miércoles, 7 de mayo de 2025

Fenomenología y trascendencia: una crítica desde el ontorrealismo y la teoética

 


Fenomenología y trascendencia: una crítica

 desde el ontorrealismo y la teoética

Gustavo Flores Quelopana

Seminario de Problemas Filosóficos Contemporáneos

Universidad Nacional de Educación

Enrique Guzmán y Valle (La Cantuta)-12 de mayo 2025

 

RESUMEN. - La conferencia aborda la fenomenología desde la perspectiva ontorrealista y teoética, cuestionando su énfasis en la inmanencia y proponiendo la trascendencia como principio ontológico fundamental. Se analiza el método fenomenológico de Husserl, incluyendo la reducción eidética y la intencionalidad de la conciencia. Se critican las visiones de Heidegger, Scheler y Sartre por su enfoque en la finitud y la subjetividad. Se menciona la fenomenología de la donación de Jean-Luc Marion y sus límites dentro de la tradición husserliana. También se presentan exponentes de la fenomenología en Perú y América Latina, señalando su falta de integración con la metafísica y la teología. Finalmente, se propone una fenomenología ontorrealista que recupere el realismo ontológico sin abandonar su rigor metodológico.

 

Distinguidos asistentes,

Hoy quiero compartir con ustedes mi visión sobre la fenomenología contemporánea y cómo, desde mi filosofía ontorrealista y teoética, considero necesario replantear sus fundamentos. La fenomenología, desde Edmund Husserl hasta sus exponentes actuales, ha privilegiado la inmanencia de la experiencia, dejando en segundo plano la trascendencia. Pero ¿qué ocurre si invertimos esta relación y reconocemos que la realidad no puede agotarse en el horizonte intencional de la conciencia?

 

1. Fases de la Fenomenología

Se podría decir que la fenomenología tiene una evolución que, en cierto sentido, transita de un enfoque ontológico en la filosofía antigua y medieval a uno gnoseológico en la filosofía moderna.

En la Antigüedad y la Edad Media, los filósofos estaban profundamente interesados en la naturaleza del ser, la realidad y la existencia. Por ejemplo, Platón con su teoría de las Ideas y Aristóteles con su metafísica buscaban explicar la estructura fundamental del ser. En la Edad Media, Tomás de Aquino desarrolló una ontología basada en la relación entre el ser y Dios. Esta preocupación ontológica sienta algunas bases para lo que más tarde sería la fenomenología.

Con la llegada de la modernidad, el giro se orienta más hacia la teoría del conocimiento. Descartes introduce la duda metódica y el sujeto pensante, lo que influye en la forma en que se entenderá la fenomenología moderna. Posteriormente, Kant enfatiza la estructura de la experiencia y las condiciones del conocimiento. Con Husserl, la fenomenología ya se define como un método para estudiar la conciencia y sus actos intencionales, estableciendo un enfoque más gnoseológico.

 

 

2. Sentido pre-husserliano de Fenomenología

o   Implicaciones fenomenológicas en Descartes

Descartes no desarrolló una fenomenología en el sentido moderno, pero su pensamiento tiene implicaciones fenomenológicas importantes, especialmente en su método y en su concepción del sujeto.

La epojé cartesiana y la reducción fenomenológica

Descartes introduce la duda metódica, que consiste en poner entre paréntesis todo conocimiento previo para alcanzar una certeza absoluta. Este procedimiento es similar a la epojé husserliana, que busca suspender los juicios sobre la realidad para analizar la conciencia pura.

La intencionalidad y el cogito

En la fenomenología de Husserl, la conciencia siempre es conciencia de algo, lo que se conoce como intencionalidad. En Descartes, el famoso cogito ergo sum establece que el pensamiento es la única certeza indudable, lo que implica que la conciencia tiene una estructura reflexiva que puede ser vista como un antecedente de la fenomenología.

La relación sujeto-objeto

Descartes separa radicalmente el sujeto pensante (res cogitans) del mundo externo (res extensa). En la fenomenología, esta relación se estudia desde la perspectiva de cómo los objetos aparecen en la conciencia, lo que puede interpretarse como una evolución del dualismo cartesiano

o   Implicaciones fenomenológicas en Kant

La fenomenología no es un concepto central en la filosofía de Kant, pero su pensamiento sí tiene implicaciones fenomenológicas, especialmente en la distinción entre su período precrítico y crítico.

