Las Formas del Filosofar
FILOSOFÍA NUMINOCRÁTICA
EDAD
DE LA METAFÍSICA NUMINOCRÁTICA PRE-ANIMISTA
SUMARIO:
El homo habilis per-animista. -Respuestas vitales. -El “ser a la mente”. -La
existencia, la verdad y lo bueno. -La unidad universal. -Gran inventor de la
industria lítica. -Brote del espíritu. -El alma intelectiva. -Más allá de su
ser natural. -Revolución del carroñeo. -Anticipación de la forma en la materia.
-Categorías de lo vivo y no muerto. -Ceremonia mortuoria del carroñero. -Dualismo
básico. -Imaginación y concepto-imagen. -Va hacia lo extramundano. -La Vida como
lo numinoso. -Mundo como extraña mezcla entre lo inmanente y trascendente.
- Su conciencia pre-animista percibe el mundo como numinoso. -Paleolítico
no es el imperio de lo inmanente. -Su universal perceptual vitalista. – Filosofía
perceptual imaginativa. –Vitalismo de lo numinoso. -Perceptual imaginativo
suprasensible. -Filosofar en imágenes. -Pensar en símbolos. -Lógica heterodoxa.
- El universal perceptual. -Filosofar no comienza con la escritura. -Filosofía
como necesidad existencial. -Puesto en el cosmos.
39.
La filosofía prehistórica tiene como Primer Período la llamada EDAD DE LA METAFÍSICA NUMINOCRÁTICA PRE-ANIMISTA, y corresponde al homo Habilis de hace 2,5 y
1,5 millones de años.
40. El Homo habilis muestra haber pensado sobre el sentido de
la vida y del mundo. Son los primeros filósofos de la especie humana. Brota en
ellos no sólo como actitud sino
también como aptitud. El Homo habilis
pensaba y mucho. Sus respuestas no eran conceptuales ni complejas, pero
implicaban ideas que concernían al sentido mismo de la vida.
41. El ser un gran fabricante de herramientas es habituarse a
tener el “ser a la mente”. El ente intramundano lo lleva avizorar el ente
extramundano. Con él nace el ser ideal que proyectado sobre el mundo le permite
un mejor dominio del mundo. Al pensar en la forma de
tallar sus piedras pensaba también qué significaba morir y vivir. El Homo
habilis es el primer gran inventor, tallador lítico y el primer pensador.
42. Consigo
brota el primer horizonte pre-animista. No sólo talló piedras para sobrevivir,
sino que elaboró un pensamiento arcaico sobre el sentido del mundo. El Homo
habilis con la invención de la industria de piedra opera un descubrimiento en tres niveles: la existencia,
la verdad y lo bueno. En el orden de la razón su intelecto aprehende la
importancia privilegiada de un determinado ente, a saber, la piedra cortante.
En segundo término, su intelecto aprehende que conoce el ente. Y, en tercer lugar,
aprehende lo que desea. Lo primero es la razón de ente, lo segundo la razón de
verdadero y lo tercero la razón de lo bueno, en este caso ubicado en la cosa.
Lo verdadero y lo bueno están en la realidad.
43. La
especie homínida desde los tiempos más inmemoriales ha sentido esa dulcísima
eucaristía de unidad universal que es la filosofía. Está en su ser, es su ser,
como sello indeleble
de una criatura destinada a conocer y sujetar el mundo con su razón. Para
conocer la universalidad de la filosofía es preciso cercar las huellas de la
criatura filosofante en su proceso de humanización y hominización.
44. No
será con el homínido prehumano australopitecos sino con la aparición de las
primeras formas humanas de los distintos representantes del Homo habilis, que se
manifiesta la fuerte capacidad cerebral con la fabricación de instrumentos y la
transformación del medio natural. Hay quienes defienden la capacidad de los
australopitecos de fabricar utillaje antes de la aparición de los humanos y, en
consecuencia, deja en suspenso el comienzo del paleolítico inferior. Pero esto no
desmiente que el Homo habilis fue el gran inventor de la industria lítica. Sin
embargo, la paleoantropologia reserva la existencia de ideas trascendentes al
hombre moderno, luego ha reconocido su extensión al homo sapiens neandertal.
45.
No obstante, para la filosofía, que tradicionalmente no es empírica ni
científica, cabe la pregunta en qué medida la industria lítica está relacionada
con una incipiente vida espiritual. El cerebro del elefante como del cachalote
es mucho más grande que el humano, sin embargo, no crean instrumentos ni
modifican su medio natural. No dan muestra de ir más allá de un alma sensitiva.
Las aves son bípedas, pero no piensan sino sensitivamente. Y abundan los
animales que usan herramientas –nutrias, delfines, chimpancés, elefantes,
buitres, pájaros carpinteros, cuervos y pulpos- pero no crean cultura. Por lo
tanto, si no es el bipedismo, ni el mayor tamaño del cerebro, ni la capacidad
de fabricar instrumentos lo que caracterizaría la condición humana qué lo es y la
hace posible.
46. Ónticamente
lo humano constata su ser en un principio activo que se desdobla en tres
potencias superiores que ontológicamente se explicitan en lo práctico contextual.
Dicho principio intelectivo sólo se asemeja al que hallamos en el resto de las
criaturas. Pero la diferencia fundamental es que la forma con la que obra la
inteligencia animal está individualizada por su propia naturaleza, por ello,
determinada a una sola posibilidad. En cambio, la forma de la inteligencia
humana, debido a su universalidad, es capaz de englobar una multitud de
posibilidades. Es esto lo que posibilita considerar una teoría de la razón con
diversos sentidos significativos y con diversos universales –perceptual,
emocional, intuitivo, estético, ético, lógico, religioso y filosófico-. No
existiría industria lítica posible sin la capacidad del alma intelectiva humana
de englobar una multitud de posibilidades.
47. Ello
es posible porque el hombre es un ser contingente, tiene una naturaleza, tiene
un cuerpo, pero su ser trasciende su cuerpo, su naturaleza, va más allá. En la
industria lítica se experimenta arcaicamente que el hombre es posibilidad y proyecto.
Experimentará un más allá porque precisamente su ser está más allá de su ser
natural. Por ello, no es la hominización la que explica su humanización, sino
precisamente al revés. Es su alma sobrenatural la que explica su
hominización.
48. Al
parecer los humanos más antiguos tenían nula capacidad cazadora, y su fin principal
era obtener carne mediante el carroñeo. Del acto de lanzar defensivamente una
piedra hasta reparar que había piedras que cortan la piel, que las piedras
cortantes son útiles para el carroñeo y que se podían fabricar, son pasos revolucionarios
que representan un salto intelectual enorme para el hombre arcaico.
49. Es
posible afirmar que el hombre no tiene un alma junto a un cuerpo, sino que es
un alma que tiene un cuerpo. La hominización demuestra la diversidad de
apariencias externas del hombre, pero su humanización expone que su naturaleza
metafísica esencial apenas ha variado.
50. Si
hay algo de fascinante y encantador en el Homo habilis no es el de poder
imaginárnoslo sentados labrando sus lascas, sino anticipando la forma a la materia.
He aquí la manifestación de su espíritu intelectivo, de lo que lo lleva a la
humanidad. El descubrimiento de un universal perceptual –probar el cortante-,
intuitivo –seleccionar la piedra correcta- y lógico –tallar para cortar- sería
lo característico del Homo habilis.
51. Pero
ser carroñero supone una distinción meridiana entre lo que está vivo y lo que
no lo está, es decir lo muerto. Lo vivo y lo muerto son las dos categorías
opuestas que necesita distinguir el carroñero Homo habilis. El poder que le ha
conferido la piedra tallada sobre lo muerto para convertirla en medio de vida
tuvo que haber labrado un ideario sobre el sentido de la vida y del mundo. El
Homo habilis no era un autómata que descarnaba
y deambulaba hacia su próximo carroñeo, sino que era un ser pensante. No sólo
pensó en la forma de tallar sus piedras, sino también qué significaba morir y
vivir. No se han hallado manifestaciones de pensamiento simbólico ni
enterramientos del Homo habilis, pero eso no significa que no hayan tenido una
idea de la muerte y de la vida, o que no hayan homenajeado a sus muertos. Un
canto, una danza, un dibujo sobre la arena no dejan huellas, no son
rastreables. Es improbable entonces que aquel humano antiguo que anduvo por más
de 1 millón de años sobre la sabana africana inventado lascas y tallando
piedras no haya elaborado alguna idea sobre el sentido de la existencia cuando
lo que caracteriza al hombre es justamente eso, pensar.
52. El
Homo habilis es el primer tallador lítico y el primer pensador. Y el más
importante desafío para explicar es que no sólo talló piedras para sobrevivir,
sino que elaboró un pensamiento arcaico sobre el sentido del mundo. Con sus
piedras también trabajaron la madera, aunque no se han encontrado proyectiles
de impacto. Construía cabañas pasajeras. Por tanto, inventaron los primeros
cuchillos, pero no la lanza. Que no se hayan encontrado vestigios de rituales
de entierro no significa que carecieran de ellos. Puede ser el caso que
justamente efectuar un canto y dejarlo a la intemperie haya sido el ritual
típico de un carroñero. Un carroñero vive con intensidad la unidad entre la
vida y la muerte, lo muerto nos permite vivir, no se debe interrumpir dicho
ciclo, incluso el resto mortuorio de un Homo habilis debe ser dejado para que
sirva de alimento de otro ser vivo, y así continuará la vida.
53. Aquí
hallamos cómo en la metafísica más arcaica de la humanidad la idea de la Vida
debe imponerse en su lucha contra la muerte. Esta idea tan simple como
complicada, a la vez, debió haber sido la primera elucubración metaempírica de
la primera forma humana sobre el planeta. Pero en los primeros grupos humanos
del Homo habilis se daría la primera noción de lo trascendente como lucha de la
Vida y la Muerte. Por tanto, no vemos configurarse en el Homo habilis un mito
sobre la Piedra, sino otro sobre un dualismo básico que gira en torno a la vida
y la muerte. Ese sería el significado de dejar piedras talladas junto a
osamentas.
54. El
Homo habilis proporciona un ejemplo paradigmático para efectuar un análisis de
la percepción. La percepción como algo que está entre el puro sentir y el puro
pensar, se relaciona con una aprehensión directa de una situación objetiva
donde todo se absorbe, pero nada se conoce. La paleoantropologia científica al
ceñirse a las evidencias empíricas nos ofrece una imagen estereotipada del Homo
habilis, como mero ser perceptivo o un galeote del tallado pétreo, sin el más
mínimo rastro de vida espiritual. Pero si la percepción externa está mirando a
la sensación y la percepción interna esa mirando al pensar. Pero no mira directamente
al pensar sino a través de la imaginación. La imaginación es la bisagra entre
la percepción y el pensar. Y su resultado gnoseológico es el concepto-imagen,
distinto al concepto lógico. Esto significa que las dos caras de la percepción
están dirigidas a pensar el ser del ente intramundano que sale al encuentro no
sólo como «ser a
la mano» y «ser a la vista», sino como «ser a la mente» y, en consecuencia,
metaempírico y universal.
55. Por
la imaginación el Homo habilis tiene el «ser
a la mente» de
la piedra que requiere. Aquello no está en el mundo, pero lo estará a través
suyo. O sea, no son dos sino tres, siendo la más importante la tercera, las
determinaciones básicas categoriales del ente intramundano que va hacia lo
extramundano. El Homo habilis efectúa una percepción externa cuando aprehende
un objeto real -cortar con sus piedras la carne de carroña- esto es la
percepción inmanente, pero efectúa una percepción categorial interna cuando aprehende
un objeto ideal por la imaginación –descarnar la carroña da más vida-, eso es
la percepción trascendente. Y ello es justamente posible porque el sujeto percipiente
no es un descifrador de un mundo desordenado. Es decir, la importancia de la
vida sobre la muerte para el Homo habilis es el fondo mismo de su mundo percibido.
56. Pero
ese fondo de la Vida en lucha contra la muerte es percibido como algo numinoso,
sagrado, misterioso. Lo numinoso, definido por Rudolf Otto[1]
como «experiencia no-racional
y no-sensorial o el presentimiento cuyo centro principal e inmediato está fuera
de la identidad», se presta de modo incomparable para describir la experiencia
que tiene el Homo habilis de aquello invisible que debe continuar llamado Vida
y Mundo. Lo numinoso es la manifestación más arcaica de lo sagrado y por
eso es aplicable a la experiencia del Homo habilis. La Vida será percibida como
sagrada, no tiene que ver aun con religiones ni con dioses. Los cuerpos
inánimes de la carroña ingerida se vuelven vida en ellos. No es que el Homo
habilis tuviera la idea de lo trascendente, sino que aquello previo que
configura la idea de lo trascendente es lo numinoso en lo inmanente.
57. Esta idea de lo numinoso como lo sagrado en un horizonte
mental de hace 2 millones de años, es que todavía no hay distinción entre un
dios personal y un dios suprapersonal, ni entre lo sagrado y lo profano, ni lo
sagrado y lo divino. Simplemente se percibe el mundo en
una extraña mezcla entre lo que es inmanente y lo que es trascendente, en
una realidad que se presenta como numinosa. No es una concepción animista,
donde ya se tiene claro la presencia de un alma o un principio vital en todos
los seres, objetos y fenómenos. Es más bien un presentimiento pre-animista de
orden metafísico, donde lo numinoso se extiende misterioso sobre mundo entero.
58. Por ello, para el Homo habilis el mundo no es inmanente,
tampoco trascendente, es más bien extraño y misterioso. De entre todas las
cosas extrañas le concita mayor atención la Vida. Acostumbrado a lidiar con la muerte,
habituado a carroñear para sobrevivir, no puede dejar de pensar por aquello que
ve cotidianamente, le parece a la vez asombroso e inexplicable, a saber, la
vida. Lo vivo se mueve, respira, anda, busca alimento, procrea y se muere. El centro
de su cosmos no es lo humano, ni lo inerte, sino lo vivo.
59. El fabricar herramientas ha mejorado su modus vivendi.
Ahora marcha por las sabanas africanas con más seguridad que antes. No ha
dejado de ser carroñero, cuenta con cuchillos, pero no con armas arrojadizas ni
proyectiles, pero se ha convertido en el mejor de los carroñeros. Muestra de
ello es el volumen de su cerebro. Mientras que un australopiteco tenía un cerebro
de aproximadamente 450 cm³, el de un Homo habilis era de 770 cm³. Ciertamente,
los últimos australopitecos, como el australopiteco garhi y el australopiteco
sediba, muestran discutidos indicios de industria proto-lítica, pero su extinción
definitiva les sobrevino hace 2 millones de años. Aparentemente este consumidor
de frutos, semillas, raíces y cortezas no resistió el retroceso del bosque, ni
el cambio climático. Fue el homínido que se extinguió por ser exclusivamente
vegetariano.
60. Un gran inventor –fabrica utensilios, inventa la choza,
utiliza las cuevas como vivienda, practica la caza menor, el proto-lenguaje- como
el Homo habilis se impuso a través de sus herramientas que eran fruto de su
pensamiento. El Homo habilis coincide con el inicio de la era del pleistoceno.
