AJUSTE DE ECUACIÓN DE DRAKE Y NUESTRA INSOPORTABLE SOLEDAD CÓSMICA
(Continuación)
Gustavo Flores Quelopana
Sociedad Peruana de Filosofía
9
LA VIVENCIA DE LA REALIDAD
OVNI
Una
vez hecha la distinción de los problemas es que recién puede distinguirse las
interrogantes contenidas en el problema de la realidad ovni. Los cuales pueden
formularse en los siguientes sub-problemas:
Primero:
¿Qué es el ser dado de la realidad ovni? Este es el problema de la vivencia de
la realidad ovni.
Segundo,
¿Cuáles son los actos humanos en los que se da la realidad ovni?
Tercero,
¿Qué clase de ser es la realidad ovni?
Cuarto,
¿Cómo deviene realidad un objeto ovni?
Quinto,
¿En qué orden está dado el fenómeno ovni? ¿Está dado antes o después de los
fenómenos sensibles, de las figuras y relaciones de espacialidad y
temporalidad?
Sexto,
¿Bajo qué condiciones subsiste el ser real y el ser-así del fenómeno ovni?}
Séptimo,
¿Qué fundamentos de conocimiento existen para atribuir realidad objetiva al
fenómeno ovni?
Octavo,
¿Qué significa existencia y realidad en la proposición existencial
sobre el fenómeno ovni?
Antes
de precisar las posibles respuestas a estas interrogantes repasemos brevemente
las conclusiones alcanzadas hasta el momento:
1°
El dilema entre idealismo y realismo ovni surge de la errónea consideración
inseparable entre en el ser-así
inmanente y la existencia
trascendente.
2°
En el fenómeno ovni no hay que confundir el ser del objeto con el ser-objeto,
el ente real con el ente intencional.
3°
El saber algo sobre el fenómeno ovni es una relación de ser, con algo real que
está dado antes que la conciencia.
4°
En el fenómeno ovni hay que diferenciar la trascendencia
del objeto de la conciencia de la
trascendencia, pues no todo lo trascendente es real.
5°
En el fenómeno ovni hay que tener en cuenta que el ser tiene esferas
irreductibles, donde no todo lo que es externo
es real.
6°
La relatividad de la existencia del ser del fenómeno ovni es un problema
ontológico y no gnoseológico.
7°
La realidad
del fenómeno ovni no es trans-inteligible, sino que es inteligible para todo
espíritu cognoscente posible.
8° El fenómeno
ovni no está exento del problema de la identidad equívoca y falsa realidad en
medio de una era sin Dios donde el hombre busca creer en mitologías inmanentes,
mágicas, que le den consuelo ante los desatinos de la antropolatría actual y lo
ayuden a espiritualizar un poco más su vida, en medio de una deplorable pobreza
espiritual. Pero no solamente son las necesidades religiosas inhibidas del
hombre moderno sin Dios, las que promueven la identidad equívoca y la falsa
realidad del fenómeno ovni, sino, también la campaña activa de encubrimiento de
nuevas tecnologías furtivas y secretas por parte de las principales potencias.
En suma, la
posición idealista y realista en torno al fenómeno ovni surge porque consideran
inseparables el ser-inmanente y la existencia trascendente. Lo cual es falso
porque son separables. No todo lo trascendente y externo es real. De la
intelección de la esencia surgen las formas del pensar e intuir y no al revés.
Ahora veremos,
contra Husserl, Kant y Descartes, que es la vivencia
de la realidad lo que da el momento de la realidad y es fundamento
sustentador del origen de la conciencia. Lo cual explica sobre el fenómeno ovni
lo siguiente:
9° El ser
consciente no es fundamento sustentador del fenómeno ovni sino, más bien, lo es
la vivencia de su realidad.
Para Husserl
las “esencias inmanentes” son anteriores a las “esencias trascendentes”. Pero
este punto, donde las leyes de la esencia de la conciencia de “algo” son
también leyes de los objetos de la conciencia, viene de las consideraciones
gnoseológicas de Descartes, quien defiende la originaria inmanencia de la
conciencia a todo lo dado, y de la “revolución copernicana” de Kant, es decir, ser es poner o sólo conocemos a priori
de las cosas lo que nosotros mismos ponemos en ellas [Prólogo a la segunda
edición de la Crítica de Razón Pura].
