DIÁLOGOS CON EL MAESTRO (II)
Gustavo Flores
Quelopana
SOLILOQUIOS DEL MAESTRO
QUINTA EXTINCIÓN
No debemos descartar sino, al contrario,
considerar que el coronavirus, el sida, el ébola, la gripe aviar, y otros virus
mutantes nuevos, sean parte de una quinta extinción que está en marcha.
ESCRIBIR Y PENSAR
Cierta vez un escritor se encuentra con su amigo ágrafo y
se suscita el siguiente diálogo:
- ¿Para qué escribes tanto, si ni tú te lees, ni nadie
leerá tantas obras que escribes?
- Es que no escribo ni para que me lean ni para leerme.
- Entonces, ¿para qué escribes?
- Escribo porque me gusta pensar.
- Dichosos los que escriben no solamente porque leen,
sino porque piensan.
UN MAESTRO
- ¿De verdad, lo conoció? ¿Y cómo era?
- Tuve la fortuna que fuera mi maestro
en San Marcos una figura como el Maestro José Antonio Russo Delgado. Era arisco
como Heráclito el gruñón. Huraño como un asceta oriental. Y lacónico como un
espartano.
- ¿A qué edad lo conoció?
- Lo conocí cuando su testa estaba
completamente cana. Con su mirada torva, su concentración tantálica, su voz
esforzada, la agitación parlamentaria de sus manos, la severa delgadez de su
figura.
- ¿Cómo vestía?
- Siempre con su severo terno oscuro,
parecía un Carlos V retirado a la vida monástica.
- ¿Le gustaba tener discípulos?
- No. Era enemigo de rodearse de colegas
y de alumnos. Todo ello proyectaba un halo de misterio, respeto y admiración.
Hombre justo, de palabras precisas, y de ideas grandes.
- ¿Era un gran escritor?
- Era proclive a escribir obras densas y
voluminosas. No era un maestro de la pluma, pero sí un consumado erudito.
Tampoco era un autor prolífico, pero lo que escribía lo hacía con su sangre, a
lo Nietzsche.
- ¿Todas sus obras se publicaron en vida?
- No. Y todavía San Marcos le debe una
edición respetable de sus obras dedicadas al pensamiento griego.
- Si quisiéramos evaluarlo ¿Qué opinión
prevalecería?
- Fue el mayor helenista americano, de
la talla de un Wilamowitz, Nestlé, Jaeger. Como siempre ignorado en su propia
patria.
- ¿Se dice que jamás le interrumpieron
una clase los del Centro Federado?
- Cierto. Era tan grande su prestigio
que jamás la acémila tropa del Centro Federado pateó la puerta de su aula para
vomitar sus necias arengas.
- ¿Y cuál fue su legado a Usted?
- Me legó el amor por las ideas, y la
pasión por la verdad. Brindo por su memoria. Maestro Russo, sigua Usted
paseando en el Parnaso de la Filosofía, en el diálogo mayéutico que tanto
disfrutó
POP Y RAP
Es muy particular constatar que cuando
una civilización se derrumba, el cuerpo se contorsiona sin esfuerzo. En el
centro del imperialismo mundial el pop es el género musical más escuchado y en
los países de habla hispana lo es el rap. En esta estadística no hay que perder
de vista que se trata de oyentes urbanos y no campesinos. O sea, se trata del
sector poblacional moderno y de mayor crecimiento en el mundo. ¿Qué hay detrás
de estas preferencias? Lo que hay es un ser humano enlodado por la alienación,
el vicio y el crimen, y un cerebro vaciado de educación y cultura. Y así, menos
cuenta se da de sus verdaderos explotadores. Tanto el pop como el rap son el
colofón de la monstruosidad acabada. Al contrario del baile popular campesino,
cuyo contenido expresa la alegría tras un día honesto de trabajo, los géneros
musicales del solaz burgués han degenerado en expresión mórbida de la sedicente
satisfacción tras un día de negocios mafiosos y consumo de drogas. Su intención
es positiva: disolver la relación amo-esclavo, pero sus medios son negativos:
la violencia, el sexo, el vicio y el crimen. Cuando todo se desmorona se impone
el camino hacia lo extraño. Y a su compás la desorientada juventud burguesa
comenzó a embrutecerse. El pop y el rap pertenecen a lo dionisíaco; de manera
que de alguna forma sin Nietzsche no se hubiera llegado a esta clase de géneros
musicales: empequeñecedores, desnaturalizados, baile de asesinos, de
prostitutas, adictos y delincuentes. Aquí no se trata de la danza mágica y sus
convulsiones demoníacas, ni la danza cúltica y sus mujeres bacánticas, sino de
la danza degenerada donde las ménades y ninfas han desaparecido, tras el
estremecedor jadeo dionisíaco secularista e inmanentista. Aquí no se trata de
negar únicamente lo orgiástico, como en las danzas ancestrales, sino de implantar
una pantomima no ctónica ni cósmica, antes bien antropomórfica, pero en su
configuración decadente. La exaltación de la riqueza, el poder y el placer son
la insignia no de un corro de ángeles, sino de demonios.