Kant precrítico

Antes de la Crítica de la razón pura (1781), Kant estaba influenciado por el racionalismo de Leibniz y Wolff, así como por el empirismo de Newton. En este período, su pensamiento aún no había desarrollado la distinción entre fenómeno y noúmeno. Su enfoque era más cosmológico y metafísico, buscando explicar la estructura del universo y la naturaleza del conocimiento desde una perspectiva más especulativa.

Kant crítico

Con la Crítica de la razón pura, Kant introduce su giro copernicano: la distinción entre fenómeno (lo que aparece a la conciencia) y noúmeno (la realidad en sí misma, inaccesible para el conocimiento humano). Aquí, su pensamiento se vuelve más fenomenológico en el sentido de que piensa que el conocimiento humano está limitado por las estructuras de la experiencia y la percepción. En este sentido, la fenomenología kantiana se relaciona con su teoría del conocimiento, donde los objetos del mundo no son conocidos en sí mismos, sino a través de las condiciones de la sensibilidad y el entendimiento.

o   Implicaciones fenomenológicas en Hegel

La fenomenología en Hegel es un concepto clave dentro de su filosofía, especialmente en su obra Fenomenología del espíritu (1807). En este libro, Hegel desarrolla un método dialéctico para explicar el desarrollo de la conciencia hacia el conocimiento absoluto.

Aspectos centrales de la fenomenología en Hegel

-El camino de la conciencia: La fenomenología describe el proceso por el cual la conciencia pasa de una percepción inmediata y subjetiva a una comprensión racional y absoluta del mundo.

-La dialéctica: Hegel introduce la dialéctica como el mecanismo mediante el cual la conciencia avanza, superando contradicciones internas y alcanzando niveles superiores de comprensión.

-La relación entre sujeto y objeto: A diferencia de Kant, que separa el fenómeno del noúmeno, Hegel plantea que el conocimiento se desarrolla a través de la interacción entre el sujeto y el objeto en un proceso histórico.

-El saber absoluto: La fenomenología culmina en el saber absoluto, donde la conciencia reconoce que su conocimiento no es externo a la realidad, sino que forma parte de ella.

 

3. El método fenomenológico de Husserl y sus categorías

Para comprender la fenomenología en sus fundamentos, es crucial analizar el método fenomenológico desarrollado por Edmund Husserl, expuesto en Investigaciones lógicas (1900-1901) y profundizado en Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica (1913). Este método busca describir los fenómenos tal como aparecen en la conciencia, sin presuposiciones metafísicas ni teorías externas que puedan distorsionar la percepción de la experiencia.

- La reducción fenomenológica

Husserl propuso la reducción fenomenológica como el procedimiento central para acceder a la esencia de los fenómenos. Este proceso implica suspender o poner entre paréntesis (epojé) todo juicio sobre la existencia del mundo exterior y enfocarse exclusivamente en la manera en que los objetos se presentan en la conciencia. De esta manera, se evita cualquier contaminación por creencias o presuposiciones que puedan alterar la experiencia pura del fenómeno.

- Las categorías fundamentales del método

El método fenomenológico husserliano se articula a través de varias categorías clave:

  • Intencionalidad: La conciencia siempre está dirigida hacia algo; es decir, no existe una conciencia vacía, sino que toda experiencia está orientada hacia un objeto.
  • Esencia y fenomenalidad: Husserl distingue entre lo meramente empírico y la esencia del fenómeno. A través de la reducción eidética, es posible captar las estructuras esenciales de la experiencia más allá de sus manifestaciones individuales.
  • Noesis y Noema: Husserl distingue entre la noesis, que es el acto de percepción o pensamiento, y el noema, que es el contenido intencional del objeto percibido. Esta dualidad permite analizar cómo el objeto se configura en la experiencia subjetiva.
  • Horizonte de la experiencia: Cada fenómeno se inscribe dentro de un horizonte de sentido, lo que significa que su significado está relacionado con el contexto y las experiencias previas que lo enmarcan. La conciencia nunca percibe un objeto de manera aislada, sino dentro de un marco de referencias implícitas.