Pero el origen
de la conciencia está vinculado por leyes de esencia a la vivencia de resistencia que es el momento en que se da la realidad.
El ser consciente es simultáneo con la vivencia de la realidad, pero nunca es
su fundamento sustentador, antes bien, es su consecuencia.
Por eso, el mayor fallo de
la reducción fenomenológica husserliana es vincular su teoría al idealismo de
la conciencia absoluta, porque esta reducción es totalmente independiente de
una teoría del conocimiento ya sea idealista o realista. Ya N. Hartmann había
sostenido que cuando se realiza la des-realización del mundo lo que queda es el
mundo ideal de las esencias, que no
puede ser confundido con la inmanencia de la conciencia. Pero a Husserl su
idealismo le impide ver que una verdadera reducción
implica la suspensión del momento de la realidad junto a suspender los actos de conciencia que dan la realidad.
El resultado es que la desaparición del momento
de la realidad es más apropiada para conducirnos a la esencia, porque al
mismo tiempo desaparece el ser-así accidental y su ubicación en el tiempo y el
espacio. Esto permite ver que la teoría del conocimiento requiere de la técnica de conocimiento de la esencia
para determinar no bajo qué condiciones de percepción-legales existe la
realidad, como piensan los neokantianos, sino aprehender los fenómenos
originarios que entran en todo conocimiento de la esencia.
Ahora bien,
cuando afirmamos que el ser real no
es ser objeto de la conciencia sino
que es ser resistencia estamos aseverando
que si quitamos pieza por pieza todo el contenido de la cosmovisión natural
entonces quedará una realidad en general,
una simple resistencia, la cual está
ahí antes de todo pensar y percibir, antes de todos los actos intelectuales y
dicha vivencia aparece como experiencia
de la voluntad. No se trata de una sensación
de resistencia sino de una vivencia de resistencia que se da antes de cualquier
sensación. Pues lo que se resiste son las cosas
mismas y no las sensaciones. Todo lo cual significa que la realidad del mundo está dada antes que todo. Un ser no
objetivable nos anticipa la realidad previa a todas sus determinaciones, y la
toma de conciencia es una consecuencia de padecer la resistencia del mundo. La certeza inmediata de la realidad del
mundo exterior, de la que hablaba Jacobi y Maine de Biran, es verdadera. Pero las cosas no solamente
se resisten sino que también atraen con fuerza. Esto es, junto a la vivencia de la resistencia se da la vivencia de la fuerza de atracción de
las cosas, experiencia previa a toda sensación. Lo cual se confirma en nuestra
filosofía de la percepción. La moderna psicología define la percepción como
“atribución de sentido otorgado por la interpretación cerebral a los datos de
los órganos sensoriales”. Pero antes de
todo este proceso de “dación de sentido” se da la vivencia de resistencia y fuerza de atracción de las
cosas.
Para nuestro
propósito se trata de suspender el momento de la realidad en que aparece el fenómeno ovni para que aparezca su
auténtica esencia. Se trata de
suspender los actos y los modos de conducta que en primer término dan el momento real del ovni y hacen
accesible su ser-real. Esto nos lleva a admitir que el ser real no es aquel que
se da en el tiempo, como piensa
Husserl, porque de lo que se trata es de quitar el momento de la realidad
misma. En otros términos, el espacio-temporal y que deviene no tiene que
monopolizar la categoría de lo real y del ser real, pues el ser ideal y el ser
irreal son también modos en que se da la realidad misma. De manera que lo que
suspendemos en el fenómeno ovni es su tempo-espacialidad que deviene, más no su
esencia real que tratamos de
determinar.
De ahí, que la
proposición existencial sea un juicio sintético que contiene la paradoja
siguiente: la existencia no se sigue nunca de la esencia o el predicado de
existencia nunca está contenido en el concepto
del sujeto del juicio, pero el juicio de existencia no es ningún juicio de ampliación. Es por eso que el juicio de
existencia no puede ser aclarado si previamente no se establece en qué consiste
el momento de realidad, que es lo da cumplimiento al predicado “existencia”. La
realidad no es ni una categoría, ni lo dado, ni un juicio, además la realidad
se explaya en las grandes esferas esenciales de la existencia del mundo:
naturaleza inanimada, vida, historia, ser ideal y ser irreal. Y es que la realidad existe antes que cualquier
conexión del pensamiento.