UTOPÍA AMOROSA DEL MATRIMONIO
No ha habido ninguna utopía amorosa que haya
dado más importancia al matrimonio que el cristianismo. El matrimonio como Corpus
Christi y sacramento convierte el matrimonio en comunidad reproducido por el
hombre y la mujer. La alianza de Cristo con su comunidad es la imagen y modelo
del matrimonio. El misterio del matrimonio es grande porque es el órgano de
reproducción de la criatura racional. El profundo sentido de lo colectivo se
refleja en el matrimonio como fe, amor y esperanza.
HISTORIA Y LOCURA
En la antropológica y secularizada en la Edad Moderna la
paranoia o los delirios de la personalidad narcisista, es la que hace la
historia. En cambio, en la teológica y trascendente Edad Media la epilepsia
vista como ataque de espíritus malignos, es el factum de la historia. Mientras
que en la esclavista y sacerdotal Edad Antigua es la psicosis con sus
alucinaciones y cambios afectivos y de percepción, la que condicionan la
historia. La Historia es una estructura compleja que pone siempre en primer plano
una determinada forma de enfermedad mental en el derrotero histórico. Lo
curioso es que lo pone no tanto como enfermedad, sino como contagio social que
arrastra con convicción a las masas.
AUGE POSMODERNO DE LA SERIES
Las series no cambian nuestras vidas,
ofrecen una vida ficticia de escapismo, nos mantienen vacíos, es la pura extraversión
a costa de la introversión, es el alto consumo de sensaciones momentáneas que son
incapaces de fomentar valores e ideales. Las series son la expresión del hombre
narcisista, indiferente, sin esfuerzo y sumido en el consumismo disolvente.
PARAFRASEO
Cierta vez le preguntan a Sócrates qué
es la paz y qué es la guerra, y responde: La paz es el tiempo en que los hijos
entierran a sus padres y la guerra es el tiempo en que lo padres entierran a sus
hijos. De modo similar nos preguntamos qué es la pandemia, y respondemos: es el
tiempo en que ni padres ni hijos saben si se van a enterrar unos a otros.
CAMPEA TERRENALIDAD
Si la modernidad fue el proyecto de
librarse de Dios, la postmodernidad fue el proyecto de librarse de la Razón y
la Verdad. Ambos reflejan la crisis y la tragedia de la razón burguesa, pues la
razón proletaria del marxismo -única filosofía que rescató el método dialéctico
hegeliano, pero que en la práctica lo congeló- sucumbió antes, víctima de su
propio totalitarismo político. Pero todos son expresión de un sujeto encerrado
en su propia inmanencia y que vive lo trascendente sin trascendencia.
POSMODERNIDAD DEL DESEO
La postmodernidad se vincula a una teoría
del deseo que carece de una noción de justicia. Se trata de defender la
autonomía del deseo y admitir lo trascendente de la voluntad sin trascendencia.
O sea, se quedaba en el horizonte de la pura inmanencia de la voluntad
individual deseante. Ese imperio del deseo en el proyecto posmoderno refleja el
dionisíaco y luciferino afeminamiento, amaneramiento, desvirilización y
travestismo de la sociedad burguesa en su declive.