 

4. Principales obras

1. Investigaciones lógicas (1900-1901)

Husserl critica el psicologismo en la lógica y establece los fundamentos de la intencionalidad de la conciencia, mostrando que todo acto mental está dirigido hacia un objeto. También desarrolla la noción de esencias, fundamentales en su método fenomenológico.

2. La idea de la fenomenología (1907)

En esta obra, Husserl presenta cinco lecciones donde profundiza en la reducción fenomenológica, diferenciándola de la actitud natural. También introduce una crítica de la razón, clave para su evolución filosófica.

3. Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica (1913)

Aquí Husserl define la fenomenología como método y estructura su enfoque filosófico. Establece la diferencia entre noesis (acto de la conciencia) y noema (contenido del acto), permitiendo una descripción más precisa de la experiencia. También profundiza en la reducción fenomenológica como vía para acceder a las esencias puras.

4. Lógico formal y lógica trascendental (1929)

En esta obra, Husserl distingue entre lógica formal (estructura abstracta del pensamiento) y lógica trascendental (cómo la conciencia constituye el significado de los juicios). Busca fundamentar la lógica en la fenomenología, explorando su origen en la experiencia subjetiva.

5. Meditaciones cartesianas (1931)

Husserl desarrolla aquí la fenomenología trascendental y profundiza en la estructura de la conciencia. Retoma la reducción fenomenológica y enfatiza la intersubjetividad, mostrando cómo la conciencia no es un ente aislado, sino que se constituye en relación con otras conciencias.

6. La crisis de las ciencias europeas y la fenomenología trascendental (1936)

Esta obra tardía reflexiona sobre la crisis del pensamiento occidental y la pérdida de sentido en la ciencia moderna. Husserl propone la fenomenología como método para recuperar la conexión entre el conocimiento y la experiencia vivida, introduciendo una noción más desarrollada de intersubjetividad y explorando la relación entre la historia y la filosofía.

 

5. Críticas de post-husserlianos

Las críticas de Scheler, Heidegger y Nicolai Hartmann a la fenomenología de Husserl se centran en distintos aspectos fundamentales de su método y su concepción de la conciencia.

Max Scheler: Crítica a la reducción fenomenológica

Scheler cuestiona la reducción fenomenológica de Husserl, argumentando que esta metodología es demasiado rígida y abstracta. Para Scheler, la fenomenología debe incluir una dimensión emocional y axiológica, es decir, considerar los valores y sentimientos como elementos esenciales de la experiencia humana.

Martin Heidegger: Crítica al enfoque epistemológico

Heidegger critica la fenomenología husserliana por su énfasis en la conciencia como punto de partida del conocimiento. En su obra Ser y tiempo, Heidegger propone una fenomenología más ontológica, centrada en el Dasein (ser-ahí), es decir, en la existencia concreta del ser humano en el mundo. Para él, Husserl sigue atrapado en una visión demasiado teórica y subjetivista, pues el Dasein es un ser-en-el-mundo.

Nicolai Hartmann: Crítica a la estructura del conocimiento

Hartmann critica la fenomenología husserliana por su tendencia a reducir la realidad a la conciencia intencional. Según Hartmann, el conocimiento debe reconocer la existencia de estratos ontológicos independientes, es decir, niveles de realidad que no dependen exclusivamente de la percepción subjetiva.

Sartre: Crítica a la conciencia trascendental

Sartre, en El ser y la nada, critica la fenomenología husserliana por su énfasis en la conciencia trascendental. Para Sartre, la conciencia no es un mero receptor de fenómenos, sino que está estructurada por la libertad radical. Además, rechaza la idea de una conciencia pura y propone que la existencia precede a la esencia, lo que lo aleja de la fenomenología husserliana.

Merleau-Ponty: Crítica a la reducción fenomenológica

Merleau-Ponty, en Fenomenología de la percepción, critica la reducción fenomenológica de Husserl, argumentando que el cuerpo y la percepción son fundamentales para la experiencia. Para él, la conciencia no es un ente aislado, sino que está enraizada en el mundo a través de la corporalidad. Su enfoque enfatiza la experiencia vivida, en contraste con la fenomenología más abstracta de Husserl.