De modo que
preguntarnos bajo qué condiciones existe la realidad del fenómeno ovni, implica
una teoría del ser de la realidad que esté en condiciones de aclararlo. Y esta
teoría indica que el momento de realidad
del fenómeno ovni es lo que origina la conciencia del objeto ovni y no a la
inversa. Ahora bien, si el fenómeno ovni corresponde no sólo a un fenómeno
natural, como las centellas o los rayos esféricos y la nubes lenticulares, sino
también a aviónica secreta, como del tipo norteamericano TR-3B, entonces
tendríamos que deslindar del fenómeno
ovni a estos artilugios tecnológicos humanos y engaños del demonio, a no ser
que se prefiera mantener el término ovni para distinguir en su doble
manifestación: natural y humana. Hasta aquí se impone la evidencia se distinguir entre el problema del
fenómeno ovni como fenómeno natural y el problema de la tecnología ovni como
fenómeno humano.
Fiel
a nuestro principio de no confundir el problema
de la realidad con las esfera del
mundo exterior se puede afirmar que el fenómeno ovni es real y pertenece a la esfera del mundo exterior, pero como
realidad del mundo exterior está expuesto a irrealidades,
por ejemplo: engaños, fraudes, programas secretos, malas interpretaciones, etc.
Como ya lo vio Kant, la esfera de la mundanidad exterior es antes que la esfera de la mundanidad
interior, por tanto es un error
suponer que esa esfera sea resultado de la experiencia mediata, pero su saber sí lo es. El saber extático se da con la vivencia de resistencia mientras que el
saber no-extático es interpretación y
dación de sentido, por tanto está expuesto a irrealidades. Precisar el saber no-extático del fenómeno ovni es el
desafío en adelante. Y esto tiene que ver profundamente con la conexión
necesaria que existe entre el problema de
la datitud de la realidad con el problema
del devenir óntico de la realidad, o sea que la sed por la realidad antecede
al ser real. Todo ser finito viene al mundo dotado
de una sed por lo real, pero dicha sed existe pero no es real, solamente es camino
hacia la realidad y solo en ese sentido le antecede. Por eso, el saber
no-extático del fenómeno ovni impulsado por esa sed por lo real está propenso a atribuir una falsa realidad a su ser real en su
exterioridad espacio-temporal.
Por
todo esto es necesario reconocer la doctrina
volitiva de la realidad en la tesis de la realidad de las cosas. Por la
experiencia de la específica resistencia en el acto volitivo aprehendemos el ser real de algo antes de percibir sensiblemente o pensar su ser-así. Por
consiguiente, es erróneo el positivismo sensualista que pone la sensación y la
intuición como el fundamento del ser real; y lo mismo se puede decir del
idealismo que sólo echa mano de actos
intelectuales en la realización del ser real. Pues el correlato de los
actos intelectuales es la esencia o ser-así
y nunca la existencia o ser-ahí. Y no menos falso es el
posmodernismo hermenéutico y el pragmatismo rortyano. El primero por reducir la
realidad al saber no-extático y dación subjetiva de sentido, y el segundo por
poner la praxis como fundamento de la realidad. Todos ellos adolecen de un
pobre e insuficiente análisis fenomenológico de la realidad. Pero mientras en
el primitivo la defectuosa conciencia de la realidad se originaba
en la no separación entre deseo y representación; en el hombre teórico y en el genio
artístico la conciencia de la realidad está todavía menos agudamente
formada en el grado eidético profundizando la separación entre percepción y
representación. En cambio, la conciencia
de la realidad está más agudamente formada en el hombre medio normal y así
aparece el hombre práctico como el “verdadero realista” que se ocupa sólo
con los entes individuales como los
únicos reales. Esta forma de conciencia de realidad, también defectuosa, es la
que es precisamente expuesta por el nominalismo posmoderno; y es defectuosa
porque ignora otras regiones y esferas particulares del ser que no son reducibles entre sí y que son dadas antes de toda interpretación.