ASB
Un 6 de febrero de 1974 fallecía el
filósofo Augusto Salazar Bondy. Efectivamente, al momento de morir ASB era un
socialista humanista, partidario de una filosofía de la liberación adecuada
para el Tercer Mundo y que se diferenciara de los centros de poder mundial. Su
centrismo político -ni capitalismo ni comunismo- cayó en el olvido tras el
fracaso de la revolución velasquista. Hasta ahora se discute si en su última obra
"Bartolomé o de la dominación" se refleja alguna forma de desencanto
por la vía reformista y si preconiza alguna de forma de violencia
revolucionaria a lo guevarista.
}LA RAZÓN MODERNA
El propósito de Heidegger es
convencernos de que el nihilismo estaba encerrado en la misma entraña
calculadora y dominadora de la propia Razón. Aparentemente tendría razón si
vemos que los exterminios humanos a escala industrial se dieron tanto en campos
de concentración nazis como estalinistas y maoístas, como en Hiroshima y
Nagasaki. Pero esto no es más que la superficie. Pues todo esto ha ocurrido
bajo el predominio de la razón del sujeto moderno. El problema no reside en la
razón sino en la modernidad. Ha sido la modernidad con el sujeto autónomo el
que abrió un abismo dionisíaco y luciferino en la entraña de la razón al divorciarla
de lo trascendente y encerrarla en lo inmanente.
FILOSOFÍA DEL MYTHO
Y FILOSOFÍA DEL LOGOS
Dice la enseñanza
tradicional de la filosofía que su origen es el paso del mito al logos. Lo cual
es un profundo error. El paso del mito al logos es apenas el surgimiento de
otra forma de filosofía, pero no el origen del filosofar mismo. El mito como
explicación de la creación encierra profundas explicaciones filosóficas de
origen divino. Hay filosofía en el mito y lo hay en gran estilo. La diferencia
estriba en que la filosofía mítica no se guía por el principio de no
contradicción sino por el de la armonía de los contrarios. Mientras que en la
filosofía del logos sucede a la inversa. Incluso se puede hablar del logos
metafórico y analógico en la filosofía mítica. Y de la misma forma del Mytho
identitario y no contradictorio de la filosofía del logos. Pero esta diferencia
entre filosofía logocrática y filosofía mitocrática nos conduce hacia el
sentido multívoco y polimórfico del filosofar, porque en el fondo se trata de
la situación existencial de la condición humana. Lo cual lleva a pensar en una
filosofía mitomórfica en el paleolítico superior y una filosofía numinocrática
en el paleolítico inferior. Ese sería el cuadro completo de una Teoría general
de la filosofía.
RAZON BURGUESA MODERNA
Algo está muriendo y ese algo no es la
Razón, sino la Razón burguesa del sujeto moderno. Si los modernistas con la teoría
del consenso representan a la pequeña y mediana burguesía occidental que busca
proscribir la revolución social, los posmodernos con la teoría del deseo representan
a la gran burguesía que busca lo mismo, pero introyectándola al interior del
voluntarioso sujeto deseante. El último agnosticismo de una sociedad carente de
toda voluntad de verdad es el nihilismo, propio de la decadente y degenerada
burguesía mundial. Su danza dionisíaca y orgiástica se encubre bajo el
sedicente lema de pensar libremente sin dioses ni dogmas.
DEMOCRACIA JUSTA CON LIBERTAD E IGUALDAD
El problema actual del Perú no es si gana
Castillo o Keiko, sino cómo hacer posible una democracia justa con libertad e
igualdad. El desafío de la democracia es conciliar el derecho a la igualdad con
el derecho a la libertad. La justicia debe ser una virtud de las instituciones
que debe asegurar la libertad individual, repartir con equidad las
oportunidades y redistribuir la riqueza. Para ello debe tener una adecuada
teoría del poder para poder sobreponerse a los poderosos grupos económicos de
influencia que existen al interior de toda democracia. Para el ultraliberalismo
el derecho a la propiedad está por encima del derecho a la igualdad y la
ultraizquierda el derecho a la igualdad está por encima al derecho de la propiedad.
Aquí sería bueno recordar que fue el propio John Rawls, teórico de la justicia
liberal, quien negó que exista un derecho natural a la propiedad privada. No
hay duda de que a la democracia le sigue haciendo falta una teoría moral y
política de la justicia y una adecuada teoría del poder.
