ENCUENTRO DE SABIDURÍAS: dioses que
perecieron
y
el Dios que venció
Diálogo
Filosófico Intercultural
Un
encuentro entre un Ontorrealista, un Amauta-Filósofo incaico, un filósofo
taoísta chino, un filósofo vedanta indio, un filósofo budista, un filósofo
eleata griego, Heráclito, Platón, Aristóteles, un filósofo náhuatl, un filósofo
egipcio y el profeta Zaratustra.
Eje 1:
Origen del Universo
Ontorrealista: Maestro Amauta, en mi tradición creemos que el
universo fue creado por un Dios absoluto, que lo llamó a la existencia desde la
nada. Nada era, y entonces Dios lo quiso y lo hizo ser. Creemos en el creatum
ex nihilo, que marca el comienzo de todo. ¿Cómo concibes tú el origen de lo
existente?
Amauta-Filósofo: Hombre de tiempos lejanos, tus palabras me parecen
extrañas. ¿Cómo puede algo surgir de la nada? La Pacha siempre ha sido,
informe y latente, esperando el aliento de Pachacamac. No para ser
creada, sino para ser animada. No hay un primer día, sino el eterno fluir.
Filósofo
Egipcio: El universo nació del
aliento de Ra, el gran principio luminoso. Antes de que existieran los dioses,
había solo el Nun, el océano primigenio. De él emergió el orden. Todo lo
que existe es reflejo de Ma'at, la armonía eterna. Pero dime,
Ontorrealista, ¿cómo puede algo surgir de lo que no es?
Ontorrealista: No es que la nada "produzca" algo por sí
misma, sino que Dios, en su poder absoluto, hace que la existencia sea.
Su voluntad es suficiente para llamar al ser desde lo que no es.
Zaratustra: Ahura Mazda, el Dios de la luz, creó el mundo en
verdad y bondad. Pero el cosmos es un campo de batalla entre la luz y la
oscuridad. No todo lo existente es divino, pues Ahriman lo contamina. ¿No es
más racional pensar que el mundo no es perfecto desde su origen, sino el
resultado de una lucha entre fuerzas?
Filósofo
Taoísta Chino: El Dao no
lucha, fluye. Pensar en un principio único que dicta el mundo es ilusión. No
hay un ser creador, solo equilibrio. Ontorrealista, ¿por qué te aferras a la
idea de una voluntad única?
Filósofo
Vedanta Indio: Lo que
ves no es real, sino Maya, ilusión. No hay un comienzo ni un final, solo
el velo de la ignorancia que nos separa de la verdad suprema de Brahman.
¿Para qué buscar un origen si todo es apariencia?
Filósofo
Budista: Toda pregunta sobre el
origen del universo es un reflejo del apego. ¿Es acaso útil preguntarnos por un
inicio si lo que importa es liberarnos del sufrimiento?
Filósofo
Eleata Griego: El ser no
surge, el ser es. No hay nacimiento ni transformación. Ontorrealista, decir que
el mundo fue creado es caer en el engaño de los sentidos.
Heráclito: El fuego eterno nunca se apaga ni se enciende. No
hay un "inicio" del cosmos, sino un flujo perpetuo. ¿No será que tu
Dios, Ontorrealista, no es un creador, sino solo un fuego que arde?
Filósofo
Náhuatl: Nuestros antiguos sabios,
los tlamatinime, enseñaron que el mundo nació del diálogo entre Ometeotl,
la dualidad creadora. Nada surge de la nada, todo es reflejo de la palabra
florida. Pero Ontorrealista, ¿qué sentido tiene un origen sin poesía?
Eje 2:
Propósito y Destino
Ontorrealista: Pero si el universo es un flujo sin origen, ¿qué
sentido tiene la existencia? En mi tradición, no solo el hombre busca ascender
hacia lo divino, sino que Dios mismo se revela, viene al mundo y da
sentido a la historia. No es solo una búsqueda humana, sino un encuentro donde
lo eterno desciende y transforma la vida.
Amauta-Filósofo: El río fluye y no pregunta por su propósito. La
montaña alza su cumbre sin buscar razón. La existencia no necesita
justificarse. Se honra, se escucha, se vive conforme al orden de la Pacha.
¿Por qué tanto afán por encontrar algo más allá?
Filósofo
Egipcio: El propósito de la vida es
vivir en armonía con Ma’at. Solo quien sigue el equilibrio cósmico
tendrá su corazón más ligero que la pluma en el juicio de Osiris. ¿Pero
Ontorrealista, cómo puede haber propósito sin justicia?
Zaratustra: El destino no es una pregunta vacía. Debemos
elegir entre la luz de Ahura Mazda y la oscuridad de Ahriman. La existencia no
es solo un flujo, sino una prueba de justicia. ¿No crees que vivir sin lucha es
un destino vacío?
