RAZONAMIENTO UFOLÓGICO A LA LUZ DE LA LÓGICA FILOSÓFICA
Gustavo Flores Quelopana
Sociedad Peruana de
Filosofía
Soy
incapaz de la audacia de ser lógico,
lo
confieso: no tengo ya ánimos para tener razón.
H.
Bergson
I
El
presente escrito tiene por objeto investigar las leyes básicas de las
operaciones intelectuales de los ufólogos platillistas mediante los cuales
realizan sus razonamientos; expresar estas leyes en el lenguaje lógico y, sobre
esta base, si es necesario, afirmar el platillismo como falacia lógica. Toda
esta investigación no tiene como objetivo desestimar el problema de la
existencia de la vida inteligente extraterrestre. Al contrario, escépticos y
creyentes debemos estar unidos y dejar de vernos como enemigos en el estudio de
tan importante tema por las repercusiones metafísicas, teológicas, físicas y
éticas que implica. Por consiguiente, las líneas que siguen deben ser asumidas
como reparos metodológicos en vías de un tratamiento más riguroso sobre el
mentado tema.
Ahora
bien, cuando hablamos de la silogística sofística ufológica inmediatamente
viene a nuestra mente la idea errónea del método silogístico medieval como abuso
de los razonamientos vacíos. Pero esto es un prejuicio ilustrado y moderno por
su ligazón con el latín, la metafísica y la teología. Pues en Lógica el
medioevo fue una de los periodos más significativos y finos que se conocen. Es
cierto que no posee muchas conexiones con la matemática como la lógica griega,
pero los medievales elaboraron finísimos análisis lógicos.
Así,
en lo que se refiere a la problemática de la inferencia lograron armonizar la
tradición aristotélica y la megárico-estoica, reconstruyendo la lógica
proposicional que se presupone en la teoría del silogismo. Abelardo
(1079-1142), Guillermo de Shyreswood (1200-1266), Duns Scoto (1266-1308), el
Pseudo Scoto y Guillermo de Occam (1295-1349) son los filósofos medievales más
significativos desde el punto de vista lógico. Plantearon el análisis veritativo-funcional de las conectivas y
una elaborada teoría de la cuantificación. Realizaron un estudio profundo de la
teoría de la implicación (“consequentia”
según la terminología medieval), distinguiendo entre consequentia material y
consequentia formal. Llevaron adelante un planteamiento netamente
metalingüístico, desarrollaron sistemáticamente la teoría de las modalidades y
estudiaron no sólo los operadores modales, sino también los temporales
(“siempre”, “toda vez”) y epistémicos (“es sabido”, “créese”, etc.) y
elaboraron una fina teoría del significado, donde la teoría de la suppositio (formal y material) incluye
articulada y complejamente argumentos de carácter lógico y metafísico. La
lógica medieval tuvo además clara conciencia de los diferentes niveles lingüísticos (véase la solución
de Occam a la famosa paradoja del mentiroso).
En
otras palabras, el anquilosamiento esterilizante de las investigaciones lógicas
no pertenece a la Edad Media, sino que aparece durante el Renacimiento. La
silogística renacentista está asociada a una creciente asimilación por la
retórica. Y esto ocurre a contrapelo con que el énfasis lógico-matemático se
incrementa en la época del nacimiento de la ciencia moderna. Durante el
Renacimiento la lógica y la matemática siguen un camino dual favoreciendo tanto
la divergencia como la convergencia. Por un lado, el clima cultural favorece la
divergencia en la restricción lingüística de la lógica tradicional al análisis
de la estructura sujeto-predicado de las proposiciones; mientras que el
lenguaje de las nuevas ciencias es esencialmente relacional. Así el inventor de la geometría analítica, Descartes,
presenta vagas reglas de carácter intuitivo con muy pocas conexiones con la
ciencia de la lógica. Por otro lado, la convergencia entre lógica y ciencia se
dará en Pascal y Leibniz. Pascal con su
propuesta de una axiomatización de las teorías matemáticas muy próxima al
planteamiento moderno, y Leibniz con su idea del cálculo lógico. El “Leibniz lógico” (creador del cálculo
infinitesimal) recién sería descubierto, por Couturat en el siglo diecinueve y
por Russell en el veinte, como el fundador de la lógica matemática. Por todo
ello, cuando por analogía hablamos de silogística ufológica platillista no nos
referimos a la lógica medieval, sino a la lógica silogística renacentista que
se anquilosó en el análisis de la estructura sujeto-predicado de las
proposiciones.
II
Aristóteles
consideró a la lógica como la nueva ciencia creada por él, planteó la teoría
del razonamiento, concepto, juicio, demostración, leyes de la lógica y
subterfugios sofísticos. Fue su análisis del arte oratorio lo que le permitió
crear la lógica con el fin de desarmar para siempre a los sofistas. Y sostuvo
que el tercio excluido es inaplicable a acontecimientos contingentes. Sin
embargo, admite una contingencia, pues no todas las cosas son o tienen lugar
por necesidad. Pero como no explica la relación de esta ley con lo contingente,
da un vasto espacio para diversas interpretaciones. Se le considera antecesor
del intuicionismo lógico. Ahora bien, podemos interrogarnos si es el
razonamiento platillista (postura que liga el fenómeno ovni a la existencia de
extraterrestres) la nueva versión sofística en nuestra era tecnológica.
El
primer experimento lógico que haremos será empleando, como el estoico Crisipo
de Soli (281/277-208/205 a.n.e.), la universalidad de la ley de tercio excluido como fundamento de la lógica bivalente. Como
Crisipo –de extraordinaria fecundidad con su afán de superar a Epicuro y
corregir a Aristóteles- vamos a pensar que en los razonamientos se tratan de la
relaciones entre cosas concretas reales y no entre conceptos. Con ello vamos a reducir con Crisipo todos los
razonamientos a cinco tipos básicos de silogismos, incluidos dos modos del
silogismo hipotético:
1.
Si hay a, hay b Si hay ovnis,
hay extraterrestres
Hay a
ahora hay ovnis
Luego, hay b
luego hay extraterrestres
2.
Si hay a, hay b Si ahora hay
ovnis, hay extraterrestres
No hay b No
hay extraterrestres
Luego tampoco hay a ahora no
hay ovnis
Los
razonamientos disyuntivos también tienen según Crisipo, dos modos:
1.
O hay a, o hay b O hay ovnis, o hay extraterrestres
Hay a
hay ovnis
Luego no hay b
Luego, no hay extraterrestres
2.
o hay a, o hay b
O hay ovnis o hay extraterrestres
No hay b no
hay extraterrestres
Luego hay a
Luego, hay ovnis
El
silogismo conjuntivo tiene, en Crisipo, la forma:
1.
a y b no pueden estar juntos Ovnis y extraterrestres no se dan a la vez
a
está
ovnis aparecen
Luego no está b
Luego, los extraterrestres no existen
Desde
Crisipo la lógica bivalente clásica adquiere derecho a existir (recordemos que
para Aristóteles la ley del tercero excluido sólo se suponía de forma
inevidente). Con Crisipo el estoicismo aceptaba la ley del tercio excluido y el
determinismo para los futuros acontecimientos contingentes. Lo peculiar de la
doctrina lógica de Crisipo es que ocupa un lugar de consideración el problema
de la universalidad de la ley de tercero
excluido, ligado íntimamente con el determinismo del destino de la doctrina filosófica del estoicismo. Crisipo no se
limitó a destacar la exigencia de la necesidad, sino que la fundamentó
lógicamente. El principio del tercero excluido se convirtió en la piedra
angular de la lógica estoica, que dice: cada proposición o es verdadera o es
falsa. Esta doctrina lógica determinista
fue objeto de burlas y ataques. Ya el historiador griego Plutarco ironizaba:
“Crisipo ve la utilidad de los chinches en que no nos permiten dormir
demasiado, y los ratones nos obligan a guardar mejor los bienes”.