XENOFILIA
Xenofilia o amor a lo
extranjero es la grave enfermedad que padece la peruanidad hasta hoy. Se trata
de un complejo cultural que inferioriza nuestro propio ser histórico. Por ello
es no sólo un problema social, cultural y ético, sino también metafísico.
Víctor Andrés Belaunde prefería llamarlo "Anatopismo". Esta aversión a lo nuestro es en el fondo el
rechazo al Perú profundo, o sea al indio, al cholo. No hay duda de que hay un
fuerte contenido racial. En este sentido, poco importa que el extranjero venga
pobre, con tal que tenga ojos azules o verdes y pelo rubio o castaño. Por lo
demás, muchos conocidos apellidos extranjeros vinieron aquí pobres e hicieron
fortuna. El peruano tiende a ayudar más al extranjero que al compatriota. Esa
también fue una de las causas de la destrucción del imperio de los incas. En
suma, el problema del Perú no es la convivencia y armonía con las sociedades multiculturales
extranjeras, sino con las propias.
INMORAL MURO DEL FRACASO DEMOCRÁTICO
Cuando una sociedad respeta las preferencias personales
en vez de a las personas, entonces resulta vulnerando el principio central de
la sociedad democrática: la Igualdad. Ese muro de diez kilómetros de las Casuarinas
en la ciudad de Lima es el símbolo del fracaso de una democracia que no respeta
a los demás como verdaderamente iguales. Este Muro hace fracasar en el Perú la
construcción de una sociedad justa. Pero en realidad, es la Democracia la que
carece de una teoría moral de la justicia. La verdadera política es la creación
de sociedades justas. Se es justo no porque se es bueno, sino porque se
reconoce que lo justo está por encima e lo bueno. Por eso la justicia no debe
depender de la moral, de la caridad ni del azar, sino del ideal político de
edificar una sociedad justa.
ILUSTRACIÓN VS ROMANTICISMO
Para los fujimoristas, Castillo representa
un retorno al "comunismo velasquista". Para los castillistas, Keiko
representa la justificación de la desigualdad capitalista. Aparentemente se trata
de la oposición entre Ilustración y Romanticismo. Los ilustrados que creen en
el progreso y la ciencia para comprender la realidad; y los románticos que
fetichizan lo antiguo, lo viejos valores y el retorno al pasado. Los primeros
tienden al capitalismo liberal, los segundos a los regímenes autoritarios
(comunismo, fascismo).
No obstante, hay un detalle que no ha sido
tomado en cuenta en ese esquema simplificador. Y es que la nueva izquierda es republicanista,
no colisiona con los valores democráticos, el imperio de la ley, la democracia,
los derechos humanos y el pluripartidismo. No está claro que Castillo represente
esa nueva izquierda, pero es el nuevo progresismo de izquierda que se va imponiendo
en la subregión y en el mundo. Y esto ocurre al compás de la decadencia del
imperio estadounidense, el surgimiento del mundo multipolar y la descomposición
acelerada del neoliberalismo.
De manera que la disputa entre Ilustración
y Romanticismo sería a la inversa: romántico es hoy aferrarse al neoliberalismo
fracasado (Keiko) e ilustrado es asumir el progresismo de la nueva izquierda
republicanista (¿Castillo?).
DEMOCRACIA EN CAMA
UCI
La democracia peruana
luce gangrenada. Unos por exceso de honestidad se abstienen de la política.
Otros piensan que la misma honestidad los lleva a la política. Por otro lado,
en cualquier forma de gobierno hay corrupción. La situación se agrava si
advertimos que vivimos actualmente bajo el signo del anetismo, la indiferencia
y el relativismo. O sea, todas las formas de gobierno están sufriendo en el
presente un deterioro alarmante. Ello señala que en el fondo se trata de un
problema cultural. Lo que vivimos actualmente es la tragedia y la patología de
la cultura, su despersonalización y prostitución. Su alienación y
avasallamiento por la cultura objetiva de las cosas. Lo cual desata un momento
muy penoso de declive de la civilización instrumental misma. La única luz que
se atalaya en el horizonte está aún lejana, pero nos habla de una salida
consistente en cuatro cosas: lograr una nueva imagen del mundo, restablecer la
relación con Dios, respetar la esencia de las cosas y volver hegemónica la
actitud contemplativa.
