de Washington y el Reich Bilderberg. Luego vino Italia con Giorgia Meloni, que parecía erguirse insumisa al dictado imperial de Washington, pero no tardó en revelarse como un Caballo de Troya del imperio.
Las elecciones europeas fueron un fiasco y el discurso anti-OTAN se evaporó tan pronto como asumieron el poder dichos candidatos de ultraderecha. Ello determinó a que Biden y Londres aceleraran los motores de la guerra hasta el límite demencial de empujar a Rusia y China hacia un enfrentamiento nuclear. A estos vergonzosos corifeos se unió el canciller alemán Olaf Scholz, que no tardó en enviar tanques y artillería, y ya alista tropas. Los países bálticos junto a Polonia van por el mismo camino. El escenario parece dejar claro que la Tercera Guerra Mundial puede desarrollarse en tres escenarios posibles:
Primer escenario: Apocalíptico
Segundo escenario: Coexistencia
Tercer escenario: Nueva hegemonía mundial
Veamos el posible desarrollo del primer escenario.
Primer escenario: APOCALÍPTICO
1. Prólogo: guerra híbrida de la OTAN en Ucrania contra Rusia.
2. Capítulo 1: ingreso de Ucrania en la OTAN y renuncia de varios de sus miembros europeos a esta alianza, incluida Turquía, que se cansó de esperar cincuenta años su ingreso.
3. Capítulo 2: Ofensiva de la OTAN a lo largo de toda la frontera europea contra Rusia y Bielorrusia. Irán, Irak, Arabia Saudita, Egipto y el mundo árabe se declaran en alerta roja contra Israel. EEUU lanza nuclearmente a Pakistán contra la India, que también responde nuclearmente.
4.Capítulo 3: Se generaliza la tercera guerra mundial. Inglaterra. Alemania y Francia reciben ataques nucleares. Derrota de las tropas de la OTAN en todas las líneas del frente ruso. Ataque de Palestina y respuesta israelí desata la guerra generalizada del mundo árabe contra Israel.
5.Capítulo 4: Entrada de China en Taiwán. Australia, Japón y Corea del Sur reciben ataques nucleares de China y Corea del Norte.
6.Capítulo 5: Ofensiva de nuclear de EEUU, OTAN, Japón y británicos contra China y Corea del Norte.
7.Capítulo 6: Ataque nuclear norteamericano sobre Rusia, China e Irán. China y Corea del Norte hacen estallar bombas nucleares en EEUU.
8.Capítulo 7: Responde Rusia a los EEUU con el sistema nuclear de la “mano muerta”. EEUU es rematado con el sistema de respuesta nuclear ruso.
9.Capítulo 8: devastación nuclear en todo el Hemisferio Norte y Oriente Medio.
10.Epílogo: Fin del Tiempo Contemporáneo (Invierno nuclear y hambruna mundial en Hemisferio Sur completan la devastación planetaria). La civilización tecnológica no sobrevivió.
Segundo escenario: COEXISTENCIA
1. Prólogo: guerra híbrida de la OTAN en Ucrania contra Rusia.
2. Capítulo 1: golpe de Estado en Ucrania, se firma la paz con Rusia, fin de la guerra.
3. Capítulo 2: Reorganización de la OTAN, donde pierde el poder la camarilla guerrerista y rusofóbica.
4. Capítulo 3: Núcleo pacifista del Club Bilderberg toma el control derrotando al ala fascista de los amos del mundo.
5. Biden es impedido judicialmente de ir a las elecciones, o razones de salud se lo impiden, o va a las elecciones y pierde abrumadoramente.
6. Nuevo presidente estadounidense opta por la coexistencia pacífica con Rusia y China. No intervienen en Taiwán ni en Ucrania. Promueve la disolución de la OTAN.
7. Fin de la guerra fría.
Tercer escenario: NUEVO ORDEN MUNDIAL
1. Prólogo: fracaso completo de guerra híbrida de la OTAN en Ucrania contra Rusia.
2. Capítulo 1: Renuncia y disolución de la OTAN. EEUU no prosigue con la guerra fría contra Rusia y China.
3. Capítulo 2: Se produce la integración euroasiática con la Ruta de la Seda y los oleoductos NordStream.
4. Capítulo 3: EEUU prosigue su marcha descendente y de potencia mundial se vuelve en potencia regional.
Ninguno de estos desarrollos es inevitable, sino simplemente tendenciales. Por tanto, el futro está abierto a la praxis humana. Un viejo proverbio reza: Lo que no es útil para la colmena, no es el útil para la abeja. Pero desde el neoliberalismo global la élite mundial se acostumbró a imponer su criterio sobre la colmena. Y así, el conflicto sigue escalando peligrosamente en Ucrania y las tensiones no cesan de crecer en Taiwán. Primero fue el atentado terrorista a la hija del filósofo ruso Dugin, luego el desafiante viaje de Nancy Pelosi a Taiwán, y después el sabotaje a las líneas suministro de gas ruso para Europa, Nord Stream I y II. Destrucción que el senil Biden había prometido. Washington y Londres enceguecidos de ambición imperial continúan con las provocaciones a Rusia y a China, arrastrando al mundo hacia un conflicto nuclear donde no habrá ganadores.
