CHAKANA:
COMPLEJIDAD SEMÁNTICA
Su sentido óntico-ontológico-utópico político
Gustavo
Flores Quelopana
Sociedad Peruana de Filosofía
En la traducción
del término quechua chakana - chakani en
aymara- tenemos: puente, escalera,
paso. Pero cuál es su sentido ontológico. Pienso que es: "Pasos hacia lo
futuro", que se mueven hacia atrás, en un eterno retorno en espiral. O sea
reaparece el eterno retorno del famoso número áureo de las civilizaciones
arcaicas.
Es decir, chakana es el símbolo del ánima vital o Kama que deviene en eterno retorno desde
el Ordenador Pachacamac o Viracocha.
Ahora bien, lo que
deviene puede ser considerado desde el Ser (ontológico) y desde el ente
(óntico). De modo que, desde el punto de vista ontológico, lo que deviene es la
propia acción ordenadora y dinámica del logos andino, del Ser como fundamento o teqse, que hace posible el mundo-universo. Y
desde el punto de vista óntico, lo que deviene es el mismo mundo-universo o Pacha posibilitado con simetría
paritaria y complementaria cuatripartición relacionista.
Es decir, la chakana representa el movimiento
óntico-ontológico del Principio ordenador del mundo-universo en ciclos espiralados.
Por consiguiente, es puente del arjé dual
y nexo metafísico de la Realidad Existencial dentro de la teología andina en
ciclos espiralados o enrollados.
Pero la complejidad
semántica que la Cruz tiene en los Andes encierra más peculiaridades. Taylor (Ritos
y tradiciones de Huarochirí del siglo XVII. 1987)
y Frank Salomón (1991: Introductory
Essay". En The Huarochiri
Manuscript. 16), lo abordan en relación al
Manuscrito de Huarochirí. César Delgado (El
diálogo de los mundos. Ensayo
sobre el Inca Garcilaso 1991) y Mazzotti (2016: Encontrando
un Inca. Ensayos escogidos sobre el Inca Garcilaso de la Vega. 93-99) hablan del tema en relación a
Garcilaso. La Chakana no sólo está
relacionada con la Constelación del Sur, sino también con la cuatripartición
del mundo y el matrimonio mítico entre el cielo y la tierra. En la Nueva Crónica de Guamán Poma y en Calancha se la
relaciona con la evangelización temprana por parte de los apóstoles San
Bartolomé o Santo Tomás.
El Inca Garcilaso
rechaza tal versión para preservar la racionalidad ética de los gobernantes
cuzqueños. E incluso en Garcilaso se puede relacionar la chakana con la
sugerida cuarta edad de un Sacro Imperio Indiano cristianizado. Respecto a esto
último se le suele relacionar con el providencialismo agustiniano que el Inca
Garcilaso abraza.
Pero este juicio es
limitativo, porque no se trata de presentar solamente una visión occidental del
proceso civilizatorio andino, sino, sobre todo, de desarrollarlo. Y así lo
hace. Pero al hacerlo Garcilaso está prolongando el providencialismo
agustiniano hasta una relectura progresiva ascendente del mito clásico de las
cuatro edades simbolizados por metales (oro, plata bronce y hierro). En su caso
la historia va del hierro al oro.
Garcilaso como
Cicerón y Bodin, a quienes leyó, declara la inexistencia de una primigenia edad
de oro. No así en Guamán Poma, quien expone una división del mundo andino en
cuatro edades descendentes (Wari
Huiracocha Runa, Wari Runa, Purun Runa y Auca Runa) y a la cual añade la
quinta edad de decadencia espiritual con los incas o Inca Runa.
Además, acompañan a
Garcilaso en el tópico de la oscuridad primigenia, también llamada behetría,
los cronistas Betanzos (Suma y narración,
Cap. 1 y 2), Zárate (Historia del
descubrimiento, Cap. 13), Molina el cuzqueño (Relación de las fábulas, Cap. 1 y 2), Acosta (Historia natural, Cap. 25) y Santacruz Pachacuti (Relación, Cap. 1-3).
