viernes, 25 de julio de 2025

El olvido de los vencidos: crítica al discurso elitista de Rafael Aita sobre el virreinato

 


El olvido de los vencidos: crítica al discurso elitista de Rafael Aita sobre el virreinato

“El pasado no muere porque lo contradigan, sino porque lo acomodan.”  Inspirado en Chesterton

Introducción

Rafael Aita, autodenominado Capitán Perú, ha emergido como una figura polémica en el debate historiográfico contemporáneo. Con una retórica revestida de orgullo panhispánico, propone una reinterpretación del virreinato como continuidad legítima del Tahuantinsuyo, exaltando el papel de los incas hispanos, el mestizaje y los vínculos culturales con España. No obstante, su discurso presenta una grave omisión: el silenciamiento del sufrimiento indígena masivo, el olvido deliberado de los vencidos. En la tradición de G.K. Chesterton, este ensayo se adentra en los peligros de una historia que halaga en lugar de explicar, que encubre en lugar de iluminar, y que sirve a la ideología antes que a la verdad.

I. Elitismo histórico como disfraz de totalidad

Aita construye su relato sobre una minoría: los incas hispanos, los curacas aliados, los nobles que conservaron privilegios bajo el nuevo régimen. Esta élite se convierte, en su visión, en el símbolo de una integración armoniosa entre el mundo andino y la monarquía hispánica. Pero como advertiría Chesterton, una civilización no se mide por los que lucen medallas, sino por los que fueron enterrados sin nombre.

Aita confunde representación con totalidad. Su narrativa invisibiliza a los millones de indígenas que fueron sometidos a la mita, a las reducciones forzadas, a las epidemias que diezmaron aldeas completas. Los curacas no eran el pueblo, y su continuidad institucional no salva la memoria de los que murieron en los socavones de Potosí.

II. El colapso demográfico: la tragedia ignorada

Según historiadores como Luis Miguel Glave y Noble David Cook, la población indígena peruana cayó aproximadamente 77% durante las primeras décadas del virreinato. De más de 12 millones en 1520 a menos de 3 millones en 1570. Aita omite esta catástrofe en su reconstrucción del pasado. Para él, la historia del Perú virreinal comienza en los salones del poder, y no en las sepulturas del Altiplano.

Luis Miguel Glave ha documentado este trauma en obras como Trajinantes y De rosa y espinas, revelando cómo el sistema colonial desgarró el tejido social indígena. Su enfoque no romantiza, sino que restaura la dignidad del dolor colectivo y subraya las estrategias de resistencia cotidiana: desde litigios en los cabildos hasta redes de solidaridad en los caminos andinos.

III. María Rostworowski: memoria, voz y crítica

La historiadora María Rostworowski, en libros como Curacas y sucesiones y Historia del Tahuantinsuyo, reconstruyó la vida política indígena desde los márgenes: las alianzas locales, las disputas por poder entre señoríos, la experiencia femenina mestiza y los conflictos interétnicos. En su estudio sobre Doña Francisca Pizarro, mostró que el mestizaje no fue una armonía cultural, sino una negociación desigual y violenta entre género y poder.

Rostworowski desmitifica el incario, sin negarlo, y contextualiza el virreinato sin edulcorarlo. Su obra se distancia radicalmente de la visión panhispanista de Aita, ofreciendo una historia plural, contradictoria y humana.

IV. Relativismo moral como escudo retórico

Aita intenta justificar el sufrimiento indígena argumentando que “también en Europa había explotación”, como el trabajo infantil en minas inglesas. Pero comparar horrores no los redime. Como diría Chesterton, se puede caer desde dos balcones diferentes, pero eso no convierte la caída en virtud.

Este relativismo convierte la tragedia en anecdótica, y la historia en consuelo ideológico. La historia no necesita consuelo, necesita coraje para mirar lo incómodo sin pestañear.

V. Lectura parcial, omisión estratégica

Aunque Aita utiliza fuentes primarias y recibe revisión académica, su selección es tendenciosa. Ignora autores como Glave, Rostworowski, Cook y Spalding, cuyas obras desmantelan las narrativas reconfortantes y ofrecen evidencias del sufrimiento indígena. Esta omisión no es casual: es estratégica.

Chesterton señalaba que lo más peligroso no era la mentira, sino la verdad contada a medias. Aita no construye un mito —construye una media historia.