El avance de los glaciares en una cuarta parte del planeta y el reemplazo de
las sabanas por los prados templados. Es el momento en que aparecen los humanos
modernos u Homo sapiens en África. La criatura racional dotada de un alma
intelectiva sigue abriéndose camino poderosamente. Su
conciencia pre-animista percibe el mundo como numinoso. Es muy probable que
él mismo se percibiera como el ser que inventa herramientas, porque se han
hallado utensilios junto a sus osamentas. Sus piedras talladas toscamente por
una cara o por las dos indican una elaboración mental sistemática donde la
forma se anticipa a la materia. Esto echa por tierra la novísima
paleoantropologia secularista de la conciencia del homo habilis. La conciencia
existencial del hombre paleolítico nunca fue meramente horizontal, inmanente,
unido al todo antes que a las partes.
61. En primer lugar, se requiere una paleofilosofía presidida
por una hermenéutica metafísica. La misma que despojada de prejuicios
racionalistas, cientificistas, secularizantes y antirreligiosos, sea capaz de
penetrar en lo sui géneris de la filosofía y de la condición humana. Segundo,
que no se puede hablar en general de la conciencia del hombre del paleolítico
sin abarcar formas de conciencia tan disímiles como las del Homo habilis, Homo
erectus, Homo sapiens Neandertal y Homo sapiens sapiens. Todas ellas tienen sus
matices que las diferencian por más similitudes que contengan. En tercer lugar,
identificar lo paleolítico con lo inmanente sin ninguna clase de trascendencia
aparece demasiado forzado, racionalista y secularizado. El Homo habilis percibe
lo numinoso pero el mismo no es todavía configurado como el gran Espíritu en la
naturaleza, no vive aun en una atmósfera animista sino pre-animista.
62. De ahí que el instrumentalizar la comprensión del
paleolítico para justificar la edificación de una religión sin trascendencia no
tiene sentido por ser pseudocientífico e ideológico. Para caracterizar la
conciencia humana del paleolítico es necesario tomar en cuenta sus distintos
niveles de pensamiento. No tiene sentido sumarse a la patología posmoderna con
su aversión contra lo universal y general, pues la certeza, así como suele
destruir también puede liberar. De modo que las generalizaciones sobre el
hombre primitivo deben dejar bien claro estos matices. Y entre las generalizaciones
en boga se suele confundir el hombre primitivo de las sociedades paleolíticas
que sobreviven en el mundo actual, con el hombre prehistórico en su proceso de
hominización. Entre ambos hay similitudes, pero las diferencias son lo más
importante.
63. Diferencia que suele desaparecer en las siguientes caracterizaciones
de la conciencia arcaica: omnivalencia-Johns Briggs, estado de atención
amplia-Joanna Field, presencia del mundo-Walter Omg, atención universal-Ortega
y Gasset, conciencia paradójica-Morris Berman, percepción simultánea-Tony Hiss,
experiencia oceánica-Freud, sabiduría simbólica primitiva-Jung, satori-Zen,
conciencia de lo permanente-Paul Radin.
64. Pero una cosa es hablar del estado de conciencia y otra
es tratar sobre su filosofía. Lo primero es casi enteramente psicológico, lo
segundo es búsqueda de sentido no necesariamente conceptual, pero al menos sí
ideatorio, como en el proceso creativo del arte. El Homo habilis como especie
vive casi dos millones de años y los más inteligentes, que no eran los más fuertes
ni impulsivos, dan muestras de haber pensado sobre el sentido de la vida y del
mundo. Ellos eran los primeros filósofos de la especie humana y del Homo
habilis. El Homo habilis pensaba y mucho. Sus respuestas no eran conceptuales
ni complejas, pero implicaban ideas que concernían al sentido mismo de la vida.
Debía hacerlo y tenía mucho tiempo para pensar. El espectáculo del mundo y la
odisea de su propia existencia lo llevaban a ello. Fabricar es descubrir un mundo
de posibilidades, pero también de fragilidades.
65. Algo había cambiado y ese algo era que ahora lo sabía. El
ser un gran fabricante de herramientas es habituarse a tener el “ser a la
mente”. El ente intramundano lo lleva hacia el desarrollo del ente extramundano.
El ser ideal proyectado le permite dominar mejor el mundo. Descubre lo importante
del ser extramundano determinante para imponerse sobre el ser intramundano. Su
conciencia no se disuelve en una “experiencia oceánica” ni en una “conciencia
paradójica”. Por el contrario, su universal perceptual lo conduce al libre juego
ideatorio de la imaginación en un pensar no meramente utilitario, sino vitalista.
Esto es, su conciencia perceptual establece una distinción entre sujeto y
objeto de índole no sensitivo, sino pre-objetivo, donde la cosa no es sólo
herramienta sino portador de lo numinoso.
66. De manera que la filosofía del Homo habilis puede ser
comprendida en periodos y tendencias. Periodo autónomo de clanes familiares y
el periodo tribal de coexistencia, aproximadamente por 500 mil años, con el
Homo erectus. En ambos periodos la filosofía se manifestó tanto como
cosmovisión y como filosofía. Como filosofía no se trató de un pensar
conceptual, sino perceptual-imaginativo. Aquí se manifiesta no sólo el principio
de universalidad de la filosofía, sino también el polimorfismo intrínseco de la
razón. Si la filosofía no es exclusividad de los pueblos históricos y menos de
Occidente, sino que abarca también al hombre prehistórico, entonces no cabe más
que admitir la versatilidad de la razón humana para filosofar sobre los misterios
de la vida y del mundo no sólo con el concepto puro de la lógica –desde Grecia-
sino además con el concepto imagen de la mentalidad prehistórica.
67. El filosofar del Homo habilis tuvo su rasgo
característico en el vitalismo de lo numinoso, seguido de una indudable
orientación final de carácter tribal. Ello, en primer lugar, hace que el Homo
habilis comienza a filosofar partiendo de la vida. Se trata de una vida inserta
en un mundo numinoso. De ahí que no distingue aun entre lo inmanente y lo trascendente.
Su tendencia vitalista es metafísica pero no realista ni idealista, positiva o
teológica, no hay referencia a un Gran Espíritu ni a un Dios. Su metafísica
pre-animista no es conceptual, aunque sí racional porque el intelecto también
se maneja con universales no conceptuales. Sus preocupaciones pre-animistas se
refieren a lo numinoso que está en él y en el mundo. Ello no se vierte en una
preocupación cosmológica ni antropológica.
68. El Homo habilis no es un ser ontológico como el griego y
medieval, ni epistemológico como el moderno. El Homo habilis es un ser vital
asido por lo numinoso. Antes de la concepción de la vida eterna, los dioses y
los espíritus, fue primero la idea de lo numinoso, la misma que se convierte en
un medio de evolución racional y ética de la conciencia.
69. Antes de concebir la plenitud de la vida en el otro
mundo, ésta se mezclaba con este mundo. Los fantasmas y las almas todavía no
son vistos como habitantes de un trasmundo, sino de este mundo numinoso. La
humanidad por más de 1 millón de años a través del Homo habilis protagoniza una
aventura intelectual numinocrática. Lo numinocrático es la forma de filosofar
más arcaica de filosofar y responder a los misterios de la vida y del mundo. Su
herramienta mental es el concepto-imagen de la percepción e imaginación. Es lo perceptual imaginativo lo que conduce hacia lo
metasensible en la Edad de Piedra, operación gnoseológica subyacente en la
magia. Y como observa Frazer, es más antigua que la religión, ese producto
cultural refinado que exige una capacidad apreciable de abstracción, o en otros
términos el hombre primitivo filosofa mágicamente y que lo llevará en el
paleolítico final a pensar por primera vez en la idea del alma (Neandertal).
70. El prehistórico filosofar en
su primera
etapa con el Homo habilis es numinocrática. La imaginación vincula lo sensible con las
ideas y se genera el concepto-imagen. El concepto-imagen es el instrumento
espiritual por excelencia del hombre prehistórico para pensar y ahondar su
hominización-humanizante. Aristóteles coloca a la imaginación entre la
sensación y el pensamiento (De Anima III, 3). Kant lo sigue y enfatiza que
en la estética hay ideas sin concepto. Es decir, el hombre para pensar no
requiere del concepto, bastan las ideas. Es lo que Xavier Zubiri llama la
“inteligencia sintiente”. Ese vuelco
hacia las imágenes que son producto de la imaginación y que es realizado por el
intelecto es el primer paso del conocer intelectual con el Homo habilis. Filosofar
por imágenes fue lo característico del filosofar del hombre del paleolítico.
71. Pensar por imágenes es anterior a pensar con símbolos. Lo
numinoso es eso justamente, una imagen más al alcance de un símbolo que de un
concepto lógico. Los dibujos de las cuevas prehistóricas de Altamira y Lascaux
no pertenecen al homo habilis, pero son captación primaria del mundo, poseen un
contenido ideal, es interno a la cosa misma, y su verdad es determinada por
fines y valores. Pero lo mismo sucede con las piedras talladas del Homo
habilis. Lo cual habla de lo eterno en el hombre y la naturaleza, y contienen
una metafísica espiritualista. En una palabra, expresan la metafísica natural
del espíritu humano, una filosofía perennis que contiene la idea de sustancia,
Ser, Valor, causa eficiente, causa final, confianza en el concepto-imagen. O
sea, no hay primacía del sentido lógico sobre los demás sentidos.
72. La capacidad humana para pasar de un sistema lógico a
otro ha estado presente en él desde el principio, es parte del alma intelectiva.
Lo cual planea un problema lógico. Cuál es la lógica del hombre prehistórico.
El pensar del hombre del paleolítico puede suprimir el principio de no
contradicción, pero no puede permitir que todas sus tesis sean contradictorias.
Por ello, el hecho que su lógica heterodoxa incluya axiomas y reglas de inferencia
es una poderosa señal que indica que preparan el camino hacia la lógica
clásica. Por más que una lógica heterodoxa paraconsistente –que carece de los
principios de no contradicción y tercio excluso- guiara su pensamiento, su necesidad
de convivir y sobrevivir lo llevó a manejar simultáneamente junto a una lógica
de primera especie –alolinguística y anómica- otra lógica de segunda especie
–Thética polivalente finita e infinita como Athética deóntica normativa-.
73. Es decir, sin la lógica heterodoxa del hombre del
paleolítico no tendríamos la muy posterior lógica clásica. La gran variación de
la melodía de la razón es uno de los enigmas más recónditos de la existencia
humana. Pero señala el carácter antrópico de la realidad y de la creación
misma, como si estuviera diseñada para que el hombre pudiera penetrar en ella,
conocerla, dominarla y respetarla. Lo fundamental es que el proceso de
hominización enseña que el sistema de la razón no depende exclusivamente del
sentido lógico, como piensan los epistemólogos logicistas, sino que actúa en
conjunción con otros sentidos –perceptual, intuitivo, emocional, estético,
ético religioso, conceptual-.
74. No sólo existe el universal lógico sino también el
universal perceptual, intuitivo, emocional, estético, ético y religioso. Si
estos sentidos significativos no hubiesen existido simplemente el proceso de
hominización hubiera sido imposible. El sentido lógico no es el único tipo de
sentido. De ahí que, las condiciones suficientes de logicidad no son las
condiciones ontológicas necesarias de la razón. La revolución copernicana
consiste aquí en que son las condiciones ontológicas necesarias de la razón las
que hacen posible los diversos sentidos de la razón, incluido el lógico.
75. Es bueno pulverizar aquí la idea de que las grandes
preguntas filosóficas que afectan al ser humano sólo comienzan con la escritura
y el pensar conceptual-abstracto. Esta confusión conceptolátrica no entiende que el hombre de todos los tiempos, incluido el
prehistórico, siempre estuvo asediado en su existencia y pensamiento por las
preguntas límite del misterio del mundo. Por ende, el pensamiento humano
no necesita llegar a la fase del concepto lógico para afrontar las preguntas
últimas sobre el sentido del universo. Pues el pensamiento-imagen y el simbólico
también lo hacen. La filosofía es una necesidad existencial. Y las necesidades
existenciales son de carácter espiritual y no biológico, teórico, psíquico o social.
76. El Homo habilis es la primera demostración
extraordinaria de pensamiento simbólico. Afrontó los retos y desafíos el
momento ahondando más allá de lo empírico abriendo trocha en lo metaempírico.
Plasmar la forma sobre la materia, lo inteligible sobre lo sensible delineó el
derrotero de la especie humana. Sin embargo, todavía se halla sumergido en lo
real maravilloso del mundo. Su mirada inocente, humilde y prístina le revela un
mundo mágico, misterioso y repleto de enigmas. El ser se le manifiesta a su
mirada casta y pura. El ser le habla. El principio antrópico apenas ha brotado
en ese carroñero de una manera tan tenue que no logra separarlo del Todo. Su
unión con el Todo de lo viviente es vigorosa y fuerte aún. Vive rodeado de
peligros, aun no domina el fuego, pero ya nadie lo supera como carroñero, ni
siquiera las grandes hienas. De excelente vista llega primero que todos a las
piezas muertas y puede llevarse los mejores trozos.
77. Compuesto de pequeños grupos familiares lo conseguido le
basta para salir del hambre y tenerse bien abastecido y alimentado. Su sentido
familiar se fortalece. Brotará de su convivencia las primeras e incipientes
normas morales. Todavía toscas pero suficientes para abrir el camino de la vida
normativa. Protegido en las chozas de ramas que sabía hacer, nuestro carroñero nómade
logra extender su existencia por más de 1 millón de años. Todo un éxito, en
comparación con el Homo sapiens sapiens que no llega a los 200 mil años y corre
el riesgo de extinguirse termonuclearmente. El Homo habilis cumplió de modo
asombroso y prodigioso su puesto en el cosmos.
EDAD DE LA METAFÍSICA NUMINOCRÁTICA ANIMISTA
SUMARIO: -Filosofía numinocrática animista del
Homo Erectus. -Advenimiento del animismo. -El pre-chamán. -Revolución del
dominio del fuego. -Nueva tecnología. -Desarrollo lento pero firme de la razón
funcional o instrumental. -Avance de la razón substancial o simbólica. -Del
clan a la horda totémica. -Sueños, almas, fantasmas y demonios. -Adoración sin
religión. -El proto-mago carroñero. -Numinoso cono lo espiritual. -Filosofía del
mundo mágico. -Primacía de lo vivido en lo numinoso. -Los grabados geométricos.
-Mayor actividad espiritual. -Lenguaje articulado primario. -Pensar con
imágenes. -Más allá del concepto-imagen. -Crece orden antrópico. -Universal
perceptual enriquecido con universal intuitivo. -No hay oposición entre ser y
aparecer. -Conceptos alegóricos no conceptuales.
78.
La filosofía prehistórica tiene como Segundo Período la llamada EDAD DE LA METAFÍSICA NUMINOCRÁTICA ANIMISTA, y corresponde al homo erectus
de hace 2 millones a años a 70 mil años.
79.
Con el Homo erectus adviene el animismo. Pero su animismo es de primera
instancia. Es el primer desarrollo del ente extramundano, pero presente en la
inmanencia. Se abre paso la idea del alma, todavía no individual sino colectiva
como el difuso Espíritu de la Tierra. El mundo sigue siendo numinoso, en
consecuencia, mágico. No brotan de golpe el chamán sino el pre-chamán. Lo
extramundano cobra mayor importancia que el ser intramundano. Su conciencia no
se disuelve en una “experiencia oceánica” sino que se vuelve más onírica y
mántica.
80. La especie sucesora
del Homo habilis es el Homo erectus. Y por sus características físicas y
mentales llegaría mucho más lejos que su antecesor. No hay duda de que lo hizo.