UNIR LO POLÍTICO CON LO SOCIAL
Así como ayer el Perú fue el más férreo bastión
hispánico, hoy somos el más fidelista baluarte neoliberal. Y el descolorido
Grupo de Lima lo testimonia. En el Perú la Independencia no fue un producto endógeno
sino exógeno. Carecimos de caudillos militares de la talla de San Martín y
Bolívar. Una vez que las sublevaciones indígenas fueron vencidas con una
represión bárbara, recién levantó cabeza el movimiento reformista criollo. Si
la sofocada revolución indígena representaba el rechazo total del sistema, la criolla
se limitaba a lo político sin profundizar en lo social. Desde entonces quedó en
el olvido el Perú profundo. Nunca quisimos entender que no son las leyes sino
los hombres los que cambian a los hombres. Encima se tuvo la desgracia de que
el ideal bolivariano de la integración latinoamericana fracasó. Y con ello se
profundizó nuestro aislamiento y desarticulación. Y lo que se ve en cada
proceso electoral son caudillos sin ideología. Estos no entienden que lo que
nos faltó desde hogaño fue enlazar la revolución política con la revolución
social. Nos hace falta una segunda Independencia, un nuevo Libertador, que
desde el Istmo hasta la Patagonia resucite el ideal libertario uniendo lo
político con lo social. Sólo así se podrá atajar el huracán chovinista, la
anarquía entreguista y la prepotencia neocolonialista.
DEMOCRACIA EN LA ENCRUCIJADA
Tras cinco presidentes implicados en
corrupción y la actual polarización electoral, la democracia peruana está en
una encrucijada. La historia es hecha por acciones humanas, pero es una segunda
naturaleza que no es gobernada por los hombres. La historia sigue su propio
curso. Y lo que se avizora es preocupante. Si quien salga elegido no desarrolla
una democracia justa, basada en la igualdad y la libertad, entonces lo que
adviene es la solución autoritaria. Nadie lo desea, pero la historia no
responde a los deseos particulares ni colectivos. La historia avanza por sí
misma.
LA MALDICIÓN INTELECTUAL
FRANCESA
Artaud exaltando la
degeneración y la crueldad, Bataille reivindicando la negatividad sin uso y la
efusión erótica transgresora, Blanchot buscando la des-subjetivación por medio
de la escritura del desastre, Lévi-Strauss sustituyendo la unidad humana por
las cartografías humanas, Saussure afirmando que la lengua no es cosa del
hombre sino el hombre es cosa de la lengua, Lacan que disuelve la conciencia
humana en códigos inconscientes, Derrida con la sacralización del texto sin
contacto con la realidad exterior, Foucault con su proclamación de la muerte
del hombre por la soberanía del lenguaje, Deleuze y Guattari que bregan en el
universo de la contracultura, Baudrillard con la sustitución de lo real por el
virtual simulacro, Barthes que hace desaparecer el ser confiriendo sustancia
real solamente al estilo, todos ellos con su inflación retórica forman parte de
la relativización, trivialización y debilitación de la filosofía, hasta que
ésta sucumba en mera narrativa en las fementidas manos de Lyotard. Aquí no se trata
de hablar contra el orgullo filosófico francés, sino de señalar su nefasto papel
en la formación de la mefítica cultura posmoderna.
EL IMPERIO DE LA ESTUPIDEZ
Tik tok es la exhibición sin tapujos de la estupidez
humana elevada al cuadrado. Los videos cortos personalizados en la red se
albergan en la plataforma llamada Tik Tok. Ese afán de exhibirse -ya sea en la
imposibilidad de dormir, haciendo un nuevo baile, teatralizando un chiste o una
broma, o mostrando cualquier sinsentido- es una actividad fácil que no requiere
ningún largo estudio. En el fondo se trata de dominar el mundo e imponer su
voluntad de verdad. Es un fenómeno egotista que es parte de la era de la
posverdad, donde cada uno hace lo que quiere sin importarle el mundo exterior.