VI. El mestizaje como mito reconciliador

El mestizaje es presentado por Aita como símbolo de integración. Pero la historia muestra que fue, muchas veces, resultado de violencia, coerción y jerarquía. No todo cruce de culturas es abrazo, y no toda identidad mestiza es reconciliación. El mestizaje virreinal tuvo límites, exclusiones y traumas que aún resuenan en las tensiones sociales contemporáneas.

Rostworowski y Glave reconocen el mestizaje como un proceso complejo, no como una bandera ideológica.

VII. Bibliografía recomendada y notas ampliadas

Para quienes deseen profundizar en el debate historiográfico sobre el virreinato del Perú, el mestizaje, la Leyenda Negra y las voces indígenas silenciadas, aquí va una selección crítica de obras y autores que complementan y contrastan la postura de Rafael Aita:

Autores fundamentales

AutorObra destacadaEnfoque
María RostworowskiCuracas y sucesiones, Historia del Tahuantinsuyo, Doña Francisca PizarroReivindicación de voces indígenas, crítica al incario idealizado, enfoque en género y poder
Luis Miguel GlaveTrajinantes, De rosa y espinas, La gran vejaciónHistoria social indígena, colapso demográfico, resistencia legal y cultural
Noble David CookDemographic Collapse: Indian Peru, 1520–1620Análisis cuantitativo del colapso poblacional indígena
Nathan WachtelLos vencidosVisión indígena de la conquista, enfoque antropológico e histórico
Pierre DuviolsLa destrucción de las religiones andinasImposición religiosa y resistencia cultural
Raquel Chang-Rodríguez y Carlos García-Bedoya M.Literatura y cultura en el Virreinato del PerúApropiación cultural, literatura mestiza, teatro colonial
Bernard Lavallé (ed.)Los virreinatos de Nueva España y del Perú (1680–1740)Balance historiográfico comparado, crítica a la administración borbónica

Notas ampliadas para lectores críticos

  • Demografía y trauma: El estudio de Cook y Glave revela que el virreinato no puede entenderse sin reconocer el colapso poblacional indígena. Este dato desmantela cualquier narrativa que hable de continuidad sin trauma.

  • Mestizaje como conflicto: Rostworowski y Duviols muestran que el mestizaje fue también un proceso de imposición, donde las mujeres indígenas fueron instrumentalizadas y las culturas subordinadas.

  • Resistencia legal indígena: Glave documenta cómo los pueblos andinos usaron el sistema colonial para defender sus derechos, mostrando una agencia histórica que Aita omite.

  • Literatura virreinal crítica: Chang-Rodríguez y García-Bedoya analizan cómo la literatura del virreinato refleja tensiones sociales, religiosas y étnicas, lejos de la armonía que propone Aita.

  • Historiografía comparada: Lavallé propone una lectura crítica del virreinato desde la administración, el poder y las élites, útil para contrastar con la visión panhispanista.

VIII. Obras de Rafael Aita: la narrativa del Capitán Perú

Para comprender a fondo la postura de Rafael Aita, es imprescindible revisar sus principales publicaciones. A través de sus libros, Aita construye una narrativa que busca reivindicar la herencia hispano-indígena, desmontar mitos populares y ofrecer una visión alternativa del virreinato. Aunque su enfoque ha sido criticado por su elitismo y omisiones, sus obras han generado amplio debate y difusión.

Libros publicados

TítuloEnfoque principal
Los Incas HispanosReivindica a los descendientes incas que fueron reconocidos como nobles por la Corona española. Presenta la idea de continuidad imperial entre el Tahuantinsuyo y el virreinato.
Los Incas del VirreinatoProfundiza en el rol político y simbólico de los incas durante la época virreinal. Sostiene que hubo integración y legitimidad institucional.
Cazando MitosDesmonta creencias populares sobre la historia peruana. Aborda temas como la bandera inca, el mito de Alfonso Ugarte, y el origen del mestizaje.
El Secreto del Último IncaNovela histórica que mezcla ficción con hechos reales. Relata el legado de los hijos de Pizarro e Inés Huaylas Yupanqui, y su rol en la formación de la identidad mestiza.
Pachacútec: El Estratega del ImperioBiografía novelada del inca Pachacútec, presentada como figura visionaria y política. Busca conectar el pasado imperial con el orgullo nacional contemporáneo.

