miércoles, 21 de enero de 2015

ECUACIÓN DRAKE AJUSTADA Y SOLEDAD CÓSMICA

AJUSTE DE ECUACIÓN DE DRAKE Y NUESTRA INSOPORTABLE SOLEDAD CÓSMICA
(Continuación)
Gustavo Flores Quelopana
Sociedad Peruana de Filosofía
 
9
LA VIVENCIA DE LA REALIDAD OVNI

Una vez hecha la distinción de los problemas es que recién puede distinguirse las interrogantes contenidas en el problema de la realidad ovni. Los cuales pueden formularse en los siguientes sub-problemas:

Primero: ¿Qué es el ser dado de la realidad ovni? Este es el problema de la vivencia de la realidad ovni.
Segundo, ¿Cuáles son los actos humanos en los que se da la realidad ovni?
Tercero, ¿Qué clase de ser es la realidad ovni?
Cuarto, ¿Cómo deviene realidad un objeto ovni?
Quinto, ¿En qué orden está dado el fenómeno ovni? ¿Está dado antes o después de los fenómenos sensibles, de las figuras y relaciones de espacialidad y temporalidad?
Sexto, ¿Bajo qué condiciones subsiste el ser real y el ser-así del fenómeno ovni?}
Séptimo, ¿Qué fundamentos de conocimiento existen para atribuir realidad objetiva al fenómeno ovni?
Octavo, ¿Qué significa existencia y realidad en la proposición existencial sobre el fenómeno ovni?

Antes de precisar las posibles respuestas a estas interrogantes repasemos brevemente las conclusiones alcanzadas hasta el momento:
1° El dilema entre idealismo y realismo ovni surge de la errónea consideración inseparable entre en el ser-así inmanente y la existencia trascendente.
2° En el fenómeno ovni no hay que confundir el ser del objeto con el ser-objeto, el ente real con el ente intencional.
3° El saber algo sobre el fenómeno ovni es una relación de ser, con algo real que está dado antes que la conciencia.
4° En el fenómeno ovni hay que diferenciar la trascendencia del objeto de la conciencia de la trascendencia, pues no todo lo trascendente es real.
5° En el fenómeno ovni hay que tener en cuenta que el ser tiene esferas irreductibles, donde no todo lo que es externo es real.
6° La relatividad de la existencia del ser del fenómeno ovni es un problema ontológico y no gnoseológico.
La realidad del fenómeno ovni no es trans-inteligible, sino que es inteligible para todo espíritu cognoscente posible.
8° El fenómeno ovni no está exento del problema de la identidad equívoca y falsa realidad en medio de una era sin Dios donde el hombre busca creer en mitologías inmanentes, mágicas, que le den consuelo ante los desatinos de la antropolatría actual y lo ayuden a espiritualizar un poco más su vida, en medio de una deplorable pobreza espiritual. Pero no solamente son las necesidades religiosas inhibidas del hombre moderno sin Dios, las que promueven la identidad equívoca y la falsa realidad del fenómeno ovni, sino, también la campaña activa de encubrimiento de nuevas tecnologías furtivas y secretas por parte de las principales potencias.

En suma, la posición idealista y realista en torno al fenómeno ovni surge porque consideran inseparables el ser-inmanente y la existencia trascendente. Lo cual es falso porque son separables. No todo lo trascendente y externo es real. De la intelección de la esencia surgen las formas del pensar e intuir y no al revés.

Ahora veremos, contra Husserl, Kant y Descartes, que es la vivencia de la realidad lo que da el momento de la realidad y es fundamento sustentador del origen de la conciencia. Lo cual explica sobre el fenómeno ovni lo siguiente:
9° El ser consciente no es fundamento sustentador del fenómeno ovni sino, más bien, lo es la vivencia de su realidad.

Para Husserl las “esencias inmanentes” son anteriores a las “esencias trascendentes”. Pero este punto, donde las leyes de la esencia de la conciencia de “algo” son también leyes de los objetos de la conciencia, viene de las consideraciones gnoseológicas de Descartes, quien defiende la originaria inmanencia de la conciencia a todo lo dado, y de la “revolución copernicana” de Kant, es decir, ser es poner o sólo conocemos a priori de las cosas lo que nosotros mismos ponemos en ellas [Prólogo a la segunda edición de la Crítica de Razón Pura].