Marxismo: crítica al solipsismo

Marxistas también criticaron la fenomenología de Husserl, especialmente por su tendencia al idealismo subjetivo y al solipsismo. Lukács y Gramsci argumentaron que la fenomenología husserliana encerraba al sujeto en su propia conciencia, sin una conexión real con las estructuras materiales y sociales. Desde una perspectiva marxista, la fenomenología de Husserl es problemática porque:

·         Prioriza la conciencia sobre la realidad material, lo que contradice la visión materialista del marxismo.

·         Reduce la experiencia a la subjetividad individual, dejando de lado la influencia de las condiciones socioeconómicas.

·         No considera la praxis, es decir, la transformación activa del mundo por parte del sujeto.

 

6. El límite del principio de inmanencia

Desde sus inicios, la fenomenología ha centrado su método en la descripción de los fenómenos tal como aparecen en la conciencia. Husserl, en Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica (1913), estableció la reducción fenomenológica como el método para acceder a la esencia de los objetos, mientras que Martin Heidegger, en Ser y tiempo (1927), desplazó esta mirada hacia la pregunta por el ser. Sin embargo, ambas perspectivas parten del supuesto de que el mundo es accesible únicamente desde la experiencia humana. Aquí es donde mi ontorrealismo plantea una objeción fundamental: la realidad es más que su correlación con la conciencia.

Autores como Jean-Luc Marion han intentado romper con esta estructura a través de su fenomenología de la donación, planteando en Siendo dado (1997) que ciertos fenómenos desbordan la intencionalidad. Sin embargo, considero que esta aproximación sigue atrapada en la lógica fenomenológica tradicional, sin reconocer que la trascendencia no es un mero exceso de sentido, sino un principio ontológico necesario.

 

7. Limitaciones de post-husserlianos

A pesar de sus contribuciones a la fenomenología, Scheler, Heidegger y Sartre presentan limitaciones en sus enfoques que deben ser señaladas, especialmente desde una perspectiva ontorrealista y teoética.

Scheler: El divorcio entre valor y trascendencia divina

Max Scheler, en El formalismo en la ética y la ética material de los valores (1913), realizó una contribución clave al integrar la fenomenología en el ámbito axiológico. Sin embargo, su interpretación del valor conlleva una separación entre la estructura valorativa y la trascendencia divina. Su desarrollo posterior tiende a secularizar la jerarquía de los valores, dejando de lado su vinculación ontológica con lo absoluto.

Heidegger: Ontología temporalista y anti-eternalista

Martin Heidegger, en Ser y tiempo (1927), redefine la fenomenología al desplazar su eje hacia la ontología del ser. Sin embargo, su concepción del Dasein como ser-ahí en el mundo lo lleva a una interpretación profundamente temporalista, en la que la existencia humana se define por su relación con la finitud y la muerte. Esta perspectiva elimina cualquier consideración de la eternidad.

Sartre: La idolatría del ser finito

Jean-Paul Sartre lleva la fenomenología hacia el existencialismo radical en El ser y la nada (1943), afirmando que la conciencia es libertad absoluta y negando la existencia de cualquier estructura ontológica previa. Su rechazo de toda trascendencia desemboca en una exaltación extrema del ser finito, convirtiendo la autonomía humana en una forma de autosuficiencia ontológica.

 

8. Fenomenología en el Perú y sus exponentes

La fenomenología en el Perú ha tenido algunos exponentes relevantes como Francisco Miró Quesada, Rose Mary Rizo Patrón y Augusto Salazar Bondy.

  • Miró Quesada, en Problemas de la fenomenología (1967), exploró su relación con el racionalismo, aunque sin profundizar en la dimensión ontológica trascendental.
  • Rizo Patrón, con obras como Husserl: Mundo, conciencia e intersubjetividad (1998) y La fenomenología como filosofía trascendental (2001), ha sido una de las principales difusoras de la fenomenología husserliana en América Latina.
  • Salazar Bondy, aunque más crítico de la filosofía dependiente en ¿Existe una filosofía de nuestra América? (1968), tuvo una etapa en la que exploró la fenomenología desde el análisis de la subjetividad.

