miércoles, 9 de mayo de 2012

POLARIDAD DEL VALOR


LEYES DE LA POLARIDAD DEL VALOR
Gustavo Flores Quelopana
Miembro de la Sociedad Peruana de Filosofía

Resumen

Sobre la superioridad de los valores existe una precisión que es necesario establecer y esta consiste en su relación  con la polaridad  del valor mismo. Y lo mismo sucede en sentido negativo con el valor ético, lógico, económico vital y útil. Ley de la jerarquía horizontal y progresiva del valor. Si los valores máximos, como son el estético y religioso, tienen polaridad negativa, entonces no tiene sentido hablar de una jerarquía vertical sino horizontal del valor; puesto que incluso los valores máximos también tienen una polaridad negativa.

De este modo se comprende cómo incluso en la práctica de los valores religiosos se puede estar en la experiencia de su polaridad negativa, en este caso demoníaca, o en el ejercicio del valor estético se puede practicar su polaridad negativa, esto es lo horrible. En el valor ético el altruismo es la polaridad positiva y el egoísmo la polaridad negativa. En el valor lógico la verdad es la polaridad positiva y la falsedad la polaridad negativa. En el valor económico la igualdad de oportunidades para todos constituye la polaridad  positiva y la discriminación para el progreso su polaridad negativa. Según la cual el ejercicio de la polaridad positiva de los niveles inferiores del valor capacita para la práctica progresiva de las restantes polaridades positivas en la escala de los valores. Pero la práctica de la polaridad negativa de cualquier tipo de valor es una poderosa fuerza que impele al ejercicio descendente de las demás polaridades negativas de los valores.

Se comprende de suyo que generalmente la práctica de la polaridad negativa del valor económico vaya acompañada de otras polaridades negativas de las demás esferas valorativas de lo útil, lógico, ético, estético y religioso. Ley de la reversibilidad en la autoconciencia del valor. Ley de inercialidad del valor.
La inercialidad del valor indica que en toda cintura libre y racional se mantiene irreductible la polaridad de los valores.

Sobre la superioridad de los valores existe una precisión que es necesario establecer y esta consiste en su relación  con la polaridad  del valor mismo. Se puede vivir en el nivel máximo del valor  religioso  sin practicar necesariamente  su positividad  divina y estando mas bien en la practica de su negatividad sagrada. El caso se configura con toda nitidez en los conocidos grupos religiosos satanistas. Aquí tenemos con toda claridad la practica del valor religioso en sentido inverso; del mismo se puede cultivar el valor estético sin necesariamente practicar lo bello y mas bien desarrollando lo horrible. Y lo mismo sucede en sentido negativo con el valor ético, lógico, económico vital y útil. De ahí que es posible plantear cuatro leyes que dan cuenta de la compleja relación, no advertida hasta ahora, entre la jerarquía de los valores y su polaridad valorativa. He aquí las respectivas leyes:

1°.-Ley de la jerarquía horizontal y progresiva del valor. En la cual se da cuenta  que la ordenación de los valores  junto a su practica  presenta un progreso horizontal  y no vertical, en tanto que se trata de ejercer las polaridades positivas de cada uno de los valores (Valor de lo útil, vital, económico, lógico, ético, y religioso). Si los valores máximos, como son el estético y religioso, tienen polaridad negativa, entonces no tiene sentido hablar de una jerarquía vertical sino horizontal del valor; puesto que incluso los valores máximos también tienen una polaridad negativa.

Valor              útil ---- vital --- económico --- lógico ---ético ---estético --- religioso
Polaridad       +/-          +/-            +/-                +/-        +/-          +/-               +/-

De este modo se comprende cómo incluso en la práctica de los valores religiosos se puede estar en la experiencia de su polaridad negativa, en este caso demoníaca, o en el ejercicio del valor estético se puede practicar su polaridad negativa, esto es lo horrible. En el valor ético el altruismo es la polaridad positiva y el egoísmo la polaridad negativa. En el valor lógico la verdad es la polaridad positiva y la falsedad la polaridad negativa. En el valor económico la igualdad de oportunidades para todos constituye la polaridad  positiva y la discriminación para el progreso su polaridad negativa. En el valor vital la satisfacción de las necesidades personales sin dañar la de los demás es la polaridad positiva y la satisfacción de las mismas dañando el bien ajeno es la polaridad negativa. En el valor de lo útil la polaridad positiva lo constituye el equilibrio entre lo conmutativo y lo distributivo, y la polaridad negativa está representada por el predominio unilateral de uno sobre el otro. Así por ejemplo, en el capitalismo liberal el principio conmutativo rige los intercambios económicos haciendo que una libertad sin límites dañe el principio distributivo de la solidaridad, mientras que en el socialismo comunista el principio de solidaridad daña en nombre de la justicia social el principio conmutativo de la libertad.