Pero el origen de la conciencia está vinculado por leyes de esencia a la vivencia de resistencia que es el momento en que se da la realidad. El ser consciente es simultáneo con la vivencia de la realidad, pero nunca es su fundamento sustentador, antes bien, es su consecuencia.

Por eso, el mayor fallo de la reducción fenomenológica husserliana es vincular su teoría al idealismo de la conciencia absoluta, porque esta reducción es totalmente independiente de una teoría del conocimiento ya sea idealista o realista. Ya N. Hartmann había sostenido que cuando se realiza la des-realización del mundo lo que queda es el mundo ideal de las esencias, que no puede ser confundido con la inmanencia de la conciencia. Pero a Husserl su idealismo le impide ver que una verdadera reducción implica la suspensión del momento de la realidad junto a suspender los actos de conciencia que dan la realidad. El resultado es que la desaparición del momento de la realidad es más apropiada para conducirnos a la esencia, porque al mismo tiempo desaparece el ser-así accidental y su ubicación en el tiempo y el espacio. Esto permite ver que la teoría del conocimiento requiere de la técnica de conocimiento de la esencia para determinar no bajo qué condiciones de percepción-legales existe la realidad, como piensan los neokantianos, sino aprehender los fenómenos originarios que entran en todo conocimiento de la esencia.

Ahora bien, cuando afirmamos que el ser real no es ser objeto de la conciencia sino que es ser resistencia estamos aseverando que si quitamos pieza por pieza todo el contenido de la cosmovisión natural entonces quedará una realidad en general, una simple resistencia, la cual está ahí antes de todo pensar y percibir, antes de todos los actos intelectuales y dicha vivencia aparece como experiencia de la voluntad. No se trata de una sensación de resistencia sino de una vivencia de resistencia que se da antes de cualquier sensación. Pues lo que se resiste son las cosas mismas y no las sensaciones. Todo lo cual significa que la realidad del mundo está dada antes que todo. Un ser no objetivable nos anticipa la realidad previa a todas sus determinaciones, y la toma de conciencia es una consecuencia de padecer la resistencia del mundo. La certeza inmediata de la realidad del mundo exterior, de la que hablaba Jacobi y Maine de Biran, es verdadera. Pero las cosas no solamente se resisten sino que también atraen con fuerza. Esto es, junto a la vivencia de la resistencia se da la vivencia de la fuerza de atracción de las cosas, experiencia previa a toda sensación. Lo cual se confirma en nuestra filosofía de la percepción. La moderna psicología define la percepción como “atribución de sentido otorgado por la interpretación cerebral a los datos de los órganos sensoriales”. Pero antes de todo este proceso de “dación de sentido” se da la vivencia de resistencia y fuerza de atracción de las cosas.

Para nuestro propósito se trata de suspender el momento de la realidad en que aparece el fenómeno ovni para que aparezca su auténtica esencia. Se trata de suspender los actos y los modos de conducta que en primer término dan el momento real del ovni y hacen accesible su ser-real. Esto nos lleva a admitir que el ser real no es aquel que se da en el tiempo, como piensa Husserl, porque de lo que se trata es de quitar el momento de la realidad misma. En otros términos, el espacio-temporal y que deviene no tiene que monopolizar la categoría de lo real y del ser real, pues el ser ideal y el ser irreal son también modos en que se da la realidad misma. De manera que lo que suspendemos en el fenómeno ovni es su tempo-espacialidad que deviene, más no su esencia real que tratamos de determinar.

De ahí, que la proposición existencial sea un juicio sintético que contiene la paradoja siguiente: la existencia no se sigue nunca de la esencia o el predicado de existencia nunca está contenido en el concepto del sujeto del juicio, pero el juicio de existencia no es ningún juicio de ampliación. Es por eso que el juicio de existencia no puede ser aclarado si previamente no se establece en qué consiste el momento de realidad, que es lo da cumplimiento al predicado “existencia”. La realidad no es ni una categoría, ni lo dado, ni un juicio, además la realidad se explaya en las grandes esferas esenciales de la existencia del mundo: naturaleza inanimada, vida, historia, ser ideal y ser irreal. Y es que la realidad existe antes que cualquier conexión del pensamiento.