En realidad, tanto
en Garcilaso como en Guamán Poma está el tema de la ciudad radiante (Servier,
1967). Sólo que en el Inca Garcilaso la ciudad radicante está en el utopismo
futuro, mientras que en Guamán Poma la ciudad radiante está en el milenarismo
regresivo de retorno a la quietud protectora del seno materno.
En este sentido
Garcilaso es progresivo y asume la revolución de los vencidos, mientras que
Guamán Poma es regresivo y asume el eterno presente de la edad de oro.
En este sentido,
Guamán Poma se muestra más apegado al esquema intemporal de la repetición
cíclica de las sociedades arcaicas del hombre premoderno (Eliade, El
mito del eterno retorno, 1951).
Mientras que Garcilaso asume la filosofía de la historia del hombre moderno de
raíces cristianas. Para uno el tiempo es circular, para el otro es asintótico y
progresivo. Pero al hacer esto Garcilaso está asumiendo la cristiana visión
transhistórica de la valoración metafísica de la existencia humana.
No hay duda que la
cuarta edad que sugiere Garcilaso era la del tiempo lineal y de la libertad
personal occidental tamizada con la responsabilidad moral y armonía con el
cosmos de la sociedad andina.
En otras palabras,
en el Inca Garcilaso late poderosamente una modernidad andina distinta a la
europea. Es occidental y a su vez andina. La andinidad occidental contenida en
Garcilaso es la superación dialéctica del propio Occidente, casi la realización
del cristianismo primitivo gracias al espíritu andino. Una filosofía de la
historia providencialista distinta a la
filosofía historicista secularizada.
Como sabemos
Occidente siguió por otro camino. Recorrió la senda de las filosofías historicistas
que enfangan al hombre en la nada y en la desesperación, que no defienden la
naturaleza y dejan inerme al hombre frente al terror por lo histórico.
Garcilaso es consecuente con su pasado andino y su herencia renacentista. Y
suple la carencia de arquetipo y repetición celeste con la visión
providencialista de la historia y la valoración metafísica de la existencia
humana.
Garcilaso con ello
es pionero en el ejemplo de una nueva peruanidad sin imitación anatópica.
Fusionar lo perenne de occidente en el crisol de lo andino y viceversa. Pero
esta fusión también se ha dado en los andinos quechuahablantes de la
modernidad.
Los estudios de
Henrique Urbano (“Las tres edades del mundo. La idea de utopía e
historia en los Andes”. En Mito y
simbolismo en los Andes: la figura y la palabra. Bartolomé de las Casas, 1993) presentan la interpretación mesiánica. Sus
investigaciones demuestran la rearticulación mesiánica de lo mítico con la
concepción cristiana cancelatoria del tiempo circular en el campesinado andino.
La otra interpretación incide en la remota influencia Joaquinita (Saranyana: Joaquín de Fiore y Tomás de Aquino. Historia
doctrinal de una polémica, 1979)
entre los campesinos por obra de los evangelizadores tempranos del siglo XVI.
Es posible que la
tesis de la propensión mesiánica de Urbano, tenga la evidencia empírica del
gran éxito en los andes de la iglesia evangélica-israelita del Nuevo Pacto
Universal del profeta mesiánico Ezequiel Ataucusi. No obstante, el esquema
mesiánico en los Andes, que puede estar incluso por encima del propio
Jesucristo –como se puso de manifiesto desde Túpac Amaru II-, tiene en su base
la realización de la esperanza escatológica en el tiempo.