Características comunes

  • Lenguaje accesible, dirigido a jóvenes y público general.

  • Narrativa panhispanista, que enfatiza la unión cultural entre España y Perú.

  • Enfoque en la élite indígena, con escasa atención al sufrimiento colectivo.

  • Difusión digital, especialmente en redes sociales y plataformas como YouTube.

Estos libros son clave para entender el marco ideológico de Aita, pero también para identificar sus límites historiográficos. Si bien promueven el interés por la historia peruana, requieren ser leídos con espíritu crítico y contrastados con autores como Rostworowski y Glave, quienes ofrecen una visión más inclusiva y ética del pasado.

Conclusión: los vencidos también merecen historia

La narrativa de Rafael Aita ofrece un relato atractivo para quienes buscan reivindicar una identidad hispano-peruana sin culpas. Pero su propuesta, al ignorar el sufrimiento estructural, se vuelve ética y políticamente deficiente. Como diría Chesterton, “la historia sin los humildes es sólo propaganda con fechas”.

Recordar a los vencidos no es una postura política: es una exigencia moral. Y el deber del historiador no es consolar, sino inquietar con la verdad. Frente a los discursos que halagan, hacen falta voces como las de Rostworowski y Glave: incómodas, incómodamente necesarias.

SIGLOS DE RESILIENCIA EN EL PERÚ

 


SIGLOS DE RESILIENCIA EN EL PERÚ

La historia del Perú está marcada por episodios de profunda violencia, pérdida humana y colapso demográfico. Sin embargo, lo que emerge de ese recorrido no es solo una línea de sangre, sino una poderosa narrativa de resistencia, adaptación y reconstrucción. Desde la conquista española hasta la pandemia de COVID-19, el pueblo peruano ha sobrevivido guerras, epidemias, dictaduras y marginación, demostrando una resiliencia que se ha forjado a lo largo de cinco siglos.

El colapso de la conquista (1532–1572)

La llegada de los españoles significó más que la caída del Tahuantinsuyo. Con una población indígena de aproximadamente 9.5 millones, el Perú sufrió la pérdida de 7.7 millones de vidas, lo que representa 81.05% de su población. Esta hecatombe fue provocada tanto por la violencia bélica como por epidemias como viruela, sarampión y gripe, que arrasaron comunidades enteras. El choque cultural fue brutal, pero los sobrevivientes comenzaron a replegarse en zonas alejadas, preservando su lengua y su cosmovisión.

El Virreinato y la prolongación del colapso (1542–1824)

Durante el Virreinato, la catástrofe demográfica se profundizó. La explotación a través de la mita minera, la evangelización forzada, y las epidemias provocaron una reducción poblacional que, según estimaciones, mantuvo el número de muertes en 7.7 millones, con una población promedio descendente de 5.35 millones, lo que arroja un porcentaje acumulado superior al 100%. El pueblo indígena sobrevivió no por la benevolencia del sistema colonial, sino por la resistencia desde los márgenes y la reconfiguración de sus estructuras sociales.

La Independencia y la esperanza costosa (1811–1826)

El proceso independentista, liderado por Bolívar, San Martín y miles de patriotas peruanos, trajo consigo 20,000 muertes, equivalente al 0.73% de la población de entonces (~2.75 millones). La esperanza de una república más inclusiva se vio limitada por el predominio de élites criollas. Sin embargo, fue el inicio de una lucha republicana aún inconclusa.

La Guerra del Pacífico (1879–1884)

El conflicto con Chile dejó una profunda herida. Con ~18,213 muertes sobre una población de 2.8 millones, el impacto fue del 0.65%. La ocupación de Lima, la pérdida de territorios y el saqueo marcaron a generaciones, pero también catalizaron una conciencia nacional más sólida, aunque aún fracturada por desigualdad.

El gobierno de Sánchez Cerro (1930–1933)

En medio de golpes, represión y guerra con Colombia, el régimen de Sánchez Cerro provocó aproximadamente 7,000 muertes sobre una población promedio de 6.65 millones, es decir, 0.105%. A pesar de ser considerado uno de los gobiernos más violentos del siglo XX, su periodo revela cómo el pueblo peruano enfrentó dictaduras con levantamientos como la Revolución de Trujillo o la sublevación de los marineros.