De modo que preguntarnos bajo qué condiciones existe la realidad del fenómeno ovni, implica una teoría del ser de la realidad que esté en condiciones de aclararlo. Y esta teoría indica que el momento de realidad del fenómeno ovni es lo que origina la conciencia del objeto ovni y no a la inversa. Ahora bien, si el fenómeno ovni corresponde no sólo a un fenómeno natural, como las centellas o los rayos esféricos y la nubes lenticulares, sino también a aviónica secreta, como del tipo norteamericano TR-3B, entonces tendríamos que deslindar del fenómeno ovni a estos artilugios tecnológicos humanos y engaños del demonio, a no ser que se prefiera mantener el término ovni para distinguir en su doble manifestación: natural y humana. Hasta aquí se impone la evidencia se distinguir entre el problema del fenómeno ovni como fenómeno natural y el problema de la tecnología ovni como fenómeno humano.

Fiel a nuestro principio de no confundir el problema de la realidad con las esfera del mundo exterior se puede afirmar que el fenómeno ovni es real y pertenece a la esfera del mundo exterior, pero como realidad del mundo exterior está expuesto a irrealidades, por ejemplo: engaños, fraudes, programas secretos, malas interpretaciones, etc. Como ya lo vio Kant, la esfera de la mundanidad exterior es antes que la esfera de la mundanidad interior, por tanto es un error suponer que esa esfera sea resultado de la experiencia mediata, pero su saber sí lo es. El saber extático se da con la vivencia de resistencia mientras que el saber no-extático es interpretación y dación de sentido, por tanto está expuesto a irrealidades. Precisar el saber no-extático del fenómeno ovni es el desafío en adelante. Y esto tiene que ver profundamente con la conexión necesaria que existe entre el problema de la datitud de la realidad con el problema del devenir óntico de la realidad, o sea que la sed por la realidad antecede al ser real. Todo ser finito viene al mundo dotado de una sed por lo real, pero dicha sed existe pero no es real, solamente es camino hacia la realidad y solo en ese sentido le antecede. Por eso, el saber no-extático del fenómeno ovni impulsado por esa sed por lo real está propenso a atribuir una falsa realidad a su ser real en su exterioridad espacio-temporal.

Por todo esto es necesario reconocer la doctrina volitiva de la realidad en la tesis de la realidad de las cosas. Por la experiencia de la específica resistencia en el acto volitivo aprehendemos el ser real de algo antes de percibir sensiblemente o pensar su ser-así. Por consiguiente, es erróneo el positivismo sensualista que pone la sensación y la intuición como el fundamento del ser real; y lo mismo se puede decir del idealismo que sólo echa mano de actos intelectuales en la realización del ser real. Pues el correlato de los actos intelectuales es la esencia o ser-así y  nunca la existencia o ser-ahí. Y no menos falso es el posmodernismo hermenéutico y el pragmatismo rortyano. El primero por reducir la realidad al saber no-extático y dación subjetiva de sentido, y el segundo por poner la praxis como fundamento de la realidad. Todos ellos adolecen de un pobre e insuficiente análisis fenomenológico de la realidad. Pero mientras en el primitivo la defectuosa conciencia de la realidad se originaba en la no separación entre deseo y representación; en el hombre teórico y en el genio artístico la conciencia de la realidad está todavía menos agudamente formada en el grado eidético profundizando la separación entre percepción y representación. En cambio, la conciencia de la realidad está más agudamente formada en el hombre medio normal y así aparece el hombre práctico como el “verdadero realista” que se ocupa sólo con los entes individuales como los únicos reales. Esta forma de conciencia de realidad, también defectuosa, es la que es precisamente expuesta por el nominalismo posmoderno; y es defectuosa porque ignora otras regiones y esferas particulares del ser que no son reducibles entre sí y que son dadas antes de toda interpretación.