Es la búsqueda de reconocimiento en el internet, efectuando conjeturas sin
refutaciones. Indiferente a cualquier valor cognitivo se atiene al mito de que
todas las verdades son iguales y que hay muchísimas verdades. Es el relativismo
enloquecido que refleja una civilización en su ocaso.
LA TRAMPA DE LA ALETHEIA
La trampa conservadora y antirrevolucionaria de la Aleteia
heideggeriana se traduce en dos conceptos: 1. la verdad es un don auroral ya perdido,
y 2. la verdad filosófica tiene carácter fundacional mientras que la ciencia es
una praxis rutinaria. Por la primera, los modernos han perdido esta verdad griega,
pero se la puede buscar delante de nosotros como posibilidad histórica. Por la
segunda, la verdad es una institución política que exige ser analizada con la teoría
decisionista del fascista Carl Schmitt. En una palabra, Heidegger presenta su
teoría de la verdad en consonancia con las formas totalitarias enemigas de la
democracia.
CRISIS POLÍTICA Y CIVILIZATORIA
¡Oh tempore, oh mores! - ¡Oh tiempo, oh costumbres! -, se
lamentaba Séneca en plena decadencia del imperio romano. Lo mismo podemos
afirmar nosotros para el nuestro. La crisis política en el Perú es tan profunda
que si el voto fuese voluntario ganaría el voto en blanco junto al viciado.
Como galeones españoles los expresidentes se han llevado a saco abierto las
riquezas del país. Tampoco fue distinto el comportamiento de las transnacionales
exoneradas de impuestos en el país. De toda esta mojiganga el Imperio estuvo
enterado, pero mantuvo silencio al beneficiarse venalmente. Conservadores y
radicales lucen la misma verborrea engañosa. Y el pueblo, lleno de escepticismo,
se ve compelido a elegir entrando en el juego perverso del engaño total. El
problema es la decadencia de una civilización que terminó consagrando el
beneficio económico sobre los principios morales. A la rebelión de las masas le
vino a suceder la deserción de las élites. Y es que la política no tiene futuro
en medio de la anarquía moral.
COCAÍNA, ADICCIÓN Y FRUSTRACIÓN CAPITALISTA
EE. UU. es el mayor país consumidor de
droga en el mundo. Se habla de narcoeconomía, los cultivos, de los países
productores, del narcoterrorismo, del narcoestado, del narco poder, pero no se
habla del factor subjetivo que está detrás de todo el fenómeno. La cocaína
aumenta estrepitosamente los niveles de dopamina en el cerebro, produciendo una
enorme sensación de felicidad, que la vuelve aditiva y destructiva. Esa
desesperada búsqueda de felicidad que conduce a las personas de las principales
economías del mundo a consumir cocaína refleja el alto nivel de frustración,
desorientación y materialismo que quiebra el sentido de la vida. El capitalismo
más desarrollado genera infelicidad, porque la riqueza no vuelve feliz al ser
humano.
HIPERIMPERIALISMO DIGITAL
No seamos ingenuos, el contrato social
cambió. El neoliberalismo al que se opondrían los valores de igualdad o
solidaridad ha quedado superado. Hoy vivimos el capitalismo digital, que dejó
atrás su forma mercantil e industrial, y configura el mundo sin que los
gobiernos sean capaces de imponer regulación alguna. El poder hiperimperialista
de los monopolios digitales cambió el terreno democrático, se autolegitiman,
imponen una economía contributiva, sin compensación financiera, y señalan el
fin de la democracia. Las GAFAM (Google, Amazon, Apple, Microsoft, Facebook)
gobiernan y son los nuevos amos del mundo.
DIÁLOGOS EN EL OLIMPO
Foucault: El filósofo es también una especie de sopa originaria
de gestos, órganos y deseos, convenientemente disciplinada, vigilada y
castigada, para moverse en su propia reflexión. En este sentido, usted se sume
en una especie de revelación platónica que en realidad responde a la microfísica
del ejercicio del poder.