 

9. Fenomenología en América Latina: Autores y Críticas

En América Latina destacan Antonio Gómez Restrepo, Samuel Ramos, Julio César Prieto, José Gaos, Luis Villoro, Eugenio Pucciarelli y Ricardo Maliandi, quienes han trabajado la fenomenología en diversos campos. Sin embargo, la fenomenología latinoamericana ha estado marcada por ciertos límites:

  • Enfoque en la subjetividad, la política y la historia, sin profundizar en la trascendencia ontológica.
  • Influencia del existencialismo, lo que ha llevado a una visión temporalista y finita del ser.
  • Falta de integración con la teología y la metafísica, a diferencia de la fenomenología europea.

Desde la crítica ontorrealista y teoética, la fenomenología latinoamericana tiene un gran potencial, pero necesita una mayor integración con la reflexión sobre la trascendencia.

 

10. Hacia una fenomenología ontorrealista

Por mi parte propongo una fenomenología transformada, una que recupere el realismo ontológico sin abandonar su rigurosidad metodológica. La trascendencia debe ser integrada no como un mero concepto abstracto, sino como una realidad que estructura la existencia. Las críticas de los post-husserlianos han sido desde el principio de la inmanencia, pero es necesario subrayarlo mismo desde la perspectiva de la trascendencia.

Una fenomenología ontorrealista debe reconocer la trascendencia como fundamento de la estructura del ser, evitando la tendencia reduccionista que encierra la experiencia en la pura inmanencia de los entes finitos y de la conciencia. En lugar de considerar la realidad como un mero correlato de la conciencia, es necesario admitir que el ser tiene su propia consistencia ontológica, independiente de su manifestación fenoménica. La fenomenología no debe limitarse a describir los modos en que la realidad se presenta, sino también explorar las condiciones ontológicas que hacen posible su aparición. Así, el horizonte fenomenológico debe ampliarse hacia una ontología estructural donde la trascendencia no sea una mera categoría interpretativa, sino un aspecto constitutivo de la existencia misma.

Además, esta aproximación ontorrealista abre la posibilidad de una fenomenología de la apertura al mundo, donde el sujeto no es solo quien da sentido a lo real, sino quien se encuentra ya inmerso en una realidad que lo sobrepasa y lo interpela. Esta fenomenología recupera la noción de un ser-en-el-mundo más allá de la subjetividad, reconociendo que el sujeto no es el único centro de la experiencia, sino que su existencia está dada en un diálogo con la trascendencia ontológica. De este modo, la fenomenología transformada no solo interpreta la aparición de los fenómenos, sino que también afirma su realidad ontológica, equilibrando la rigurosidad metodológica con un compromiso con la estructura metafísica del ser.

 

Les agradezco su atención y los invito a reflexionar juntos sobre el futuro de la fenomenología. ¡Muchas gracias!

 

Bibliografía (APA 7ª edición)

  • Gaos, J. (1969). Introducción a la fenomenología. Fondo de Cultura Económica.
  • Gómez Restrepo, A. (1956). Fenomenología y metafísica. Universidad Nacional de Colombia.
  • Heidegger, M. (1927). Ser y tiempo. Niemeyer.
  • Husserl, E. (1900-1901). Investigaciones lógicas. Niemeyer.
  • Husserl, E. (1913). Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica. Niemeyer.
  • Marion, J.-L. (1997). Siendo dado. Presses Universitaires de France.
  • Maliandi, R. (2004). Fenomenología y ética. Universidad Nacional de La Plata.
  • Miró Quesada, F. (1967). Problemas de la fenomenología. Fondo de Cultura Económica.
  • Pucciarelli, E. (1987). Fenomenología y existencia. Universidad de Buenos Aires.
  • Ramos, S. (1938). El perfil del hombre y la cultura en México. Fondo de Cultura Económica.
  • Rizo Patrón, R. M. (1998). Husserl: Mundo, conciencia e intersubjetividad. Fondo Editorial PUCP.
  • Rizo Patrón, R. M. (2001). La fenomenología como filosofía trascendental. Fondo Editorial PUCP.
  • Rizo Patrón, R. M. (1993) El pensamiento de Husserl en la reflexión filosófica contemporánea. PUCP.
  • Salazar Bondy, A. (1968). ¿Existe una filosofía de nuestra América?. Siglo XXI.
  • Sartre, J.-P. (1943). El ser y la nada. Gallimard.
  • Scheler, M. (1913). El formalismo en la ética y la ética material de los valores. Niemeyer.
  • Villoro, L. (1998). Los grandes temas de la filosofía contemporánea. Fondo de Cultura Económica.