En otras palabras, en la formación del espíritu humano permanecen como legalidades constantes que el ser real, en la esfera del ser divino, el ser social, el ser exterior y el ser corporal, está dado respectivamente antes que toda otra realidad de esferas, antes de la naturaleza, antes del mundo interior y antes de la esfera del ser inanimado. Y justamente por esto, el saber no-extático del fenómeno ovni debe poder discriminar lo que pertenece a la esfera del ser social, el ser exterior y el ser corporal en su delimitación posible.

El hombre actual en su conducta ingenua solamente presta dedicación preponderante al mundo exterior y así, como lo subrayó Bergson, no solamente queda expuesto a las fantasías del psicologismo protagórico-sofístico, sino también al engaño de introducir la trama espacio-temporal-causal en todo tipo de relaciones, sucumbiendo a esta forma de ilusión. Francis Bacon invocó a librarse de toda clase de ídolos con el fin de llevar a cabo la auténtica interpretación de la naturaleza; y entre los ídolos de la tribu, que son propios de la raza humana, señaló la tendencia a otorgar realidad a cosas que son meramente deseadas o imaginadas. La investigación sociológica, por su parte, ha estudiado esta forma de juicio apriorístico bajo el nombre de los prejuicios y en especial Peter Heinz [Los prejuicios sociales. Un problema de personalidad, cultura y sociedad, 1957] ha señalado que los prejuicios sociales no son un problema de comprobación empírica sino de orientación social, que expresan anhelos frustrados, un ego débil y que su fuerza se acrecienta bajo el amparo de organizaciones sociales.

Mucho de estos elementos de prejuicio encontramos en la conexión ovni-ET, en especial su desestimación de pruebas contundentes y su formación a base de creencias. Si la ciencia se ha encargado de poner el acento en la dimensión cognoscitiva del prejuicio ovni, la sociología lo ha hecho en la dimensión afectiva y la psicología en la dimensión activa. Pero un prejuicio no sólo puede actuar en contra sino también a favor, y así hallamos a SETI que con la búsqueda de inteligencia extraterrestre alienta la dimensión cognoscitiva, afectiva y activa sobre los prejuicios operantes en el fenómeno ovni, pero sobre todo fortalece la dimensión cognitiva o conceptual del prejuicio con el estereotipo ET.

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FENÓMENO OVNI Y CIVILIZACIONES ET

Sobre los considerandos anteriores se puede estimar que la realidad ovni puede establecerse en principio descartando las hipótesis que no ofrecen comprobación racional, intuitiva o empírica alguna (hipótesis extraterrestre) y atendiendo a su fenomenología como acontecimiento natural  (rayos esféricos o centellas y nubes lenticulares) y acontecimiento artificial (proyectos secretos de aviones negros, tecnología ovni, fraudes, engaños). Ambos tipos de fenómenos son reales y ubican el fenómeno ovni como un acontecimiento terrestre, ya sea natural o artificial. Como fenómeno natural se ha dado con la formación de la atmósfera terrestre y como fenómeno artificial con el perfeccionamiento de la tecnología de los platos voladores y de los aviones negros que ya lleva más de cincuenta años, de los drones treinta años y de la tecnología hipersónica Mach 12  en misiles, aviónica no tripulada apenas una década, fraudes y engaños. Todo esto significa que la verdad sobre el fenómeno ovni debe ser claramente diferenciado respecto al problema de la posible existencia de ET o inteligencia extraterrestre. Por lo cual, la oscuridad sobre que reina sobre fenómeno ovni no reposa en nuestra defectuosa intelección, sino en la confusión de ambos problemas en la cosa misma.

No obstante, el nexo entre fenómeno ovni y los ET adquirió posibilidad científica desde que a principios de la década de los años 60 del siglo veinte el radioastrónomo Frank Drake y presidente del Instituto SETI formuló la ecuación que lleva su nombre para calcular la cantidad de civilizaciones en nuestra galaxia, la Vía Láctea, susceptibles de poseer emisiones de radio detectables. La ecuación de Drake identifica los factores específicos que tendrían un papel importante en el desarrollo de las civilizaciones. Sin embargo, en la actualidad la comunidad científica ha aceptado su notabilidad como primera aproximación teórica al problema, y varios científicos la han utilizado como herramienta para plantear distintas hipótesis. Entre ellas, la confluencia de la Ecuación de Drake (que afirmaba la existencia de muchas civilizaciones) con la Paradoja de Fermi (el énfasis en la ausencia de evidencias de dichas civilizaciones) mediante la consideración de importantes factores omitidos en la ecuación original. Mientras tanto la ufolatría trata de aprovechar dicha ecuación como si fuese una demostración incuestionable sobre la existencia de los ET y de su visita a la tierra desde tiempos inmemoriales.