Yo: La arqueología del saber lleva a la conclusión que
saber y poder son una estructura de dominación sobre el hombre. Pero una
postura metafísica en un mundo antimetafísico como el de hoy, ¿sirve a la dominación
del hombre? Lo dudo. Lo que sucede es que la arqueología del saber al
desembocar en una arqueología del poder y ésta en una biopolítica, lo que en realidad
hace es mantenerse en una ontología histórica que no supera los límites del
inmanentismo moderno y que ahonda el relativismo cultural. Por ello, es su
postura antimetafísica la que se engarza ejemplarmente a la microfísica del
poder actual.
Rorty: Considero que el presente libro y todo su
pensamiento está demasiado hipotecado a los sueños por la verdad eterna de la
filosofía. En su caso sigue preso de una superstición, a saber, que la
filosofía tiene que ver con la verdad, en vez de ver la filosofía como una
simple forma de comunicación lo más libre posible. La filosofía es una simple forma
de conversación y no es un espejo de la naturaleza. Incluso la filosofía
analítica es una persistencia en esa superstición. Por eso he propuesto remplazar
la objetividad por la solidaridad y la ironía. Pero Usted cree que la filosofía
es una visión privilegiada de una época, cuando simplemente es una perspectiva
desde la que se observan algunos episodios. Se encuentra atrapado en la telaraña
de la filosofía sistemática de las grandes verdades eternas y muy lejos de la
filosofía edificante que no pretende haber descubierto alguna verdad. La
filosofía debe ponerse al mismo nivel que otros discursos. El Maestro aún cree
que la filosofía tiene que ver con la luz de la razón, cuando ésta no es más
que una forma de persuasión y de narración. Ni la razón ni la religión son la
solución. La idea de la Confianza y la Tolerancia, en lugar de Dios y la Verdad,
constituye el quid del segundo grado de secularización. Ese es el fuego pálido
que ilumina la sociedad postsecular.
Yo: Cuando el neopragmatismo suyo afirma que lo
importante ahora, en esta segunda Ilustración, es decir adiós a la Razón y a
todos los sustitutos de autoridad que exima al hombre por responder por su
prójimo, no puede escapar en convertirse en la nueva autoridad. El abandono de
la racionalidad para poner en su lugar a la tolerancia es caer prisionero en el
pathos escéptico y en el ethos nihilista, que disuelven la modernidad mortecina
del presente. La verdad es objetividad y no solidaridad, pero la objetividad es
aproximación asintótica a la realidad. Sustituir la objetividad por la
solidaridad es caer en el subjetivismo que convierte al hombre en la medida de
todas las cosas. Es caer en la escéptica filosofía edificante, la cual confunde
la temporal vigencia de las ideas con la perennidad de la verdad metafísica. En
realidad, lo que usted llama filosofía edificante es mera filosofía retórica,
propia de una época sin substancia. Además, ello despoja a la filosofía de todo
aquello que le confiere de verdadero valor. La verdad depende de las decisiones
humanas en su forma, pero no en su contenido. El contenido de la verdad es metafísico
y ontológico. Y por ello no puede depender de las esperanzas ni de los miedos
humanos. Precisamente por ello la filosofía no puede ser mera conversación o
narrativa literaria, porque tiene que ver con la búsqueda de la verdad. La filosofía
no es privilegiar un tipo de discurso epistémico, ni búsqueda hermenéutica del
interés común, ni mera conversación. Además, decir que la filosofía no es
representacional sino mera herramienta, induce a un historicismo que no puede
eludir pensar que ha descubierto le verdadera esencia humana. En otras palabras,
filosofía no es epistemología, ni hermenéutica, ni persistencia de la superstición
por la verdad, sino metafísica. Llamar “nuevo grado de secularización” a decir
adiós a la verdad, es la nueva ilusión sin futuro de una clase burguesa
decadente que ha quedado realmente sin futuro. Es por todo ello que su neopragmatismo
no sucumbe en el inmanentismo antimetafísico moderno, sino que lo celebra en el
ardor dionisíaco postsecularizado.
Habermas: Discrepo de la manera metafísica en que usted
concibe la filosofía. La filosofía debe dejar atrás muchos de sus sueños por la
verdad eterna. La filosofía no es correspondencia con la realidad, sino reflexión
lingüística que pone en contacto a los individuos. Y en ello está de acuerdo
Karl-Otto Apel. Filosofía es básicamente razón comunicativa. En este sentido
razonar es una facultad intrínsecamente lingüística. Por ello, buscar la verdad
no tiene que ver con lo trascendente, sino tiene que ver con algo más inmanente:
comunicarse lo más democrática y libremente posible. Pero, a su vez, reconozco su
sensibilidad ante los problemas de la religión. No en vano la religión tiene un
papel muy importante en las sociedades seculares y laicistas.