El conflicto interno con Sendero Luminoso (1980–2000)

Con 69,280 muertes registradas por la Comisión de la Verdad y Reconciliación, este episodio es el más letal de la era republicana reciente, equivalente al 0.32% de una población promedio de 21.95 millones. La violencia llegó a los rincones más olvidados, especialmente en Ayacucho y Huancavelica, donde campesinos fueron atrapados entre la insurgencia y el Estado.

La pandemia de COVID-19 (2020–2023)

Más silenciosa pero igualmente devastadora, la pandemia dejó 220,628 muertes, el 0.66% de una población promedio de 33.15 millones. El Perú enfrentó uno de los más altos índices de letalidad del mundo, evidenciando fracturas en su sistema de salud, pero también la solidaridad de su gente en tiempos de confinamiento y dolor.

El renacer indígena

Pese a haber sufrido el mayor colapso poblacional de la historia peruana, el mundo indígena no desapareció. Desde el siglo XX hasta hoy, ha resurgido gracias a la reorganización comunitaria, la resiliencia cultural, la inmunidad adaptativa y el reconocimiento político moderno. Hoy, más de 55 pueblos indígenas y 48 lenguas originarias configuran el alma viva de un país que alguna vez se creyó extinto. La resistencia indígena es prueba de que la muerte demográfica no implica el fin de la memoria ni de la identidad.

Conclusión: una historia de sobrevivientes

Perú no se define únicamente por sus heridas, sino por su capacidad de sobrevivirlas. De cada colapso ha emergido una nueva forma de estar en el mundo, una nueva voz, una nueva comunidad. Los siglos de resiliencia del Perú no son una lección de dolor, sino de fortaleza. No han terminado; continúan escribiéndose hoy, en cada gesto de dignidad, en cada idioma ancestral que se habla, y en cada ciudadano que decide no olvidar.

Escala cronológica de muertes en Perú por eventos históricos

Periodo o EventoAñosMuertes estimadasPoblación promedio% de muertosTipo de evento
Conquista del Perú1532–1572~7.7 millones~9.5 millones81.05%Conquista, epidemias, colapso
Virreinato (colapso poblacional)1542–1824~7.7 millones~5.35 millones~144%*Dominación colonial, epidemias
Independencia del Perú1811–1826~20,000~2.75 millones0.73%Guerra
Pandemia de COVID-192020–2023~220,628~33.15 millones0.66%Pandemia
Guerra del Pacífico1879–1884~18,213~2.8 millones~0.65%Guerra internacional
Conflicto interno (Sendero Luminoso)1980–2000~69,280~21.95 millones0.32%Guerra interna
Gobierno de Sánchez Cerro1930–1933~7,000~6.65 millones0.105%Represión política, conflictos

\* El porcentaje del Virreinato supera el 100% porque la población indígena se redujo drásticamente y luego se recuperó parcialmente.

La nueva amenaza: la disminución de la tasa de natalidad

Aunque Perú ha enfrentado durante siglos amenazas externas e internas, la actual transformación demográfica plantea un reto diferente: el silencioso pero sostenido descenso de la tasa de natalidad. En los últimos 70 años, esta ha pasado de 4.8 nacimientos por cada 100 habitantes en 1950 a solo 1.7 en 2023, una reducción del 65%. Si esta tendencia continúa, se proyecta que para el 2050 podría ser de apenas 1.2 nacimientos, nivel que marca una sociedad en envejecimiento.

Esta transformación no responde a una catástrofe repentina, sino a una compleja evolución social:

  • Mayor acceso a la educación, especialmente femenina.

  • Urbanización y nuevos estilos de vida centrados en lo individual.

  • Inseguridad económica y percepción de elevados costos de crianza.

  • Cambios culturales sobre el matrimonio y la maternidad en generaciones jóvenes.

Aunque no hay guerras ni epidemias visibles en esta amenaza, sus implicancias son profundas: una población más longeva, menor fuerza laboral activa, presión sobre el sistema de pensiones y una transformación del tejido social que podría alterar los vínculos comunitarios que históricamente han sostenido al país.

La resiliencia peruana también se pondrá a prueba ante esta amenaza demográfica. La capacidad de adaptar políticas públicas, revalorar la familia y reorganizar prioridades económicas será clave para enfrentar este nuevo desafío. De lo contrario se impondrá la cultura de la muerte sobre la cultura de la vida.