En
otras palabras, en la formación del espíritu humano permanecen como legalidades constantes que el ser real, en la esfera del ser divino,
el ser social, el ser exterior y el ser corporal, está dado respectivamente
antes que toda otra realidad de esferas,
antes de la naturaleza, antes del mundo interior y antes de la esfera del ser inanimado. Y justamente por esto, el
saber no-extático del fenómeno ovni debe poder
discriminar lo que pertenece a la esfera del ser social, el ser exterior y
el ser corporal en su delimitación posible.
El
hombre actual en su conducta ingenua solamente presta dedicación preponderante
al mundo exterior y así, como lo subrayó Bergson, no solamente queda expuesto a
las fantasías del psicologismo protagórico-sofístico, sino también al engaño de introducir la trama
espacio-temporal-causal en todo tipo de relaciones, sucumbiendo a esta forma de
ilusión. Francis Bacon invocó a
librarse de toda clase de ídolos con el fin de llevar a cabo la auténtica
interpretación de la naturaleza; y entre los ídolos de la tribu, que son propios de la raza humana, señaló la
tendencia a otorgar realidad a cosas que son meramente deseadas o imaginadas.
La investigación sociológica, por su parte, ha estudiado esta forma de juicio apriorístico bajo el nombre de los
prejuicios y en especial Peter Heinz
[Los prejuicios sociales. Un problema de
personalidad, cultura y sociedad, 1957] ha señalado que los prejuicios
sociales no son un problema de
comprobación empírica sino de orientación social, que expresan anhelos
frustrados, un ego débil y que su fuerza se acrecienta bajo el amparo de
organizaciones sociales.
Mucho
de estos elementos de prejuicio encontramos en la conexión ovni-ET, en especial su desestimación de pruebas
contundentes y su formación a base de creencias. Si la ciencia se ha encargado
de poner el acento en la dimensión cognoscitiva
del prejuicio ovni, la sociología lo ha hecho en la dimensión afectiva y la psicología en la dimensión
activa. Pero un prejuicio no sólo
puede actuar en contra sino también a favor, y así hallamos a SETI que con la
búsqueda de inteligencia extraterrestre alienta la dimensión cognoscitiva,
afectiva y activa sobre los prejuicios operantes en el fenómeno ovni, pero
sobre todo fortalece la dimensión cognitiva o conceptual del prejuicio con el estereotipo ET.
10
FENÓMENO OVNI Y
CIVILIZACIONES ET
Sobre
los considerandos anteriores se puede estimar que la realidad ovni puede
establecerse en principio descartando las hipótesis que no ofrecen comprobación
racional, intuitiva o empírica alguna (hipótesis extraterrestre) y atendiendo a
su fenomenología como acontecimiento
natural (rayos esféricos o centellas
y nubes lenticulares) y acontecimiento artificial
(proyectos secretos de aviones negros, tecnología ovni, fraudes, engaños).
Ambos tipos de fenómenos son reales y
ubican el fenómeno ovni como un acontecimiento
terrestre, ya sea natural o
artificial. Como fenómeno natural
se ha dado con la formación de la atmósfera terrestre y como fenómeno artificial con el perfeccionamiento de
la tecnología de los platos voladores y de los aviones negros que ya lleva más
de cincuenta años, de los drones treinta años y de la tecnología hipersónica
Mach 12 en misiles, aviónica no
tripulada apenas una década, fraudes y engaños. Todo esto significa que la
verdad sobre el fenómeno ovni debe
ser claramente diferenciado respecto al problema de la posible existencia de ET o inteligencia
extraterrestre. Por lo cual, la oscuridad sobre que reina sobre fenómeno
ovni no reposa en nuestra defectuosa
intelección, sino en la confusión de ambos problemas en la cosa misma.