Filósofo
Budista: Todo propósito es un apego
que genera sufrimiento. No hay destino último, sino la posibilidad de extinguir
el deseo. Ontorrealista, ¿no es tu afán por propósito una forma de atadura?
Filósofo
Náhuatl: ¿El maíz pregunta por su
destino cuando duerme bajo la tierra? La existencia es un camino de búsqueda,
de florecer como la palabra en la noche oscura. ¿Tal vez, Ontorrealista, es en
la poesía donde se esconde el sentido?
Eje 3: La
Comparación de los Avatares
Ontorrealista: Cada tradición ha hablado de figuras que han
encarnado lo divino. Pero entre todas, Cristo es único, porque no es
un avatar, sino Dios mismo en la carne, quien realizó milagros con
su autoridad y venció a la muerte. ¿Cómo comprenden ustedes las manifestaciones
de lo sagrado en sus tradiciones?
Amauta-Filósofo: En nuestras tierras, se habla de Wiracocha,
el gran ordenador, aquel que dio forma a lo que existía. Caminó sobre la
tierra, enseñó a los hombres el camino de la armonía y luego desapareció,
prometiendo regresar. Pero Wiracocha no hizo milagros para demostrar su poder,
ni venció la muerte. Fue un dios creador, pero no un redentor.
Filósofo
Vedanta Indio: En
nuestra visión, Krishna y los demás avatares de Vishnú no son dioses
separados, sino manifestaciones de Brahman que bajan al mundo en
distintos momentos para restaurar el orden. Pero ninguno venció la muerte como
dices que hizo Cristo.
Filósofo
Budista: Buda no fue un avatar,
sino un iluminado que alcanzó el Nirvana. No descendió de los cielos, sino que,
con sabiduría, comprendió la vacuidad del mundo.
Zaratustra: En nuestra tradición, los profetas traen la verdad
de Ahura Mazda, pero ninguno ha resucitado. Cristo, según lo que dices, no es
un mensajero, sino el mismo Dios encarnado.
Filósofo
Egipcio: El faraón era visto como
la encarnación de Horus, el hijo de los dioses. Pero Horus no hizo milagros ni
venció la muerte como Cristo.
Filósofo
Náhuatl: Los antiguos esperaban el
regreso de Quetzalcóatl, quien representaba la renovación del mundo.
Pero ninguno de los dioses tomó carne de hombre con la plenitud que describen
en Cristo.
Ontorrealista: La gran diferencia es que en Cristo no vemos
una manifestación parcial de lo divino, sino su plenitud en persona. No
solo enseñó, sino que sanó, resucitó muertos, multiplicó el alimento, caminó
sobre el agua, y venció la muerte con su propia resurrección. No es un
avatar, sino el Dios verdadero que entró en la historia para salvar a la
humanidad.
Eje 4: El
Devenir de Cada Filosofía y su Derrota ante el Cristianismo
Ontorrealista: En los tiempos antiguos, las filosofías buscaban
el camino a lo divino mediante el pensamiento, la contemplación y la virtud.
Pero el cristianismo introdujo una verdad nueva: Dios no es solo buscado por
el hombre, sino que Él mismo desciende y se revela. Las antiguas
tradiciones filosóficas fueron desplazadas porque Cristo no es un concepto,
sino una persona viva, que actuó en la historia y venció la muerte.
Amauta-Filósofo: Antes, nuestros antepasados adoraban a los dioses
del cielo y la tierra. Pachacamac era el que daba vida a la Pacha, pero
cuando llegó el cristianismo, sus sacerdotes mostraron que su Dios tenía más
poder. El cristianismo es una huaca más poderosa, una fuerza sagrada que
venció a nuestras antiguas deidades. Así, los hombres abandonaron los templos
del sol y levantaron iglesias. Lo que era sagrado cambió, pero el poder divino
sigue existiendo.
Filósofo
Egipcio: Egipto fue la tierra de
los dioses durante milenios. Creíamos que el faraón era la encarnación de
Horus, y que Osiris juzgaba a los muertos. Pero el cristianismo destruyó esos
templos, y con el tiempo, nuestra visión del cosmos fue olvidada. Ahora, ya nadie
busca el equilibrio de Ma'at, pues se ha impuesto una nueva ley divina.
Zaratustra: Nuestra visión del mundo era la lucha entre Ahura
Mazda y Ahriman, la batalla cósmica entre luz y oscuridad. Pero el cristianismo
trajo la idea de un Dios único, que ya no combate contra otro principio, sino
que es absoluto. Así, nuestra antigua religión de Persia fue reducida, y sus
templos quedaron en ruinas.
Filósofo
Vedanta Indio: En India,
las enseñanzas de los Vedas permanecieron, pero el cristianismo trajo una
visión distinta: un Dios personal, no una fuerza abstracta como Brahman.