De
cualquier forma, dentro de los cinco tipos básicos de razonamientos
considerados por Crisipo sólo el silogismo
hipotético en su primer modo da un resultado favorable a los platillistas.
Pero como se sabe la Hipótesis es un
razonamiento supuesto sobre los nexos regulares en los fenómenos. La hipótesis
no se reduce a una sola forma de pensamiento –concepto, juicio o razonamiento-, sino que incluye todas. Según el
grado de universalidad se distinguen entre hipótesis generales, particulares y singulares. La hipótesis general es un supuesto científico sobre las causas de los
fenómenos (p. ej., la Hipótesis de que la causa de los ovnis son los
extraterrestres, puede ser una hipótesis general).
En
el caso de confirmación, la hipótesis
general se convierte en teoría científica, pero en el caso de los platillistas
esto aun no ha sucedido, quedando todos sus argumentos en el plano de lo
especulativo. La hipótesis particular
es un supuesto científico sobre las causas de una clase de objetos observados
(p. ej., las hipótesis sobre los ovnis como máquinas inteligentes).
La
hipótesis singular es un supuesto científico sobre las causas de
fenómenos concretos (p. ej., las hipótesis sobre el avistamiento de un supuesto
ovni en Miraflores, Lima-Perú, el 11 de febrero del 2015, y sobre el cual el
informe de la Dirección de Fenómenos Aéreos Anómalos-DIFAA, de la Fuerza Aérea
del Perú llegó a la conclusión de que se trató de una cometa meteorológica
volado por un aficionado).
III
Las
hipótesis de trabajo son empleadas en
la ciencia y en otras actividades al comienzo del estudio del fenómeno, los
cuales no tienen como finalidad revelar sus causas. Pero el caso es que en el
modo de razonar del platillismo se cruza la frontera hipotética y lo no
confirmado se convierte en supuesta causa explicativa. Aquí es necesario
recordar que los modos de confirmación
de las hipótesis se dividen en directos e
indirectos. El modo directo
consiste en descubrir el supuesto objeto que causó el fenómeno (p. ej.,
capturar una nave extraterrestre como causante del fenómeno ovni, lo cual hasta
hoy no hay prueba contundente alguna). El modo
indirecto de confirmación de la hipótesis consiste en refutar todas las
hipótesis o versiones falsas, por lo cual se razona la autenticidad de la
suposición (p. ej., descartar que el fenómeno ovni es de origen natural o
humano y confirmar la autenticidad de su origen extraterrestre). Al emplear
este método es necesario enumerar todas las hipótesis y refutar todas hipótesis
falsas, cosa que no han hecho en absoluto los ufólogos platillistas o que lo
efectúan de modo muy incompleto.
En
una palabra, los modos de razonamiento de Crisipo nos llevan hacia la necesidad
de la confirmación del razonamiento
hipotético platillista, en el caso de que el silogismo hipotético se convierta
en explicación científica. Pero el caso es que el platillismo hasta hoy se
muestra impotente de confirmación alguna de su hipótesis central, a saber,
confirmar la existencia de extraterrestres; y así todo queda en la ficción. La
hipótesis es una etapa necesaria del conocimiento, todas las leyes y teorías
científicas pasaron por la fase de la hipótesis. Y la hipótesis platillista
tendrá que pasar por el filtro de la confirmación para abandonar el feudo de la
pseudociencia.
Ahora
bien, para honrar la historia del pensamiento lógico hay que reconocer que
después de Crisipo se considera al filósofo árabe Avicena, representante del
aristotelismo oriental, como el descubridor de los llamados silogismos hipotéticos (compuestos de
una premisa categórica y una hipótetica). Los aportes de Avicena (silogismo apagógico o ad absurdum, teoría del juicio, su
doctrina de la inducción y la analogía) fueron de consideración en la difusión
de los conocimientos lógicos en Oriente. A diferencia de Aristóteles, para
quien lo primordial era el aspecto ontológico
y la división según los grados del ser, para Avicena lo fundamental en el
análisis de la modalidad de los juicios es su aspecto lógico, es decir, el grado de veracidad del juicio.
Con
ello se abría la consideración nominalista y moderna de que una posibilidad
lógica no equivale a una posibilidad real. Consideración, por lo demás, muy
útil para apreciar cómo en la era tecnológica la sofística platillista hace uso
de una silogística en la que se toma la posibilidad lógica como posibilidad
real.
IV
El
segundo experimento lo haremos tomando en cuenta la nueva línea
lógico-semántica abierta por Bolzano (1781-1848). Lógico, matemático y
sacerdote checo es considerado el segundo lógico después de Aristóteles,
anticipó muchas ideas de Cantor y de la moderna lógica neoclásica, en
particular, la lógica modal, defendió
la existencia de la abstracción del infinito
actual y es el precedente inmediato de la lógica matemática. Por defender
el socialismo utópico se le prohibió por orden del emperador austríaco trabajar
en instituciones públicas y publicar sus trabajos. Sus ideas filosóficas
representan un desarrollo del idealismo objetivo de Platón. Pensaba que todas
las lógicas anteriores examinaban lo pensado solamente como entes reflexionados
por el hombre y nadie lo estudiaba como entes
ideales y verdades en sí. Para Bolzano los entes ideales son totalmente
independientes del sujeto cognoscente, ni siquiera dependen de Dios, pues,
según él, Dios no los creó, aunque como ser omnisapiente conoce todas las
proposiciones, entes ideales y verdades en sí. Su concepción de los entes
ideales ejercería una influencia decisiva en Brentano y Husserl.
Bolzano
se propuso una lógica nueva, capaz de servir a los hombres en la construcción
de cualquier ciencia concreta. Más la Lógica
nueva debía investigar, así mismo, el mecanismo de descubrimiento de nuevas
verdades. Al arte de descubrimiento lo llamó heurística. Actualmente la heurística se desarrolla en la
metodología de la ciencia como en los estudios sobre la inteligencia artificial.
Entre sus aportes descubrió el sentido del empleo de variables en la lógica,
precisó el contenido semántico de muchos tipos de relaciones lógicas, amplió
las posibilidades del análisis deductivo, precisó los postulados básicos de la
teoría de la deducción, sentó las bases de la semiótica, anticipó la solución
del problema de la implicación fuerte e introdujo por primera vez una
definición rigurosa de la secuencia lógico en el sentido lógico-semántico. Este último aporte es considerado como un
logro de trascendencia histórica que lo hace clásico en la lógica.