No
obstante, el nexo entre fenómeno ovni y los ET adquirió posibilidad científica
desde que a principios de la década de los años 60 del siglo veinte el
radioastrónomo Frank Drake y presidente del Instituto SETI formuló la ecuación
que lleva su nombre para calcular la cantidad de civilizaciones en nuestra galaxia, la Vía Láctea, susceptibles de poseer
emisiones de radio detectables. La ecuación de Drake identifica los factores específicos
que tendrían un papel importante en el desarrollo de las civilizaciones. Sin
embargo, en la actualidad la comunidad científica ha aceptado su notabilidad
como primera aproximación teórica al problema, y varios científicos la han
utilizado como herramienta para plantear distintas hipótesis. Entre ellas, la
confluencia de la Ecuación de Drake (que afirmaba la existencia de muchas
civilizaciones) con la Paradoja de Fermi (el énfasis en la ausencia de
evidencias de dichas civilizaciones) mediante la consideración de importantes
factores omitidos en la ecuación original. Mientras tanto la ufolatría trata de
aprovechar dicha ecuación como si fuese una demostración incuestionable sobre
la existencia de los ET y de su visita a la tierra desde tiempos inmemoriales.
Nuestro Sol es una estrella en la abundancia de
7×1022 estrellas en el
universo observable. La Vía Láctea es sólo una de entre las 500.000.000.000
galaxias del Universo. Parecería entonces que debería
haber plenitud de vida allí afuera. La ecuación original se basa en
los siguientes parámetros:
donde representa
el número de civilizaciones que podrían comunicarse en nuestra galaxia, la Vía
Láctea. Este número depende de varios factores:
es el ritmo anual de formación de
estrellas "adecuadas" en la galaxia.
es la fracción de estrellas que tienen
planetas en su órbita.
es el número de esos planetas
orbitando dentro de la ecósfera de la estrella (las órbitas cuya
distancia a la estrella no sea tan próxima como para ser demasiado calientes,
ni tan lejana como para ser demasiado frías para poder albergar vida).
es la fracción de esos planetas dentro
de la ecósfera en los que la vida se ha desarrollado.
es
la fracción de esos planetas en los que la vida inteligente se ha desarrollado.
es
la fracción de esos planetas donde la vida inteligente ha desarrollado una
tecnología e intenta comunicarse.
es
el lapso, medido en años, durante el que una civilización inteligente y
comunicativa puede existir. En 1961,
Drake y su equipo asignaron los siguientes valores a cada parámetro:
R* = 10/año (10
estrellas se forman cada año)
fp = 0.5 (La mitad de esas estrellas
cuentan con planetas)
ne = 2 (Cada una de esas estrellas
contiene 2 planetas)
fl = 1 (El 100% de esos planetas
podría desarrollar vida)
fi = 0.01 (Solo el 1% albergaría
vida inteligente)
fc = 0.01 (Solo el 1% de tal vida
inteligente se puede comunicar)
L = 10.000 años (Cada civilización
duraría 10.000 años trasmitiendo señales)
Fórmula y
solución dada por Drake:
N = 10 × 0.5 × 2
× 1 × 0.01 × 0.01 × 10,000
N = 10 posibles
civilizaciones detectables.
Desde que Drake
publicó los valores anteriores dados a cada parámetro se han manifestado muchos
desacuerdos.
R* = Ritmo de formación de estrellas
"adecuadas" en la galaxia (estrellas por año).
Según
la NASA y de la Agencia Espacial
Europea el ritmo de
producción galáctico es de 7 estrellas por año. En el entendido que
son aptas Estrellas tipo K y G y si del total de estrellas 12,1% son estrellas
de tipo K y un 7,6% son estrellas tipo G como el Sol, así solamente el 19,7% de esas 7
estrellas que nacen cada año son propicias, por lo tanto solo 1,379 de esas
siete estrellas anuales es verdaderamente apta.
fp = Fracción de estrellas que tienen
planetas en su órbita.
Modernos
investigadores del Observatorio Europeo
Austral dedicados a la
búsqueda de planetas piensan que una de cada tres estrellas de tipo G podría
contener planetas. En la
estimación no se cuenta el porcentaje de planetas en estrellas naranjas o
enanas rojas.
ne = Número de esos planetas en el
interior de la ecósfera de la estrella.