Aunque la doctrina de los avatares continuó, la idea de Cristo como Dios
encarnado cambió la manera de pensar de muchos.
Filósofo
Budista: El budismo se extendió por
muchos territorios, pero en Occidente, el cristianismo lo superó con una
promesa que nosotros no hicimos: la vida eterna en comunión con Dios.
Mientras enseñábamos la liberación del sufrimiento mediante el desapego, el
cristianismo trajo la esperanza en una verdad revelada por su propio Dios
encarnado.
Filósofo
Taoísta Chino: Durante
siglos, el Dao fue la vía para la armonía, pero el cristianismo llegó con una
afirmación radical: no es solo equilibrio, sino verdad absoluta. La
antigua China vio cómo sus templos fueron reemplazados por iglesias, y el
taoísmo quedó reducido a quienes aún recuerdan los caminos del flujo eterno.
Filósofo
Náhuatl: Nosotros hablábamos de la
flor y el canto, del reflejo de lo divino en la palabra. Pero el cristianismo
trajo una nueva visión: ya no basta con buscar signos en el cielo, sino que
Dios ha hablado y ha dado su ley. Así, los templos de nuestros dioses
fueron destruidos, y la cruz dominó las tierras.
Filósofo
Eleata Griego:
Parménides dijo que el ser es eterno, pero el cristianismo trajo una verdad
nueva: el ser no solo existe, sino que ama, actúa y tiene voluntad. Así,
la filosofía antigua quedó atrás ante una nueva revelación.
Heráclito: Yo hablaba del fuego que todo transforma, pero el
cristianismo dijo que la transformación no es solo del cosmos, sino del alma.
Mi filosofía quedó absorbida en una nueva visión del mundo.
Platón: La razón nos llevaba a las ideas eternas, pero el
cristianismo dijo que la verdad no está solo en conceptos, sino en una Persona.
Así, la revelación de Dios sobrepasó la filosofía.
Aristóteles: La filosofía buscaba causas, pero el cristianismo
enseñó que la mayor causa es el amor de Dios. Así, la sabiduría humana quedó en
segundo plano ante la revelación.
Conclusión:
La Palabra Final de los Pensadores
Ontorrealista: El pensamiento antiguo era dualista, salvo
el budismo. Ninguna tradición conocía la creación ex nihilo, pues
concebían el universo como una materia increada moldeada por una fuerza
ordenadora. Se regían por el principio nihil ex nihilo, bajo la lógica
del eterno retorno y el tiempo cíclico.
Pero hay
una diferencia fundamental entre la filosofía antigua y el cristianismo:
mientras los antiguos concebían la existencia como un ascenso anagógico,
donde el hombre debe elevarse hacia lo divino mediante el conocimiento y la
virtud, el cristianismo introduce un principio revolucionario: Dios
es quien desciende, quien busca al hombre y entra en su mundo. No es solo
el esfuerzo humano por comprender lo eterno, sino la acción divina que
transforma la historia.
Epílogo:
El Encuentro de Dos Grandes Visiones
Las
civilizaciones del mundo han revelado su esencia: el cosmos no se crea, sino
que se transforma. Para la mayoría de las filosofías antiguas, el universo no
tuvo un inicio absoluto, sino que fue el resultado de un orden sobre la
materia eterna, regido por ciclos, un eterno retorno donde todo surge y
renace. Desde los Andes hasta Grecia, desde India hasta Egipto, el mundo es
concebido como una obra que nunca cesa, sino que se modifica según leyes
sagradas.
Pero el cristianismo
introduce una visión distinta: el cosmos no es una materia preexistente que
se ordena, sino una realidad creada desde la nada, por un Dios personal que
decide libremente dar existencia al mundo. No es el hombre quien asciende
lentamente hacia lo divino mediante la contemplación, sino Dios quien
desciende, se revela, y busca al hombre para darle una verdad que no es
alcanzada solo por la razón humana. No se trata de un ciclo eterno sin
propósito, sino de una historia con sentido, donde cada alma es llamada a la
comunión con lo eterno.
Así, el
diálogo entre las civilizaciones muestra que el hombre siempre ha buscado
respuestas sobre el origen y el destino de su existencia. Algunos han visto en
el flujo eterno del cosmos el secreto de la vida; otros han visto en la voluntad
divina el principio de un orden nuevo. Pero la Revelación cristiana
ofrece una comprensión más completa y correcta de la verdad, pues no
depende solo de las capacidades humanas de ascender a lo sagrado, sino de la
iniciativa divina de acercarse a la humanidad y guiarla hacia la plenitud de su
propósito.
Post Data.- diálogo elaborado sobre la base de mi libro "Los Amautas Filósofos"