Otro
creador de la lógica matemática es
George Boole (1815-1864). Lógico y matemático irlandés, científico autodidacta,
celebrado por Russell y Brouwer, formuló la lógica
del cálculo y el álgebra del pensamiento, estimuló el logicismo y la reducción de la matemática a la lógica. Sus aportes
fueron perfeccionados por el lógico escocés A. De Morgan (1806-1871), el lógico
inglés Jevons (1835-1882), el lógico y lingüística estadounidense Peirce
(1839-1914) y el lógico alemán E. Schröder (1841-1902). Las ideas de Boole
estimularon poderosamente el desarrollo del logicismo
y fue la principal arma de sus partidarios en los intentos de reducir la
matemáticas a la lógica.
Hito
importante en el desarrollo de la nueva lógica fue el matemático alemán Cantor
(1845-1918). Creador de la teoría de los conjuntos, basado en un platonismo
matemático distingue tres sentidos del infinito: Dios, creación y abstracción
matemática. La noción de conjunto
infinitos acabados existentes en un mundo matemático supraobjetivo sienta
la base ontológica para el uso ilimitado del tercio excluido, que por extensión haría imposible los sofismas
platillistas. Pero la paradoja de
Russell asestó un golpe durísimo a la teoría de conjuntos, lo mismo hicieron
otras paradojas (de Richard, la de Grelling, etc.). Se debilitó la confianza en
la teoría de conjuntos que afectó a la lógica clásica y hasta hoy no se supera
la tercera crisis de fundamentos de la matemática, crisis que promovió la aparición
del logicismo, formalismo e intuicionismo, y por supuesto que la circunstancia
de las paradojas es aprovechada por la ufología platillista que habla de nueva
lógica del complemento, integrativa y holística. Palabras rimbombantes que en
el fondo sólo buscan justificar una neosilogística hipotética de la era
tecnológica.
También,
en el debate de la nueva lógica es imprescindible referirse a L. E. J. Brouwer
(1881-1966), hombre de vasta cultura enciclopédica y que aduce en sus obras
numerosos pasajes de la filosofía de la India, es considerado uno de los
principales matemáticos y lógicos del siglo veinte. Contrario al platonismo
lógico de Bolzano, cuyos adeptos suponen que los objetos lógicos y matemáticos
existen realmente en un mundo de ideas. Desarrolló una concepción original
llamada intuicionismo. Inicialmente
fue pensada para eliminar las paradojas de la teoría de conjuntos y superar las
limitaciones del logicismo y el formalismo. Pero el significado
revolucionario para la ciencia moderna fue mayor. Su concepción fundamentó el pluralismo de las teorías matemáticas.
Después de él se puede hablar de las matemáticas
clásicas (apoyadas en las teorías de conjuntos) y de las matemáticas de los intuicionistas que
tienen sus objetos propios.
De
este modo fundamenta así mismo el pluralismo
lógico y muestra que al lado de la lógica
bivalente clásica existe la lógica
intuicionista y la lógica
constructiva. Concluyó que la tradicional lógica bivalente aristotélica no
era la única base del pensamiento matemático del hombre –algo similar hemos
sostenido nosotros cuando afirmamos la existencia de la filosofía mitocrática y que la filosofía griega no es la única
forma de toda filosofía posible, o dicho de otra manera, que la estructura
lógica de la filosofía griega no es la única base del pensamiento filosófico
del hombre-.
Fue
el primero en darse cuenta que los modos de deducciones lógicas dependen
sustancialmente de los objetos a que se apliquen, de que las leyes de la lógica
tradicional (p. ej., la del tercio excluido), elaboradas en el examen de los
conjuntos finitos, pierden su sentido habitual en su aplicación a conjuntos infinitos. Por lo que la ley del tercero excluido como
instrumento para descubrir la verdad debe ser rechazada en las operaciones con
conjuntos infinitos. Este primer resquebrajamiento de la lógica bivalente trata
de ser explotada por el razonamiento platillista para justificar sus
afirmaciones contradictorias, pero para ello se ven obligados a omitir un punto
esencial del intuicionismo, a saber, que dicho cuestionamiento del tercero
incluido sólo se refiere a conjuntos infinitos más no a conjunto finitos, como
supuestamente lo serían los ovnis.
Además,
otro aporte suyo es cuestionar la correlación entre pensamiento, lenguaje y lógica. Para Brouwer el lenguaje no es un medio seguro contra la
tergiversación del pensamiento humano, reconoce que la matemática intuicionista
es actividad interna sin lenguaje del pensamiento, pero reconoce que el
lenguaje es necesario para fijar los resultados del pensamiento. En su opinión,
la lógica clásica es solamente una imitación mecánica del lenguaje matemático y
sus deficiencias se extienden automáticamente a la lógica. Lenguaje y lógica
surgen después de las matemáticas, por lo cual las mismas no dependen de la
lógica.
En
suma, las ideas de la lógica intuicionista de Brouwer, como contrapeso a las
matemáticas plurales, puede considerarse matemática de objetos inacabados, muy útil a los creadores de ordenadores y de la
inteligencia artificial, y además asentada en principios distintos de la lógica
bivalente tradicional. Pero de ninguna forma sirven para ser contrabandeadas
por los subterfugios sofísticos de la ufología platillista.
V
Después
de esta concisa exposición de la nueva línea lógico-semántica del desarrollo
lógico lo que se observa en la presente era tecnológica en la argumentación
lógica de los defensores del platillismo es el abuso hermenéutico de la nueva lógica y del pluralismo lógico. Por
ejemplo, hablan sin el menor empacho de hermanos mayores, seres extraterrestres
intergalácticos, viajes interdimensionales, razas alienígenas, portales
cuánticos, confederación galáctica interestelar, experimentos genéticos aliens,
abundancia de vida en el universo, cronones, etc., etc. Y cuando se les pregunta
por el fundamento lógico de tales razonamientos arguyen palabras como holismo,
complementariedad, indeterminación, meditación de contacto, etc.
Y
con todo este arsenal de palabras esotéricas y pseudocientíficas lo único que
hacen es acopiar ideas que no cumplen ni con el principio de no contradicción ni del tercero incluido, además de no tender a algo real. Su divorcio con
los hechos observados no es responsabilidad de la nueva lógica, sino de una neosilogística sofística de carácter
hipotética, que quiere hacerse pasar como confirmada y contrastable.
Por
ello, ratificamos que la argumentación platillista pertenece a la nueva
silogística sofística de la era tecnológica, donde se desestima el mundo
experimentable y se limita a una coherencia lógica interna que tiene que ver
más con lo psicológico y lo cultural que con lo ontológico y real, con gurús
carismáticos que ejercen un dominio mental sobre gente manipulable y
desorientada. Por eso se trata de una fe profana invulnerable tanto a la fe
sobrenatural como a la razón. Pero no se trata solamente de una psicopatología
individual sino de una más amplia de carácter social. Más la sociedad
psicopática tiende a generar no mitos sino mitoides en un era hiperracionalista
y tecnologizada, y su mecanismo lógico es lo que más intriga.
Desde
el punto de vista lógico, el dogma platillista se asienta en la no universalidad del principio del tercero
excluido, a lo que se le quiere dar un toque indeterminista y cuántico, lo
cual puede considerarse como un fenómeno del
mismo orden en la historia de la civilización, donde se dio la fe en la
racionalidad de pi o en la rotación
de la bóveda celeste en torno a la Tierra. Las causas de la vitalidad tan
prolongada de este dogma platillista en plena era tecnológica son: Primero, la falta evidente de
contradicción de principio para un juicio singular arbitrario; segundo, la legitimidad práctica de toda
la lógica no clásica para un vasto grupo de fenómenos microfísicos y
tecnológicos introducidos en la vida diaria. Este último hecho impresionó tanto
que la actividad del pensamiento la consideró no sólo útil y muy arraigada,
sino también apriorística.
