lunes, 17 de junio de 2024

Pensador de la peruanidad

 

MACEDONIO VILLAFÁN-Universidad Nacional Santiago Antúnez de Mayolo

Pensador de la peruanidad

La gravísima crisis política que sufre nuestra patria exige pensar en ella.  Sea en sus problemas más coyunturales o en sus agendas más inmediatas, sea en sus líneas más trascendentes o las de mayor proyección en el tiempo. Pensar en el Perú es la tarea urgente; por ello es el momento es que más se necesita de la contribución de los filósofos, de los pensadores, de los intelectuales, de los profesionales y de la gente sencilla que intuye bien las heridas que no afectan y duelen a la gran mayoría de peruanos mientras una minoría de plutócratas y políticos sin conciencia nos hunden cada vez en un pantano de corrupción en que se reducen los privilegiados y se acrecientan los pobres.

En ese pensar acerca del Perú, una dimensión importante es la definición de nuestro ser como peruanos, demarcar nuestras esencias más características; responder a la pregunta quiénes somos y a partir de esa respuesta trazar nuestros derroteros históricos. Es en esa dirección que el filósofo peruano Gustavo Flores Quelopana comparte un conjunto de reflexiones en su libro Dialéctica de la peruanidad. Entre la corrupción y la esperanza (2018). Tenerlas presente puede abrirnos alternativas y horizontes prometedores a los peruanos.   

Son numerosos los planteamientos de Flores, sin embargo, considero que hay que subrayar algunos de ellos. Su lógica expositiva propone premisas y a partir de ellas proyecta alternativas. Repasa la dinámica de la corrupción regentada por una república criolla. Para acabar con esa situación malsana -propone Flores- cada nación ha de tomar en cuenta dos elementos fundamentales: el factor nacional o la identidad y la ruptura metafísica con la filosofía moderna.

Flores sostiene que toda revolución y evolución social en el Perú está destinada al fracaso al no tomar en cuenta que la síntesis identitaria debe ser hegemonizada por lo andino. Lo cual debe implicar la asimilación crítica de la occidental racionalidad instrumental y su subordinación a la racionalidad humanística-ecológica (andina, se entiende). Enfatiza este filósofo que la miseria moral e intelectual del Perú será incurable hasta que se acabe con todo el cadavérico y oprobioso mundo capitalista que cosifica a la persona, que exhala un olor pútrido a muerto, escéptico hasta la médula, sin profundidad metafísica, sin pasión por el ideal, indiferente hacia los valores. En esta honda crisis -observa Flores Quelopana- nuevamente lo andino vuelve a ser subsumido, soterrado y marginado en todos los acontecimientos por una visión criolla y occidental de las cosas.  Que sin embargo actualizar lo andino es la revisión de posibilidades latentes en los gérmenes intrahistóricos del alma nacional frente a un mesticismo o un hispanismo que no comprende la profundidad andina del país.

En consecuencia, tal como ya lo planteara Arguedas, en su libro Flores Quelopana se dedica a trazar un reto importante que nos puede definir a los peruanos: pensar la raíz y el corazón andino de la Patria. El cual -advierte- no es estático sino dinámico; que lo andino no es algo racial, étnico, ni de clase, sino que es algo espiritual, cultural y un pathos transhistórico que nos exige afrontar y asumir. Es toda una tarea histórica.    

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