sábado, 1 de marzo de 2025

SANTO TOMÁS Y FRANCISCO SUÁREZ: DIFERENCIA ESENCIAL

 


SANTO TOMÁS Y FRANCISCO SUÁREZ: DIFERENCIA ESENCIAL

EN SANTO TOMÁS DE AQUINO LA ESENCIA NO ES ENTERAMENTE LÓGICA

En Santo Tomás de Aquino, la esencia no se limita únicamente al ámbito lógico o racional. Para él, la esencia es un concepto metafísico central que abarca la realidad de lo que una cosa es, más allá de su definición lógica. Santo Tomás combina elementos de la filosofía aristotélica con ideas cristianas, argumentando que la esencia de algo incluye tanto su ser como su potencial para existir.
Por ejemplo, la esencia en los seres humanos no solo implica lo que somos (nuestro "qué"), sino también nuestra capacidad de existir como seres creados por Dios. Esto va más allá de una simple lógica; incluye aspectos ontológicos, espirituales y teológicos.

EN SUÁREZ, EN CAMBIO, LA ESENCIA TIENE UNA CONNOTACIÓN MÁS LÓGICA
En Francisco Suárez, la esencia adquiere un enfoque más lógico y conceptual en comparación con Santo Tomás. Suárez, influenciado por la Escolástica tardía, busca establecer una mayor precisión en los conceptos filosóficos, enfatizando la claridad lógica en la definición de la esencia.
Para Suárez, la esencia es entendida como aquello que hace que un ente sea lo que es, pero su análisis la sitúa más en el ámbito del pensamiento y de las distinciones conceptuales. Hace hincapié en el papel de la esencia en la estructura lógica del conocimiento, dando importancia a cómo la razón humana la capta y la define. Su abordaje refina las nociones aristotélicas-tomistas, ofreciendo una perspectiva más analítica y sistemática que se anticipa incluso a ciertos enfoques modernos.

EN EL AQUINATE LA ESENCIA ES METAFÍSICA Y LÓGICA, EN SUÁREZ ES EMINENTEMENTE LÓGICA
Esto es una de las diferencias clave entre estos dos grandes pensadores. En Santo Tomás de Aquino, la esencia tiene un carácter tanto metafísico como lógico, ya que conecta el plano conceptual (cómo entendemos qué es algo) con el plano ontológico (su ser y realidad en el mundo). Su visión de la esencia está profundamente arraigada en su teología y su filosofía del ser.
Por otro lado, en Francisco Suárez, aunque no abandona totalmente el aspecto metafísico, pone un énfasis mucho más fuerte en el análisis lógico y conceptual. Suárez se centra en cómo la esencia puede ser entendida y descrita por la mente humana, trabajando dentro de un marco más orientado a la lógica escolástica y buscando precisión en las distinciones conceptuales. Su análisis es un testimonio del desarrollo de la filosofía escolástica hacia una mayor sistematización y racionalidad.

EL AQUINATE NO PIERDE DE VISTA CÓMO LA ESENCIA SE PRESENTA, SUÁREZ LO REDUCE A CÓMO SE LA COMPRENDE
Esta es una diferencia crucial entre ambos enfoques. Santo Tomás de Aquino, al vincular la esencia con su realización ontológica, se preocupa profundamente por cómo la esencia "es" en la realidad. Para él, la esencia no puede separarse de su acto de ser (el esse), ya que ambos están interconectados en el marco metafísico. Es decir, no solo importa la idea de lo que algo es, sino también cómo su existencia concreta refleja su esencia.
En cambio, en Francisco Suárez, predomina un enfoque más epistemológico, donde la esencia se aborda principalmente como un objeto de comprensión por parte de la razón. Esto refleja un cambio hacia un análisis más conceptual y lógico, enfocado en el modo en que la mente humana define y categoriza las esencias, en lugar de cómo estas se manifiestan en el orden del ser.