Por eso frente a
estas dos interpretaciones (propensión mesiánica e influencia Joaquinita), yo
pienso, más bien, que la concepción del tiempo como un devenir en tres edades
por los campesinos andinos responde a una “visión escatológica” del tiempo
(Pachacuti) donde la vida se renueva. La vida eterna para el poblador andino
sincrético es el goce de la continuidad de la vida junto a Dios. Taita Inti
Viracocha-Jesucristo recibe a sus hijos justos en el kama pletórico. Siempre es la vida la que continúa, la vida buena
en un orden justo, donde la Resurrección del Juicio Final opera como la
Pacarina o lugar de origen cósmico y definitivo.
En el actual
panteón andino (Robles: La estética en la
vida cotidiana en los Andes, 2014) tiene el jana pacha una división: coloca en el arriba lejano al tayta inti o padre creador cristiano, en
el arriba cercano a todos sus dioses estelares (Sol, luna, estrellas,
constelaciones). Luego en el kay pacha
están los hombres pero también las deidades cercanas (tierra, lagunas, cuevas,
cerros). Y en el jura pacha están los
demonios y el Supay. Es más, y
volviendo a la riqueza semántica de la cruz, en los Comentarios reales cuando se enumeran los puntos
cardinales, las partes del Tawantinsuyu y la fundación del Cuzco por Manco
Cápac, se propone un orden Este-Norte-Oeste-Sur.
Es decir, una
circularidad contraria a las agujas del reloj. En Garcilaso la complejidad
semántica de la Cruz llega a un nuevo nivel cuando a la secuencia circular le
añade el "árbol de la cruz". El objetivo es proponer con verdadera
inspiración un orden superior en sus descendientes mestizos cristianizados como
frutos del glorioso árbol de la cruz y como testimonio de la idoneidad moral y
política de los incas.
Lima,
Salamanca 02 de Setiembre del 2016
El espacio, primera manifestación del ser, no diverge y se difumina mientras avanza contra las sombras del vacío. El ser óntico y ontológico ... converge y manifiesta la epifanía de lo diverso desde las cuatro direcciones, y entonces en la síntesis y mátesis del tiempo ...emerge en espiralidad la unicidad fecunda que asciende y que desciende las tres gradientes de la dialéctica fundamental. De esa imbricación tripartita de posibilidades multívocas brotan las recursividades creativas del todo, las partes y el uno donde se transfunden y transpolan los extremos en la centralidad del Cristo carne, circunstancia y conciencia.
ResponderEliminarInspirado comentario mi apreciado Raúl
ResponderEliminarGracias Gustavo por tu envío , muy interesante ,me asombra como siempre por tu erudición , me gustaría que añadieras las referencias de tus apoyos ,algunos los lei , pero otros no y me interesan varios, el de Robles, p.e.. Tus tres primeros párrafos son muy buenos, el resto cuando incluyes tu acendrado catolicismo, se debilita un poco pero lo mejor es que a pesar de todo , surge desde tu interior, muy intenso , no solo el sincretismo desembozado sino el triunfo de nuestras ancestrales concepciones religiosas que tienen mas visos de ser verdaderas que unos mitos transmitidos desde unas realidades distintas a las nuestras. Por si acaso, te recuerdo que la tridivision del hanan, kay y Ukcu pacha son versiones transmitidas o formadas luego de la conquista y que en nuestra ancestralidad , no habían palabras ni conceptos ( ni era necesario ) , para un Dios único , Satan ( ni existía ) y ni siquiera el Cristo ( ni es seguro que existió la figura histórica) que es una reiteración de un mito mucho mas ancestral indoafroeuropeo. Por cierto lo que se dora en las festividades actuales no son las figuras Crísticas o virginales o de santos sino aloque esta detras de ellas o sea a lo que adopta esa forma impuesta y aceptada sino a lo que representa que es mucho mas superior en forma y fondo y es quizás un retorno a las fuentes en donde no se podia representar lo divino por ser algo tan grande que solo podiamos imaginarlos.
ResponderEliminarMuy agradecido por tu comentario. Un abrazo
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