Nuestro Sol es una estrella en la abundancia de 7×1022 estrellas en el universo observable. La Vía Láctea es sólo una de entre las 500.000.000.000 galaxias del Universo. Parecería entonces que debería haber plenitud de vida allí afuera. La ecuación original se basa en los siguientes parámetros:

N = R^{*} ~ \cdot ~ f_{p} ~ \cdot ~ n_{e} ~ \cdot ~ f_{l} ~ \cdot ~ f_{i} ~ \cdot ~ f_{c} ~ \cdot ~ L

donde N representa el número de civilizaciones que podrían comunicarse en nuestra galaxia, la Vía Láctea. Este número depende de varios factores:
R^{*} es el ritmo anual de formación de estrellas "adecuadas" en la galaxia.
f_{p} es la fracción de estrellas que tienen planetas en su órbita.
n_{e} es el número de esos planetas orbitando dentro de la ecósfera de la estrella (las órbitas cuya distancia a la estrella no sea tan próxima como para ser demasiado calientes, ni tan lejana como para ser demasiado frías para poder albergar vida).
f_{l} es la fracción de esos planetas dentro de la ecósfera en los que la vida se ha desarrollado.
f_i es la fracción de esos planetas en los que la vida inteligente se ha desarrollado.
f_c es la fracción de esos planetas donde la vida inteligente ha desarrollado una tecnología e intenta comunicarse.
L es el lapso, medido en años, durante el que una civilización inteligente y comunicativa puede existir. En 1961, Drake y su equipo asignaron los siguientes valores a cada parámetro:
R* = 10/año (10 estrellas se forman cada año)
fp = 0.5 (La mitad de esas estrellas cuentan con planetas)
ne = 2 (Cada una de esas estrellas contiene 2 planetas)
fl = 1 (El 100% de esos planetas podría desarrollar vida)
fi = 0.01 (Solo el 1% albergaría vida inteligente)
fc = 0.01 (Solo el 1% de tal vida inteligente se puede comunicar)
L = 10.000 años (Cada civilización duraría 10.000 años trasmitiendo señales)
Fórmula y solución dada por Drake:
N = 10 × 0.5 × 2 × 1 × 0.01 × 0.01 × 10,000
N = 10 posibles civilizaciones detectables.
Desde que Drake publicó los valores anteriores dados a cada parámetro se han manifestado muchos desacuerdos.
R* = Ritmo de formación de estrellas "adecuadas" en la galaxia (estrellas por año).
Según la NASA y de la Agencia Espacial Europea el ritmo de producción galáctico es de 7 estrellas por año. En el entendido que son aptas Estrellas tipo K y G y si del total de estrellas 12,1% son estrellas de tipo K y un 7,6% son estrellas tipo G como el Sol, así solamente el 19,7% de esas 7 estrellas que nacen cada año son propicias, por lo tanto solo 1,379 de esas siete estrellas anuales es verdaderamente apta.
fp = Fracción de estrellas que tienen planetas en su órbita.
Modernos investigadores del Observatorio Europeo Austral dedicados a la búsqueda de planetas piensan que una de cada tres estrellas de tipo G podría contener planetas. En la estimación no se cuenta el porcentaje de planetas en estrellas naranjas o enanas rojas.
ne = Número de esos planetas en el interior de la ecósfera de la estrella.
El número de planetas orbitando dentro de la ecósfera o zona habitable con órbita no excéntrica se estima en torno a uno de cada doscientos, con base en el único descubrimiento al respecto hasta la fecha, Gliese 581 d(en torno a una estrella enana roja). En esta estimación no se cuentan posibles satélites de exoplanetas masivos. Es posible que las limitaciones tecnológicas actuales para detectar planetas de tamaño terrestre estén alterando notablemente el dato.
fl = Fracción de esos planetas dentro de la ecósfera en los que la vida se ha desarrollado.

