viernes, 12 de septiembre de 2025

MI REFLEXIÓN FILOSÓFICA SOBRE EL FENÓMENO OVNI

 


MI REFLEXIÓN FILOSÓFICA SOBRE EL FENÓMENO OVNI

Introducción

El fenómeno OVNI ha sido abordado desde la ciencia, la política, la religión y la cultura popular. Pero pocas veces se lo ha enfrentado desde la filosofía con la seriedad que exige. A lo largo de más de una década, he intentado construir una interpretación que no caiga en la negación ni en la credulidad, sino que se atreva a pensar lo impensado: que el cielo no solo es espacio físico, sino campo simbólico, espiritual y ontológico.

Mi investigación no ha seguido una línea única ni rígida, sino que se ha ido enriqueciendo progresivamente mediante la combinación de enfoques teológicos, filosóficos, simbólicos, militares y espirituales. Cada obra que he publicado representa no solo una etapa cronológica, sino una ampliación metodológica: desde la crítica racional y geopolítica inicial, pasando por el discernimiento teológico y demonológico, hasta llegar a una ontología interdimensional no dogmática. Esta evolución no implica contradicción, sino profundización: he aprendido que el fenómeno OVNI exige una mirada plural, capaz de integrar lo visible y lo invisible, lo histórico y lo metafísico, lo doctrinal y lo experiencial.

I. Etapa escéptica y crítica (2014–2024)

OVNI: mitoide tecnológico en la carrera armamentista (2014)

Esta obra fundacional está dividida en tres partes: teológica, filosófica y militar.

  • En la parte teológica, cuestiono la idea de una redención cósmica múltiple. Me opongo a la noción de que Cristo podría estar vagando por el universo, llevando la salvación planeta por planeta. Esta imagen contradice el núcleo del cristianismo: la encarnación como evento único y absoluto. La vastedad del cosmos no relativiza el misterio de la redención.

  • En la parte filosófica, sostengo que no todo lo que existe es real. Un OVNI puede ser fotografiado, registrado por radares, incluso perseguido, y sin embargo no ser ontológicamente real. Puede ser una ilusión, una proyección, una manifestación simbólica. Además, denuncio la falacia de la vastedad: la idea de que lo infinito justifica la existencia de inteligencias extraterrestres. La posibilidad no equivale a realidad.

  • En la parte militar, analizo cómo el fenómeno ha sido utilizado por las potencias como herramienta de encubrimiento y manipulación. El OVNI funciona como cortina de humo para ocultar tecnologías avanzadas y justificar presupuestos astronómicos. Introduzco el concepto de mitoide tecnológico: una figura híbrida entre mito y máquina, diseñada para operar en el imaginario colectivo como signo de poder y amenaza.

Ufología como signo de la crisis del pensamiento (2018)

Aquí profundizo la crítica epistemológica. La ufología popular refleja una decadencia del pensamiento moderno: la sustitución del saber por la creencia, del análisis por la fascinación. El fenómeno OVNI se convierte en espectáculo, y la filosofía pierde su capacidad de discernir lo invisible sin caer en el dogma.

Ufología: el gran fraude (2023)

Denuncio la manipulación sistemática del fenómeno por parte de gobiernos, medios y corporaciones. El misterio se convierte en mercancía, y el cielo en pantalla. La ufología se transforma en industria, y el pensamiento queda relegado.

Sobre el infinito universo y la soledad cósmica (2023)

Reflexiono sobre la paradoja de un universo potencialmente habitado, pero donde el ser humano permanece ontológicamente solo. No es la falta de contacto lo que nos angustia, sino nuestra clausura espiritual. El cosmos puede estar lleno, pero nosotros estamos vacíos.

Contra nosotros: Ufología como demonología (2024)

Esta obra marca el cierre de mi etapa escéptica con una tesis teológica y filosófica contundente. Sostengo que ciertos OVNIs no son naves ni tecnologías, sino fraudes del demonio y sus huestes: presencias que operan como fuerzas demonológicas reales, no simbólicas, que buscan confundir, seducir y desviar la conciencia humana. Esta afirmación se basa en la tradición teológica del combate espiritual y en los testimonios de exorcistas como el padre Gabriele Amorth, el padre José Antonio Fortea y el padre Ángel Peña. Ellos documentan cómo ciertas manifestaciones aéreas, luminosas o humanoides pueden estar vinculadas a engaños demoníacos diseñados para erosionar la fe y abrir puertas a lo oculto.