Tres son los grandes avances de esta nueva especie hombre: cambio en la
tecnología de la piedra o la llamada industria achelense, el uso del fuego y el
inicio de la caza. La evidencia más antigua del uso de hogueras se halla en
China y en Hungría con una antigüedad de 500 mil años. El homo erectus vivió
entre 2 millones de años y 70 mil años, vinculándose su extinción a la teoría
de la catástrofe del mega volcán de Toba. Es
decir, aparece a la mitad del Paleolítico Inferior para desaparecer en el Paleolítico
Medio Antiguo entre 300 mil a 200 mil años. Aunque sus restos han sido hallados
en África (Homo ergaster) y Europa, la tendencia actual se reserva el nombre de
Homo erectus para los fósiles asiáticos de China e Indonesia. En su dilatada
historia el volumen de su bóveda craneal aumentó de 850 cm³ a 1,100 cm³. De gran nomadismo. De
mandíbula fuerte, frente huidiza, dientes pequeños, mayor dimorfismo sexual,
robusto y de 1,80 m de estatura.
81. La industria lítica
achelense localizada en África, Europa y Asia se extendió primero por Kenia,
luego por Tanzania y Etiopía. Se atribuye su primer uso al Homo ergaster. La
cosa es que con la nueva tecnología los cortes resultaban más precisos, rápidos
y delgados. El resultado serían mejores cuchillas y la invención del hacha.
Principalmente emplearon el basalto, el pedernal y la piedra caliza. Fabricaron
herramientas más pequeñas o secundarias, lo que indica que el fabricante
conocía paso a paso la secuencia para crear varias herramientas en un proceso.
El objetivo era crear una forma sin asperezas mediante un trabajo muy fino de
martilleo. Los yacimientos africanos tienen una datación más antigua (1,8
millones de años). En Oriente Medio, especialmente Israel, se remontan a 1,4
millones de años. Y en Asia (Indonesia, India, China) se retrotrae a 1,2
millones de años. Mientras que en Europa la industria achelense hace su
aparición hace 600 mil años.
82. El achelense superior comienza avanzada
la Glaciación
de Riss (hacia el 140 000 a. C.), continuando en
el interglaciar
Riss-Würm (125 000-100 000 a. C.), acabando
ya en el primer período würmiense (iniciado el 100 000 a. C.).
Las hachas bifaciales son muy avanzadas, lanceoladas, con punta retocada y
aristas laterales rectilíneas. Hallazgos del período se ubican en Francia,
Portugal, España, Bélgica e Inglaterra. Lo cierto es que desde el Paleolítico
Inferior de la industria lítica Olduvayense del Homo habilis, pasando por la
industria achelense del Paleolítico Medio del Homo erectus, hasta llegar a la
industria musteriense del Paleolítico Medio del Homo de neandertal, se observa
un desarrollo lento pero firme de la razón funcional o instrumental, o sea
aquella que sirve para dominar los objetos del mundo.
83. Pero el desarrollo de nuestra estirpe no solo
se caracteriza por el despliegue de la razón funcional o instrumental a través
de las herramientas líticas sino también por el avance de la razón substancial
o simbólica en su vida espiritual. Razón funcional –donde la razón se
identifica con dominio- y Razón substancial –donde razón se identifica con
fundamento o sentido de la vida y del mundo- van desarrollándose de modo parejo
y retroalimentándose. Existe una simbiosis entre ambas desde el tiempo arcaico.
La dialéctica de razón prehistórica demuestra que la racionalidad no se puede
fundar solamente en una teoría de la conciencia ni en una teoría del lenguaje
sino en tres ejes fundamentales, a saber, el pensamiento, la acción y el mundo.
Por el primero se define la forma inteligible, por el segundo transforma el
medio y se transforma en amo, y por el tercero se reconoce que hay algo previo,
objetivo y externo a todo pensar y hacer.
84. Al contar con mejores instrumentos los Homo
erectus pasaron del clan de los pequeños grupos familiares del Homo habilis a
la horda conformado por grupos más grandes y mejor organizados. La horda tiene
como desafío espiritual definir el ancestro común, ya sea natural, humano o
animal. Nace el Totemismo como conjunto de creencias que da cohesión social.
85. Por primera vez lo numinoso ve adquirir una manifestación
concreta en objetos inanimados o fenómenos naturales. El antropólogo E. B.
Tylor lo propuso como definición mínima de religión y creencia en seres
sobrenaturales. Entraña la creencia en almas individuales, almas-fantasmas, posesión
demoníaca, brujería y magia. No obstante, aquí cabe una observación. Da la
impresión de que Tylor da un salto muy brusco desde el animismo a la creencia
en las almas. El paso de la conciencia pre-animista –que ve lo numinoso de modo
difuso en toda la naturaleza- a la conciencia animista –que ve lo numinoso en
determinados fenómenos concretos- no implica necesariamente de golpe la
concepción de la idea del alma individual, ni la creencia definida en seres
sobrenaturales.
86. Se corresponde, más bien, con un estado
intermedio, donde la definición mínima de religión signifique la creencia en un
símbolo icónico general de relación con la naturaleza. El ser animado o inanimado
del que dice descender la tribu del Homo erectus implica una relación especial
con las fuerzas naturales, animales o plantas. En realidad, se trata de
adoración sin religión. Todavía no aparece el brujo o chaman del que habla
Claude Lévi-Strauss, sino lo que se tiene es un proto-chamán o proto-brujo, que
determina de modo grupal el tótem en cuestión. Incluso el dominio del fuego por
el Homo erectus puede llevar a esta fuerza natural a una especie de adoración
totémica singular. Lo que representa un salto mental significativo. También la
actividad cazadora llevaría al mejor cazador vivo o difunto a la adoración de
su habilidad impar.
87. En suma, son muchas las posibilidades abiertas
por la inteligencia del primitivo Homo erectus. Pero en todo caso, se trata de
una filosofía numinocrática animista de primera instancia, o sea adoración sin
religión, ni creencia en seres sobrenaturales, ni idea del alma individual. El
animismo de primera instancia es la apertura de un mundo mágico con
proto-brujos y proto-chamanes. La magia es anterior a la religión, pero no
implica la existencia inmediata de magos y chamanes, y esto se puede afirmar en
contra de las ideas de Frazer.
88. El proto-mago fue el filósofo numinocrático del
Homo erectus por milenios. El alumbramiento del animismo no da como resultado súbito
la inmediata aparición de la idea del alma y menos del alma individual. Las
visiones en el sueño del hombre muerto por el Homo erectus no lo llevaría de
forma inmediata a concebir la existencia del alma después de la muerte. Esta
idea compleja requiere de una separación más nítida entre el mundo de lo
inmanente y el mundo de lo trascendente. Lo cual no aparece claro en el
animismo de primera instancia del Homo erectus.
89. El Homo erectus era carroñero, aunque llega a
inventar la cacería mayor. En el yacimiento de la sierra española de Atapuerca
hay un ajuar funerario que testimonia que el Homo erectus concibió ideas
trascendentes hace 300 mil años. Se trata de más de mil huesos de por lo menos
más de una treintena de individuos diferentes. Estos restos humanos están
acompañados por la de otros animales no herbívoros. Lo cual es muy significativo.
Pues si los animales herbívoros eran habitualmente consumidos por los Homo
erectus, no así era el caso de los animales carnívoros. La interpretación
simbólica animista más adecuada se ajusta al acto totémico de conservar la
fuerza del animal adorado. En esta etapa final del Homo erectus se percibe una
nítida actividad espiritual.
90. Heredero de la idea del Homo habilis de la Vida
como fuerza en todas las cosas, incluso en las inanimadas, el Homo erectus
empezará a desbrozar lentamente la creencia en el Espíritu. Sin embargo, el
mundo de la muerte no lo concibe desligado de este mundo. El espíritu de los
entes adorados vive en este mundo inmanente, pero la inmanencia está insuflada
también de trascendencia, por eso vive en un mundo mágico, donde el sueño se
mezcla con la realidad y la realidad no se limita a lo visible abarcando lo
invisible.
91. Si alguna diferencia se percibe entre la
metafísica pre-animista del Homo habilis y la metafísica animista del Homo
erectus es que lo numinoso pasa a un nuevo nivel de concreción, el cual exige
adoración, pero aun sin la idea de dioses ni de alma. Todavía no se concreta el
divorcio entre lo sagrado y lo profano, lo inmanente y lo trascendente. El
mundo sigue siendo mágico y misterioso a la vez. Lo cual significa que la
mitología no es la metafísica primera de la humanidad, ni la conciencia mítica
conforma la unidad de la existencia concreta, como pensaba Georges Gusdorf.
Sino que lo numinoso es la metafísica primera del hombre primitivo y la
conciencia numinocrática conforma la unidad de su existencia concreta.
92. El análisis de la filosofía prehistórica ayuda
a dar un nuevo sentido a la comprensión de la filosofía misma como búsqueda del
sentido del mundo y como experiencia existencial. La filosofía antes que un
sistema lógico es una respuesta existencial al misterio del mundo. En este
sentido, la filosofía prehistórica muestra a la razón en su manifestación
prístina como un complejo de sentidos significativos –perceptual, intuitivo,
estético, ético, religioso, lógico-.
93. Por eso, antes que los mitos fue su relación
numinocrática con la realidad lo que permitió a la humanidad naciente
subsistir. La primacía con lo vivido no está en el mito sino en lo
numinocrático y, por ello, la filosofía antes de ser ordenación de conceptos es
comprensión de la existencia real de la humanidad en una metafísica vital
encerrada en la prehistórica filosofía numinocrática. Aquí no se tratan de
grandes sistemas filosóficos sino de incipientes explicaciones vitales ante el
enigma del mundo y de la vida.
94. La conciencia existencial es la primera
manifestación de la conciencia intelectual, incluso es su corazón ontológico de
la cual nunca logra desprenderse. La filosofía numinocrática prehistórica
representa el nacimiento del universo como intuición existencial antes que como
discurso categorial. Es la primera apertura del mundo inteligible ante el mundo
vivido. Es la revelación del misterio como fundamento de la realidad. Lo
numinoso presenta a la razón en su estado prehistórico. Por ello, lo
específicamente humano no es el mito sino percibir lo numinoso. Pero lo
numinoso es necesario, pero no suficiente y requiere ser complementado con las
fuerzas del intelecto.
95. En realidad, la intención numinosa es el
principio de toda trascendencia posible y se inserta en la escatología de la
razón. La intención numinosa está en todos los grandes filósofos de la historia,
protohistoria y prehistoria. En 2014 la revista Nature
publicó los grabados geométricos posiblemente realizados por un individuo de
Homo erectus en la concha de una especie de bivalvo del género Pseudodon, en el
sudeste asiático. La datación del sedimento confirma la antigüedad de las
conchas en algo superior a los 400.000 años. Los grabados geométricos no se
repiten en los más de 160 ejemplares de Pseudodon de la colección de Dubois. Es
posible que algún individuo Homo erectus tuviera la capacidad de realizar
dichas figuras. Lo que demuestra que la capacidad cognitiva del Homo erectus es
muy superior al Homo habilis y que entre sus miembros existieron individuos
extraordinarios con capacidades imaginativas y de abstracción que va más allá
de la simple capacidad de adaptación y para sobrevivir en ambientes muy
diferentes. En realidad, la mayor hazaña de nuestros ancestros no puede
reducirse a un mero acto de sobrevivencia. A ello lleva la mera evaluación
empirista y positivista. Para superar esta limitación hay que iluminar la
asociación intrínseca que existe entre la razón instrumental y la razón
substancial desde tiempos inmemoriales.
96. Sobre
la identidad del grupo humano de la Sima de Huesos en la Sierra de Atapuerca,
España, que acumuló hace 430 mil años gran cantidad
de entierros en dicho lugar se ha
pretendido atribuir a un supuesto grupo de Neandertalenses arcaicos. Pero todo
indica que en el Paleolítico Inferior se produjo un rápido crecimiento del
volumen encefálico entre los Homo erectus europeos y africanos, después de
miles de años de estancamiento. Y es a este grupo humano y no a otro al que
corresponde. El deseo narcisista de negar a otras especies humanas actividades
que se consideran patrimonio de la nuestra no se sostiene y está condenada al
fracaso.
97. Otro
aspecto controvertible es si el Homo erectus hablaba. Al hacerse sus grupos más
numerosos, mejorar sus campamentos, transmitir conocimientos, involucrar
técnicas con aprendizajes más largos y al aumentar rápidamente su volumen
encefálico, hace evidente que aumentaron sus necesidades de comunicación y
dieran los primeros pasos hacia el lenguaje articulado. Pero la existencia de
un estudio que ha analizado el hueso hiodes descubierto en Castel di Guido, cerca
de Roma y datado hace 400 mil años en el Homo erectus concluye que no se ven
impresiones de los músculos en el hueso, que indicarían que el hiodes podía
subir y bajar, modular el tracto vocal y modular la voz. En suma, no es que el
Homo erectus no podía comunicarse, lo hacía con variedad muy rica en diversos sonidos,
pero, al parecer, no estaba capacitado para hablar, su capacidad para
comunicarse con un lenguaje articulado era menor al de un neandertal y de un
hombre actual pero muy superior al de un australopiteco.
98. Es
cierto que el lenguaje afina el pensar, pero no sólo se piensa con lenguaje
articulado sino también con imágenes. El concepto-imagen que tanto útil le
resultó al Homo habilis sería llevado a un nivel superior por el Homo erectus. El
lenguaje inarticulado (gestos, símbolos, señales) pronto le resultaría
insuficiente. De ahí su capacidad para hacer figuras geométricas y necesidad de
expresarse mediante palabras, sílabas y oraciones. La complejidad de su
pensamiento lo llevaría a abrir el camino para el lenguaje articulado más rico
con el Homo de neandertal. Pero otro elemento importante a considerar con
relación a la aparición del lenguaje articulado es el surgimiento de la tendencia
a la especialización hace 300 mil años. Las relaciones sociales se complejizan
y los pensamientos se vuelven más profundos y amplios. Y esto acontece con el
Homo erectus. El análisis científico de los restos fósiles demuestra que el
lenguaje articulado surgió plenamente en el hombre del tipo Cromañón, hace 40
mil o 50 mil años en el Paleolítico superior, pero su desarrollo en la especie
humana duró milenios.
99. Su
prehistoria se extiende al Homo erectus y en el Homo habilis. Estudios en la Sierra de Atapuerca (España) evidencian que Homo
antecessor, hace unos 800.000 años, tenía la capacidad en su aparato
fonador para un lenguaje articulado como para ser considerado simbólico.
Incluso en el Homo habilis hace unos 2 millones de años, ya
existía un lenguaje articulado embrionario pero eficaz para transmitir información sobre la fabricación de los zafios instrumentales.
El lenguaje articulado puede tener un fundamento biológico pero su desarrollo
es cultural y, en este sentido, espiritual.
100. Sí el Homo habilis pensaba y mucho, cuánto más no debía hacerlo el
más complejo Homo erectus. Su avance hacia el lenguaje articulado haría posible
que sus respuestas fueran más allá del concepto-imagen para avanzar hacia el
concepto lógico. Lo cual no significa que dicho avance estuviera despojado del
halo de la interpretación del cosmos como totalidad viviente o animada. Hablar
es inventar, como tal su capacidad poética experimenta su aparición. La poesía
no es algo subjetivo sino participación analógica en la epifanía del ser. Lo
simbólico se enriquece con lo alegórico y figurativo. El espectáculo del mundo
lo lleva hacia el animismo y lo poético.