En
otras palabras, la exclusión del
principio del tercero excluido, tan promovido desde la física cuántica, ha
permitido a la sofística platillista toda clase de licencias racionales en el
macromundo. Y así, en el mundo posmoderno la frontera entre lo verdadero y lo
falso se ha vuelto nubosa, oscura e indistinguible. Ya Jan Lukasiewicz, lógico
polaco (1878-1956), señaló sobre los comentarios de Duns Escoto de los tratados
de Aristóteles, un axioma llamado la ley de Escoto: “De la mentira se infiere
cualquier cosa”. Y eso es lo que se observa inferir en labios de los
carismáticos gurús platillistas.
De
manera que la imposibilidad de los platillistas de demostrar práctica y
teóricamente sus asertos asesta un golpe mortal a los mitoides generados en la
modernidad, ante todo a la filosofía irracionalista de la posmodernidad. En
realidad, cualquier enfoque platillista basado en los seguros principios
lógicos clásicos o no clásicos no logran demostrar la no contradicción de sus
afirmaciones. Esto significa que la ufología platillista debe renunciar
irrevocablemente a las pretensiones de autenticidad o significación absoluta de
sus resultados.
La
situación se agrava con la imposibilidad de demostrar su no contradicción en la
práctica, pues cuanto dicen los
platillistas resulta absurdo ya que nadie puede garantizar que en el futuro no
surjan nuevas contradicciones teóricas y prácticas. De suceder esto
reiteradamente todo el platillismo se reduciría a cenizas, como pareció ocurrir
a fines de los años 1990 y el 2012 con los fraudes del autor de “Yo visité
Ganimedes”, la civilización ummita y los escándalos de la iglesia de la
Cienciología.
VI
A
estas alturas uno se siente tentado a formular teoremas a la manera de Kurt
Gödel, pero si éste pudo hacerlo ante el logicismo fue porque poseía un sistema
formal. En cambio, las proposiciones formalmente insolubles del platillismo
carecen de sistema formal expreso, pero tienen un sistema formal implícito. Por ejemplo, la argumentación contactista es uno de sus baluartes y,
sin embargo, en tal sistema existe el problema que sus afirmaciones son
simplemente indemostrables e irrefutables en el marco de dicho sistema. Así se
trata de un sistema de axiomas que no permite abarcar su demostrabilidad ni autenticidad.
La autenticidad de tales afirmaciones solo puede ser constatada mediante
razonamientos no formales.
De
modo que arribamos a un teorema sobre la insuficiencia
del sistema de axiomas implícitos en la ufología platillista porque no
permite abarcar las verdades contenidas en él. Un segundo teorema se une al
primero, porque es imposible demostrar la no contradicción del sistema formal
platillista por medios del propio sistema. Estos teoremas de insuficiencia
deberían provocar pesadillas en las almas ufológicas y conducirlos a la
renuncia irrevocable de sus pretensiones de autenticidad, a no ser porque
constituye un verdadero blindaje inexpugnable a todo razonamiento su espíritu
esotérico y sectario, cuando no pecuniario. En una palabra, es evidente que en
el razonamiento ufológico platillista no coinciden la autenticidad y la
demostrabilidad.
Por
otro lado, es verdad que no puede pensarse concluido ni definitivo construir
otro sistema formal más potente para demostrar la no contradicción del primer
sistema. Pero para demostrar la no contradicción del segundo sistema será
necesario otro mejor y así ad infinitum.
Lo cual es absurdo. De tal modo que el proceso de demostración de la no
contradicción no puede considerarse concluido y realizable por lo métodos
finitos.
Es
cierto que Hegel reclama la necesidad de comprender la lógica en un sentido más
profundo que en el sentido de la ciencia del pensamiento netamente formal y en
su lugar postula la lógica dialéctica.
Para ello entendía la ciencia sobre la contradicción
dialéctica como fuerza motriz del desarrollo de todos los procesos, la cual
hay que distinguir con precisión de la contradicción lógico formal, cuya
inadmisibilidad en el pensamiento estipula la ley de no contradicción. Para Hegel la dialéctica de la razón puede
juntar y oponer principios contrarios pero no es capaz de sintetizarlos,
muestras de tal dialéctica son las antinomias kantianas y el principio de
complemento en la moderna física cuántica. La síntesis de contrarios es
factible sobre la base de integridad de las partes de la unidad contradictoria
de cada una de las partes contrarias de la contradicción dialéctica. Por eso es
posible la flexibilidad universal de los conceptos, los cuales junto con las
categorías son los peldaños del pensamiento que se autodetermina. Esto
significa la subordinación de la lógica formal a la lógica dialéctica.
Justamente
la lógica paraconsistente es un nuevo
enfoque en el análisis de las contradicciones. Su creador Newton Da Costa
señalaba que la dialéctica no admite crítica desde el punto de vista de la
lógica (Valor filosófico de la lógica paraconsistente. En: Ciencias filosóficas. M., 1982, n° 4, p.124). Es posible que la
lógica dialéctica como lógica no tenga gran valor, pero sus observaciones e
ideas son de gran valor para el lógico tradicionalista.
VII
Ahora
bien, se puede pensar que la lógica dialéctica hegeliana puede ser útil al
razonamiento ufológico platillista por cuanto ve los conceptos y categorías
como peldaños del pensamiento
autodeterminante, y así el contactismo sería una de las síntesis de los
contrarios. Sin embargo, esto no es cierto porque la lógica dialéctica no
suprime la ley de no contradicción
aunque critica la ley del tercero
incluido y hace valer la ley de la
contradicción sin confundir lo posible con lo real. Si la lógica dialéctica
no incluyera la ley formal de no contradicción, entonces sería válido confundir
el fenómeno ovni con máquinas de seres extraterrestres e inferir fórmulas como
que cualquier luz de comportamiento extraño en el cielo representa la flota
intergaláctica interdimensional, pero al respecto la total falta de evidencia
científica hace posible no incurrir en tal contradicción. Para evitar incidir
en tales desatinos solo hay que añadir a la ley de no contradicción, a
contrapelo de la lógica hegeliana, la ley del tercero incluido.
También
es vano que dicha ufología se haga ilusiones con la lógica intuicionista, porque fue justamente el lógico y matemático
holandés Arend Heyting (1898-1980), discípulo de Brouwer, quien se encargó de
proporcionar a la lógica intuicionista una sólida base formal y evitar así la
imputaciones de que el intuicionismo lógico era contradictorio y que ella
permitía inferir fórmulas tipo 1 = 0 (similar a las aseveraciones sin sustento
científico de los platillistas sobre que el universo está lleno de vida y que
no podemos ser los únicos seres inteligentes en el cosmos). A estas alturas
quitar a los platillistas su supresión de la ley del tercero incluido es lo
mismo que arrebatarles su creencia en seres inteligentes extraterrestres o
prohibir a los astrónomos el uso del telescopio. La prohibición de la ley del
tercero incluido casi equivale a la renuncia total de una explicación
científica para un fenómeno del macromundo –como son los fenómenos ovnis-. Es
cierto que en los procesos creadores no se tiene por qué seguir a pie juntillas
la ley del tercero incluso. Así, en la expresión estética y en las obras de
arte se da la posibilidad de la imposibilidad, la realidad de la irrealidad y
no se tiene que cumplir la ley del tercero excluido.