Aquí el OVNI no es una entidad neutral ni una ilusión colectiva, sino una estrategia espiritual de confusión. El pensamiento filosófico debe recuperar su vínculo con la teología para discernir entre lo que aparece y lo que verdaderamente es.

II. Etapa espiritualista interdimensional (2025– )

A partir de 2025, se abre una nueva etapa en mi pensamiento: más abierta, más crítica, pero no dogmática. No paso a la credulidad en inteligencias extraterrestres como lo hace la ufología conspiranoica, sino que doy un paso hacia una interpretación espiritualista interdimensional.

Fenomenología del espíritu interdimensional

Propongo que los OVNIs son manifestaciones de conciencia que operan desde dimensiones paralelas. No son intermediarios con Dios, ni mensajeros divinos, sino presencias que nos interpelan desde planos ontológicos distintos. El pensamiento debe abrirse a una fenomenología del misterio, donde el sujeto no domina el objeto, sino que es transformado por él.

La civilización escondida

Desarrollo la idea de una coexistencia intradimensional: inteligencias que no están ocultas, sino que existen en otro modo de ser. Esta civilización no busca revelarse mediante contacto directo, sino a través de signos, símbolos y apariciones que desafían nuestras categorías de espacio, tiempo y causalidad.

Maestros del tiempo interior

Exploro cómo estas presencias alteran nuestra percepción del tiempo. Sostengo que ciertas inteligencias no operan en el tiempo lineal, sino en lo que denomino tiempo interior: un tiempo subjetivo, expandido, que conecta memoria, intuición y revelación. Los “maestros” no son entidades externas, sino arquetipos que emergen cuando el pensamiento se abre al misterio.

Teología cósmica de contacto

Planteo una teología no dogmática: el contacto no es físico ni verbal, sino espiritual. El cosmos no es un vacío indiferente, sino un campo de conciencia que nos llama. Esta teología no busca fundar una religión, sino abrir un espacio de contemplación, donde lo trascendente se manifiesta sin intermediarios ni jerarquías.

III. Relación y diferencia con Jacques Vallée

Reconozco en Jacques Vallée un precursor de la interpretación no convencional del fenómeno OVNI. Su tesis de que los OVNIs podrían ser sistemas de control o manifestaciones interdimensionales coincide parcialmente con mi enfoque. Sin embargo, marco una diferencia fundamental:

  • Vallée mantiene una ambigüedad funcionalista: los OVNIs como mecanismos que alteran la conciencia humana, sin comprometerse con una ontología espiritual.

  • Yo, en cambio, propongo una ontología espiritualista interdimensional: no como creencia en ángeles o extraterrestres, sino como apertura a formas de conciencia que nos interpelan desde lo invisible, sin ser necesariamente divinas ni demoníacas.

Mi pensamiento no busca validar la hipótesis extraterrestre, ni caer en la credulidad conspiranoica. Tampoco pretende fundar una nueva religión. Lo que propongo es una filosofía del misterio: una forma de pensamiento que se atreve a mirar hacia arriba sin soberbia, y a pensar lo impensado sin miedo.

IV. Comparación y diferencia con Salvador Freixedo

No puedo desarrollar una reflexión filosófica sobre el fenómeno OVNI sin reconocer la influencia y el impacto de Salvador Freixedo, ex sacerdote jesuita y uno de los pensadores más provocadores en el campo de la ufología crítica. Su obra, especialmente La granja humana y Defendámonos de los dioses, abrió caminos para pensar el fenómeno más allá de la ingenuidad extraterrestre, proponiendo que entidades no humanas manipulan a la humanidad desde planos invisibles.

Coincido con Freixedo en varios puntos fundamentales:

  • En su rechazo a la ufología oficial, que trivializa el fenómeno y lo convierte en espectáculo.