101. El Homo erectus ya no solamente fabrica herramientas, sino que
habla y habla mucho más que el Homo habilis. Y hablar es connotar y enfatizar,
las emociones y pensamientos se vuelven más profundos y extensos. Al dejar el
clan e insertarse en la horda se hace imperativo el orden. Algo había cambiado
y ese algo era su propio modus vivendi. Surge el principio antrópico. Los
enterramientos humanos se suceden. El hablar y ser un fino fabricante de
herramientas hace que el “ser a la mente” sea no sólo de entes a la vista sino
de entes invisibles. Nace el animismo. Pero el animismo del Homo erectus es de
primera instancia. Es decir, se trata de un primer desarrollo del ente extramundano,
pero presente en la inmanencia. Se abre paso la idea del alma, todavía no
individual sino colectiva como el gran Espíritu de la Tierra. El mundo sigue
siendo numinoso, en consecuencia, mágico. Pero no brotan de golpe los chamanes
ni los brujos, sino el pre-chamán. Lo extramundano cobra mayor importancia que
el ser intramundano. Su conciencia no se disuelve en una “experiencia oceánica”
sino que se vuelve más onírica y mántica.
102. El universal perceptual es enriquecido con el universal intuitivo,
que lo conduce al libre juego ideatorio de la imaginación en un pensar no
meramente utilitario, sino animista. Esto es, la cosa no sólo es portadora de
lo numinoso sino de “algo” más concreto, aunque invisible, al alcance de la
vida intuitiva y onírica. Ese algo no es todavía visto como una deidad ni un
alma, pero exige adoración. No está fuera de este mundo, pero es superior en el
mundo. Es todavía una adoración sin religión. La edad de la filosofía
numinocrática animista del homo erectus es una visión intuitiva más concreta de
la totalidad animada, que se instala en la adoración y que prepara el horizonte
para la venidera separación entre lo sagrado y lo profano.
103. En la segunda edad de la filosofía prehistórica en la que está
instalado el homo erectus, no hay oposición entre el ser y el aparecer, lo
fenoménico no aparece como lo ilusorio, vano, engañoso y opuesto al ser. Sino
que en la propia realidad fenoménica irradia la luz radiante de lo numinoso en
la que el ser se expresa. El ser tiene vocación de aparecer, ser es
manifestación de la existencia, y la mirada prístina del hombre prehistórico
capta sin ninguna desvalorización subjetiva el ser en su aparecer.
Efectivamente, en el filosofar prehistórico el mundo fenoménico es el mundo
real en sí y aprehensible perceptual e intuitivamente. Esta filosofía intuitiva
puede dar cuenta de la situación metafísica del ser como aparición numinosa y
mágica.
104. La filosofía intuitiva numinocrática se expresa de
conceptos-alegóricos y no mediante conceptos-representativos. Los
conceptos-alegóricos son transreales porque van más allá del mero sentir y es
identificación del alma con las fuerzas creadoras de la vida. Expresado no en
un lenguaje representativo, conceptual lógico, sino en un lenguaje creativo,
intuitivo y participativo se compenetra del arcano metafísico cuya sintaxis
viene del cosmos y retorna al cosmos. El problema metafísico central de la
filosofía prehistórica se va perfilando en el Homo erectus para desembocar en
un derrotero en que sucumbe la identidad entre ser y fenómeno y se abrirá un hiato
entre el ser y el aparecer. Será un tránsito en que hay mucho que se pierde,
pero también mucho en lo que se gane. La filosofía intuitiva prehistórica
dejará su lugar a una filosofía simbólica más compleja donde el abordamiento
iluminístico del aparecer se manifieste primero en los viajes chamánicos al
otro mundo y luego en las narraciones míticas.
EDAD
DE LA METAFÍSICA NUMINOCRÁTICA ESPIRITUALISTA
SUMARIO: -Tercer período numinocrático espiritualista.
-Neandertal descubre el alma. -Reina en el paleolítico medio. -Cruzaron
Beringia. -Tuvieron ritos funerarios. -Mayor desarrollo de simbolismo. -Tuvieron
lenguaje y cognición avanzada. -Lo sagrado como inmanencia con trascendencia. -Pintura
rupestre como ceremonia espiritual. -Idea del “más allá”. -Complejización del
concepto-imagen. -Sabiduría intuitiva oracular. -La conciencia alterada. -Vislumbra
lo mitomórfico del chamán. -Desarrollo del sentido espiritual. -Convivencia de
lo sagrado y lo profano. -Lo mitomórfico inicial del Neandertal. -Trasmutación
espiritual. -Mutación ontológica ritualista. -Compasión arraigada. -Valor y
principio antrópico. -Crece el sentido de persona. -Lo espiritual en la
inmanencia.
105. El tercer período de
la filosofía prehistórica se denomina la Edad de la metafísica numinocrática
espiritualista, corresponde al Hombre Neandertal y se extiende de 230 mil a 28 mil
años A.C.
106.
Con el Homo sapiens
Neandertal adviene el descubrimiento del espíritu y del alma, como seres
sobrenaturales presentes en el mundo. Es una instancia superior en la
concreción de la experiencia numinosa del hombre prehistórico. Ya no se trata
de la metafísica perceptual-imaginativa de lo numinoso como lo sagrado difuso
del Homo habilis, ni de lo numinoso como metafísica intuitiva de lo sagrado
concreto en el tótem del Homo erectus, sino de lo numinoso como metafísica de
lo sobrenatural que está en el mundo. Se abre paso a la idea trascendente del
alma y los seres espirituales.
107. El Paleolítico
medio es la época de los Neandertalenses. Han quedado atrás 2,5 millones de
años del Paleolítico Inferior del Homo habilis y el Homo erectus. El
paleolítico inferior culmina con el éxito evolutivo del Homo erectus que logra
expandirse por toda Eurasia, domina el fuego, inventa el hacha, levanta
campamentos, del clan pasa a la horda, efectúa grabados geométricos en conchas,
conchas perforadas, y paredes de cuevas (Cueva del Castillo, por ejemplo), da
pasos firmes hacia el lenguaje articulado y perfecciona el pulido de la piedra
usando martillos de percusión blandos.
108. El neandertal es
homo sapiens descendiente del Homo erectus. Irrumpe hace 230 mil años en
Europa, Oriente Próximo y Medio y Asia, para desaparecer misteriosamente hace
28 mil años. Se piensa que las mutaciones son las responsables tanto de la conectividad
cerebral, el aumento del tamaño del cerebro como de la aparición de nuevos
tipos humanos. Los neandertales eran robustos, extremidades cortas y de rostro
arcaico. Los huesos fósiles descubiertos hasta hoy (unos 400
individuos) era de esqueleto robusto, extremidades cortas, tórax en barril,
arcos supraorbitarios resaltados, frente baja e inclinada, faz prominente,
mandíbulas sin mentón y una gran capacidad craneal
de 1.500 cm³. Coincidieron con la última glaciación llamada Würm o Edad de
Hielo, la cual comenzó hace 110 mil años y finalizó hacia el 12 mil a.C., llegando a alcanzar una temperatura media 10 o 12 grados más baja que la actual
(glaciaciones). Se supone que, por 19 mil años, los grupos
primitivos del Asia tuvieron la oportunidad de cruzar el «puente de Beringia».
Tiempo fue suficiente para que los primeros grupos humanos y otras especies
procedentes de Asia llegaran al norte de América.
109. Otro elemento sumamente significativo es que tuvieron ritos
funerarios. En el yacimiento italiano de Circeo se halló un cráneo rodeado por
un círculo de piedras, en el yacimiento uzbeko de Teshik Tash apareció el
esqueleto de un niño protegido por un círculo de cuernos de cabra hincados
sobre el suelo. En otros restos se han hallados huesos de oso rodeados de
materiales en círculo. Lo que lleva a fueron los primeros en pensar en el Mito
del Oso. Por otro lado, muy pocos llegaban a los cuarenta años. Y no era por
mala alimentación sino por riesgos ambientales y ocupacionales. Estaban bien
alimentados. Inventan la lanza. Inventaron el llamado arte rupestre, pero hay
quienes sostienen que se trata de representaciones de ceremonias chamánicas.
110. Otras señas sorprendentes de pensamiento simbólica en los
neandertales son las Venus de Berejat Ram y de Tan Tan (figuras antropomorfas
de entre 200.000 y 300.000 años); los círculos de piedras de hace 175.000 años
en la cueva de Bruniquel, en el suroeste de Francia; y el uso de plumas de aves
como ornamento o como capa, documentado en Gibraltar. Lo cual demuestra su
capacidad para el pensamiento simbólico. Practicaba el canibalismo ritual entre
algunos grupos del Paleolítico Medio. Lo que se asocia al gran abundamiento de
restos infantiles. Tuvieron lenguaje articulado. Tenían maquillaje y ornamento
personal.
111. Sus herramientas
líticas corresponden a la llamada cultura musteriense y, en su etapa final, a
la cultura Châtelperroniense.
Algunos han atribuido la capacidad simbólica a la cultura Châtelperroniense,
eso es al Neandertal en su etapa final. Pero las numerosas pruebas que confirmarían que los
neandertales tuvieron lenguaje, cognición avanzada y pensamiento simbólico,
desmienten esta posibilidad. Sobre
su extinción se han formulado varias hipótesis. Se descarta la que contempla la
rigurosidad de la última glaciación porque los neandertales se hallaban muy
bien adaptados al frio. La hibridación con el Homo sapiens sapiens parece
probable por el mapeo del ADN. Pero no se puede descartar su falta de
competencia por los recursos debido a su poca población y por la población diez
veces más numerosa del homo sapiens sapiens. Otra hipótesis enfatiza la
trasmisión de enfermedades tropicales por seres humanos que emigraron de
África. Finalmente, otra teoría vincula su desaparición a la desaparición del
supervolcán de los Campos Flégreos en Nápoles, Italia, hace 39 mil años.
112. Ahora bien, la
interpretación del pensamiento simbólico del Neandertal se ha divido en dos
frentes: la inmanente naturalista y la trascendente sobrenaturalista. La
primera sostiene que la conciencia existencia no sólo del neandertal sino del
paleolítico en general es horizontal, secular, inmanente y naturalista. Como
prueba de ello exhiben las pinturas rupestres de animales y figuras humanas en
las cavernas prehistóricas. Esta interpretación no niega la existencia de lo
sagrado en el nómade recolector cazador, pero afirma que no concibe lo
trascendente porque en su conciencia paradójica primero es el todo antes que la
parte. Pero esta concepción del Paleolítico como pura inmanencia horizontal sin
trascendencia vertical no explica la razón de ser de los enterramientos
rituales que se manifiesta a partir del Neandertal. Ver lo sagrado como pura
inmanencia sin trascendencia puede ser admisible en la metafísica pre-animista
del Homo habilis y hasta en la metafísica animista del Homo erectus, pero
resulta bastante controvertible su negación en el Homo Neandertal.
113. En primer lugar, lo
para nosotros es arte para el hombre prehistórico resultaba ser religión.
Cometemos anacronismo al llamar “arte” a las pinturas rupestres del
prehistórico. Su pensar estético es al mismo tiempo pensar
metafísico-religioso. Ese es el significado más plausible de las impresiones en
negativo de manos en las cuevas del periodo, por ejemplo. Igual sucede con los
círculos de piedra y hueso en los enterramientos humanos y del oso. Representar
lo sagrado como mera inmanencia sin trascendencia no requeriría de tanto rito,
se lo abandonaría en el campo, la estepa o en la cueva sin mayor detalle. Algo
tuvo que cambiar en la idea misma de lo sagrado con el Neandertal. Y ese algo
fue la profundidad metafísica de lo numinoso. Todo indica que surge la idea del
alma, del espíritu. Esta idea del alma no es la primera metafísica del hombre
prehistórico, sino que es un salto cualitativo en su desarrollo como criatura
metafísica dentro de la especie humana.
114. Con el Neandertal
la especie humana expresa su capacidad para percibir lo sagrado separado de lo
inmanente. Es la primera gran manifestación de lo trascendente. Pero tampoco es
legítimo atribuir a esta primera manifestación de lo trascendente un carácter
complejo y sumamente abstracto. Se trataría de una idea de lo trascendente como
simple “más allá” de las cosas invisibles. Pero esto aparentemente “simple”
para nosotros, resulta sumamente avanzado para el hombre prehistórico del
Paleolítico Medio.
115. Pues en realidad el
concepto-imagen se vuelve más complejo con operaciones figurativas, simbólicas,
metafóricas y analógicas. Su interpretación del cosmos se enriquece, pues la
totalidad viviente y animada no se extiende solamente al aparecer fenoménico
sino también al aparecer transfenoménico, lo invisible y onírico.
116. Su forma de sabiduría
no sólo es instrumental, sino mántica, pática, mágica y mítica. Aparece el
chamán, el mago y el brujo. Estos encarnan la figura filosófica de la época.
Surge la creencia en seres sobrenaturales y en el alma. El sentido de su sabiduría
es intuitivo-oracular. Se trata de una filosofía simbólica sin dioses ni religión,
pero con la creencia en la idea del alma y la vida de ultratumba.
117. Sería común la
experiencia de lo sagrado mediante la conciencia alterada, el trance y la posesión.
La idea del alma es la primera experiencia de lo sagrado como aquello
trascendente. Con el neandertal la espiritualidad del hombre primitivo deja de
ser plenamente horizontal e inmanente. Es el primer salto firme hacia lo
vertical y el abandono de la horizontalidad de la inmanencia. Es la primera vez
en que la mentalidad participatoria del hombre primitivo se entrena en el
acceso al mundo de lo sagrado. Esta actitud lo pone en condiciones de alcanzar
la auténtica revelación de lo real en la captación del “más allá”.
118. Su pensamiento
simbólico admite intuitivamente en la realidad una vida visible y otra vida
invisible. No se plantea inferencias lógicas sino el esplendor de una visión.
Lo cual no significa la existencia de otros principios lógicos para cada
especie humana, sino otro uso de los mismos principios lógicos. Su comprensión
implica ir más allá del principio de identidad y de razón suficiente del
intelectualismo racionalista. El filosofar simbólico emplea la analogía, la
lógica paraconsistente y la armonía de los contrarios. Se echan las bases
lógicas para el pensamiento chamánico más desarrollado y el mítico. Esto indica
que el mito del oso más que una narrativa sería una visión simbólico-analógico
de lo que la cosa “oso” representa como espíritu. En realidad, con el
Neandertal lo que alumbra no es el Mito –narración transreal de lo real o forma narrativa analógico-metafórica que
tiene la razón ancestral de responder a los misterios del cosmos -, sino
lo Mitomórfico –primera intuición de la separación entre lo sagrado y lo
profano y que alcanzará su mayor desarrollo con el homo sapiens sapiens-.
119.
El contacto del Neandertal con una mayor profundidad de lo espiritual muestra
que lo divino tiene además de las
tres funciones del lenguaje –indicativo, emocional y representativo- una
cuarta: la paradigmática, o el don de hacerse presente simbólicamente a través
de cualquier medio. Esta dimensión se relaciona con el primer salto
hacia la trascendencia del Homo neandertal. De ahí que la lingüística no puede
limitarse a la dimensión humana, ni limitar el hombre la captación de la
realidad. Lo que en realidad experimenta la especie humana con el
Neandertal es un mayor desarrollo de sus sentidos espirituales.
120. Ahora lo profano cobrará sentido desde lo sagrado y esta
sacralidad implica una dimensión inmanente que desoculta otra dimensión de
carácter trascendente. Es el primer atisbo participativo en develar el ente
extramundano desde el ente intramundano y en inaugurar de modo alegórico la
diferencia entre el Ser y el mundo físico. Con el Neandertal esta sabiduría del
ente sagrado trascendente se halla en su fase inicial y deberá esperar milenios
para su pleno esplendor con el Homo sapiens moderno. Aquí no se trata de la
diferenciación clara entre lo profano y lo sagrado, de la nos habla Mircea
Eliade, sino de una intuición mitomórfica normativa que da forma incluso a lo
sagrado y lo profano.