Pero
ello no es óbice para que el sentido común trafique con la evidencia de lo
directamente observado y el dogmatismo de las creencias en uso haciendo pasar
lo imaginario o lo aparente como lo real. Es cierto que el propio pensamiento
científico rebasa los límites de la lógica en la inspiración, la intuición y la
imaginación. P. ej., tenemos el conocido experimento mental de Einstein sobre
los relojes. La ciencia se apoya en fenómenos no abarcados por la lógica pero
lo grandes descubrimientos luego se desarrollan por vía rigurosamente lógica.
La intuición y la inspiración no guardan relación ni con el concepto, ni con la
palabra, ni con el razonamiento discursivo en su origen, pero después son
formuladas lógicamente.
Ni
siquiera Hilbert, gran enemigo del intuicionismo de Brouwer, negaba el papel de
la intuición en el conocimiento matemático ni científico. Solamente los
logicistas –enemigos irreconciliables de la intuición- como Russell, declaraban
que la intuición era un aspecto desarrollado del instinto, presente en los
niños, ignorantes y con más fuerza en los perros. Bunge considera a la
intuición como el basurero del intelecto humano.
Pero
al final el logicismo y el positivismo lógico fracasan y se ven en apuros
cuando buscan caracterizar el mecanismo de creación científica prescindiendo de
la intuición. Poincaré fue más incisivo y destacó que en las matemáticas no se
pueden obtener nuevos resultados sólo mediante la lógica y que necesaria
también la intuición. Incluso gracias a la intuición Poincaré pudo promover las
ideas básicas de la topología.
Es
decir, es inevitable recurrir a la intuición tanto en la fase de descubrimiento
como en la de demostración, pero esto no significa que no tengamos que
desarrollar el descubrimiento por vía discursiva y lógica. En cambio la
ufología platillista se limita a poner todo el peso de su argumentación en la
intuición del sentido común y en la evidencia de lo directamente observado,
ignorando que el silogismo hipotético tiene que ser formulado lógicamente y
confirmado para llegar a integrarse al acervo del conocimiento humano. En el
fondo se trata del irrefrenable vicio irracionalista de parasitar en el
fenómeno intuitivo.
Cuánta
razón tenía Russell cuando sostenía que muchas proposiciones evidentes resultan
ser falsas. Y esto es cierto. Ni la intuición puede sustituir a la lógica ni la
lógica a la intuición, no son métodos sustituibles. Pero así como no se puede
vivir con puras conjeturas y destellos tampoco se lo puede hacer con puras
demostraciones. La propia vida humana es una combinación de intuición y lógica,
destello y deducción, y el conocimiento avanza de la misma forma. De este modo
cuando el platillismo se mantiene al nivel solamente de las intuiciones de lo
directamente observado parece llevar una vida de ensoñación e inevidencia
cognoscitiva.
Es
cierto que los teoremas de insuficiencia de Gödel han señalado con precisión
los límites de razón discursiva, pero ello no significa la autonomía completa
de la razón intuitiva, pues ambas se complementan. De modo que el platillista contactismo intuicionista es en realidad
el abuso de los teoremas de incompletud de Gödel.
VIII
Subsiste
también otra confusión de base en las conjeturas ufológicas platillistas y ésta
concierne en torno a la comprensión del término Inducción. Al respecto es necesario subrayar la diferencia
substancial entre la Inducción moderna y la Inducción clásica. La primera es
concebida como método del conocimiento científico de compleja y sustancial
operación que incluye la observación, el análisis, la selección del material,
la experimentación y otros medios. En cambio, la segunda la concibe como el
razonamiento de un conocimiento con menor grado de universalidad a un
conocimiento con mayor grado de universalidad, cuando de algunos casos
particulares se pasa a un juicio universal.
En
este contexto hay que destacar que no toda la ufología es platillista ni toda
la ufología platillista es la ufología. Existe una minúscula, pero seria,
postura ufológica que siguiendo el método inductivo no se precipita a concluir
la existencia de seres inteligentes de otras galaxias que nos visitan en ovnis,
pero junto a ésta se da la vertiente esotérica que hace uso y abuso del sentido
tradicional para efectuar inválidas conclusiones silogísticas y sofísticas.
P.
ej., las premisas “Todos los ovnis son máquinas interestelares, todas las
máquinas interestelares son de una civilización extraterrestre avanzada, todas
las civilizaciones extraterrestres avanzadas viajan hacia la Tierra, en
conclusión todos los ovnis vistos en la Tierra son de civilizaciones
extraterrestres avanzadas”. La conclusión podrá ser auténtica en sentido lógico
pero en sentido ontológico dicha conclusión es inauténtica, o sea ilusoria,
porque no tiene que ver con la realidad sino con la coherencia del razonamiento
formal. Estas abstracciones concomitantes con representaciones y conceptos
idealizados se producen cuando la relación entre el objeto real y el juicio es
confusa y muy indirecta. En este caso se da prioridad a la realizabilidad potencial (inacabada) sobre la realizabilidad actual (acabada), o sea a lo probable sobre lo real.
No decimos sobre lo existente porque
las ilusiones, espejismos y alucinaciones son también existentes pero no son
reales.
No
confundimos el esquema lógico de la neosilogística sofística platillista con el
conocimiento que pretender proporcionar, pues sus elucubraciones no
proporcionan conocimiento sino meramente hipótesis de trabajo. Por lo demás, la
lógica nos enseña cómo se debe pensar
pero no qué se debe pensar. En este
sentido compartimos la valoración escéptica de Kant frente a Leibniz respecto a
la lógica. Para Kant “nadie se atreverá a juzgar sobre objetos mediante la sola
lógica ni afirmar algo sobre ellos sin recoger de antemano datos ponderantes
aparte de la lógica” (Crítica de la Razón
Pura).
De
manera que con el razonamiento platillista está ocurriendo lo que Kant advertía
sobre el destino habitual de la razón, esto es, la especulación racional humana
acaba cuanto antes su edificio y sólo después investiga si sus fundamentos
están bien afirmados, al advertir que no lo están entonces busca toda clase de
pretextos (portales interdimensionales, principio cuántico del complemento,
etc.) para quedar contento de su solidez e incluso excusarse de hacer esa
prueba tardía y peligrosa.
En
otras palabras, el raciocinio ufológico platillista versa, en términos
kantianos, sobre el conocimiento puro pero no sobre el conocimiento empírico.
Esto es, se tratan de especulaciones independientes de la experiencia y la
comprobación científica. Y así han acumulado toneladas de páginas, material
fílmico y fotográfico cuya interpretación viola los principios de la
metodología del conocimiento científico. Y la principal idea a la que no
corresponde ninguna confirmación empírica es la de los extraterrestres.