TEOÉTICA Y DATAÍSMO

 TEOÉTICA Y DATAÍSMO

Por Gustavo Flores Quelopana


 

Resumen La ponencia desafía las dinámicas deshumanizantes del Dataísmo y la cibercracia, denunciando cómo estas estructuras subordinan al ser humano a la técnica, despojándolo de su dignidad y autonomía. Critica corrientes filosóficas como el existencialismo técnico de Heidegger, el pragmatismo relativista de Rorty y el pensamiento débil de Vattimo, argumentando que su inmanentismo no ofrece una solución robusta frente al vacío ontológico y ético de la modernidad. La Teoética emerge como una alternativa trascendental que guía el uso de la técnica hacia principios universales como la justicia y la equidad, promoviendo la soberanía humana y resistiendo el hiperimperialismo digital de corporaciones globales. Al enfrentar objeciones como su supuesto idealismo o exclusión secular, demuestra ser inclusiva y pragmática, capaz de inspirar reformas concretas. El libro propone una visión transformadora, donde la dignidad humana es el eje para construir un futuro ético, justo y digno en medio de los retos contemporáneos.

 

Introducción La crisis ontológica, ética y geopolítica de nuestra época no tiene precedentes. Desde la supremacía del Dataísmo hasta la deshumanización del ser bajo la lógica técnica, la modernidad inmanentista ha transformado radicalmente nuestra relación con la existencia. Mi libro, Teoética y Dataísmo: Ser, Trascendencia y Geopolítica ante el Hiperimperialismo Digital (2025), aborda esta encrucijada histórica desde un marco trascendental, desafiando los paradigmas establecidos por múltiples tradiciones filosóficas que han intentado comprender el lugar del ser humano en un mundo gobernado por la técnica. En esta ponencia, no solo abordaré el desafío del Dataísmo, sino también mis discrepancias con autores como Heidegger, Gianni Vattimo, Richard Rorty, y el pragmatismo ético, entre otros, sobre cómo superar los retos éticos y metafísicos de la era digital.

I. El Dataísmo y la supremacía técnica El Dataísmo, término popularizado por Yuval Noah Harari en obras como Homo Deus, eleva los datos y algoritmos al nivel de entidades trascendentes. Según este paradigma, la acumulación y el procesamiento de datos no son simplemente herramientas técnicas; representan una nueva forma de construir la realidad y de comprender la existencia. Esta visión, que encarna una hiperrealidad digital, fragmenta al ser humano y lo convierte en un objeto manipulable por flujos de información y poder algorítmico.

Sin embargo, su lógica instrumentalista deriva de las raíces inmanentistas de la modernidad, una crítica que autores como Martin Heidegger ya habían anticipado en Ser y tiempo. Heidegger advirtió que el "olvido del ser" era un peligro inherente al enfoque técnico de la existencia, donde los entes son desprovistos de su fundamento ontológico y tratados como simples recursos funcionales. El Dataísmo, como máxima expresión de esta tendencia, profundiza la crisis al establecer una relación utilitaria entre el ser humano y la técnica.

En este marco, emerge el concepto de cibercracia deshumanizante, que en mi obra define la evolución del poder digital hacia un modelo de control que deshumaniza al individuo. Bajo la cibercracia, los datos reemplazan las decisiones humanas, automatizando procesos sociales y políticos de tal manera que las personas quedan subordinadas a sistemas algorítmicos que priorizan la eficiencia sobre la dignidad humana. Esto no solo refuerza la fragmentación ontológica de la modernidad, sino que consolida un poder descentralizado y anónimo que aliena al ser humano de su esencia.

Mi polémica con Heidegger se centra aquí: aunque reconoce el peligro de la técnica como una fuerza deshumanizadora, su visión permanece atrapada en una crítica inmanente que no ofrece salida hacia una dimensión trascendental. En mi obra argumento que, sin recuperar la relación entre el ser y lo eterno, la cibercracia deshumanizante y el Dataísmo perpetúan el mismo vacío ontológico que Heidegger denuncia, pero sin capacidad de resistencia ética ni ontológica.