El
número de planetas orbitando dentro de la ecósfera o zona habitable con órbita no
excéntrica se estima en torno a uno de cada doscientos, con base en el único
descubrimiento al respecto hasta la fecha, Gliese 581 d(en torno a una estrella enana roja). En esta estimación no se cuentan
posibles satélites de exoplanetas masivos. Es posible que las
limitaciones tecnológicas actuales para detectar planetas de tamaño terrestre
estén alterando notablemente el dato.
fl = Fracción de esos planetas dentro de
la ecósfera en los que la vida se ha desarrollado.
Charles
H. Lineweaver y Tamara M. Davis (de la Universidad del Sur de Nueva Wales y del
Centro Australiano de Astrobiología) en
2002 calcularon que trece de cada cien planetas dentro de la ecósfera que han
vivido alrededor de 1,000 millones de años pueden desarrollar vida. En el cálculo no se cuenta con
planetas que hayan vivido menos de ese tiempo dentro de una ecósfera estable.
fi = Fracción de esos planetas en los que
la vida inteligente se ha desarrollado.
La
cantidad de coyunturas para que se desarrolle vida inteligente en esos planetas
estables se puede extrapolar de la fracción de tiempo que representa la vida
inteligente en la Tierra, en relación con el tiempo transcurrido desde la
aparición de la vida unicelular. Esto es, de los 3.700 millones
de años de vida en el planeta sólo
en los últimos 200.000 años ha existido el Homo Sapiens.
fc = Fracción de esos planetas donde la
vida inteligente ha desarrollado una tecnología e intenta comunicarse.
Según
la estimación inicial de Drake, la posibilidad de desarrollar tecnología capaz
de emitir señales de radiofrecuencia es de una en cien. Este valor es conjetural.
Otra alternativa para estimar la cantidad de oportunidades para que la vida
inteligente emita radiofrecuencias, consistiría en extrapolar la fracción de
tiempo que pueda durar la humanidad transmitiendo señales de radio en relación
al tiempo transcurrido desde su aparición (hace 200 mil años). El lapso de
tiempo que pueda durar la civilización industrial emitiendo señales de radio se
podría basar del dato aportado en el parámetro L.
L = El lapso de tiempo que una
civilización inteligente y comunicativa puede existir (años).
La esperanza
de vida calculada para una civilización inteligente, industrial y comunicativa
fue presentada en un artículo de la revista Scientific American
por Michael Shermer, y fue de 420 años en promedio, con base en la observación
de 60 civilizaciones humanas antiguas que usaron una tecnología preindustrial. Según
la Teoría de Olduvai el tiempo de vida de la actual
civilización industrial será de 100 años (1930-2030) coincidiendo más o menos
en su aparición con el comienzo de emisiones de radio (1938).
Entonces ahora
tenemos la ecuación:
N = R × fp × ne × fl × fi × fc × L
Estimación hecha
por Drake:
N = 10 × 0.5 × 2
× 1 × 0.01 × 0.01 × 10,000
N = 10 posibles civilizaciones detectadas al año.
Estimación hecha
contando la estimación de duración de la civilización hecha por Michael Shermer
con el parámetro fc de
Drake:
N = 0.0000000676963 posibles civilizaciones
detectadas al año.
Estimación hecha
contando la estimación de duración de una civilización hecha por Michael
Shermer
N = 0.0000000142162 posibles civilizaciones
detectadas al año.
Todo lo cual da solamente una civilización
detectada cada 70.342.300 años en la Vía Láctea. Una civilización detectada al año
dentro de un grupo de 70.342.300 galaxias del tamaño de la Vía Láctea.
Según
estimaciones recientes del número de estrellas en el universo debe haber al año 4975 civilizaciones emitiendo señales de radio en todo el universo
observable. Valor hecho contando la variable de duración de la civilización
industrial actual por la Teoría de Olduvai
con el parámetro fc de
Drake:
N =
0.0000000161182 posibles civilizaciones detectadas al año.
Cálculo contando
la estimación de duración de la civilización industrial actual por la Teoría de Olduvai:
N = 0.000000000805908
posibles civilizaciones detectadas al año.