Aquí
podemos aducir una comparación metafórica: Interpretamos el fenómeno ovni con
los anteojos extraterrestres. De manera que con estas gafas todo ovni se verá
extraterrestre. Lo que en realidad equivale a sostener en filosofía un idealismo objetivo, por cuanto su
doctrina de los extraterrestres concibe un número infinito de substancias
espirituales racionales más antiguas y avanzadas que la nuestra. En el fondo se
trata de obviar el paso de la confirmación
de la metodología científica, entonces ésta desaparece y sólo quedan
suposiciones que son tomadas como la verdad. Así, el método científico
desaparece y sólo quedan suposiciones, o sea renace la vieja idea kantiana de
que la razón dicta sus leyes a la naturaleza.
IX
Aquí
cabe hacer una precisión. Cuando confrontamos continuamente el fenómeno ovni y
su interpretación extraterrestre con el método científico no lo hacemos por
considerar idolátricamente las ciencias empíricas y desestimar otras clases de
ciencias, sino porque el fenómeno ovni se da físicamente y el análisis debe
empezar por la ratio physica,
precisamente porque como fenómeno observable debe sujetarse a la
experimentación. Esto no significa que no se den fenómenos observables que no
se sujeten a la experimentación (fenómenos parapsicológicos), pero en este caso
habría que decidir si su origen es subjetivo u objetivo. Si es subjetivo es una
creación de la mente, si es objetivo es casi como decir que mentes de otra
naturaleza crean estos fenómenos observables pero no sujetos a experimentación.
Ahora
bien, volviendo al aspecto lógico hay que destacar que en el pensamiento de la
Ley del tercero excluido se supone una opción precisa por una de las dos
alternativas que se eliminan recíprocamente. O sea: cada proposición o es
verdadera o es falsa. Ya habíamos señalado sobre la lógica de los estoicos que
el principio de bivalencia era la piedra angular de la ley del tercero
excluido. Pero en la argumentación ufológica platillista se observa la
violación de dicha ley (“sí” o “no”). Así tenemos: Todos los ovnis no son
extraterrestres, algunos ovnis son extraterrestres, luego hay ovnis
extraterrestres. Pero si cada proposición o es verdadera o es falsa, entonces
el ovni no puede ser y no ser al mismo tiempo de origen
extraterrestre. Ahora bien, es cierto que la Ley del tercero excluido está
limitado por la indeterminación del
conocimiento, o sea por el paso de objetos y de algunas de sus propiedades a su
contrario (p. ej., lo nuevo se convierte en viejo, la transitoriedad de la
moda, etc.). Y en tal transitoriedad surge la indeterminación, como también en
el carácter inexacto e incompleto del conocimiento humano.
X
Pero
también cabe preguntarse lo siguiente: Si las leyes lógicas (identidad, no
contradicción, tercio excluido, razón suficiente) funcionan de distinta forma
en el pensamiento logocrático
(imperio del concepto) y en el pensamiento
mitocrático (imperio del símbolo alegórico y mítico) como principios del
raciocinio correcto durante la demostración de los juicios e hipótesis falsos,
entonces porqué no puede funcionar también de modo diferente en el pensamiento
que juzga el fenómeno ovni. Es evidente que la violación de la forma de
funcionamiento de las leyes lógicas induce al error lógico impremeditado
(paralogismos) o consciente (sofisma), pero también se dan al enfrentarse
formas distintas de pensamiento. En este caso solamente un enfoque metalógico
puede dar cuenta del distinto funcionamiento de las leyes lógicas en un período
de la hegemonía del pensamiento mítico y en otro de hegemonía del pensamiento
conceptual.
La
pregunta que se impone es si puede la forma de pensar platillista ser una
renovada forma de pensar mitocrático, adosada con la lógica cuántica de la
incertidumbre y del complemento. En este caso si el estudio del fenómeno ovni
exige sobrepasar las formas conceptuales lógicas para pasar a una forma conceptual mántica y oracular
(como pretende el contactismo), entonces estamos ante un retorno a la forma de
sabiduría mítica, cuyo propósito de saber no es lógico (lo que la cosa “es”)
sino simbólico (lo que la cosa “quiere decir”). De ahí que no sea extraña la forma
de organización comunitaria, religiosa e iniciática que envuelve al platillismo
contactista.
El
contactismo se divorcia del cumplimiento de las leyes lógicas y del
razonamiento correcto logocrático para regresionar al mitocrático como una
reacción a una era racionalista, que reduce todo a la razón, aliena al hombre y
lo empobrece espiritualmente. Es una reacción contra el logos conceptual y una asunción del logos participativo. En este caso no hay duda que la Fe trasciende
a la lógica. Pero también hay formas regresivas de la fe. La fe puede ser un
camino de doble filo para quienes buscar recuperar la espiritualidad en plena
era atea, secular y materialista. En nuestro tiempo el paisaje anímico de la fe
luce debilitada por el exceso de racionalismo, pero también no toda apertura
hacia lo divino es una apertura hacia Dios y muchas veces es un renovado
retorno a un neopaganismo.
Es
muy significativo que el contactismo en su afán por sobrepasar el pensamiento
lógico retrocede en su fe más allá de las grandes religiones que veneran a Dios
(cristianismo, judaísmo, hinduismo, islamismo y budismo) y con ello no sólo
borran el hecho de que no todas las religiones o iglesias son equivalentes,
sino que instauran una nueva idolatría de los “hermanos mayores estelares”, la
cual impide penetrar en el misterio trinitario, sustituye la Revelación e
imposibilita la salvación. Ahora es consistente y comprensible la crítica que
señala el origen demonológico de tales creencias. Pero de cualquier forma es
claro que si bien la Religión nace del horizonte mítico no es lo mismo que el
mito, y el contactismo vacila en terreno religioso para deslizarse hacia el
mito.
El
contactismo nace de una crisis común: la crisis del mito y de la razón a la
vez, es decir, nace de la crisis lógica
del logos mismo que delinean la crisis existencial del hombre
contemporáneo. Y bebe de dos fuentes, a saber, del logos mítico y del logos
holístico de la nueva ciencia. El mito es uno de los modos del ser del
logos. El hombre no puede desprenderse del horizonte mítico, que es lenguaje
participativo y analógico, es un saber ver y oír por encima de la
conceptuación, está abierto a lo trascendente y sobrenatural. Algo similar
sucede con el horizonte religioso, el cual es una saber en el que participa la
pedagogía divina y la revelación.
El
mito da acceso al misterio o revelación natural y permite –aunque no asegura-
la revelación sobrenatural. El logos holístico de la nueva ciencia está abierto
al arte, la religión, el símbolo y a la trascendencia. Es un movimiento de
recuperación del logos de su integridad y polivalencia. Representa también un
reflujo del racionalismo porque la lógica conceptual y discursiva conduce a un
pensar metafórico. La física cuántica demostró la certeza de la incertidumbre y
refutó la determinación causal del determinismo mecanicista.
De
modo que el contactismo platillista nace de la urgencia epocal de restaurar la
integridad del logos humano entre lo conceptual y lo participativo, la razón y
el mito, lo unívoco y lo multívoco, lo lógico y lo iniciático. En una palabra
nace de la fatiga de fe y de razón de
Occidente. El contactismo tiene el mérito de sumarse al movimiento de
búsqueda de iluminar la asunción de la integridad del logos humano, pero al
unilateralizarse en un neopaganismo que se parapeta en la revelación natural o
se fusiona en un confuso sincretismo religioso cuasi gnóstico, termina
derivando hacia un pseudo mito y en la alienación lógico científica que le dio
origen.