Por otro lado, autores pragmatistas como Richard Rorty, con su Contingencia, ironía y solidaridad, y éticos débiles como Gianni Vattimo en El fin de la modernidad, han defendido una adaptación flexible a las condiciones técnicas contemporáneas, argumentando que la trascendencia y los valores universales son innecesarios. Mi obra cuestiona esta perspectiva, señalando que sin principios trascendentales, la técnica queda desprovista de orientación ética y se convierte en una herramienta de dominación. ¿Es suficiente aceptar la lógica del Dataísmo como inevitable? ¿Cómo podemos superar su influencia sin caer en un rechazo absoluto de los avances técnicos?

II. Debate metafísico: Teoética y la trascendencia del ser La Teoética plantea un marco trascendental en contraste con la visión fragmentada del Dataísmo y las limitaciones del análisis heideggeriano. Inspirada en la metafísica realista de Tomás de Aquino y en las reflexiones de Emmanuel Levinas, propone recuperar la dimensión trascendental del ser como guía para la técnica y la política. Este enfoque se fundamenta en la idea de que el ser humano, lejos de ser reducido a lo utilitario, encuentra su sentido en su orientación hacia Dios y en su participación en valores absolutos.

Cornelio Fabro, en su crítica al existencialismo moderno, argumentó que sin una referencia trascendental, el ser humano queda atrapado en un vacío ontológico que perpetúa la fragmentación de la modernidad. Esta fragmentación es visible en la ética técnica contemporánea, que prioriza la eficiencia sobre la dignidad. En esta línea, Hans Jonas, desde su principio de responsabilidad, subrayó que la técnica debe ser regulada por valores que trasciendan el presente y consideren las implicaciones futuras de sus aplicaciones.

El concepto de hiperimperialismo digital juega un papel crucial aquí. Este término, desarrollado en mi obra, define la concentración de poder global en manos de corporaciones tecnológicas y estados que dominan los flujos de datos y algoritmos a nivel mundial. El hiperimperialismo digital no solo perpetúa desigualdades económicas y geopolíticas, sino que deshumaniza las relaciones internacionales al establecer sistemas de control algorítmico que carecen de principios éticos trascendentales. En contraste, la Teoética propone que el ser humano recupere su soberanía sobre la técnica, subordinándola a valores que promuevan el bien común y la justicia global.

En este contexto, mi obra establece una crítica directa a Heidegger. Aunque su análisis del ser reconoce la importancia de un horizonte más amplio que la lógica técnica, su rechazo explícito de la trascendencia limita la posibilidad de una solución integral a la crisis moderna. Propongo que, sin recuperar la relación entre el ser y lo eterno, cualquier crítica a la técnica permanece incompleta y perpetúa el mismo "olvido del ser" que Heidegger denuncia.

III. Debate ético: la resistencia frente al nihilismo técnico La dimensión ética de la Teoética se enfrenta directamente al nihilismo cultural inherente al Dataísmo y a la modernidad inmanentista. Este nihilismo, que autores como Friedrich Nietzsche identificaron como la negación de valores absolutos, ha dado paso a una ética relativista y utilitaria que reduce las decisiones morales a lo funcional. Mi obra denuncia que esta perspectiva, lejos de resolver los dilemas contemporáneos, agrava la crisis al eliminar cualquier referencia universal que pueda orientar la acción humana.

En este contexto, se encuentra el debate entre las éticas débiles y las éticas trascendentales. Gianni Vattimo, desde su perspectiva de "pensamiento débil," sostiene que los valores deben ser fluidos y adaptarse a las circunstancias. En contraste, Charles Taylor en La ética de la autenticidad y Michael Sandel en Justicia: ¿Hacemos lo que debemos? defienden la importancia de valores comunitarios y bienes compartidos. La Teoética recoge elementos de estas posturas, pero subraya que sin conexión con lo trascendental, incluso los valores comunitarios son insuficientes para enfrentar los retos éticos globales.

Por otro lado, Hans Jonas plantea una ética de la responsabilidad que complementa las propuestas de la Teoética al enfatizar la necesidad de considerar las consecuencias futuras de las decisiones técnicas y políticas. ¿Cómo podemos garantizar que estas decisiones respeten la dignidad humana y no perpetúen la lógica anética del Dataísmo? La Teoética ofrece una solución al subordinar la técnica a valores trascendentales como la justicia, la equidad y la verdad.