Charles H. Lineweaver y Tamara M. Davis (de la Universidad del Sur de Nueva Wales y del Centro Australiano de Astrobiología)  en 2002 calcularon que trece de cada cien planetas dentro de la ecósfera que han vivido alrededor de 1,000 millones de años pueden desarrollar vida. En el cálculo no se cuenta con planetas que hayan vivido menos de ese tiempo dentro de una ecósfera estable.
fi = Fracción de esos planetas en los que la vida inteligente se ha desarrollado.
La cantidad de coyunturas para que se desarrolle vida inteligente en esos planetas estables se puede extrapolar de la fracción de tiempo que representa la vida inteligente en la Tierra, en relación con el tiempo transcurrido desde la aparición de la vida unicelular. Esto es, de los 3.700 millones de años de vida en el planeta sólo en los últimos 200.000 años ha existido el Homo Sapiens.
fc = Fracción de esos planetas donde la vida inteligente ha desarrollado una tecnología e intenta comunicarse.
Según la estimación inicial de Drake, la posibilidad de desarrollar tecnología capaz de emitir señales de radiofrecuencia es de una en cien. Este valor es conjetural. Otra alternativa para estimar la cantidad de oportunidades para que la vida inteligente emita radiofrecuencias, consistiría en extrapolar la fracción de tiempo que pueda durar la humanidad transmitiendo señales de radio en relación al tiempo transcurrido desde su aparición (hace 200 mil años). El lapso de tiempo que pueda durar la civilización industrial emitiendo señales de radio se podría basar del dato aportado en el parámetro L.
L = El lapso de tiempo que una civilización inteligente y comunicativa puede existir (años).

La esperanza de vida calculada para una civilización inteligente, industrial y comunicativa fue presentada en un artículo de la revista Scientific American por Michael Shermer, y fue de 420 años en promedio, con base en la observación de 60 civilizaciones humanas antiguas que usaron una tecnología preindustrial. Según la Teoría de Olduvai el tiempo de vida de la actual civilización industrial será de 100 años (1930-2030) coincidiendo más o menos en su aparición con el comienzo de emisiones de radio (1938).
Entonces ahora tenemos la ecuación:
N = R × fp × ne × fl × fi × fc × L
Estimación hecha por Drake:
N = 10 × 0.5 × 2 × 1 × 0.01 × 0.01 × 10,000
N = 10 posibles civilizaciones detectadas al año.
Estimación hecha contando la estimación de duración de la civilización hecha por Michael Shermer con el parámetro fc de Drake:
N = 1.3793 × 0.3334 × 0.0055 × 0.137 × 0.0000548 9 × 0.01 × 42012 
N = 0.0000000676963 posibles civilizaciones detectadas al año.
Estimación hecha contando la estimación de duración de una civilización hecha por Michael Shermer
N = 1.3793 × 0.3334 × 0.0055 × 0.137 × 0.0000548 9 × 0.002112 × 42012 
N = 0.0000000142162 posibles civilizaciones detectadas al año.
Todo lo cual da solamente una civilización detectada cada 70.342.300 años en la Vía Láctea.  Una civilización detectada al año dentro de un grupo de 70.342.300 galaxias del tamaño de la Vía Láctea.

Según estimaciones recientes del número de estrellas en el universo debe haber al año 4975 civilizaciones emitiendo señales de radio en todo el universo observable. Valor hecho contando la variable de duración de la civilización industrial actual por la Teoría de Olduvai con el parámetro fc de Drake:
N = 1.3793 × 0.3334 × 0.0055 × 0.137 × 0.0000548 9 × 0.01 × 10013 
N = 0.0000000161182 posibles civilizaciones detectadas al año.
Cálculo contando la estimación de duración de la civilización industrial actual por la Teoría de Olduvai:
N = 1.3793 × 0.3334 × 0.0055 × 0.137 × 0.0000548 9 × 0.000513 × 10013 
N = 0.000000000805908 posibles civilizaciones detectadas al año.