XI
En
relación con las limitaciones de la lógica tradicional para dar cuenta de un
pensar no conceptual podemos preguntarnos si la lógica paraconsistente puede ayudar a procesar los datos
contradictorios del fenómeno ovni. En primer lugar hay que decir que la lógica
paraconsistente muestra la posibilidad de existencia de teorías
contradictorias, o sea, en los sistemas de lógica paraconsistente el principio
de no contradicción carece de valor universal.
Como
se sabe, la lógica matemática o simbólica es la segunda etapa de desarrollo de
la lógica formal. Dentro de ella la lógica paraconsistente es una vertiente de
la moderna lógica matemática no clásica,
que tiene por base la tendencia a reflejar por medios lógicos los estados de
cambio o situaciones transitorias, intermedias o de incertidumbre que se
observan en la naturaleza, la sociedad y el pensamiento. En tales escenarios la
acción de dos leyes de la lógica bivalente –tercero
excluido y de no contradicción- es restringida o inaplicable del todo.
Aristóteles
ya señalaba que estas leyes carecían de valor universal, que en acontecimientos
contingentes futuros un juicio no es verdadero ni falso sino incierto, y que en tiempos diferentes
dos juicios contrarios pueden ser verdaderos (Física). Esto significa que debido a la indeterminación de los
intervalos y estados de un objeto en cambio, se requiere de una temporal
semántica paraconsistente que admita la veracidad de A como de no-A. En 1965
el matemático estadounidense Zadech ya había hablado de los conceptos
imprecisos, vagos y no rígidos. Pero sus precursores fueron N. Vasíliev y J.
Lukasiewicz. Como nuevo tipo de lógica lo elaboraron el lógico polaco S.
Jaskowski (1948) y el matemático brasileño Newton da Costa (1958).
La
lógica paraconsistente como muchos tipos de lógicas
no clásicas (modal, polivalentes) además de los valores veritativos de “verdad” y “falsedad” tiene el valor “indeterminado”.
Es decir, a diferencia de las lógicas clásica,
constructiva e intuicionista, la
lógica paraconsistente refleja situaciones no
rígidas de verdad o falsedad. Esto ha hecho que algunos lógicos, como el
alemán C. Wessel, no reconozcan ningún valor a la lógica paraconsistente.
Esta
predisposición de la lógica paraconsistente para dar cuenta de los conceptos no
rígidos, imprecisos, vagos y confusos, basados en la negación del valor
universal del principio de no contradicción, sirve no sólo para explicar el
modo de pensar del mito y del pensamiento ancestral, sino también de la
inteligencia artificial que requiere de valores polivalentes. En el caso de los
datos contradictorios del fenómeno ovni, ayuda a darle consistencia a sus
conceptos aunque sin valor probatorio. P. ej., la observación de una luz
lenticular en plena noche que se mantiene estacionaria por unos segundos en el
cielo y de la cual se desprenden luces esféricas que siguen una misma
trayectoria, para finalmente terminar desapareciendo súbitamente todo el
fenómeno lumínico, se puede dar cuenta de la existencia de un fenómeno real y
objetivo, se puede decir que no es una alucinación de la mente, pero no se puede
señalar con precisión en qué consiste dicho fenómeno. En este caso la lógica
paraconsistente no ayuda para sostener fehacientemente que se tratan de naves
extraterrestres.
XII
Lanzar
un ataque realista contra la silogística ufológica platillista no representa un
rechazo dogmático de la posibilidad de la existencia de la inteligencia
extraterrestre, sino que constituye una exigencia metodológica para que dicho
pensamiento no quede aislado en un problema meramente escolástico y más bien su
verdad objetiva se decida no tanto en la teoría y sí en el terreno práctico.
Existe
una correlación entre una metodología verdaderamente científica con la lógica;
así Parménides fue el primero en recurrir a la demostración y en entregar la
formulación ontológica de la ley de
identidad, Platón elaboró la doctrina de los conceptos, Aristóteles veía
una gran significación metodológica en los razonamientos deductivos, F. Bacon
en los razonamientos inductivos, Russell en la lógica formal, Brouwer en la
limitación de la ley del tercio excluso y en la aceptación de la abstracción
del infinito potencial de la lógica intuicionista. Es evidente que es necesaria
una teoría general que permita elegir cierta orientación metodológica en el
proceso del conocimiento, vinculando esta orientación con diversos sistemas
lógicos.
Ahora
bien, si el fenómeno ovni ofrece datos contradictorios que se plasman en
conceptos no rígidos, imprecisos, vagos y confusos, entonces para una mejor
definición de sus conceptos pueden servir los llamados métodos sustitutos (distinción, aclaración mediante ejemplos,
descripción, caracterización, conjugación de la descripción y la
caracterización). Los métodos sustitutos de la definición de conceptos permiten
caracterizar de modo emocional, figurado y conciso un objeto, contribuyendo a
comprender mejor la esencia del fenómeno.
P. ej., tenemos la descripción
siguiente: Existen algunas fotos de OVNIs incuestionablemente auténticas.
Algunas de las llamadas "fotografías de OVNIs" son realmente
fenómenos naturales (tales como nubes lenticulares y de formas extrañas) o son
agujeros de luz en la cámara o imperfecciones que fueron introducidos cuando el
rollo era desarrollado. Algunas fotos son engaños deliberados realizados por
gente que quiere creer que ha visto OVNIs por cualquier número de razones tales
como fama, dinero o para promover un punto de vista religioso o filosófico.
Algunas de las mejores fotos de OVNIs
fueron tomadas en McMinnville, Oregón, en 1950; en Rouen, Francia, en 1951.
Existen también cintas de vídeo de OVNIs tomadas en la región de Hudson Valley
en Nueva York y en Bélgica. Estas fotos pueden ser vistas en muchos libros
sobre OVNIs disponibles en su biblioteca local. Las fotos no son prueba
suficiente de la existencia de los OVNIs pues ellas son fácilmente trucadas.
Dado
que no tenemos la certeza de que los OVNIs sean naves espaciales, no podemos
estar seguros de que seres de otros planetas estén visitando la tierra.
En toda metodología es necesario insistir en la
comprobación de los resultados obtenidos, no obstante su aparente evidencia y
claridad intuitiva, por ello es necesario detectar la petitio principii de la ufología platillistas que da por sentado la
existencia de máquinas extraterrestres sin comprobación alguna. Por esta razón
la ufología no platillista es partidaria de reconocer, por un lado, la
significativa disminución de avistamientos y reportes ovnis y, por otro lado,
atribuirlas a percepciones erróneas de fenómenos naturales raros o desconocidos
o tecnología militar super secreta hecha por el hombre.
Esto equivale a afirmar que la ufología platillista
tiene predilección por los razonamientos
hipotéticos, mientras que la ufología no platillista se inclina por los razonamientos deductivos, inductivos y
analógicos. De esta forma, el escepticismo que practica la ufología no
platillista es solamente respecto a incurrir a la petitio principii de la ufología platillista, pero no en el sentido
de abstenerse de hacer afirmaciones o negaciones, como pretendía Sexto
Empírico.