Una civilización detectada cada 1.240.836.423 años
en la Vía Láctea. Una civilización detectada al año dentro de un
grupo de 1.240.836.423 galaxias del tamaño de la Vía Láctea. Considerando el número
de estrellas de cálculos recientes debe
haber al año 282 civilizaciones
emitiendo señales de radio en todo el universo observable. Cada una de esas civilizaciones tiene
una separación de 2 mil millones de años luz con respecto a otra. Cerca de 110
de esas civilizaciones habitan en torno a una estrella tipo G. Esto es que en los últimos 7 mil 500 millones
de años en la Vía Láctea solamente han existido de dos a tres civilizaciones
con tecnología muy parecida a la nuestra en torno a una estrella de tipo G.
Es decir, en 7 mil 500 millones de años
en el universo observable han existido 819 mil millones de civilizaciones con
tecnología muy parecida a la nuestra en torno a una estrella de tipo G.
Lo
más desconcertante del resultado de la ecuación modificada de Drake es que si
es tan abundante la vida inteligente tecnológica, entonces por qué no hay
evidencia alguna. Debido a la falta de evidencias muchos parámetros de la
ecuación podrían variar notablemente.
Se
han propuesto profundos cambios a favor de la presencia de vida más abundante:
-No se ha
elucidado si las ecósferas de planetas en estrellas enanas naranjas, o enanas rojas, pudieran ser estables, mejorando la
cifra en torno a R en caso de que fueran aptas.
-No se cuentan
posibles satélites de exoplanetas masivos, mejorando la cifra en torno a
fp.
-Empleo de mejor
tecnología para detectar planetas rocosos de tamaño terrestre, mejoraría la
cifra en torno a ne.
Ahora
bien, las consideraciones en contra de la vida más abundante son más serias y
afectarían notablemente los resultados de la ecuación de Drake a derivaciones
tan dramáticas como el de ser la Tierra el único planeta con vida en el
universo, pero como estas variables no justificarían ni la existencia de SETI
ni alentarían las precipitadas hipótesis de la cultura popular, entonces no son
tan apreciadas o tomadas en cuenta:
-(CE) Sin contar
a los letales cometas y asteroides, no se consideran dentro de las Catástrofes
Estelares (CE) las mortíferas explosiones de rayos gamma, explosiones de
galaxias y sismos galácticos, que harían que el universo sea una zona muy
hostil para la posibilidad de abundante vida. Una de estas monstruosas
explosiones fue captada el 27 de abril del 2014 y fue bautizada como GRB
130427A por la NASA, que la observó desde los telescopios terrestres y el
Telescopio Espacial de Rayos Gamma Fermi, como la explosión más potente y
duradera jamás vista. Las explosiones de rayos gamma son el fenómeno más
luminoso del universo y se produce cuando una estrella muere y colapsa en un
agujero negro. Esta explosión sucedió a 3,700 millones de años luz de nosotros y,
según los astrónomos es una distancia bastante cercana s otras ocurridas. Estos
fenómenos no son considerados por la ecuación de Drake y de hacerlo confirmaría
que la vida superior en el planeta Tierra es un fenómeno privilegiado en el
universo.
-No se cuentan
planetas que hayan vivido menos de 1000 millones de años en una ecósfera
estable como criterio generador de vida, pudiendo cambiar la cifra en torno a fl.
-(AD) No se toma
en cuenta la fracción de planetas en que vida inteligente se ha autodestruido
(AD).
-(AC) Tampoco Drake
considera aquella fracción de planetas con elementos químicos propicios para la
vida, como el agua o la fuente de carbón (AC) y otros tantos requisitos, pero
pueden estar implícitos en torno a fl.
-(RO) No se
cuentan con parámetros que puedan definir
la hipótesis de la
Tierra rara como ubicada en la zona “ricitos de oro”:
1.
La ubicación del sol en el disco galáctico.
2.
Efecto joviano (producido por Júpiter), que sirve
de escudo protector.
3.
Efecto lunar,
que estabiliza el eje de rotación terrestre.
4.
Efecto de la tectónica de placas terrestre, que sirven de termostato.
5.
Efecto del núcleo terrestre,
protegiendo la atmósfera del viento solar.
6.
Vulcanismo que
renueva elementos químicos y aporta metales a la atmósfera y superficie de los
planetas.
7.
