COMENTARIO
SOBRE EL LIBRO “LA OTRA MODERNIDAD ANDINA” Ana de Lacalle (Barcelona/España).
El texto
sobre LA OTRA MODERNIDAD ANDINA me resulta, por ignorancia, en primer lugar,
ilustrativo de un escueto recorrido histórico-cultural de Perú. Entiendo que lo
nuclear, que sustenta Gustavo Flores Quelopana, es que la modernidad occidental
cuyo proceso de subjetivación deriva en el nihilismo, y a partir de ahí, o
simultáneamente, se convierte en un terreno muy fértil para que prospere el
neocapitalismo, no es posible en la tradición andina.
Y esto,
porque en una de las modernidades andinas -menciona tres proyectos
diferenciados-, según sus palabras: “la imagen ontológico-metafísica del
mundo es lo que se contrapone radicalmente al subjetivismo cartesiano moderno.
El origen de tal imagen andina del mundo es la propia presencia de Dios en la
geografía cordillerana asistida por la revelación. Entender esta imagen
teocéntrica del mundo ha sido profundizar en la manifestación del Ser o Dios.”
Tras esta
identificación del Ser con Dios, asume que la tradición que sustenta los
valores de la familia no puede derivar en el occidente liberal que “se ha
convertido en una aberración moral. A todo ello sus enemigos le llaman
subjetividad semifeudal y precapitalista, sin darse cuenta de que en la
defensa de la tradición subyace la fuerza espiritual para superar las lacras
infecciosas de la nihilista modernidad deshumanizada e irracional del
imperialismo imperante.”
Aquí, el
enjuiciamiento de lo que el autor denomina “aberraciones morales” hay que
enmarcarlo, como cualquier análisis al que nos enfrentemos, en esas creencias
arraigadas de la modernidad andina que Gustavo Flores sustenta.
En este
sentido, considero necesario explicitar que cualquier calificación de orden
moral que pueda hacerse no es un en sí absoluto. Lo que en unas culturas puede
parecer aberrante, en otras no.
Mi pregunta aquí es ¿quién posee el CRITERIO DE VERDAD para dilucidar cuál es verdadera?
Siendo para mí respetable, aunque situando en el centro a la persona al margen
de sus supuestas “aberraciones” como haría el Dios que es Ser en la cultura
andina -y que vino a mostrar Jesús con sus acciones,- objeto que la peor
aberración moral de Occidente no es la liquidación de la familia, sino todo lo
que movidos por el lucro y el poder de unos pocos -las oligarquías que menciona
el autor- comporta en forma de guerras, masacres, pobreza deshumanizante hasta
el extremo, y una clara posición de que unas vidas -unas pocas- valen muchos
más que la mayoría de vidas humanas. Esa es, a mi juicio la mayor aberración
moral.
Evidentemente,
el texto sugiere muchos más aspectos, y recomiendo la lectura directa, porque
cualquier interpretación -como la mía- puede ser errada o no haber captado lo
principal. Así que lo más conveniente es siempre la lectura directa y propia.
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