DEL RELATIVISMO AL CREDO DEL ANTICRISTO
De la dictadura del relativismo presente en todo el siglo veinte, estamos pasando al credo del anticristo, que seriamente avanza a paso firme en el siglo veintiuno. El credo del anticristo tiene sus dogmas: aborto, eutanasia, eugenesia, ingeniería genética, transhumanismo, ideología LGTB, matrimonio homosexual, libre consumo de drogas, disolución de la familia tradicional, criminalización de la masculinidad.
Sin lugar a dudas, son los Estados Unidos de Norteamérica el que impulsa en el mundo la implantación del reino perverso del Anticristo. Ha preferido someter a su juventud a la drogadicción, al crimen, a la posesión masiva de armas, para verla alejada de la política y así su sistema imperialista verse con las manos libres para hacer y deshacer dentro y fuera de su propio país. Por eso, esa otrora gran nación no tiene hoy en día salvación, está perdida, no habrá revolución, más bien implosionará y colapsará víctima de sus propias taras.
Toda esta inversión de los valores tuvo sus precedentes en el laicismo masónico del siglo diecinueve, el cientismo del siglo dieciocho, empirismo del siglo del siglo diecisiete y el racionalismo del siglo dieciséis. Ese ha sido el derrotero de la filosofía luciferina en la modernidad de la racionalidad capitalista. La misma que nos pone actualmente al borde de un apocalíptico y demencial conflicto termonuclear.
La humanidad luce desquiciada por el afán de poder, como si las dos desastrosas guerras mundiales nunca hubieran acontecido. Y así parece que nos precipitamos si bien no, al Fin del Mundo, por lo menos, al Final de los Tiempos.
Toda la historia de la modernidad puede ser resumida en pocas palabras como un esfuerzo de asumir una razón de espaldas a Dios, o lo que es lo mismo, en la deificación del hombre. Este diosecillo terrestre ya mostró toda la maldad de la que es capaz de hacer cuando siente que su voluntad de poder determina lo que es bueno y malo. El resultado ha sido la edificación de un mundo infernal donde se desmalignizó el mal y se malignizó el bien.
Vivimos las horas más álgidas de la historia humana, porque detrás del terremoto geopolítico que nos estremece está la lucha contra este mundo tenebroso de los espíritus del mal. Es un momento de prueba donde nuestra fortaleza se consigue de confiar en Dios. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (Filipenses 4:13).
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