IV. Implicaciones geopolíticas y humanistas El enfrentamiento entre la Teoética y el Dataísmo tiene implicaciones que van más allá del plano ético y metafísico; afecta directamente a las dinámicas geopolíticas. En un contexto de hiperimperialismo digital, donde corporaciones tecnológicas controlan grandes flujos de datos y establecen nuevas formas de dominación, la Teoética propone un orden multipolar basado en la dignidad ontológica de las civilizaciones.

Mi obra analiza cómo esta propuesta puede superar las desigualdades globales y promover relaciones internacionales más justas. En contraste con autores como Zbigniew Brzezinski, que desde una perspectiva realista priorizan la supremacía occidental, la Teoética aboga por una cooperación basada en principios éticos trascendentales. Esta visión encuentra resonancia en las reflexiones de Alexander Dugin sobre el multipolarismo, pero las complementa al incorporar valores universales que trasciendan las fronteras ideológicas.

V. Objeciones a la Teoética y sus respuestas respectivas

La Teoética, como propuesta filosófica y ética, no está exenta de cuestionamientos, especialmente en un mundo marcado por el pluralismo y las tensiones entre distintas visiones del ser humano y la trascendencia.

Objeción 1: La Teoética es excesivamente idealista y desconectada de la realidad práctica. Respuesta: La Teoética no pretende ser un sistema rígido de aplicación universal inmediata, sino un horizonte ético que guía las decisiones prácticas. Busca inspirar reformas concretas y orientar políticas públicas, el diseño tecnológico y la acción internacional hacia el bien común.

Objeción 2: Su vinculación con la trascendencia podría ser vista como excluyente en contextos seculares. Respuesta: Aunque reconoce la trascendencia como principio orientador, la Teoética no limita su aplicación a contextos religiosos. Los valores que propone —dignidad, justicia, equidad— son universales y pueden ser adoptados por personas y comunidades con diversas cosmovisiones, fomentando un diálogo inclusivo que enriquezca su alcance práctico.

Objeción 3: La Teoética podría ser percibida como incompatible con el progreso técnico y científico. Respuesta: La Teoética no rechaza el avance técnico; en cambio, lo integra dentro de un marco ético. Propone que la técnica se oriente hacia fines superiores, asegurando que su desarrollo beneficie al bien común y promueva la dignidad humana. En lugar de limitar la innovación, prioriza su uso responsable y humano.

Objeción 4: Su implementación puede ser considerada utópica frente a los intereses políticos y económicos dominantes. Respuesta: La Teoética reconoce los desafíos del mundo actual, pero no intenta imponer sus principios de forma autoritaria. Plantea alianzas internacionales y movimientos éticos que confronten el hiperimperialismo digital, promoviendo una resistencia activa y práctica basada en valores compartidos.

Objeción 5: Puede interpretarse como paternalista al intentar “orientar” la técnica hacia valores trascendentales. Respuesta: Lejos de ser paternalista, la Teoética fomenta un consenso ético inclusivo que respeta la diversidad cultural y de perspectivas. Busca empoderar a las comunidades para decidir cómo la técnica puede servirles, respetando siempre la dignidad humana como principio rector.

Conclusión En Teoética y Dataísmo (2025), propongo una alternativa para enfrentar los desafíos ontológicos, éticos y geopolíticos de nuestra era digital. La confrontación entre la lógica algorítmica del Dataísmo y los principios trascendentales de la Teoética no es solo una disputa teórica; es una lucha por el futuro del ser humano y su relación con la técnica.

El Dataísmo, con su enfoque utilitario y deshumanizador, amenaza con fragmentar aún más la existencia humana, promoviendo la subordinación de individuos a sistemas algorítmicos que carecen de fundamentos éticos. Frente a esto, la Teoética busca restaurar la dignidad humana al reconectar al ser con lo eterno, ofreciendo un horizonte ético que integre la técnica al servicio del bien común y la justicia.

Mi obra no es una utopía abstracta, sino una invitación a resistir la deshumanización y a construir un horizonte donde la dignidad humana florezca frente a los retos de nuestra época. Solo al reencontrar esta conexión con lo trascendental podremos superar la fragmentación de la modernidad y reimaginar un mundo más justo, digno y humano.