No hay peor ciego que el que no quiere ver. Tal cosa no nos debería llamar a la atención, porque cuando un imperio llega a su decadencia y decrepitud hace cosas descabelladas, imprudentes y desatinadas. Ya lo decía Erasmo de Rotterdam cuando afirmaba que la paz más desventajosa es mejor que la guerra más justa. Pero ante esto es completamente sordo la mezquina ambición imperial. Han sido precisamente los bajos intereses de la élite mundial del Reich Bilderberg la que provocó la presente guerra en Ucrania y también la incorporación a Rusia de las repúblicas populares de Donetsk, Lugansk, Jerson y Zaporozhie. Los 50 millones de muertos durante la Segunda Guerra Mundial quedarán como niño de pecho ante lo que se viene, aunque esperemos que nunca llegue. En un escenario de guerra termonuclear tan sólo en las primeras 48 horas más de 100 millones de personas habrán muerto en el conflicto apocalíptico. Europa, Rusia y América del Norte quedarán devastadas. Y en las siguientes 72 horas se habrán sumado otros 500 millones de víctimas del Sudeste Asiático y Oceanía. Hay quienes piensan que Occidente no llevará las cosas tan lejos a sabiendas que Rusia cuenta con 6 mil cabezas nucleares y sus misiles hipersónicos los supera. Quisiera tener el mismo optimismo, pero las acciones descabelladas de las provocaciones injerencistas de Occidente desvanecen las más optimistas expectativas.
Por el momento, el imperio estadounidense y británico lucen extraviados y enloquecidos en su declive histórico. Y en su desvarío es seguido por una desorientada Europa satélite y sin altura, para responder al desafío del momento crítico. No obstante, para impedir el desastre se necesitan urgente tres cosas:
1. Defenestrar a Biden, operador político del guerrerismo actual. O que no sea reelegido el 2024. Lo cual no parece remoto dado que el Procurador de Justicia de EEUU informó que se encontró documentos clasificados en su oficina privada y vivienda particular.
2. Disolución de la OTAN. Lo cual no es improbable. Lo más verosímil es que tras la forzosa entrada de Ucrania en la OTAN y la UE varios países europeos disconformes renunciaran a la misma. Pero Alemania, Francia, Italia parecen estar dispuestas ir hasta al final junto con el amo imperial para ir a la guerra directa contra Rusia y China.
3. Nuevo Orden Mundial Multipolar (NOMM). Sólo será posible el NOMM si la devastación de China y Rusia no es total o se logra eludir el Apocalipsis nuclear.
Como los dos primeros puntos se ven más remotos que el tercero, esperemos evitar el apocalipsis nuclear mediante un milagro del Señor. Así San Jorge y el Dragón Rojo acabarán con el dragón negro del imperio del mal. La felicidad es amar y no otra cosa. El que sabe amar es feliz, pero el que sólo sabe odiar sólo produce infelicidad y guerra. ¿Podrá la humanidad superar la presente crisis de caridad? Esperemos que el Fin del Tiempo contemporáneo concluya sin guerra nuclear.
No hay imperio inmortal, pero tampoco sabemos cómo morirá. La historia en sus detalles no es predecible, sino solamente en sus tendencias generales. Y todo ello depende de cómo las fuerzas hegemónicas del mundo contemporáneo manejen la crisis presente. China hasta el momento pugna por morigerar la agresividad del Occidente liberal, y Rusia demuestra que no podrá ser vencido en el terreno militar. Esperemos que la sensatez pueda imperar en las élites económicas, políticas y militares de Occidente. Y ello sólo advendrá mediante una reconfiguración del poder en su seno, especial en la cúpula del Club Bilderberg. Por el momento, la hegemonía lo tiene el ala fascista de los amos del mundo, pero frente a este está el ala diplomática favorable a la coexistencia pacífica. Sólo así habrá un nuevo operador político en la Casa Blanca que abogue por la paz mundial, desactive la guerra fría y el peligro de guerra termonuclear.
En una palabra, el Fin del Tiempo Contemporáneo no tiene que ser necesariamente por medio del Apocalipsis Nuclear. Hay otras alternativas posibles y visibles que hay de fortalecer y desarrollar. Sólo que un desenlace favorable a la paz mundial significará definitivamente el remplazo del Orden Mundial Unipolar por el Orden Mundial Multipolar. En ello parece no haber retroceso posible.
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