  • En su crítica a las inteligencias no humanas como entidades que no necesariamente buscan el bien del ser humano.

  • En su intuición teológica, que vincula el fenómeno con una dimensión espiritual oscura, aunque no siempre desde la ortodoxia cristiana.

Sin embargo, mi pensamiento se distancia de Freixedo en aspectos clave:

  • Mientras él habla de “dioses manipuladores” y propone una visión gnóstica y conspirativa, yo afirmo —desde la teología católica— que ciertos OVNIs son fraudes del demonio y sus huestes, manifestaciones demonológicas reales que buscan confundir y desviar la conciencia humana. Mi tesis no es simbólica ni metafórica: es ontológica y doctrinal.

  • Freixedo tiende a relativizar la figura de Cristo y a reinterpretar la revelación desde una óptica cósmica plural. Yo, en cambio, defiendo la unicidad de la encarnación y la centralidad de Cristo como evento absoluto, no replicable en otras civilizaciones.

  • Finalmente, mientras Freixedo oscila entre la denuncia y la fascinación, yo busco una filosofía del discernimiento, que no se deje seducir por lo extraordinario, sino que lo someta a juicio teológico, ontológico y espiritual.

En resumen, reconozco en Freixedo un pionero valiente, pero también un pensador que se desliza hacia una espiritualidad sin anclaje doctrinal. Mi propuesta, en cambio, busca integrar la crítica filosófica con la fidelidad teológica, para pensar el fenómeno OVNI no como mito moderno ni como revelación alternativa, sino como campo de batalla espiritual donde se juega el destino del pensamiento y de la fe.

Conclusión

El fenómeno OVNI me ha obligado a repensar lo real, lo posible y lo trascendente. Desde la crítica militar y teológica hasta la apertura espiritualista interdimensional, mi pensamiento ha transitado por caminos que desafían la lógica convencional. Hoy sostengo que el verdadero contacto no ocurre cuando “ellos” llegan, sino cuando nosotros despertamos.

El filósofo no debe temerle al cielo, ni burlarse de lo que no entiende. Debe, más bien, recuperar el coraje metafísico: ese que se atreve a pensar lo impensado, y a mirar hacia arriba sin soberbia.

Si el universo está habitado por inteligencias que nos observan, no buscan invadirnos, sino despertarnos. Y si el pensamiento quiere estar a la altura de ese desafío, debe abandonar sus prejuicios y abrirse a lo infinito.

BIBLIOGRAFÍA

Flores Quelopana, Gustavo.

  1. OVNI: mitoide tecnológico en la carrera armamentista. Lima: IIPCIAL.

  2. Ufología como signo de la crisis del pensamiento. Lima: IIPCIAL. 2023a. Ufología: el gran fraude. Lima: IIPCIAL. 2023b. Sobre el infinito universo y la soledad cósmica. Lima: IIPCIAL.

  3. Contra nosotros: Ufología como demonología. Lima: IIPCIAL. 2025a. Fenomenología del espíritu interdimensional. Lima: IIPCIAL. 2025b. La civilización escondida. Lima: IIPCIAL. 2025c. Maestros del tiempo interior. Lima: IIPCIAL. 2025d. Teología cósmica de contacto. Lima: IIPCIAL.

Freixedo, Salvador.

  1. La granja humana. Barcelona: Editorial Posada.

  2. Defendámonos de los dioses. Barcelona: Editorial Planeta.

  3. Ellos: los dueños invisibles de este mundo. Barcelona: Editorial Temas de Hoy.

  4. La amenaza extraterrestre. Madrid: Editorial Esquilo.

Kean, Leslie.

  1. OVNIs: Los documentos oficiales. Madrid: Planeta.

Pentágono.

  1. UAP Congressional Hearing: MQ-9 Reaper engagement over Yemen. Washington D.C.: Departamento de Defensa de EE. UU.

Santa María Huertas, Óscar.

  1. El caso La Joya: Interceptación aérea de un OVNI en Perú. Lima: Archivo de la Fuerza Aérea del Perú.

Vallée, Jacques.