121.
Existe una frontera epistémico-ontológica entre lo mitomórfico y lo mitocrático.
El primero siempre lo portará el chamán, el brujo y el mago tanto prehistórico,
como ancestral y actual. Mientras que lo segundo es propio de las
civilizaciones teocráticas fenecidas. Lo mitocrático auténtico implica la
creencia real en lo trascendente. En cambio, el mitoide de la sociedad moderna
son puras creencias inmanentes sin trascendencia. Para entender cabalmente el
surgimiento de lo mitomórfico en el Paleolítico Medio con el Neandertal, hay
que distinguirlo de lo mitomórfico tanto del Cromañón como de las civilizaciones
antiguas que son propiamente mitocráticas. Lo mitomórfico subsiste hasta el día
de hoy en las prácticas chamánicas, no así lo mitocrático en el mundo
occidental, americano ni asiático, aunque sí en el mundo islámico.
122.
Nuestro cavernícola hombre de la Edad de Hielo era un devorador de cadáveres
para efectos rituales. Esta ceremonia o práctica cultual implica la idea de
adoración, reverencia o devoción a una persona, cosa o situación reconocida
como superior. Es un acatamiento de lo sagrado. Lo sagrado es una experiencia
existencial constitutiva de la condición humana. Y en las sociedades
prehistóricas es revelación de un mundo abierto a lo trasmundano, numinoso y
trascendente. Lo cual supone el comienzo de una gran atracción por el misterio,
lo oculto y por todo aquello que ayuda a espiritualizar la vida. Los
enterramientos rituales del Neandertal indican su sensibilidad a esquemas
iniciáticos. Sus ritos buscan satisfacer sus incipientes necesidades
religiosas. Pero, además, cumplir con el rito representa experimentar una
trasmutación espiritual, confiriendo a la muerte una función positiva para
preparar el nuevo nacimiento. Los enterramientos rituales del Neandertal buscan
trascender la condición humana en una palingenesia sobrehumana.
123.
En la metafísica espiritualista intuitiva del Neandertal hay una mutación
ontológica del régimen existencial. Mitos y ritos que reviven el modelo
cosmogónico primitivo de la naturaleza. Mediante esta obsesión por la Vida todo
vuelve a ser como había sido in illo tempore.
También en la cosmogonía intuitiva prehistórica del Neandertal el ser surge del
no-ser, del caos. La mente neandertal es más descriptiva que narrativa. En
rigor, él no narra sino describe. No estaba capacitado para un relato con
estructura textual compleja. Pero si era capaz de describir con una estructura
textual simple. Esto es, mostrar la realidad tal como la percibe. De ahí el
carácter intuitivo de su metafísica espiritualista y de sus incipientes mitos.
En realidad, no tiene mitos sino ritos y la experiencia mitomórfica inicial de
la separación de lo sagrado y lo profano.
124.
Según las evidencias arqueológicas los neandertales tuvieron un arraigado
sentido de compasión derivado de sus relaciones comunitarias preocupadas por el
bienestar general. Cuidar de sus miembros que sufrían heridas o algún tipo de
incapacidad física tiene que ver con algo que va más allá de la empatía que
está presente en un chimpancé y primeros humanos. Se trata del sentimiento de
la compasión que es una manifestación sublime del amor. Compasión es amor
desinteresado que eleva la vida espiritual humana a sus más altas cumbres. Resulta siendo la piedra fundacional de las
venideras religiones sin recompensa. El caso más antiguo y sorprendente –porque habla
de todo el amor contenido en estos corazones- se obtuvo de KNM-ER 1808, un
ejemplar femenino de Homo Ergaster, que vivió hace 1,5 millones de años.
La
compasión es la emoción humana más fundamental y prueba que es característica
de la especie humana desde nuestros antepasados más antiguos. Lo cual desmiente
que el hombre prehistórico estaba regido por principios de fuerza, poder y
competitividad. La compasión ocupa un lugar central en su vida comunal y
personal.
125.
La compasión induce a la solidaridad, sacrificio e induce a un tipo de felicidad
especial, profundamente espiritual, no ligada a ningún bien material. La
compasión es escuchar la voz del corazón, el cual no es movido por un bien
sensible sino suprasensible. Es amor puro por la creación. Sólo el corazón
puede ver lo que no muere, ni tiene comienzo ni fin, esto es, el amor, que es
eterno. Por eso el corazón es adivino y el que lo hace todo porque va más allá
del tiempo y habita en lo intemporal. Es auténtico amor por la vida, que para
el hombre prehistórico viene envuelto en numinosidad sagrada. Ello significa
que el hombre prehistórico no sólo veía con los ojos sensibles sino con los
ojos del corazón.
126.
No hay duda en son tiempos en que la primacía no la tiene la materia sino el
espíritu. El desarrollo de los sentidos espirituales mostrados por la compasión
es otra muestra que estamos ante una criatura de hechura metafísica y
espiritual. Y es así porque no sólo el cuerpo tiene sentidos, el alma también los
tiene y son de carácter espiritual. Por ello, la expresión de la filosofía
prehistórica no puede darse primero por la inferencia lógica, sino por el
símbolo, la metáfora, la analogía, expresables de lo intuido en una realidad
numinosa que es a la vez metafísica, estética y mística. No es una metafísica
de la Aletheia, ni del eidos, ni del percipi, sino de la presencia, de lo
numinoso prístino, que no necesita develamiento porque se devela sola. Lo cual
significa que existe un ámbito propiamente humano que es índole metafísico, espiritual,
suprasensible e inteligible.
127.
La compasión ya estaba presente en los primeros enterramientos del Homo
erectus. Pero lo que se observa en el Neandertal es algo superior. Los actos
del amor y odio, destacaba Franz Brentano, son más elementales que los del
juicio. Y he aquí que se comprueba que el sentido emocional de la manifestación
racional del Homo neandertal sufre una transformación cualitativa. En realidad,
como subrayó Max Scheler, el amor y el odio descubren el valor incluso antes de que haya sido preferido e intuido.
Amor y odio representan el más alto grado de nuestra vida emotiva porque la
persona se realiza a través de los valores. El neandertal es más persona que
sus antecesores Homo habilis y homo erectus, y su captación de los valores es
más amplia y rica.
128.
A través de su emoción los valores son objeto de una intuición inmediata. La
compasión es muy importante porque es un valor que no caracteriza cosas sino
personas. Esto significa que el principio antrópico ya emergido durante el Homo
erectus experimenta una profundización y crecimiento notorio con el neandertal.
Con el grado más alto de la vida emotiva se conciben mejor la existencia de los
valores objetivos y formales.
129.
Por la realización del valor el individuo se convierte más en persona. La persona
es la forma necesaria del ser del Espíritu. No hay espíritu impersonal, pues la
esencia de la Persona es el espíritu. Más profundo que sentir un valor es
preferir un valor, porque implica una elección y un acto espiritual que realiza
la persona. Con la compasión el Neandertal testimonia una ampliación del amor y
el odio, que posibilita el reino del valor accesible a la intuición emocional.
Además, en sus enterramientos también se pone de manifiesto la compasión,
porque el Neandertal vive la muerte como parte de la vida. Vive la esencia de
muerte en la memoria y esperanza de la perduración de la persona más allá de la
muerte. Todo lo cual ratifica que la filosofía surge antes que para responder a
cuestiones lógicas a cuestiones ontológicas. Rasgo existencial que hace posible
su existencia en el mundo prehistórico del hombre.
130.
El neandertal ha dado muestras de compasión y pensamiento complejo, es capaz de
producir ideas espirituales. No obstante, eso no significa que para el filósofo
neandertal lo espiritual sea trascendente. El mundo se sigue mostrando lo
suficientemente numinoso para que lo espiritual permanezca en la inmanencia. En
todo caso hay en la misma inmanencia algo especial y sagrada que merece
reverencia. La realidad todavía se revela mágica. El filósofo neandertal es el
mago-chamán, que conoce la forma de manejar las fuerzas de la naturaleza para
determinados propósitos –como el paso de la vida a la muerte-.
FILOSOFÍA MITOMÓRFICA
EDAD
DE LA METAFÍSICA NUMINOCRÁTICA PRE-MITOMÓRFICA
SUMARIO:
-Filosofía pre-mitomórfica del Cromañón. -Decadencia de la metafísica de la
presencia. -Metafísica de la evocación. -Las Venus líticas. -Cazador de Edad de
Hielo. -Cuevas como santuarios. -Revolución mesolítica. -Calcolítico. -Cuadro de
Filosofía Prehistórica. -Hallar el sentido del mundo. -Innovaciones
tecnológicas. -Símbolos ideomorfos. -Fortalecimiento de principio antrópico. -Arte
totémico chamánico. -Inmanencia se separa de trascendencia. -Cultos totémicos.
-Creencia en seres sobrenaturales. -Atar el más allá en el más acá. -Misterio
de la procreación. -Ratificación como criatura metafísica. -Pérdida de unidad
con el todo de lo viviente. -Filosofía como forma de vivir.
131.
El cuarto período de la filosofía prehistórica es la Edad de la metafísica numinocrática
pre-mitomórfica y corresponde al hombre moderno Cromañón del paleolítico de 40
mil a 10 mil años A.C.
132. La filosofía del paleolítico inferior con
el Homo habilis y del Homo erectus, y la del paleolítico medio con el Homo
Neandertal, está signada por una metafísica de la presencia que se deriva del
sentimiento de unidad con la totalidad de lo viviente. Pero la filosofía del
paleolítico superior con el nuevo hombre moderno, encarna la decadencia de la
metafísica de la presencia y del sentimiento de unidad con la totalidad de lo
viviente y su reemplazo por una metafísica de la evocación, que brota del
sentimiento cósmico de alejamiento respecto a la totalidad de lo viviente.
133. No otra
cosa representan las figuras femeninas de las Venus líticas, como objetos
mágicos para asegurar la fertilidad y la fecundidad, y la conversión de las
cavernas en santuarios para pinturas rupestres. Es el comienzo del fin del
sentimiento de unidad con el todo y su sustitución con la evocación chamánica y
mágica. El nuevo hombre moderno del paleolítico superior echó las bases de la
filosofía mitomórfica del chamanismo que imperará durante el mesolítico y
neolítico.
134. El Paleolítico superior es del dominio del Homo sapiens sapiens, que
apareció en África hace unos 200 mil años. Es el tercero y
último de los periodos en que está dividido el Paleolítico o Edad de Piedra. Está
caracterizado por la preponderancia de distintas industrias líticas y sus
periodos industriales se dividen en: antiguo (40-30 mil a 20 mil años), medio
(20 mil a 18 mil años), y final (18 mil a 11 mil años). Se extiende
aproximadamente entre los años 40-30,000 y el 12-10 mil antes
del presente. Coincide con la segunda mitad del último
periodo glacial, de clima muy frío, aunque con intervalos algo más
templados. En este ciclo de aparición y retroceso de las glaciaciones continentales
el hombre moderno del paleolítico colonizó nuevos territorios. Migró
masivamente desde Asia a América desde Beringia. Fue el primero en navegar
costeramente en canoas. Era un activo cazador. Inventó la aguja y el arpón. Construyó
cabañas temporales de ramas, de pieles y campamentos veraniegos para la caza de
renos. Representó estatuillas antropomorfas femeninas conocidas como las Venus.
Autor de gran cantidad de pintura rupestre. Sus enterramientos evidencian que
tuvo complejas ideas trascendentes.
135. También
las especies humanas de anteriores periodos -homínido
de Denísova, Homo erectus, Homo neandertal, Homo floresiensis-
son suplantadas por el Homo sapiens,
como único superviviente de la sub
tribu Homínida.
Ello aconteció entre 40-35 mil años. Pero actualmente se admiten hibridaciones
con el neandertal. El antropólogo británico Stringer ha planteado la tesis
difusionista conocida como “Los hijos de Eva”, según la cual los nuevos hombres
modernos habrían tenido un origen independiente en África oriental. Esto ha servido en dos sentidos: primero,
para valorar la visión continua en vez de discontinua de la especia humana, y
para abandonar la adscripción de los ancestros humanos a los grandes troncos
raciales del presente. Pero el hombre moderno suple su falta de adaptación
corporal (menos bello corporal, morder, correr) con su desarrollo cultural
(nuevas armas y estrategias). Tenía la frente recta, el mentón marcado y
estatura elevada. Esas características del Cromañón se diversificaron dando
lugar a variedades regionales. Su utillaje lítico muestra un notable desarrollo
del tallado. A diferencia de sus antecesores utilizaban las cuevas no como
vivienda sino como santuarios.
136. El punto final del Paleolítico Superior será la revolución
mesolítica (hace 10 mil años). Durante este
período y con la llegada del clima templado advienen los bosques, nace el
sedentarismo, las aldeas, dominio de animales y expansión demográfica. La
revolución neolítica se gestó en los avances tecnológicos del mesolítico. En
realidad, los periodos mesolítico y neolítico son considerados las partes
finales de la Edad de Piedra. Pero el fin de la Prehistoria abarca la Edad de
los Metales (Cobre, Bronce, Hierro). Pero mesolítico y neolítico son parte del
desarrollo de este nuevo hombre moderno del Paleolítico Superior. Por tanto, se
justifica mencionar que el hombre moderno durante el mesolítico inventa el arco
y la flecha, su vida es sana y relajada, trabaja dos horas al día, tiene mucho
tiempo para pensar.
137. Todavía sin ganadería, agricultura ni metalurgia, estos últimos
cazadores conocen un aumento de la producción y disminución de la escasez. Estos
cambios darán paso a las sociedades campesinas del neolítico. Al adoptar la agricultura
se vuelven sedentarias. El neolítico se divide en precerámico y cerámico. Se
admiten cinco centros de origen: Oriente Próximo, China, Sudeste Asiático, México
y Perú. En Mesopotamia se inventa la escritura. Se erigen grandes monumentos
megalíticos para templos, cámaras funerarias y observación de los astros. Añaden
la nueva actividad de la minería.
138. Esto da paso al Calcolítico o Edad de Cobre con las primeras
sociedades complejas y jerarquizadas. Se usa la lana, la leche, el queso, el
yogurt. Se edifican grandes ciudades con regadío y drenaje. Se emplea el buey
como animal de tiro. Lo cual provocara el inicio de la Edad de Bronce
(2,200-750 a.C.), caracteriza por un notorio mejoramiento de la aleación de los
metales (mayor dureza), se fabrican joyas de oro, se diversifica el armamento
ofensivo, se forman elites guerreras, cunde el culto al guerrero junto al
caballo y al toro, surge la desigualdad social, se multiplican las aldeas
fortificadas, depósitos votivos con objetos metálicos, se domestica el caballo
y se inventa el carro de combate. Luego adviene la Edad de Hierro.
139. Ahora bien, la Prehistoria del Viejo Mundo no coincide con la Prehistoria
del Nuevo Mundo. Pero el punto más importante es que la llamada filosofía
prehistórica tendría tres periodos: la numinocrática (paleolítico inferior,
medio y superior), la mitomórfica (mesolítico, neolítico) y la mitocrática
(Edad de los Metales). Veamos la filosofía del paleolítico descrito en un
cuadro sobre la correspondencia de la filosofía prehistórica con cada especie
humana.