Una civilización detectada cada 1.240.836.423 años en la Vía Láctea. Una civilización detectada al año dentro de un grupo de 1.240.836.423 galaxias del tamaño de la Vía Láctea. Considerando el número de estrellas de cálculos recientes debe haber al año 282 civilizaciones emitiendo señales de radio en todo el universo observable.  Cada una de esas civilizaciones tiene una separación de 2 mil millones de años luz con respecto a otra. Cerca de 110 de esas civilizaciones habitan en torno a una estrella tipo G. Esto es que en los últimos 7 mil 500 millones de años en la Vía Láctea solamente han existido de dos a tres civilizaciones con tecnología muy parecida a la nuestra en torno a una estrella de tipo G. Es decir, en 7 mil 500 millones de años en el universo observable han existido 819 mil millones de civilizaciones con tecnología muy parecida a la nuestra en torno a una estrella de tipo G.

Lo más desconcertante del resultado de la ecuación modificada de Drake es que si es tan abundante la vida inteligente tecnológica, entonces por qué no hay evidencia alguna. Debido a la falta de evidencias muchos parámetros de la ecuación podrían variar notablemente.

Se han propuesto profundos cambios a favor de la presencia de vida más abundante:
-No se ha elucidado si las ecósferas de planetas en estrellas enanas naranjas, o enanas rojas, pudieran ser estables, mejorando la cifra en torno a R en caso de que fueran aptas.
-No se cuentan posibles satélites de exoplanetas masivos, mejorando la cifra en torno a fp.
-Empleo de mejor tecnología para detectar planetas rocosos de tamaño terrestre, mejoraría la cifra en torno a ne.
-Se debiera considerar otras formas de vida, disímiles al ADN o ARN y en otras situaciones físicas.

Ahora bien, las consideraciones en contra de la vida más abundante son más serias y afectarían notablemente los resultados de la ecuación de Drake a derivaciones tan dramáticas como el de ser la Tierra el único planeta con vida en el universo, pero como estas variables no justificarían ni la existencia de SETI ni alentarían las precipitadas hipótesis de la cultura popular, entonces no son tan apreciadas o tomadas en cuenta:

-(CE) Sin contar a los letales cometas y asteroides, no se consideran dentro de las Catástrofes Estelares (CE) las mortíferas explosiones de rayos gamma, explosiones de galaxias y sismos galácticos, que harían que el universo sea una zona muy hostil para la posibilidad de abundante vida. Una de estas monstruosas explosiones fue captada el 27 de abril del 2014 y fue bautizada como GRB 130427A por la NASA, que la observó desde los telescopios terrestres y el Telescopio Espacial de Rayos Gamma Fermi, como la explosión más potente y duradera jamás vista. Las explosiones de rayos gamma son el fenómeno más luminoso del universo y se produce cuando una estrella muere y colapsa en un agujero negro. Esta explosión sucedió a 3,700 millones de años luz de nosotros y, según los astrónomos es una distancia bastante cercana s otras ocurridas. Estos fenómenos no son considerados por la ecuación de Drake y de hacerlo confirmaría que la vida superior en el planeta Tierra es un fenómeno privilegiado en el universo.

-No se cuentan planetas que hayan vivido menos de 1000 millones de años en una ecósfera estable como criterio generador de vida, pudiendo cambiar la cifra en torno a fl.

-(AD) No se toma en cuenta la fracción de planetas en que vida inteligente se ha autodestruido (AD).

-(AC) Tampoco Drake considera aquella fracción de planetas con elementos químicos propicios para la vida, como el agua o la fuente de carbón (AC) y otros tantos requisitos, pero pueden estar implícitos en torno a fl.

-(RO) No se cuentan con parámetros que puedan definir  la hipótesis de la Tierra rara como ubicada en la zona “ricitos de oro”:
1.       La ubicación del sol en el disco galáctico.
2.      Efecto joviano (producido por Júpiter), que sirve de escudo protector.
3.      Efecto lunar, que estabiliza el eje de rotación terrestre.
4.      Efecto de la tectónica de placas terrestre, que sirven de termostato.
5.      Efecto del núcleo terrestre, protegiendo la atmósfera del viento solar.
6.      Vulcanismo que renueva elementos químicos y aporta metales a la atmósfera y superficie de los planetas.
7.      Ritmos y tiempos de eventos históricos y pautas de crecimiento poblacional que pudieran no ser las mismas que el de la historia humana. Cambiaría la cifra en torno a fc y L.

