CARTA A LOS INTERNAUTAS
Mi querido estudiante:
Después de diez años de escolaridad y cinco años de universidad usando intensivamente el Internet, ¿Te has dado cuenta que tu cerebro ya no puede leer un libro? ¿Tu caligrafía y ortografía han empeorado terriblemente? ¿Te percibes menos inteligente y más estúpido? ¿Te cuesta trabajo concentrarte? ¿Has percibido que tu cerebro no se acuerda de los libros citados al extraerlos de internet? ¿Reparaste que apenas retienes tu propio número telefónico de tanto usar el teléfono inteligente? ¿Te has dado cuenta que tu memoria a largo y corto plazo se atrofió?
Bueno no te alarmes. Simplemente te has vuelto más estúpido y tonto porque las máquinas se volvieron más inteligentes. Tu creatividad, invención e inteligencia se atrofia, adormece y anestesia conforme te vuelves en un usuario asiduo del Internet. Esa es la idea básica que expone Nicolás Carr en su libro. El ordenador altera el sistema nervioso central, altera los hábitos mentales, debilita la memoria, disipa la concentración y empobrece el vocabulario. El cerebro no es inmutable, tiene neuroplasticidad y la tecnología influye sobre él. El Internet al sobrecargar al cerebro de información destruye la atención. Con el Internet la humanidad marcha de la ilustración a la evasión. Sencillamente la Red no nos vuelve más inteligentes, sino más idiotas. Forma descerebrados consumidores. Hemos retrocedido a cazadores recolectores de datos electrónicos inconexos. No nos hemos vuelto más inteligentes, sino más torpes. La Web genera olvido y es amenaza para la cultura. La erudición y la ciencia se reducen.
Pero ahora que ya pasó el ingenuo entusiasmo por el Internet y vemos sus nefastas consecuencias sobre el cerebro, te recomiendo querido estudiante que disciplines el uso del internet a sólo una hora diaria. Además, vuélvete más cercano a la naturaleza. Así devolverás la tranquilidad a tu cerebro, mejorarás tu atención, crecerá tu memoria, y recuperarás la concentración. Sólo el estado contemplativo fortalece la capacidad para controlar la propia mente.
Me despido, deseándote suerte en tu lucha contra el nuevo Moloc y asesino del pensamiento en nuestro tiempo: el Internet. Que políticos, educadores, intelectuales, ministros de educación y cultura reaccionen ante la amenaza del Internet, que tritura el pensar creativo.
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