Filosofía Prehistórica
Edad de Piedra Edad de los Metales
P. Inferior P. Medio P. Superior-Mesolítico Neolítico / Cobre
Bronce Hierro
Filosofía Filosofía Filosofía
Numinocrática
Mitomórfica Mitocrática
filósofo-mago filósofo-chamán filósofo del mito
Filosofía Histórica (India, China,
Grecia)
Filosofía logocrática/filósofo del concepto
140. En la prístina filosofía numinocrática el ser adviene al hombre, es
una filosofía de la presencia, la humildad y la inocencia predomina en el
filósofo mago. En la filosofía mitomórfica el crecido principio antrópico rompe
la unidad con el Todo, el ser escucha al ser pensante y necesita ser evocado,
es una filosofía de la evocación, predomina el filósofo chamán. En la filosofía
mitocrática el ser se oculta al ser pensante y necesita ser develado, es una
filosofía de la Aletheia, predomina el filósofo del mito. Finalmente, en la
filosofía logocrática el ser se deja ver en lo universal inteligible, es una
filosofía de la esencia, predomina el filósofo del concepto.
141. La filosofía ha cambiado de forma, pero no de contenido, porque el
contenido es el Ser, entonces en el fondo es un arte, es el arte de asombrarse
y preguntar por la realidad y por el sujeto que se hace la pregunta. Pero dicho
arte no responde a un ejercicio estético sino a una urgencia existencial y
ontológica de la razón, porque la razón se pone en marcha no por cuestiones
lógicas sino por razones existenciales. O sea, en el fondo la filosofía es un
arte de vivir y para vivir. El sentido de su búsqueda es el para qué y por qué
del existir en este mundo. Mundo que se desdobla en un universo visible y en
otro inteligible. En ese sentido el problema no es la vida sino encontrar el sentido
de un mundo en el que se vive. Y ese fue el desiderátum de la criatura humana
desde el paleolítico con el filósofo pre-animista, animista, espiritualista,
mago, mítico y conceptual del presente. Distintos afanes han atravesado la
filosofía y el filosofar: sobrevivencia, evocación, salvación, teoría, pero al
final es el mismo sacudimiento del existir.
142. Tres fueron las innovaciones tecnológicas en el paleolítico
superior, como son, la talla de la piedra, la fabricación de nuevo instrumental
de hueso y asta y el arte mobiliar. Pero más decisivas fueron sus novedades en
la vida espiritual y las ideas trascendentes del nuevo hombre moderno del
paleolítico, es notoriamente resaltante en tres ámbitos: la pintura rupestre,
los enterramientos y las venus líticas. Su proliferación durante 20 mil años y
su repentino cese son significativos.
143. Sobre las pinturas rupestres Sautuola y Vilanova fueron los primeros
en creer en el valor de aquel arte desconocido, luego ratificadas por Riviere,
Daleau, Cartaillhac y el abate Breuil. Así la importancia de este arte mural
quedaba reconocida ante la testaruda oposición de la ciencia ortodoxa. Pero la
búsqueda de sentido de estos murales, que comprenden relieves, grabados y
pinturas, aún sigue. Están repartidas en más de un centenar de cuevas en
Francia y España, siendo quizá las más conocidas las de Lascaux y Altamira,
consideradas las Capillas Sixtina del arte Cuaternario. Lo que refuerza la
interpretación religiosa de que son lugares y figuras de culto es la disposición
en círculo en que se disponen las figuras de animales en la cueva Le Roc de
Sers. O las imágenes crudamente femeninas en las paredes de la caverna de
Angles-sur-Anglin. También hay estilizaciones y abundancia de signos desconocidos,
figuras ceremoniales de hombres disfrazados y danzando con máscara de animal,
profusión de manos con verdaderas mutilaciones de sacrificio, deformaciones y
enfermedades (Altos Pirineos y Cáceres), lámparas de piedra con mecha y grasa
junto con antorchas que servían de iluminación y calefacción. Es decir, los
motivos naturalistas aparecen acompañados de motivos simbolistas. Paredes con
grandes toros llenos de vida, con veloces caballos, la escena de un hombre con
un posible poste totémico coronado por un ave (Lascaux). Hay otras paredes
donde predomina el mamut, al lado de cabras, bisontes, rinocerontes y parte de
la desaparecida fauna del Pleistoceno (cueva de Miremont). La serie de puntos,
los tectiformes y otros extraños símbolos ideomorfos pintados en rojo (del
Castillo) es de lo más difícil de interpretar. Dibujar no es escribir, pero
simbolizar puede ser proto-escritura. Lo cual habla de la gran inventiva del
hombre de este periodo.
144. Aquí no se va a abundar sobre los focos, difusión, escuelas y
tendencias del arte Cuaternario, lo que ha sido bastante estudiado por los
especialistas como Grahame Clark. Lo que aquí concita la atención es la
interpretación de su significado. Breuil propuso la interpretación de escenas
naturalistas de cacería. Leroi-Gourhan subrayó un hondo simbolismo sexual. Otros
han defendido un sentido estético y finalmente la teoría del origen mágico.
Actualmente se la concibe como un sistema de representación
artística, en general, que está relacionado con prácticas de carácter
mágico-religiosas para propiciar la caza. Sin
embargo, si el propósito era propiciar la cacería no ve con claridad cuál sea
la función de las manos, los símbolos y signos abstractos. Para qué mezclar la
representación naturalista con la representación simbólica. Lo que se cuestiona
no es la función mágico-religiosa sino su exclusiva función cazadora. Además,
si había abundancia en la fauna del Pleistoceno para qué tomarse el trabajo de
invocar a los animales. Esto hace pensar que había otra razón más profunda que
perturbaba la mente del nuevo hombre moderno del Paleolítico. Y este algo era
el aumento exponencial de su creatividad e invención. Lo que le da un
sentimiento de soberanía sobre todo lo demás, se experimenta un fortalecimiento
del principio antrópico, pero a la vez, se produce un distanciamiento de su
unidad con el Todo.
145. Lo numinoso prístino de sus congéneres
arcaicos ha empezado a desvanecerse. Aquel sentimiento de unidad con la
totalidad de lo viviente se está apagando y necesita existencialmente recuperar
la seguridad en el mundo supliéndolo con algo que le devuelva la tranquilidad y
confianza.
146. Entre todas sus invenciones la más
decisiva será la del arte totémico-chamánico. Emerge la esfera ontológico-epistémica
de la mentalidad mitomórfica, la cual anda a horcajadas entre lo numinocrático
y el venidero mundo mitocrático que prepara. Esto hace que el arte rupestre no
sea en realidad arte sino un complejo de pensamiento unitario de magia, arte, religión
y filosofía, en donde no estaban ausentes sino muy presentes, los estados
alterados de conciencia. La pintura rupestre es filosofía mitomórfica, de
invocación y manipulación de fuerzas invisibles, mediante representaciones naturalistas
y simbólicas y prácticas mágico-religiosas, para
propiciar la recuperación del sentido de la vida y la unidad perdida con el
mundo.
147. Si en la filosofía numinocrática la
inmanencia vive junto con la trascendencia, el mundo mismo es percibido como
sagrado y mágico, no hay necesidad de acto externo para participar de la
presencia del ser, en cambio en la filosofía mitomórfica la inmanencia se
separa de la trascendencia, el mundo luce desgajado entre lo profano y lo sagrado,
y se hace necesario un acto externo (magia) para participar del ser mediante
evocación y manipulación. El filósofo del paleolítico se vuelve en mago y
chamán. El sistema de la razón del nuevo hombre del paleolítico se hace más
simbólico y sígnico, la mayor agudeza de sus sentidos perceptual, intuitivo,
emocional, estético, ético y religioso lo lleva hacia un mundo más complejo. Su
aparente naturalismo no habla de un ser naturalista, más naturalistas eran el
Homo habilis y el Homo erectus, sino que hablan de un ser más espiritual y
simbólico, que celebra su mayor señorío sobre la naturaleza. El sentido
ontológico de la razón nos lleva al reconocimiento del carácter existencial de
la filosofía y éste hacia la identificación en el hombre moderno del paleolítico
de un sistema de razón que busca responder a cuestiones existenciales de
carácter espiritual.
148. Su respuesta praxiológica (la magia
del paleolítico superior) es una forma de sabiduría donde se trata de obligar a
la sobrenatural fuerza vital de los seres naturales a obedecer para subsanar la
ruptura entre lo ontológico y lo histórico. Su propensión por los cultos
totémicos es un claro indicio de que no hay nada parecido a un monoteísmo ni un
proto-monoteísmo, sino que es el esfuerzo del último hombre de la Edad de Piedra
para alcanzar un equilibrio interno a través de una religión de integración. Así
en los ritos funerarios y en el canibalismo con los cadáveres se busca que el
difunto permanezca en la familia, que continúe entre los vivos, que venza a la
muerte. Sus expandidas facultades del alma expresarían sus ideas metafísicas
mediante la danza y el canto, acompañar el alma del muerto en el viaje al más
allá. La creencia en lo sobrenatural y en el alma individual no lleva de
inmediato a la creencia en un alma universal ni en un dios único.
149. El último cazador del paleolítico es
el principio en la creencia del alma y en seres sobrenaturales. Un largo camino
durante 2,5 millones de años, de pre-animismo y animismo lo precedió y preparó
para sus nuevos postulados espirituales. La visión primitiva de la vida no pudo
ser la misma en el Homo habilis, el Homo erectus, en el Neandertal y en el
nuevo hombre del paleolítico. Ni la coerción del mundo fue la misma. Por ello,
su idea del bien del mal, la vida y la muerte, su libertad de pensamiento, hicieron
que su ideal de hombre fuera distinto durante el paleolítico inferior, medio y
superior.
150. El culto mistérico que inauguran en
cavernas de difícil acceso indica que la fecundidad y la alimentación no eran
los únicos problemas existenciales del paleolítico hombre moderno. Su
preocupación se extiende y profundiza constantemente hacia el misterio de la
vida y el enigma de la muerte. Es cada vez más consciente de su finitud, lo que
impulsa a la aparición de hombres especializados en ritos funerarios. Estos
hombres ya están en condiciones de elaborar la primera visión cultual-ritual
mediante un drama de la creación, todavía sin religión, ni dioses, pero con
seres sobrenaturales. Y en ello se ve la triple función de la magia totémica:
establecer una continuidad entre la vida y la muerte, actuar sobre fuerzas
sobrenaturales, y subsanar la ruptura entre lo ontológico y lo histórico. Las
culturas paleolíticas superiores no buscaban trascender en el más allá, sino
atar el más allá en el más acá. Experimentaban que se les escapaba de la vida
inmanente algo que se les aparecía como vida sobrenatural. Estaban viviendo la
tensión entre lo profano y sagrado en su grado máximo, que llevaría hacia la
ruptura entre lo inmanente y lo trascendente.
151. De modo similar, las venus
paleolíticas no son simples ídolos ni amuletos de la fecundidad, sino que
representan la virtud mágica de la procreación. Menos aun representan un
primigenio culto a la mujer, ni una precoz igualdad de género. Tampoco la
finalidad era erótica. Nada de esto. El estilo de las Venus no es realista ni
naturalista como algunos piensan, sino exagerado, impúdico y ostentoso. No hay
manos, brazos ni rostros. En cambio, se enfatizan las caderas anchas, las nalgas
voluminosas, el vientre generoso y los senos caídos, cuando no el cabello. Aquí
la divinidad no es la mujer sino la fuerza de la fecundidad y el misterio de la
procreación. No es que todas las mujeres del periodo presentaran esteatopigia o
acumulación de grasa en determinadas regiones del cuerpo, pero tal énfasis era
asociado a la abundancia. Otra vez constituye una alegoría a la vida.
152. Se trata entonces de recibir un poder
superior mediante estas representaciones. Esta magia propiciatoria del paleolítico
superior dura 30 mil años y no se repitió. Como sugiere la investigación
etnográfica su libertad de creación estuvo asistida por la considerable
abundancia de la que gozó el hombre durante el Paleolítico Superior. Nuestro
activo depredador no necesitaba inclinarse a hacer súplicas para escapar de una
inexistente hambruna. Ningún cadáver suyo habla de inanición o falta de
alimento. Hay evidencias de enfermedades neurológicas, como la neurofibromatosis,
pero no de hambruna. Por lo cual, es sensato pensar que sus ajuares funerarios
como la creación de santuarios estuvo motivada porque es una criatura
metafísica, asediado por preguntas que atañen al sentido último de las cosas.
Esto es, incluso detrás del fenómeno religioso está el fenómeno filosófico, lo
mágico-totémico se deriva de esta condición humana de filosofar por necesidad
existencial.
153. El homo sapiens sapiens es la especie homínida que
consumará un acelerado desarrollo mental y espiritual. Dará el salto a la
manipulación acabada de las fuerzas de la naturaleza con el chamanismo –precursora
de la ciencia-, organizará la intuición de lo trascendente mediante el Mito –anunciadora
de la Revelación- y arribará al dominio del concepto lógico –que sin la fe no
alza vuelo hacia la trascendencia-. Pero el precio que paga por ello es demasiado
alto. Ha perdido la unidad con el Todo de lo viviente de sus ancestros
extintos, a costa de un extraordinario desarrollo de su razón natural. Pero
este derrotero ya es parte de la filosofía histórica y no de la razón
prehistórica. Lo que el nuevo hombre del Paleolítico deja sentado es que con él
se ha iniciado un nuevo rumbo de la razón. El principio antrópico será llevado
a niveles insospechados. Y la restauración de la unidad perdida con lo sagrado
conocerá otros caminos –los de la mística y la revelación-. Pero las bases de
todo ese nuevo sendero fueron recorridas por los ancestros del hombre moderno.
La filosofía numinocrática se consumó en las fases del paleolítico, pero será
el hombre redimido el que conocerá una forma superior de unidad con lo sagrado.
154.Finalmente, al concebir la filosofía como una forma
de vivir en busca de sentido antes que, como una forma de conocer, entonces deviene
en una necesidad existencial de la razón que condiciona su universalidad. Y es así
porque el problema raigal de la razón no es lógico sino ontológico. Pero dicha
universalidad no hace filósofos a todos los seres racionales. Por el contrario,
siempre hubo aquellos inclinados a buscar el sentido de las cosas. O sea, desde
el principio se deslindó la “actitud” y la “aptitud” filosófica. Todos los
seres racionales tienen la “actitud” filosófica pero no todos desarrollan la “aptitud”
correspondiente. Por ello, la primigenia aptitud filosófica no debe ser tomada
por “cosmovisión”. La cosmovisión es el impacto psicológico-emotivo del mundo
que no reclama valor objetivo. Es una guía pragmática para el vivir. En cambio,
la filosofía esencialmente es búsqueda del sentido esencial para el vivir y con
aspiración totalizadora. Lo cual es inherente a la razón humana. Por ello afirmar,
que la filosofía que no es crítica no es filosofía sino cosmovisión, no
comprende que la crítica –como decía Kant- es un deber de la “edad moderna”, pero
no de todas las edades de la razón.
EDAD
DE LA METAFÍSICA MITOMÓRFICA
SUMARIO:
-Filosofía de la religión de integración. -Apertura de diferencia metafísica
entre lo profano y lo sagrado. -Chamanismo mistérico. -Sabiduría de lo divino.
-Búsqueda del éxtasis. -Primera indagación por el ser del ente. -Lo suprasensible.
-Logos participativo. -Manipulación mágica del destino. -La experiencia de la
muerte. -Reino de lo metafísico y espiritual. -Ideas sin conceptos.
155.