Yo: La razón es una potencia creadora muy poderosa pero
no veo la necesidad que tenga que desembocar en una razón comunicativa secularizada
y totalmente inmanente. La propia razón tiene sus límites y su fiabilidad no es
absoluta. El conocimiento siempre es poder y aunque pueda ser considerado un
poder neutral, puede siempre llevar a teorías de consecuencias peligrosas. Ya
en los sesenta Kuhn evidenció que el método científico no es el paso del error
a la verdad. Y en los setenta Feyerabend subrayó que la ciencia no es el paradigma
único de racionalidad. Sin duda que somos seres que resolvemos problemas, pero
de modo limitado. Y justamente por ello, los nuevos problemas que engendran
nuestras soluciones resultan ser más grandes. Y ello es parte de la dialéctica
de ser seres que buscamos la verdad. Pero la verdad no sólo es un asunto de la
razón, sino también que tiene que ver con la fe. En este sentido, no sólo es
una necedad, sino que resulta muy dañino para el hombre seguir negando lo
trascendente y lo divino. Y por ello el hombre cuenta con la realidad de la fe.
La razón se deteriora a sí misma cuando desconoce las realidades que la sobrepasan.
Y, más bien, gana mucho cuando reconoce las verdades suprarracionales.
Derrida: Mi acción de interpretación es mucho más radical
y ambiciosa que una mera crítica de los sistemas tradicionales. Mi deconstrucción
es una estrategia que revela aporías y contradicciones ahí donde todo parece
coherente y estable. En este sentido, Usted en vez de alejarse de las
pretensiones de verdad de la filosofía, se mantiene adherido a ella.
Yo: Al contrario. Considero que la sacralización del
texto que efectúa la deconstrucción, sin contacto con la realidad exterior,
forma parte de esa terrible evaporación de lo real y de la verdad objetiva en
la diferencia, lo indecible o lo relativo. Su denuncia del logocentrismo es tan
limitado que lo concibe como el imperio de la metafísica sobre la escritura. Con
ello se hace que el sentido no pertenezca a la cosa sino al signo. El sentido
es un simple juego de la escritura. El resultado patético es que la verdad
queda convertida en un juego de la escritura. Pero en realidad, la esencia del
lenguaje no sólo es lo lógico gramatical porque también tiene una dimensión
metafísica y ontológica. A mi modo de ver, la deconstrucción que convierte la
verdad en un juego de la escritura es el epítome de la crisis del racionalismo
moderno. La cual termina negando el Ser que funda todo ser y expresando la
decadencia de la razón burguesa en su etapa final.
Vattimo: Como de lo que se trata es de secularizar a la
filosofía, entonces hay que insistir en el pensamiento débil, dando prioridad a
la idea de la interpretación sobre la idea de la verdad. Hay que decir adiós a
la Verdad y a la religión. Nada de esto hay en la propuesta suya, el cual está anclado
en la ontología fundante.
Yo: Muy cierto. Existe una gran diferencia entre la gente
como Vattimo y la gente como yo. Es la diferencia entre la idea de que la humanidad
puede cuidar mejor de sí misma sin la idea de Verdad y la idea que para ello la
humanidad tiene necesidad de la Verdad. Encuentro que en su pensamiento hay una
confusión entre la Voluntad de Verdad y la Verdad. Para salir de la anestesia
hedonista y nihilista del posmodernismo es mejor decir adiós a la
interpretación para poder así dejar libre a la Verdad. Y para ello hay que ir a
la raíz hermenéutica de su pensamiento que es de índole nietzscheano. Para
Nietzsche no hay hechos sino interpretaciones, lo cual es un tremendo error que
inflaciona la cuestión interpretativa y arrincona el pensar hacia el subjetivismo
solipsista. Y su propio pensar es víctima de este yerro del idealismo subjetivo
moderno.
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