Como vemos no se trata solamente que los exoplanetas puedan tener agua, sino que son muchos los factores que deben concurrir para que el agua sea un elemento activo para la existencia vida inferior y superior. Por consiguiente afirmar como Jeremy Leconte: "Los planetas con océanos potenciales podrían tener un clima mucho más similar al de la Tierra de lo que se esperaba", no prueba que existan exoplanetas con condiciones similares a la Tierra para generar vida. Jeremy Leconte, un estudiante de postdoctorado del Instituto Canadiense de Astrofísica Teórica (CITA) de la Universidad de Toronto, es autor principal de un estudio al respecto publicado en la revista “Science”. Su argumento es que hasta hace poco, los científicos creían que la mayoría de los exoplanetas presentaban un comportamiento distinto al de la Tierra, que les hacía rotar alrededor de su estrella mostrando siempre uno de sus hemisferios. Esto causaría que dichos planetas tuvieran una de sus caras en perpetua oscuridad y a muy bajas temperaturas. Pero, al respecto, hay que decir que es insuficiente que sus dos hemisferios reciban la luz de su estrella para que el agua produzca vida. Pues como ya hemos enumerado existen otras condiciones esenciales aun no halladas en ningún exoplaneta detectado.

Ahora bien, teniendo en cuenta nuestra contribución con los otros factores la ecuación sería:
N = R × fp × ne × fl × fi × fc × L× CE × AD × AC × RO, y con lo cual se obtiene el resultado ponderado de una sola civilización  en todo el universo, a saber, la nuestra.

Científicamente el mérito de la Ecuación de Drake estriba en la idea de calcular el número de civilizaciones en el universo, pero una vez complementado con otros factores decisivos y no tomados en cuenta en la ecuación, la solución numérica tiende a reducirse dramáticamente a solamente nuestro planeta Tierra. Todo lo cual desmiente los cálculos demasiados optimistas que dan valores tan desproporcionados como diez millones de civilizaciones y, más bien, nos conduce a una sola civilización.

Este resultado científico que refrenda la versión bíblica es obviamente desilusionante para la hipótesis ET, porque lleva a la ciencia misma a descartar su posibilidad y deshace la versión ufolátrica que toma a los ET como dioses. Ante esto los defensores de la conexión ovni-extraterrestre se aferran compulsiva y obsesivamente a la tesis del pequeño porcentaje de no identificados. Pero la llamada Falacia Residual no prueba nada y, al contrario, confirma la regla. De manera que un pequeño porcentaje de casos no explicados no pueden hacer valer un “círculo cuadrado”.

Ante las evidencias racionales que niegan la existencia de otras civilizaciones, la explicación de la insistencia en la existencia de la conexión ovni-extraterrestre nos remite al ámbito del deseo humano que se consuela con el mito espacial moderno por el debilitamiento de su fe en lo trascendente. Aquí sale a luz, una vez más, la explicación psicológica ofrecida por Carl Gustav Jung del fenómeno ovni, como mito moderno que se fundamenta en el inconsciente colectivo. Más adelante veremos que esto no es exacto, y en vez de “mito” se debería hablar de “mitoide”.  La aguda inteligencia de Jung no advierte que el concepto de mito para su cabal comprensión requiere librarse de la carga intelectualista y prejuiciada de la Ilustración, para comprender su correspondencia con lo numinoso. En el fondo se trataría de la búsqueda de un consuelo y esperanza en algo inmanente en medio de una época profundamente debilitada en lo espiritual y religioso.


En una palabra, el ajuste racional y perentorio de la ecuación de Drake permite descartar la existencia de vida inteligente en el universo y deslindar entre los dos problemas anteriores –el problema del fenómeno ovni y el problema de la tecnología ovni- y una tercera dimensión del problema, a saber, la inteligencia extraterrestre. Y por rigor metodológico y cognoscitivo se impone su diferenciación entre los tres.

Lima, Salamanca 21 de enero 2015


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