jueves, 5 de septiembre de 2024

SOBRE EL ESQUEMA METAFÍSICO PRECOLOMBINO

 SOBRE EL ESQUEMA METAFÍSICO PRECOLOMBINO

(Entrevista a Gustavo Flores Quelopana)



- En su libro EL SECRETO DE WIRACOCHA, recientemente publicado, Usted insiste en el carácter henoteísta de Wiracocha. Pero me da la impresión de que faltó precisiones de índole metafísico. Por ejemplo, ¿Wiracocha puede tomarse como la deidad Centro del Universo?

Sí y no. Sí, porque Wiracocha es el Ordenador, no es el Creador, es decir no saca el Universo o Pacha de la Nada, sino que lo genera a partir del Caos o la materia prexistente. No, porque por encima de Wiracocha como principio ordenador y del propio Caos está la ley supracósmica del Eterno retorno o Pachacute. Ahora bien, lo que Usted dice sobre mi libro es cierto, porque estoy en sus páginas abocado a poner el acento en la ubicación del henoteísmo andino dentro del esquema de la evolución de la historia de las religiones. De ese modo encuentro al henoteísmo como posterior al politeísmo y antecedente del monoteísmo.

- ¿Puede Wiracocha ser tomado como Unidad Primordial?

Como unidad primordial de los opuestos a nivel fenoménico, o sea, de los entes del cosmos, pero no como unidad primordial de los principios universales simplemente porque lo organizado por Wiracocha Ordenador sucumbe ante la nueva reorganización cíclica que impone Pachacute o el eterno retorno. Ahora bien, no se entiende qué razón tendría Wiracocha para regenerar el mundo si es que Pachacute es dirigido por él. Si no lo ejecuta el Ordenador, entonces lo subsume y está sujeto a la reorganización cósmica del universo. Son solamente dos posibilidades: o Wiracocha Ordenador genera el Pachacute cíclico o el Pachacute cíclico se impone a Wiracocha. Ni lo primero ni lo segundo supone la dualidad complementaria primordial. Sólo viendo a Wiracocha ordenar el universo funciona la dualidad complementaria. Más bien, a nivel de los principios se tendrían tres principios: el Caos, el Ordenador, el Transformador cíclico. El Caos es la materia increada, Wiracocha es el Ordenador y Pachacute es el transformador cíclico.

- Entonces, ¿de qué estructura metafísica hablamos en la filosofía precolombina?

De una estructura metafísica dualista que se corona con un principio superior que es el eterno retorno.

- Pero, ¿dicha estructura metafísica dualista no estaría supeditada a Pachacute transformador? ¿No sería la Transformación misma el principio superior de la metafísica precolombina?

Efectivamente, pero se trata de una transformación singular, no incesante al nivel de los principios, porque cada un determinado número de siglos de activa, por ejemplo, cada 500 años. Mientras se vuelve a aletargar el Pachacute o eterno retorno, los protagonistas son el Orden y el Caos. Como se puede advertir no es el esquema metafísico heracliteano de cambio incesante. Pachacute viene cada cierto tiempo y somete al Ordenador Wiracocha y al Caos.

- ¿Esto significa que en el esquema de la filosofía precolombina es erróneo hablar de centro o chawpi como principio cósmico?

No y sí. No, porque responde al orden o generación del universo o pacha -tiempo y espacio-. Sí, porque no responde a la supeditación que padecen los dos principios metafísicos bajo el yugo cíclico del eterno retorno. En todo caso se podría pensar en un chawpi supracósmico en el Pachacute cíclico que subsume al Ordenador y al Caos. Y si esto cabe entonces habría dos chawpis o arjés: el chawpi del universo, y el chawpi de los principios. Serían dos arjes en distintos planos y órdenes.

- ¿Por qué insistir en un esquema metafísico dualista?

Porque en las civilizaciones ancestrales la filosofía tiene carácter mítico, de ahí que su filosofía sea mitocrática, y en éstas la idea predominante es que nada viene de la nada, no hay deidad omnipotente creadora que cree el universo de la nada, sino que lo hace desde algo prexistente, o sea, del Caos. La idea del Dios omnipotente, creador desde la nada, personal y principio monista metafísico supremo es propio del cristianismo y demás religiones monoteístas.

- Este debate es importante en el esclarecimiento y comprensión de la filosofía andina precolombina, pero ¿es importante en el presente mundo moderno sin dios?

Lo es, y de sobremanera. Lo es porque lo que vemos en el escenario mundial, por un lado, es el declive de la atea, escéptica y materialista civilización moderna del occidente liberal y su orden unipolar; y, por otro lado, asistimos al ascenso de las otras cuatro civilizaciones (China, la ortodoxa rusa, la islámica, y la hindú) y su orden multipolar firmemente asentadas en su tradición cultural y en el avance científico. De ahí que si buscamos un revival de la cultura andina debemos previamente comprenderla.

- ¿Es posible un aggiornamento de la cultura andina?

Lo es, pero esa actualización exige muchos ajustes. En primer lugar, no se puede hablar de la América indígena, sencillamente porque en Latinoamérica la población indígena no sobrepasa demográficamente el 10 por ciento en el continente. De modo que deviene racista y excluyente. En segundo lugar, los desafíos de nuestro tiempo demandan una respuesta urgente y creativa a nuevos retos, por ejemplo, a la amenaza de la IA y el cibermundo que destierre por completo el humanismo y al hombre mismo. En otras palabras, no se puede dar la espalda a la ciencia. La ciencia ni la filosofía no tienen patria, pertenece a toda la humanidad. Por tanto, lo andino debe ser flexible para dar respuestas adecuadas y actualizadas. Tercero, cualquier aggiornamento de lo andino implica su apertura hacia lo latinoamericano, categoría culturalmente más inclusiva y abierta a rescatar valores andinos.

- ¿Puede sintetizar?

En una palabra, lo andino no debe ser vernaculismo ni tradicionalismo a rajatabla. Ninguna occidentofobia, ni autoctonofilia representa una actualización de lo andino. Al contrario, es un lastre peligroso para su desarrollo. Desconfiemos de aquellos que quieren presentarse como apus vivientes con un discurso de odio racista y cultural, y que creen que masticar coca es lo más importante. Al contrario, el espíritu andino ha demostrado ser profundamente sincrético a lo largo de su historia sin perder su identidad. Wiracocha, la adoración a las estrellas, al Sol y a las momias o mallqis quedó en el pasado, pero la pachamama y los apus quedaron asimilados al monoteísmo cristiano. El espíritu andino es profundamente sincrético, de ahí su dinamismo y su resistencia a desaparecer. Pero hay quienes están confundidos y creen que el aggiornamento de lo andino significa una vuelta al pasado politeísta y al paganismo. Nada más erróneo y falso. Por ese camino no va el derrotero del rescate del espíritu andino, profundamente dinámico y asimilador.