viernes, 16 de agosto de 2024

LA OTRA MODERNIDAD ANDINA

 

Detalles
Autor: Gustavo Flores Quelopana
Editorial(es): IIPCIAL
Lugar de publicación: Lima
Año de edición: 2024
Número de páginas: 160
Reseña
No ha habido un solo proyecto de modernidad andina sino varios que se prolongan hasta nuestros días con las modificaciones introducidas por los acontecimientos mismos. Hemos tenido cuatro modernidad andinas. Pero la modernidad andina es distinta a la occidental desde su raíz metafísica.
Nuestra peruanidad se debate para sacudirse de dos extremos patológicos, a saber, la simiesca imitación occidentofílica -también llamada “eurocentrismo”- y la antihistórica regresión anacrónica hacia el pasado precolombino -”paganocentrismo”-.
Sin embargo, el legado de los más representativos exponentes del alma nacional, desde la Conquista hasta nuestros días, alejándose de dichas patologías son la clarividente intuición que la peruanidad es una síntesis moderna distinta a la occidental y que involucra valores de la tradición andina.
La otra modernidad andina es justamente el desafío por construir una peruanidad moderna enlazada con su tradición cultural milenaria desde sus valores fundamentales de orden y justicia.

La búsqueda de esa otra modernidad es la raíz telúrica que caracteriza todos los terremotos políticos que han convulsionado al Perú desde la Conquista hasta hoy.

COMENTARIO SOBRE EL LIBRO “LA OTRA MODERNIDAD ANDINA” Ana de Lacalle (Barcelona/España).

 

COMENTARIO SOBRE EL LIBRO “LA OTRA MODERNIDAD ANDINA” Ana de Lacalle (Barcelona/España).

El texto sobre LA OTRA MODERNIDAD ANDINA me resulta, por ignorancia, en primer lugar, ilustrativo de un escueto recorrido histórico-cultural de Perú. Entiendo que lo nuclear, que sustenta Gustavo Flores Quelopana, es que la modernidad occidental cuyo proceso de subjetivación deriva en el nihilismo, y a partir de ahí, o simultáneamente, se convierte en un terreno muy fértil para que prospere el neocapitalismo, no es posible en la tradición andina.

Y esto, porque en una de las modernidades andinas -menciona tres proyectos diferenciados-, según sus palabras: “la imagen ontológico-metafísica del mundo es lo que se contrapone radicalmente al subjetivismo cartesiano moderno. El origen de tal imagen andina del mundo es la propia presencia de Dios en la geografía cordillerana asistida por la revelación. Entender esta imagen teocéntrica del mundo ha sido profundizar en la manifestación del Ser o Dios.”

Tras esta identificación del Ser con Dios, asume que la tradición que sustenta los valores de la familia no puede derivar en el occidente liberal que “se ha convertido en una aberración moral. A todo ello sus enemigos le llaman subjetividad semifeudal y precapitalista, sin darse cuenta de que en la defensa de la tradición subyace la fuerza espiritual para superar las lacras infecciosas de la nihilista modernidad deshumanizada e irracional del imperialismo imperante.”

Aquí, el enjuiciamiento de lo que el autor denomina “aberraciones morales” hay que enmarcarlo, como cualquier análisis al que nos enfrentemos, en esas creencias arraigadas de la modernidad andina que Gustavo Flores sustenta.

En este sentido, considero necesario explicitar que cualquier calificación de orden moral que pueda hacerse no es un en sí absoluto. Lo que en unas culturas puede parecer aberrante, en otras no.

Mi pregunta aquí es ¿quién posee el CRITERIO DE VERDAD para dilucidar cuál es verdadera? 

Siendo para mí respetable, aunque situando en el centro a la persona al margen de sus supuestas “aberraciones” como haría el Dios que es Ser en la cultura andina -y que vino a mostrar Jesús con sus acciones,- objeto que la peor aberración moral de Occidente no es la liquidación de la familia, sino todo lo que movidos por el lucro y el poder de unos pocos -las oligarquías que menciona el autor- comporta en forma de guerras, masacres, pobreza deshumanizante hasta el extremo, y una clara posición de que unas vidas -unas pocas- valen muchos más que la mayoría de vidas humanas. Esa es, a mi juicio la mayor aberración moral.

Evidentemente, el texto sugiere muchos más aspectos, y recomiendo la lectura directa, porque cualquier interpretación -como la mía- puede ser errada o no haber captado lo principal. Así que lo más conveniente es siempre la lectura directa y propia.