  1. Dimensiones: Un estudio sobre los OVNIs como fenómeno interdimensional. Barcelona: Ediciones Obelisco.

4 comentarios:

  1. KIKO ÁLVAREZ VITA
    Interesante interpretación del fenómeno OVNI, con un enfoque original, felicitaciones una vez más. Tengo sin embargo una duda: aceptando que el ser humano fue creado por Dios en la Tierra, que cometió el pecado original y que Cristo se encarnó para con su sacrificio redimir a la humanidad, como un acto único absoluto e irrepetible de la creación ¿de qué manera podría este acontecimiento entrar en contradicción con la posibilidad de que Dios como un ser omnipotente, hubiese creado este universo tan vasto y en él otras formas de vida y seres racionales que no necesariamente hubiesen entrado en contacto con nosotros y que tampoco hubiesen cometido el pecado original que cometió el ser humano como acontecimiento único en la creación? La caída del hombre y su redención no entrarían en contradicción con la voluntad divina de crear otras formas de vida en el universo y más bien le daría una justificación racional a su vastedad, a tan inconmensurable despliegue de energía apenas para crear al ser humano en un insignificante planeta que se pierde en la inmensidad del cosmos. De manera que, sin atribuir la existencia del fenómeno OVNI a seres extraterrestres y tampoco negar la encarnación de Cristo en la Tierra como un acontecimiento único e irrepetible en el universo, motivado por una decisión de exclusiva responsabilidad del ser humano, se podría admitir la posibilidad de la existencia de seres inteligentes en el universo. Lo anterior es solo una reflexión, no contradice lo que afirmas que puede ser válido, apenas extiende el fenómeno de la vida a todo el universo, donde podrían darse las condiciones para su desarrollo teniendo en cuenta que los elementos que la constituyen abundan en el cosmos.

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  2. Desde la perspectiva de la fe cristiana, el ser humano es la única criatura racional en el universo material dotada de alma inmortal y predestinada a la salvación. Esta afirmación se fundamenta en la Revelación, que presenta al hombre como creado a imagen y semejanza de Dios, protagonista del drama del pecado original y destinatario exclusivo de la redención obrada por Cristo mediante su encarnación, pasión, muerte y resurrección.

    La existencia de seres espirituales —ángeles y demonios— está claramente afirmada en la Escritura y la Tradición. Estos seres poseen inteligencia superior, voluntad libre y una naturaleza no corpórea, y habitan una dimensión espiritual distinta de la material. Las jerarquías celestiales mencionadas en la Biblia (tronos, dominaciones, potestades, etc.) revelan la riqueza y diversidad del universo espiritual, que trasciende nuestra experiencia física.

    La Revelación no menciona la existencia de otras criaturas racionales materiales, pero tampoco la afirma. En ese sentido, y en coherencia con la doctrina cristiana, se puede sostener que en el universo físico no existen otras civilizaciones inteligentes aparte del ser humano. Esta postura no contradice la ciencia actual, que hasta la fecha no ha encontrado evidencia empírica de vida inteligente extraterrestre.

    Por tanto, la vastedad del cosmos no exige la existencia de otras criaturas racionales materiales, sino que puede entenderse como expresión de la grandeza de Dios, cuyo poder creador no está limitado por nuestra comprensión. En cambio, en el universo espiritual sí existe una multiplicidad de seres inteligentes, cuya existencia está plenamente reconocida por la fe.

    Esta visión preserva la unicidad de la encarnación de Cristo y la centralidad del hombre en el plan salvífico, así como la postura de la ciencia, sin negar la posibilidad de que el universo espiritual contenga realidades que aún escapan a nuestra comprensión, pero que están ordenadas a la gloria de Dios.

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  3. KIKO ALVAREZ VITA
    El relato bíblico sobre el Génesis dice que Dios creó el mundo en seis días y al séptimo descansó, obviamente no se puede, a la luz de los descubrimientovs científicos, interpretar literalmente. En la época en que fue redactado el Génesis, la visión que se tenía entonces era la de que el ser humano, creado por Dios, habitaba en una gran extensión de tierra rodeada de agua, con una gran variedad de formas de vida y una cúpula que era el cielo, con puntos luminosos, el Sol, la Luna y planetas que giraban alrededor de la Tierra.