A la Edad Numinocrático Pre-Mitomórfica le sigue la Edad propiamente mitomórfica.
Aparece con el Neandertal, pero se desarrolla en el Cromañon. Insurge como el sentido mitomórfico
de la filosofía contenida en el chamanismo, como religión de integración y el
carácter natural del éxtasis chamánico. Siendo lo primero el descubrimiento
fundamental de la categoría de lo “mitomórfico”.
156. Filosofía es
indagación sobre los fundamentos asombrosos del mundo. El hombre prehistórico y arcaico del paleolítico superior
filosofó bajo la forma de la filosofía
mitomórfica. Pues, lo mitomórfico al abrir la diferencia
metafísica entre lo profano y lo sagrado lo que hace es inaugurar la diferencia
entre el Ser y el mundo físico. O sea, la Naturaleza visible o la physis
sensorial no agota la realidad y más bien oculta la Naturaleza invisible o la
physis espiritual más allá del tiempo y espacio de los sentidos externos. El
horizonte mitomórfico sigue al horizonte numinocrático y precede al horizonte
mitocrático y al horizonte lógico. Es más, la idea de la muerte y la idea del
alma convierte al hombre en la criatura mitomórfica y metafísica por excelencia,
sin la cual no hubiese sido posible el razonamiento analógico del mito ni el
razonamiento deductivo de la lógica conceptual. Bajo el principio de identidad
en el filosofar logocrático, bajo el
principio de armonía de los opuestos en el filosofar
mitocrático y bajo el principio del éxtasis
visionario en el filosofar mitomórfico.
157. El contenido del filosofar mitomórfico gira en torno de la
palabra performativa, la mántica, lo horoscópico, escatológico, oracular e
iniciático. Lo mitomórfico es horizonte ontológico de lo sagrado y del
misterio en el chamanismo. En el mundo arcaico se indagó filosóficamente viajando por el cosmos espiritualmente.
Por ello, es la forma primordial de la teoría del destino.
158. Si
la filosofía mitocrática, propia de las altas culturas, es un saber del ente
divino, la precedente prehistórica filosofía mitomórfica del chamanismo es un
saber del ente sagrado. Son los sentidos espirituales los que abren el contexto
mitomórfico. Sin la apertura del contexto mitomórfico no es posible el mito ni
la distinción entre lo sagrado y lo profano.
159. Además, si el amor divino
produce éxtasis, no todo éxtasis es necesariamente fruto del amor
divino. El amor a seres espirituales intermedios también produce éxtasis y
nos pueden apartar del amor divino. El chamán busca premeditadamente el éxtasis, en cambio el místico ve el éxtasis
como una señal de flaqueza física e insuficiente purgación espiritual. El éxtasis
chamánico es éxtasis natural de carácter artificial, inducido
pero real. No es éxtasis místico. Para Eliade el consumo de alucinógenos
muestra un “estadio degenerado” del fenómeno chamánico, porque intenta lograr
en “lo real” un viaje místico que se realiza en “lo imaginario”. No es una experiencia
mística auténtica. Por mi parte, considero que dicha experiencia es real pero no
precisamente benéfica porque conduce a la idolatría de seres del inframundo y a
la regresión espiritual al paganismo. No obstante, el chamanismo es el precursor
de sistemas religiosos más organizados.
160. La
primera desocultación del ser del ente en lo espiritual se dio en el horizonte
mitomórfico del chamanismo. El primer pensador que indaga la pregunta por el
ser del ente es el visionario chamán. De esta manera el preguntar por el ser del
ente se lleva a cabo no solamente en tiempos históricos sino prehistóricos.
161. Lo
mitomórfico al abrir la diferencia metafísica entre lo profano y lo sagrado lo
que hace es inaugurar la diferencia entre el Ser y el mundo físico. O sea, la
Naturaleza visible o la physis sensorial no agota la realidad y más bien oculta
la Naturaleza invisible o la physis espiritual más allá del tiempo y espacio de
los sentidos externos. La realidad empírica no será ilusión sino otro plano del
devenir del ser existente. Esta primera separación del mundo y el ser acontece
en la filosofía arcaica del chamanismo.
162. El chamanismo es la forma arcaica del
filosofar, entendiendo siempre la filosofía como la búsqueda de respuestas
últimas de la realidad, ya sea mediante lo sagrado arcaico, el mito ancestral o
mediante la razón griega. Es decir, la filosofía es universal y multiforme,
cambió de forma, pero no de contenido. Lo que significa que el logos humano no
sólo es conceptual sino también participativo, el
cual es un oír y ver por encima de la conceptuación. La filosofía arcaica del
chamanismo es logos participativo mediante el horizonte mitomórfico. Sin
horizonte mitomórfico no es posible la distinción entre lo sagrado y lo
profano, porque el hombre participa en el dejar
ser de la realidad espiritual. Si la filosofía mitocrática, propia de las
altas culturas, es un saber del ente divino, la precedente prehistórica del
paleolítico superior, filosofía mitomórfica del chamanismo, es un saber del
ente sagrado.
163. Aquí
sólo cabe hacer una precisión sobre el distingo entre el aparecer mitomórfico
arcaico del filósofo chamán y el aparecer mitocrático ancestral del filósofo de
la antigüedad. Pero también cabe una distinción epistémica. Si el filósofo ancestral
mitocrático corre tras la indagación del destino, por su parte el filósofo
arcaico corre tras la manipulación mágica de dicho destino. Y todo esto
responde a una determinada capacidad de participar de la epifanía del ser. La
arcaica Idea sin concepto, el ancestral concepto-imagen, el heleno concepto
lógico, y la monoteísta idea suprarracional de la fe son capítulos ontológicos
de la epifanía del ser.
164. El
tema central es que la muerte no concluye con el enterramiento del difunto,
sino que se hace presente con un rico material onírico que se acentúa en los
llamados chamanes u hombres visionarios de la prehistoria del paleolítico
superior. Sería en estos últimos en donde el material onírico aparece no como
un elemento psicológico sino de una fuente extramental. Esta fuente extramental
se referiría a mundos sutiles de los muertos, demonios, ángeles, semidioses y
dioses, que universalizan la experiencia humana de la vida hacia realidades que
explicarían la ruptura de lo histórico con lo ontológico. Esta experiencia
desde la vida hacia la muerte y desde la muerte hacia la vida constituye el
horizonte mitomórfico desde el cual fructificarán los mitos. Nuevamente aquí
hallamos que el horizonte mitomórfico precede al horizonte mitocrático y al
horizonte lógico. Es más, la idea de la muerte y del alma sobreviviente en el
hombre lo convierte en la criatura mitomórfica por excelencia, sin la cual no
hubiese sido posible el razonamiento analógico del mito ni el razonamiento
deductivo de la lógica conceptual. No es que lo mitomórfico carezca de lógica,
al contrario, su lógica es cualitativamente diferente a la lógica analógica del
mito y a la lógica deductiva del concepto lógico.
165. Concebir la idea de la muerte es un
acto de la mayor profundidad y complejidad. No sabemos con certeza y exactitud
cómo era. Pero se puede columbrar la operación mental que representa. En el
hombre no es una cuestión de instinto, es un acto espiritual que trasciende la
naturaleza y refrenda una función metaempírica. Si la idea de la muerte naciera
de un acto biológico instintivo, entonces muchas otras criaturas del reino animal
también efectuarían entierros y rito funerarios. Pero es obvio que no es así. Los
animales “están” en el mundo, el hombre “es” en el mundo. La relación de los animales
con el Ser es indirecta, en cambio el hombre tiene una relación directa con el
Ser. Por ello, siente el Ser no sólo en su ser sino en todos sus congéneres.
Otra razón más para poner en cuestión la filosofía del “estar” del hombre
americano de Rodolfo Kusch. Esto es un signo poderoso que indica que el hombre
más que pertenecer al reino animal pertenece al reino de lo metafísico y espiritual.
El tipo de lógica del hombre prehistórico que lo llevó no sólo a perfeccionar
instrumentos hasta concebir la idea de la muerte no implica la existencia de
otros principios lógicos. Las tres leyes clásicas –identidad, no contradicción
y tercio excluso- son universales y las mismas. Lo único que varió fue la combinación
y hegemonía entre las mismas.
166. El enterramiento
neandertal precede al cromañon y significa la primera evidencia de modalidad
ontológica postpersonal. Es decir, el hombre prehistórico captó de forma
puramente intuitiva la primera idea metafísica de la historia de la humanidad,
a saber, la idea del alma. Esto significa que la metafísica del hombre
primitivo, y ni siquiera hablamos del posterior hombre cromañon, evidencia el ejercicio
del pensamiento sobre la base de la mera intuición sin mediación conceptual. Pero esa relación no conceptual no deja
de ser ideatoria. El pensamiento prehistórico es casi un pensamiento estético
–ideas sin conceptos-, pero no un mero “estar” en el mundo, como pudiera
suponer un kuschenao, sino una forma de “ser” ante el Ser, que no deja de
asombrar y atemorizar. Así, habría funcionado el razonamiento univoco
mitomórfico del paleolítico.
CAPÍTULO
SEPTIMO
FILOSOFÍA MITOCRÁTICA
SUMARIO:
-Propio de antiguas civilizaciones. -Esencia del mito. -Metáfora posibilita
visión filosófica. -El logos mítico. -Mito como forma explicativa de la razón.
-Imbuida de imaginación y religión. -Hegemonía del logos del mito. -Centrada en
la multivocidad y plurisignificación. -Saber en función de la armonía del
cosmos. -Abate definición monocultural de filosofía. -Comprensión de imágenes
metafóricas. -Intuición religiosa de lo absoluto. -Pastor simbólico del ser.
-Anonadamiento ante el Todo divino. -Experiencia de la necesidad cósmica.
-Hombre eternalista. -Preferencia por la intuición mística. -El Absoluto
dinámico. -Logos estetizante. -Dimensión universal del espíritu humano. -Unidad
y Multiplicidad compatibilizados. -Rodeado de alteridad. -Principio de
traducción multívoca. -Armonía de contrarios. -Trascendencia: de Totalidad a
Principio.
167.
La categoría de lo mitocrático da cuenta de la esencia
filosófica en el pensar no occidental desde el surgimiento de las civilizaciones
antiguas hasta el surgimiento de la filosofía griega. Es una reflexión
metafilosófica o perifilosófica llamada Mitocratología.
168. Sin
explicar la esencia del mito, la esencia de la filosofía y la esencia del logos
humano no es posible hablar con sentido de la filosofía no occidental en las antiguas civilizaciones. Por ello la categoría de lo mitocrático parte del reconocimiento de
que constituye una petición de principio afirmar sin más que la filosofía está
en los mitos teogónicos
y cosmogónicos.
169. Lo que hace posible llamar “filosofía”
al pensamiento mitocrático es la justificación de que lo metafórico, analógico,
multívoco, polisémico y alegórico del mito permite postular una visión total y
última de las cosas. Es
decir, el mito consiente alcanzar un
pensamiento filosófico, porque la
filosofía, no sólo como ciencia
teórica, sino también como mito, permite dar cuenta de los
principios fundamentales del mundo.
170. Lo “mitocrático”,
entendido como aquella forma de pensar que gira en torno al mito y no al
concepto, que por orbitar alrededor del mito no deja de ser lógico, y que, por
tanto, los principios lógicos siguen siendo los mismos, pero con la diferencia
que la hegemonía no la tiene el principio de no
contradicción, cosa que ocurre desde Parménides y se
consagra en el pensamiento occidental con Aristóteles, sino que dichos
principios lógicos se subordinan al principio de contradicción. Cosa que hace posible el
pensamiento metafórico, analógico, multívoco, polisémico y alegórico, los
cuales permiten con toda pertinencia postular una visión total y última de las
cosas, es decir permite alcanzar un pensamiento filosófico en términos míticos.
171.
El Mito es otra forma que tiene la Razón para dar cuenta con sentido de las
cuestiones últimas de la existencia y del mundo.
172.
El pensar metafórico y simbólico mitocrático no encuentra
obstáculos lógicos para preguntarse y dar respuesta sobre los problemas
fundamentales del mundo y de la vida. Esta forma de filosofía ancestral está
ciertamente imbuida de imaginación, pero parte de una base empírica que no se
desliga de las creencias religiosas. De allí que, aun cuando los principios
lógicos de la mente humana sean los mismos, sin embargo el principio lógico
ancestral dominante sea el principio de contradicción y no el principio de
identidad.
173.
El pensar mitocrático caracteriza la hegemonía del logos
del Mytho en una etapa civilizatoria de la humanidad ancestral y se
maneja con el universal conceptual lingüístico alcanzado por la metáfora. Existió un logos filosófico, que sincrónicamente
surgió como discurso homogéneo en el Mito de todas las sociedades ancestrales,
y que diacrónicamente presenta una variación de su eje lógico del Mito a la
Razón a partir de Grecia.
174. El filosofar metafórico
alegórico del pensar mitocrático al estar centrada en las cuestiones
espirituales empleó la intuición y la metáfora para expresar ideas filosóficas.
Es un filosofar poético. Estas ideas no tenían el carácter descriptivo de la
definición aristotélica, pero sí efectuaban una explicación y descripción
metafórica sobre la base de la transposición y comparación de ideas. Aquí lo
importante no era la precisión, lo claro y distinto, por el contrario, el fondo
espiritual de la realidad justificaba la multivocidad y plurisignificación.
175. Lo
mitocrático como hecho civilizatorio describe la historia de la razón en
occidente, la destrucción del poder de revelación del mito y la profundidad de
su discurso, así como que la filosofía como medio de conocimiento no se limita
al discurso racional, abarcando también lo irracional, misterioso, iniciático y
místico. De modo que, la filosofía cosmogónica y teogónica de
las culturas mitocráticas no está en función del conocimiento mismo, sino de la
regeneración del ciclo de renovación del mundo para mantener la armonía del
cosmos. Se trata de saber cuándo ocurrirá el próximo cataclismo y el comienzo
de la nueva era. Las altas culturas del neolítico superior expresan esta
preocupación a través de una filosofía cosmogónica, donde el hombre pertenece a
la tierra y la tierra pertenece al cosmos de los dioses.
176. Lo Mitocrático es el término creado en el debate sobre el logos de la
filosofía para comprender la existencia del pensamiento filosófico no
occidental, frecuentemente marginado por la definición monocultural de
filosofía. Occidente desarrolló preponderantemente una filosofía logocrática, donde dominó el concepto y
la razón analítica; mientras que, en otras tradiciones culturales, como la
prehispánica y la oriental, desarrollaron un pensamiento filosófico mitocrático, donde domina la alegoría,
el símbolo, la analogía, la intuición, la tradición religiosa y lo
trascendente. El sacerdote y el mitólogo eran sabios filosofantes.
177. La
explicitación del logos filosófico de la Teoría General de la Filosofía muestra
cómo la filosofía antes de ser ordenación de conceptos fue comprensión de imágenes
metafóricas. La metáfora del logos
mitocrático no sólo es constitutiva de todo lenguaje, sea primitivo o
moderno, sino que permite aprehender de forma multívoca lo que está más allá
del concepto y la razón. Dice algo acerca de la realidad y no se limitan a las
emociones. Al contrario del concepto, la metáfora no sacrifica el reino de la
personalidad y la totalidad. Expresa el mundo espiritual. El lenguaje
metafórico está justificado en filosofía.
178. Los sabios mitocráticos eran a la vez místicos,
religiosos y contemplativos, ejercían un tipo de “clarividencia astral” o forma de iluminación recibida
de la divinidad, que les hacía sentirse unidos a ella. Dicha “clarividencia
astral” se adquiriría ya sea a través de un don natural, alucinógenos, ofrendas,
ritos, ejercicios de concentración y meditación, accediendo al mundo de los
dioses, para obtener profecías y realizar rituales oraculares.