2°.- Ley de positividad progresiva y de negatividad descendente. Según la cual el ejercicio de la polaridad positiva de los niveles inferiores del valor capacita para la práctica progresiva de las restantes polaridades positivas en la escala de los valores. Es decir, incluso practicar lo beneficioso en el valor económico predispone para un ejercicio de las demás positividades valorativas en sentido progresivo. Pero la práctica de la polaridad negativa de cualquier tipo de valor es una poderosa fuerza que impele al ejercicio descendente de las demás polaridades negativas de los valores.

Se comprende de suyo que generalmente la práctica de la polaridad negativa del valor económico vaya acompañada de otras polaridades negativas de las demás esferas valorativas de lo útil, lógico, ético, estético y religioso. Desde este punto de vista es curioso cómo se puede constatar empíricamente la existencia de racionalizaciones religiosas que justifiquen una vida personal girando en torno a la riqueza. La multiplicación de iglesias que pregonan prosperidad económica y riqueza para los fieles es una perversión en la polaridad negativa del valor religioso. En el cobro de la deuda externa de los países subdesarrollados también se puede advertir que junto al agio y usura de la banca internacional se acompaña la mentira y la falacia en las argumentadoras de tal indebida exacción.

3°.- Ley de la reversibilidad en la autoconciencia del valor. Según la cual la existencia humana es susceptible de padecer ofuscamientos valorativos aun cuando su práctica precedente haya sido de una constancia en la polaridad positiva del valor. Esto se conoce en lenguaje teológico como la naturaleza pecadora del hombre y en el lenguaje filosófico como la naturaleza lábil o contingente de lo finito.

El que esté libre de pecado que tire la primera piedra dice Jesús en los Evangelios, palabras reveladoras de la naturaleza ambigua de las pasiones humanas. Jorge Luis Borges decía que no se puede contemplar sin pasión; quien contempla desapasionadamente no contempla. Y Benjamín Disraelí remarcaba que el hombre es verdaderamente grande sólo cuando obra a impulsos de la pasión. Una mejor frase a favor de las pasiones le corresponde a Séneca cuando dice que un hombre sin pasiones está tan cerca de la estupidez que sólo le falta abrir la boca para caer en ella. A lo que vamos es que el hombre es una criatura que es víctima de sus pasiones, puede apasionarse por el mundo de lo útil, lo económico, lo vital, lo estético, lo lógico, lo ético, y lo religioso y en ninguno de éstos está libre del error y de la polaridad negativa del error, e incluso de su degradación. Cierta vez, se cuenta, el gran Miguel Ángel no completaba algunos rostros de un fresco en la Capilla Sixtina en Roma, e interrogado por tales vacíos dijo que no encontraba el rostro angelical de un hombre. Una vez que lo halló lo pintó, pero dejó otro rostro sin pintar, y lo tuvo así varios meses. Hasta que lo completó. Interrogado por tal demora explicó que el rostro de la maldad que buscaba la encontró en el mismo hombre que tiempo atrás le sirvió de modelo para el rostro angelical. Esto es, que el hombre en la autoconciencia del valor experimenta una reversibilidad ascendente como descendente, puede redimirse como puede corromperse. Cuando Jesús libra a Magdalena de ser lapidada le dice a ésta que se vaya pero que no peque más. Y es justamente esta capacidad de reincidencia lo que falla continuamente en la voluntad humana. De ahí que los textos sagrados de las grandes religiones coincidan señalando que no hay hombre bueno, el único bueno es Dios.

4°.- Ley de inercialidad del valor. Según la cual todos los valores ejercen una determinada influencia pasiva tanto en su polaridad positiva o negativa sobre el carácter virtuoso como vicioso del individuo. De ahí que el hombre no sea completamente bueno ni enteramente malo, que en los buenos existe un grano de maldad y en los malos un residuo de bondad.

La inercialidad del valor indica que en toda cintura libre y racional se mantiene irreductible la polaridad de los valores. En el hombre más santo, el mal se hace también presente de una forma más violenta, y en el hombre más infame no se extingue jamás un rastro de humanidad. Se cuenta del Papa Borgia que amaba intensamente a su hija, sobre la cual sus enemigos hicieron circular el rumor de incesto. Los aliados doblegaron el poder industrial militar del Tercer Reich de Hitler bombardeando inmisericordemente las poblaciones de civiles alemanes, y los americanos en la confrontación con el Japón lanzaron dos bombas atómicas para lograr la capitulación incondicional del Imperio del Sol Naciente. En la sabiduría de la lengua popular estas acciones se conocen bajo el proverbio de que “no hay mal que por bien no venga”, o “no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista”.

Para un hombre práctico todo lo que tiene valor tiene precio, para un hombre espiritual todo lo que tiene precio tiene poco valor. Es curioso cómo a Nietzsche se le moteja de pragmatista cuando es de la segunda opinión. En todo caso hay que recordar a John Ray cuando afirmaba que el precio más alto que puede pagarse por cualquier cosa es pedirla por favor.

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