Ritmos y tiempos de eventos históricos y pautas de
crecimiento poblacional que pudieran no ser las mismas que el de la historia
humana. Cambiaría la cifra en torno a fc y L.
Como vemos no se trata
solamente que los exoplanetas puedan tener agua, sino que son muchos los
factores que deben concurrir para que el agua sea un elemento activo para la
existencia vida inferior y superior. Por consiguiente afirmar como Jeremy
Leconte: "Los planetas con océanos potenciales podrían tener un clima mucho más similar al
de la Tierra de lo que se esperaba", no prueba que
existan exoplanetas con condiciones similares a la Tierra para generar vida. Jeremy
Leconte, un estudiante de postdoctorado del Instituto Canadiense de Astrofísica
Teórica (CITA) de la Universidad de Toronto, es autor principal de un estudio al
respecto publicado en la revista “Science”. Su argumento
es que hasta hace poco, los científicos creían que la mayoría de los
exoplanetas presentaban un comportamiento distinto al de la Tierra, que les
hacía rotar alrededor de su estrella mostrando siempre uno de sus hemisferios.
Esto causaría que dichos planetas tuvieran una de sus caras en perpetua
oscuridad y a muy bajas temperaturas. Pero, al respecto, hay que decir que es
insuficiente que sus dos hemisferios reciban la luz de su estrella para que el
agua produzca vida. Pues como ya hemos enumerado existen otras condiciones
esenciales aun no halladas en ningún exoplaneta detectado.
Ahora bien, teniendo en cuenta nuestra contribución con los otros
factores la ecuación sería:
N = R × fp × ne × fl × fi × fc × L× CE × AD × AC × RO, y con lo
cual se obtiene el resultado ponderado de una
sola civilización en todo el universo, a
saber, la nuestra.
Científicamente
el mérito de la Ecuación de Drake estriba en la idea de calcular el número de
civilizaciones en el universo, pero una vez complementado con otros factores
decisivos y no tomados en cuenta en la ecuación, la solución numérica tiende a
reducirse dramáticamente a solamente nuestro planeta Tierra. Todo lo cual
desmiente los cálculos demasiados optimistas que dan valores tan desproporcionados
como diez millones de civilizaciones y, más bien, nos conduce a una sola
civilización.
Este
resultado científico que refrenda la versión bíblica es obviamente
desilusionante para la hipótesis ET, porque lleva a la ciencia misma a
descartar su posibilidad y deshace la versión ufolátrica que toma a los ET como
dioses. Ante esto los defensores de la conexión ovni-extraterrestre se aferran
compulsiva y obsesivamente a la tesis del pequeño porcentaje de no identificados. Pero la llamada
Falacia Residual no prueba nada y, al contrario, confirma la regla. De manera
que un pequeño porcentaje de casos no explicados no pueden hacer valer un
“círculo cuadrado”.
Ante
las evidencias racionales que niegan la existencia de otras civilizaciones, la
explicación de la insistencia en la existencia de la conexión ovni-extraterrestre nos remite al ámbito del deseo humano
que se consuela con el mito espacial moderno por el debilitamiento de su fe en
lo trascendente. Aquí sale a luz, una vez más, la explicación psicológica
ofrecida por Carl Gustav Jung del fenómeno ovni, como mito moderno que se
fundamenta en el inconsciente colectivo. Más adelante veremos que esto no es
exacto, y en vez de “mito” se debería hablar de “mitoide”. La aguda inteligencia de Jung no advierte que
el concepto de mito para su cabal comprensión requiere librarse de la carga
intelectualista y prejuiciada de la Ilustración, para comprender su
correspondencia con lo numinoso. En el fondo se trataría de la búsqueda de un
consuelo y esperanza en algo inmanente en medio de una época profundamente
debilitada en lo espiritual y religioso.
En
una palabra, el ajuste racional y perentorio de la ecuación de Drake permite
descartar la existencia de vida inteligente en el universo y deslindar entre
los dos problemas anteriores –el problema del fenómeno ovni y el problema de la
tecnología ovni- y una tercera dimensión del problema, a saber, la inteligencia
extraterrestre. Y por rigor metodológico y cognoscitivo se impone su
diferenciación entre los tres.
Lima, Salamanca 21 de enero 2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.