179. Lo mitocrático es
conocimiento del ser entrañando el no ser, es intuición intelectual de lo
absoluto en términos que está inextricablemente unido con lo religioso, es expresión de probabilidad. Para Platón la probabilidad
es opinión verdadera y está muy próxima a la ciencia (Cfr. República Lib. V, Banquete 202
a, Timeo 51 d, Menón 97 b, Fedro 265 c, Filebo 67 b), pero no presenta una
teoría que permita saber exactamente qué es la metáfora, por qué se considera
legítimo su uso en filosofía, y en qué se distingue de la mera comparación o
del símil. Frente a la abundancia de lenguaje figurado en Platón, Aristóteles
predicó la necesidad de una extrema sobriedad. Pero la concepción de que el mito
se da como envoltura de la verdad filosófica, porque existen ciertas verdades
que escapan al razonamiento, fue expresado por Platón. No en vano se ha
señalado que todo símbolo contiene a la vez verdad y ficción, y que puede ser adecuado
a la representación del objeto como objeto, o a la expresión del objeto para
nuestro tipo especial de conciencia (Wilbur M. Urban, Lenguaje y realidad, 1952).
180. El hombre mitocrático se considera un verdadero
pastor del ser. Está todavía lejos de la monomaquia constitucional del yo, que
se refleja en su afán por hacerse amo de la naturaleza y partir de la conquista
de un saber. En este sentido, y parecido a la importancia que le devuelve el
psicoanálisis lacaniano, la función de la escucha es central en la relación del
hombre mitocrático con lo divino y verdadero, cuyo lenguaje rebasa el plano
cognitivo racional y penetra en lo místico existencial. De ahí que la riqueza
conceptual del pensar mitocrático está al servicio de lo simbólico.
181. El anonadamiento del hombre
ante el todo divino y la importancia de armonizar nuestras acciones con el
principio cósmico estaban presentes en las civilizaciones mitocráticas. En este punto la excepción lo constituyen los
sistemas heterodoxos de la India que se apartan de los Upanisads, como el Charvaka, que sostiene que más allá de la muerte
está la nada, el jainismo, que niega la absorción en lo divino, y el budismo,
lo real es sólo mental.
182. La
experiencia que el hombre mitocrático hace de sí mismo, de su esencia, no es la
libertad -como el hombre logocrático moderno de Occidente-, sino la necesidad,
que no se halla en el terreno solamente de la ética sino en el corazón de su
metafísica. Su vida es vivida como el progreso de la conciencia de la integración
del sujeto a la sustancia o el ansia de volver a la divinidad. El núcleo de la
interpretación destinada a descifrar la estructura profunda del pensar
mitocrático gira en torno a la idea de la unificación metafísica de las ideas
de liberación, armonía y quietud divina. Más aun, propiamente lo que existe es
un predominio de la visión negativa del mundo y de la vida, donde se destila el
carácter supraético del misticismo y metafísica de la armonía de los opuestos
–unión del alma individual con el principio divino-.
183. Si
en un inicio, en el pensar mitocrático, la eternidad excluyó al tiempo, después
acaba afirmando que no se repelen, pertenece a la esencia de la eternidad el
cumplimiento de su esencia en el tiempo, lo que no es lo mismo a afirmar la
absoluta temporalización de la eternidad. El filosofar mitocrático es un comprender
el tiempo desde la eternidad, lo que condiciona la limitación del concepto y la
preferencia por la intuición y la mística. De ahí que el sentido del concepto
de verdad tenga relevancia en un contexto discurso de la trascendencia divina.
El hombre mitocrático no es temporalista sino eternalista.
184. Comprender el núcleo del pensar mitocrático significa
apercibirse de la limitación de la absolutez del concepto, del raciocinio lógico,
pues hay preferencia por la intuición y la mística.
185. El pensamiento mitocrático no
es un todo inmóvil sino fluyente. En su eje central consiste en llevar hasta la
máxima tensión la cancelación de la oposición entre lo temporal y lo eterno. De
ahí, que sean posibles los Reyes-dioses, que encarnan la dicotomía metafísica
ser-tiempo, administrando el acercamiento de las Eras y los ciclos cósmicos. El
acto absoluto y originario no cae en el tiempo. El yo, en cuanto yo divinizado,
está fuera del tiempo.
186. Por
intermedio del arte o logos estetizante el hombre mitocrático encuentra la
manera de contemplar el ser auténtico, redimido de lo concreto y temporal y
lejos de las turbiedades provenientes de la multiplicidad.
187. Lo
mitocrático es una dimensión universal del espíritu humano, es pues un error
creer que el mito se impone por ignorancia y falta de ciencia. Existe, por el
contrario, un deseo profundo de Mitocratología, que se traduce en la atracción
irresistible por el misterio y al enigma. Y esta atracción tiene una base
ontológico-metafísica en el ser mismo, el cual no sólo se manifiesta en lo
verificable y objetivable, sino también en lo inverificable y transobjetivo. De
ello resulta que lo mitocrático no es un fenómeno históricamente localizado
sólo en edades pretéritas, más bien está presente de forma latente y actual en
toda sociedad y en todo individuo. La configuración psíquica-lógica-existencial-metafísica
que la sostiene está siempre presta a manifestarse en todas las situaciones
límites de la vida común y de la vida extraordinaria del intelecto y de la
praxis.
189. Lo mitocrático relaciona el ser a la
existencia y se sitúa en el origen de todo uso filosófico de la noción de ser. Es
una posición realista que no toma la existencia real del objeto por la idea del
objeto. En la cima de todos los seres existentes ubica a Dios, verdadero sostén
ontológico de los seres múltiples, y el cual no es concebible por el
pensamiento. Unidad y multiplicidad quedan compatibilizadas a través de la fe y
la idea de infinito. Se trata de un camino hacia el ser donde religión y
filosofía están unidas.
190. El
hombre mitocrático vive rodeado de alteridad, pues espera y escucha el lenguaje
contradictorio de lo real, ante su propia impotencia de ser dios. El carácter contemplativo-místico-poético
del mito indica que el pensamiento ancestral desarrolla en su deseo de conocer
el origen del mundo una forma de reflexión filosófica. Se trata de un filosofar
mitocrático, propio de un sistema lógico analógico-metafórico que guía a la
imaginación simbólica. Por ello, los mitos no son fantasías de pueblos
primitivos, ni exclusivos de éstos, sino que está unido a la estructura
misteriosa e inexplicable de la existencia humana.
191. Se
trata de un tipo de pensar que muestra una estructura isomorfa mediante la
aplicación de un principio que podemos llamar “principio de traducción
multívoca”. Mientras la lógica formal es el alma de un tipo de pensar que se
maneja con el “principio de traducción unívoca”, por otro lado, existe una
lógica heterogénea que preside el tipo de pensar mitocrático que se maneja con
el “principio de traducción multívoca”.
Según este principio existe un orden representativo de carácter abierto, de
múltiples significados, que posee relaciones de ordenación iguales a las que posee
el hecho misterioso expresado.
192. La
forma lógica del pensar filosófico mitocrático en el mito y la religión rebasan
la hegemonía del principio de identidad y van hacia la armonía de los
contrarios. La existencia de una verdadera lógica en el pensamiento prehistórico
y en el pensamiento mítico hacen que exista un saber mágico y un saber
metafórico que es un modo de conocimiento bien articulado y coherente. Ni la
metáfora ni la alegoría son un obstáculo para el pensar filosófico, por lo que
la filosofía se expresó arcaicamente bajo estas formas.
193. La
diferenciación entre filosofía y religión recién madura cuando se asienta el
mayor dominio del mundo a través de la revolución agrícola. Entonces, el
horizonte del preguntar filosófico se modifica por la pregunta por el ser del
ente como oposición del espíritu a la physis.
Con lo cual, si en edades anteriores la trascendencia se revela como totalidad,
ahora se muestra como principio -arjé- superior y organizador de la naturaleza.
CAPÍTULO
OCTAVO
FILOSOFÍA LOGOCRÁTICA
SUMARIO:
-Imperio del concepto lógico. -Su cuna mitológica. -Uso de la razón lógica. -Lo
racional como lo comunicable. -Razón como fundamento. -Tres significados
históricos de filosofía. -Por su naturaleza: origen divino u origen humano. -Por
su finalidad: es contemplativa o activa. -Por su saber: analítico-humanas o
sintético-divinas. -Por su naturaleza, validez, finalidad y metodología la
filosofía no es de origen griego. -Rancio concepto occidental de filosofía.
194.
La Filosofía Logocrática como imperio del concepto lógico, está expresada en la
definición tradicional de filosofía como aquel que la
concibe como un producto típico de la tradición occidental, que surge en las
colonias griegas del Asia Menor, en la Jonia, con manifestaciones bien
definidas de un pensamiento que se propone una explicación de la naturaleza y
la vida sobre bases racionales. Pero mientras el “concepto” griego es una
realidad a la vez de dos dimensiones -ontológica y epistémica-, el concepto
moderno lo será exclusivamente epistémica. La filosofía logocrática, en ese
sentido, conoce dos etapas definidas: primero, como metafísica de las esencias
(Grecia) y, luego, como metafísica de la representación subjetiva (Modernidad),
donde la esencia se reduce a lo mental y a lo empírico.
195.Tampoco
esta definición tiene dificultades en admitir que la cuna de esta reflexión es
ese pasado religioso, las antiguas mitologías, conocida más comúnmente como
pensamiento prefilosófico o pensamiento mítico. Por cierto, que en su seno
reconocen que hay una mudanza de actitudes, un paso de una forma de pensar a
otra, y que se trata de un concepto que no se libra todavía de una cierta
ambigüedad y parece por esencia llamado a estar en constante mutación. Incluso
se reconoce sin dificultad encontrar en el Oriente, especialmente en la China y
la India, formas de actividad espiritual que son análogas con la reflexión
filosófica griega y que influyeron sin duda en ésta. Pero como el “concepto” es
una creación de la cultura griega se prefiere restringir la categoría de filosofía a la tradición occidental. Se
considera siempre riesgoso aplicar categorías de una cultura a otra.
196. Cuando
se hace referencia a la “razón” en otras culturas no se tiene temor en
reconocer su presencia en otros orbes culturales, pero al mismo tiempo se
señala que nunca se pasó de cierto límite que no les permitió constituir el
pensamiento racional. En este sentido los griegos fueron los primeros en usar
la razón de manera sistemática -léase “lógico y ontológico” a la vez- para
lograr el conocimiento de la realidad. Lo cual no es obstáculo para admitir que
no hay acuerdo unánime sobre lo que significa el término “razón” pero por
consenso se atribuye a los griegos los antecesores inmediatos del conocimiento
racional por excelencia.
197. Se
señala que una de las grandes diferencias que existe entre el concepto griego
de razón y el concepto hindú es que mientras para el primero lo que no es
comunicable no es racional, para los segundos la razón nos revela conocimientos
inefables. Lo común es que en ambos el mundo es presencia del ser, lo diferente
es que en Oriente lo suprarracional es inefable y en Occidente es Aleteia,
desocultamiento por la razón. También se admite que si el mito era considerado
como el fundamento último que permitía comprender el origen y estructura de la
realidad, con los griegos el nuevo fundamento será la razón, cuyo análisis
permitía descubrir lo permanente tras lo transitorio.
198. Sin
embargo, el concepto tradicional de filosofía que es el canónico enseñado en la
academia no refleja toda la complejidad de esta. O, dicho de otro modo, el
concepto tradicional de filosofía tiene un sesgo eurocéntrico que no se condice
con toda la complejidad de la filosofía misma. Así, por ejemplo, Nicola Abbagnano
en su Diccionario de filosofía distingue
tres significados históricamente dados: 1. Con relación a la naturaleza o
validez del saber al que la filosofía hace referencia, 2. Con relación a la
naturaleza del fin al cual se dirige la filosofía, y 3. En relación con la
naturaleza del procedimiento usado por la filosofía.
199. Según
la primera alternativa se ofrecen dos soluciones diversas y contrapuestas: una
afirma el origen divino del saber, y la otra su origen humano. La que afirma el
origen divino es la más antigua, la más frecuente en el mundo y la
prevaleciente en las filosofías no occidentales. Según esta solución se trata
de un saber revelado u obtenido por iluminación divina, no accesible a los
mortales comunes, y que encuentra en la tradición límites que no le permiten
destruir las creencias establecidas. En el mundo occidental esta forma de
filosofía ha tomado el nombre de escolástica, pero ha estado presente desde las
sectas filosófico-religiosas del siglo II A.C., las doctrinas de Filón de Alejandría,
los neoplatónicos, la filosofía islámica, la filosofía judaica, la patrística,
la escolástica hasta el existencialismo cristiano.
200. Ahora
bien, en relación con la naturaleza del fin al cual se dirige la filosofía,
señala Abbagnano que dos son las interpretaciones: a. es contemplativa y
constituye una forma de vida o saber de salvación, b. es activa o instrumento
de modificación o saber de dominio. La primera se condice con la filosofía
oriental, mientras que la segunda lo hace con la filosofía occidental.
201. Y,
por último, en relación con el procedimiento usado caben dos alternativas:
filosofías sintéticas o creadoras, y filosofías analíticas. Las primeras
producen conceptualmente su objeto, sin reconocer límites en este procedimiento
de construcción, tiene la pretensión de valer como conocimiento divino, propia
de la filosofía oriental -y para nosotros de toda la filosofía mitocrática- pero
también presente en el idealismo romántico alemán. En realidad, es propia de
todas las filosofías que tiene a Dios como objeto de su investigación y que
consideran el mismo como coincidente con el conocimiento de Dios. Las segundas
reconocen la existencia de datos y describen y analizan estos mismos, tiene la
pretensión de saber cómo conocimiento controlado por sus resultados, propia de
la filosofía occidental pero que está presente en todas las filosofías que
conceden a la experiencia un lugar privilegiado. La filosofía no sólo es concebida
como de origen humano, un saber de dominio y analítico (filosofía occidental),
sino que también se presenta como un saber de origen divino, un saber de
salvación y sintética, como se presenta en la filosofía no occidental y
mitocrática.
202. Es
decir, del análisis de Abbagnano se concluye que la filosofía por la naturaleza
y validez de su saber, por su finalidad y por su metodología, no es
necesariamente de origen griego, sino que existe otra paralela interpretación
de la filosofía que no es obligadamente eurocéntrica. Y esto es muy importante
de subrayar porque permite poner énfasis en la comprensión del hecho de que
tanto la filosofía como término y
como origen no puede ser restringido
necesariamente a Grecia, sino que una heurística equilibrada permite librarla
de etnocentrismos trasnochados, esquemáticos, sesgados y unilaterales.
203. La
filosofía logocrática culmina con la hegemonía de la subjetividad y de la
objetividad junto a la conversión del mundo como representación. Para Heidegger
esto es olvido del ser y de la diferencia ontológica, ante lo cual plantea
volver a los presocráticos para recuperar el mundo como presencia del ser. Su
solución anacrónica y antihistórica se fundamenta en una visión secularizada
del ser. Pues, no se trata de salir del mundo como imagen, concepto y
representación, sino de reconocer el fondo suprarracional de la razón,
reconciliando el logos humano con el divino.
[1]
Cfr. Lo santo. Lo racional y
lo irracional en la idea de Dios,
fue publicado inicialmente en 1917.
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