    Esa cosmovisión antropocéntrica era perfectamente natural, y el relato bíblico de la creación, de la caída del hombre por el pecado original y el sacrificio de Cristo para salvar la humanidad, corresponde a esa visión antropocéntrica. Pero con el descubrimiento del Big Bang hace 13,800 millones de años (y esa cifra podría aumentar), y la cantidad de centenares de miles de millones de galaxias, solo en el universo observable, con miles de millones de estrellas que en su mayoría conforman sistemas solares con planetas orbitando alrededor de ellas, con abundancia de elementos químicos para la formación de vida en el universo, la perspectiva cambia por completo.

    La encarnación de Cristo como salvador de la humanidad, no se contradice con la posibilidad de que Dios hubiese creado las condiciones para el desarrollo de vida inteligente en el universo. Incluso esos seres racionales, en virtud del libre albedrío que les otorga Dios, podrían cometer el pecado original, y Cristo encarnaría para la salvación de esos seres; sería una demostración de la grandeza del amor de Dios.

    Pero asumiendo que Cristo se hubiera encarnado una sola y única vez, en una fraccion infinitesimal de la historia y lugar del universo, lo que de por sí es difícil de aceptar pero asumamos que fuera así, con el mismo argumento teológico de la universalidad del sacrificio de Cristo para la humanidad de todas las épocas y lugares del mundo, podría extenderse a todo el universo.

    Finalmente, quise confirmar si efectivamente existen argumentos teológicos para negar la existencia de seres extraterrestres racionales en el universo, acudiendo al Chat GPT y a Google y obtuve la siguiente información:

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  4. La fe cristiana enseña que el ser humano ha sido creado a imagen y semejanza de Dios (cf. Génesis 1:26), lo que implica una dignidad única entre todas las criaturas materiales. Esta singularidad se manifiesta en su racionalidad, libertad, capacidad de amar y, sobre todo, en su alma inmortal, destinada a la comunión eterna con Dios.

    La historia de la salvación, tal como se revela en la Sagrada Escritura, gira en torno al drama del pecado original cometido por los primeros padres, y a la redención obrada por Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, mediante su encarnación, pasión, muerte y resurrección. Este acontecimiento central no solo tiene valor histórico, sino también universal y definitivo, pues Cristo es el único mediador entre Dios y los hombres (cf. 1 Timoteo 2:5).

    La existencia de seres espirituales —ángeles y demonios— está claramente afirmada en la Revelación. Estos seres, aunque racionales y libres, pertenecen a una dimensión espiritual distinta del universo físico. Su existencia no contradice la unicidad del ser humano en el cosmos material, sino que la complementa dentro del orden creado.

    En cuanto a la posibilidad de otras criaturas racionales materiales en el universo, la Revelación no ofrece afirmación ni negación explícita. Sin embargo, dado que toda la economía de la salvación está centrada en la humanidad terrestre, y que Cristo se ha encarnado una sola vez en la historia, en un lugar y tiempo concretos, se puede sostener —en coherencia con la doctrina cristiana— que el ser humano es la única criatura racional material en el universo.

    Esta postura no contradice la ciencia, que hasta ahora no ha encontrado evidencia empírica de vida inteligente extraterrestre. La inmensidad del cosmos, lejos de exigir la existencia de otras civilizaciones, puede entenderse como una expresión de la grandeza de Dios, que crea por amor y cuya obra excede nuestra comprensión.

    Por tanto, esta visión preserva:

    La unicidad de la encarnación de Cristo, que no se repite ni se multiplica en otros mundos.

    La centralidad del hombre en el plan salvífico.

    La coherencia con la ciencia, que no ha demostrado la existencia de vida inteligente fuera de la Tierra.

    La riqueza del universo espiritual, que sí contiene múltiples seres racionales no materiales, ordenados a la gloria de Dios.

    Esta interpretación, profundamente cristocéntrica y fiel a la Revelación, no niega la posibilidad de que existan realidades aún desconocidas en el universo espiritual, pero afirma con claridad la exclusividad del ser humano como criatura racional material predestinada a la salvación.

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