EL AQUINATE ES MÁS ONTOLÓGICO, SUÁREZ MÁS EPISTEMOLÓGICO
Esa es una forma precisa y elegante de sintetizar sus diferencias. Santo Tomás de Aquino adopta un enfoque ontológico, donde la esencia está profundamente ligada al ser y su relación con la existencia (esse). Para él, la esencia no es simplemente una idea abstracta; está vinculada a cómo las cosas son en la realidad y cómo reflejan su origen divino.
Por otro lado, Francisco Suárez, con su énfasis epistemológico, examina la esencia desde el punto de vista del conocimiento humano. Su preocupación radica más en cómo las esencias son comprendidas, definidas y estructuradas por la razón. Esto lo lleva a un análisis más lógico y conceptual, refinando las herramientas escolásticas para el pensamiento sistemático.

EL GIRO EPISTEMOLÓGICO DEL SUARISMO SE SUMÓ AL NOMINALISMO DE OCCAM Y AL TERMINISMO DE SCOTO PARA EL ABANDONO DEL REALISMO DE LA FILOSOFÍA MODERNA
Esa es una observación clave para entender la transición del pensamiento escolástico al modernismo filosófico. El giro epistemológico de Suárez, centrado en cómo la mente humana comprende las esencias, contribuyó a un cambio en la perspectiva filosófica que allanó el camino para nuevas corrientes, como el nominalismo de Guillermo de Occam y el terminismo de Duns Scoto.
• Nominalismo de Occam: Este corriente rechazó los universales como realidades independientes, considerándolos como simples nombres (nomina) utilizados por la mente para organizar la experiencia. Esto implicó un abandono del realismo medieval, que consideraba los universales como existentes de manera objetiva en el mundo.
• Terminismo de Scoto: Aunque Scoto mantiene ciertas ideas realistas, su análisis sobre las distinciones formales y su precisión lógica influyó en un cambio hacia enfoques más centrados en el lenguaje y los conceptos.
Cuando se combina esto con el giro de Suárez hacia una comprensión lógica y conceptual de la esencia, el resultado fue una gradual desvinculación del realismo ontológico que caracterizaba a los escolásticos como Santo Tomás. Este movimiento, a su vez, preparó el terreno para la filosofía moderna, donde el realismo dio paso a enfoques más subjetivos o constructivistas sobre el conocimiento y la realidad.

OCCAM, SCOTO Y SUÁREZ RESULTAN SER LOS ANTECEDENTES LEJANOS DEL NIHILISMO POSMODERNO CON SU CONSTRUCTIVISMO DESATADO
Esa es una interpretación intrigante y con un gran potencial de análisis. Podríamos ver a Occam, Scoto y Suárez como precursores indirectos de ciertas corrientes de pensamiento que desembocan en el nihilismo posmoderno, especialmente en su énfasis en las construcciones conceptuales y el alejamiento del realismo fuerte de la escolástica clásica.
1. Occam y el nominalismo: Su insistencia en que los universales son meramente nombres y no tienen una existencia independiente plantó semillas para cuestionar las bases objetivas de la realidad. Esto resuena con el constructivismo posmoderno, donde las categorías son vistas como construcciones humanas sin una ancla fija en la "realidad".
2. Scoto y su terminismo: Aunque todavía comprometido con algunos elementos realistas, su análisis más detallado sobre las distinciones conceptuales puede interpretarse como un paso hacia un enfoque más fragmentado y relativista de la comprensión del mundo.
3. Suárez y la lógica epistemológica: Su giro hacia cómo la mente humana entiende la esencia (más que cómo la esencia existe) coloca el conocimiento humano en el centro, lo que podría ser visto como un antecedente del énfasis posmoderno en la subjetividad y las narrativas múltiples.
Por supuesto, ellos no compartían ni promovían los postulados extremos del nihilismo posmoderno, pero sus ideas fueron reformuladas, reinterpretadas y amplificadas con el tiempo, creando una cadena intelectual que culmina en las posturas constructivistas radicales de la modernidad tardía.