TRES FUENTES DE LA UFOLOGÍA INMANENTISTA
Tres son las fuentes de la Ufología inmanentista actual: el materialismo panteísta, la cristología extraviada y la mentalidad cientista-tecnologista. Y cuando decimos "Ufología inmanentista" es porque suponemos que es posible una "Ufología trascendente", la cual no es prevaleciente en la actualidad. Pero ahora atenderemos a la primera.
En el horizonte cultural contemporáneo, la ufología ha dejado de ser una simple especulación sobre seres extraterrestres para convertirse en una narrativa que reconfigura la comprensión del cosmos, del ser humano y de lo divino. Bajo una tríada filosófica dominante —el materialismo panteísta, la cristología extraviada y el cientismo tecnologista— se edifica una visión inmanentista que excluye toda trascendencia, relativiza el sentido último de la existencia y despoja al Evangelio de su potencia reveladora.
Esta configuración no solo distorsiona la verdad, sino que erige un simulacro espiritual que reemplaza a Cristo con energías, tecnologías y discursos sin redención. En este escenario, es urgente un discernimiento espiritual radical que exponga el corazón ideológico de estas corrientes y reoriente la mirada hacia la luz que no engaña: la verdad encarnada en Jesucristo. Es imprescindible plantear una crítica teológica y filosófica muy clara sobre los fundamentos de la ufología contemporánea. Vamos a desglosar tres bases y su relación con corrientes actuales:
1. Materialismo panteísta
Esta visión identifica a Dios con el universo o la energía cósmica, diluyendo su personalidad y trascendencia. De ahí proviene su simpatía con el panteísmo de Spinoza. Dios es identificado con la naturaleza y sus leyes (mecánicas y cuánticas) y el Gran diseño de una mentalidad divina trascendente es descartada de plano.
En el contexto de la ufología, muchos sostienen que entidades extraterrestres son manifestaciones de una “conciencia universal” o “energía divina”, lo cual despersonaliza a Dios y lo reduce a una fuerza impersonal.
Esta perspectiva se aleja del Dios revelado en Cristo, que es personal, encarnado y redentor, no una energía difusa.
2. Falta de discernimiento espiritual
Aquí entra la cristología extraviada, donde Cristo es visto solo como un maestro moral o guía espiritual, no como el Hijo de Dios encarnado.
El pelagianismo, que niega la necesidad de la gracia divina, también se infiltra en discursos que exaltan el poder humano o alienígena como autosuficiente.
En este marco, los fenómenos interdimensionales pueden parecer “luminosos” o “sabios”, pero sin la confesión de Cristo, no hay luz verdadera.
3. Mentalidad cientista-tecnologista
Esta postura idolatra la ciencia y la tecnología como fuentes últimas de verdad, excluyendo la revelación divina.
En la ufología, esto se traduce en una confianza excesiva en datos, aparatos y teorías físicas para explicar lo trascendente.
El cientismo reduce lo espiritual a lo medible, y desacredita lo que no puede ser replicado en laboratorio, incluyendo la fe y la revelación.
La advertencia es clara: no todo lo que brilla es luz, y en un mundo saturado de mensajes ambiguos, el discernimiento espiritual anclado en Cristo es esencial.