Pero lo peculiar de los razonamientos hipotéticos de
la ufología platillista reside en el uso
sofístico de las leyes lógicas. Las infracciones notorias del razonamiento
sofístico fue caracterizado lapidariamente por el comediante ateniense
Aristófanes: mediante subterfugios y discursos torcidos son capaces los sofistas de responder con
cuántas patitas saltan las pulgas (Las
Nubes). Platón también denunció este arte de convertir la verdad en falacia
y confundir en contradicciones al oponente (El
sofista 268 c-d). Y Aristóteles señaló no sólo que era el arte de hacer
dinero con sabiduría aparente, sino que precisó sus métodos: palabras con
sentido variado, confusión de varias cuestiones en una, mezclar lo absoluto y
lo relativo, suplantación de la tesis, anticipación de la razón, etc. (Organon. Argumentos sofísticos y Errores lógicos).
Los sofistas obligaron a los pensadores griegos a
desarrollar minuciosamente la teoría de
la demostración y la lógica en
conjunto. Pues bien, este jinetear gracioso con los argumentos de la arena
dialéctica ha retornado con la ufología platillista, pero lejos de representar,
como en los griegos, flores suntuosas de un racionalismo juvenil y arrojado,
éstos personifican el agostamiento de un hiper-racionalismo provecto y cansado.
El sofista platillista tiene un solo apoyo: su propia idea sobre efectivos
seres extraterrestres, que se constituye en creencia
que es su escudo y su lanza.
La sofistería platillista no puede apoyarse en la pluralidad de las lógicas porque ésta no
anula el núcleo constante y absolutamente necesario de sus leyes, ya sea
adoptado de forma parcial o total. P. ej., sin la ley de no contradicción es imposible distinguir la verdad de la
falsedad y sin ella la lógica deja de ser lógica. Pero es posible negar la
universalidad de la ley de no contradicción porque hipotéticamente es posible
que en mundos distintos no es necesario que tenga el mismo vigor.
Esto significa atentar contra el sanctasanctórum de la
lógica y de la ciencia clásica. Esto significa que la falsedad de un juicio
afirmativo deja abierta la posibilidad de la veracidad de un juicio negativo o
indiferente. La lógica intuicionista criticó la ley del tercio excluso y las lógicas no clásicas restringen o
declaran inaplicables las leyes tradicionales de la lógica clásica para dar
cuenta de situaciones imprecisas. El fenómeno ovni presenta una situación
imprecisa y la sofística platillista consiste en reconocer como verdadero un
enunciado que no corresponde al estado real de cosas.
Mientras Leibniz buscaba una gramática universal
promoviendo el uso de símbolos universales y el cálculo lógico; Wittgenstein
señalaba que el lenguaje natural tiene varias deficiencias (polisemia,
ambigüedad, etc.), por lo cual promovió un lenguaje lógicamente perfecto, cuyo
modelo era el lenguaje de la lógica matemática; y Norbert Wiener, creador de la
cibernética, afirmaba que la principal ventaja del hombre sobre la máquina era
el de poder “operar con conceptos imprecisos”, pero ello no era inaccesible
para la máquina (Dios y el robot. Un
comentario sobre ciertos puntos en que la cibernética tropieza con la religión,
p. 82).
Pero el caso es que los conceptos imprecisos de la mente humana no tienen que llevar
necesariamente a un pensamiento incorrecto y por ello se recurre a los principios
de la lógica clásica (situaciones precisas) y de la lógica no clásica
(situaciones imprecisas). En otras palabras, la exclusión del principio del tercero excluido
en el razonamiento ufológico platillista tiene que ver más con el pensamiento incorrecto que con los
conceptos imprecisos, de ahí que en sus razonamientos sofísticos no coinciden
la autenticidad y la demostrabilidad.
Aquí
hay que señalar que una cosa es la falsedad
y otra cosa es el error. El error es
un momento del proceso del conocimiento ligado a la búsqueda de la verdad. En
cambio la falsedad es el pensamiento lógicamente incorrecto, premeditado
(sofisma) o impremeditado (paralogismo). Es por ello que Aristóteles sostiene
que la falsedad puede representar tanto una invención
de lo que no hubo como una ocultación
de lo que hubo. Ni siquiera las lógicas polivalentes suprimen los valores
veritativos. Y en invención incurre
la sofística de la ufología platillista esotérica
(de los gurús) y en ocultación
incurre la ufología platillista diversionista
(programas militares secretos).
En
consecuencia, el platillismo ufológico (inventivo y de ocultación) incurre en falacias, o sea un tipo de razonamiento
incorrecto pero psicológicamente persuasivo. Hay dos tipos de falacias:
formales y no formales. Las formales
son formas de razonamiento aparentemente válido pero infringen el uso de las
leyes lógicas, y las no formales son
errores de razonamiento que se cometen por falta de atención en el tema o por
la ambigüedad en el uso del lenguaje. Las no formales se dividen en: Falacias
de atingencia (inatingente, ad hominem, ad ignorantiam, ad misericordiam, ad
populum, ad vericumdiam, causa falsa, pregunta compleja) y Falacias de
ambigüedad (el equívoco, el énfasis).
Ahora
bien, la ufología platillista (esotérica y de ocultación) incurre en tres tipos
de falacias nuevas: la Falacia del
Residuo (Existe un reducidísimo número de avistamientos ovnis inexplicados,
por tanto los extraterrestres existen), la Falacia
de la Diversidad (La vida es diversa, por tanto existen en el universo
otras formas de vida desconocidas e inexplicadas) y la Falacia de la Vastedad (El universo es vasto, por lo tanto existe
un enorme número de civilizaciones extraterrestres).
Si
las falacias no formales de atingencia y ambigüedad pertenecen al lenguaje común, en cambio las nuevas
falacias platillistas pertenecen al lenguaje
pseudocientífico ufológico. El lenguaje pseudocientífico platillista es un
tipo de razonamiento incorrecto que resulta persuasivo por manipular el
lenguaje informativo de la ciencia combinándolo con el lenguaje expresivo
común.
Podemos
preguntarnos si la ufología teológica de los sacerdotes Corrado Balducci,
Consolmagno y O’Meara pertenece al platillismo ufológico inventivo e incurre en
tales falacias. Y nuestra respuesta
es afirmativa. Su diferencia con la ufología platillista esotérica solamente es
de grado pero no de sustancia, porque lejos de ser escéptica acepta sin
cuestionar el dogma extraterrestre.
Más
interesante es interrogar si las falacias del platillismo son falacias de atingencia o de ambigüedad. Y nuestra respuesta es que son un caso especial de falacias de atingencia porque se trata de un
razonamiento erróneo basado no en la conexión psicológica, sino en la
combinación manipulada del lenguaje afirmativo de la ciencia y el lenguaje
expresivo común. Pero lo singular de dichas falacias de atingencia, como
veremos más adelante, es que se inserta en la lógica inductiva o
probabilística, adquiriendo con ello una apariencia de verdad.
XIII
El
razonamiento platillista se maneja en su afirmación de seres alienígenas con la
seguridad de un axioma. Veamos si esto les funciona. Como es conocido uno de
los grandes hallazgos lógicos de los griegos fue el método axiomático. El
ejemplo más emblemático son los Elementos
de Euclides y según él los elementos esenciales del discurso racional pueden
descomponerse así:
- Conceptos
primitivos que no se definen;
- Proposiciones
primitivas que no se demuestran;
- Definiciones
de los nuevos conceptos, a partir de los
conceptos primitivos;
- Demostraciones
de las nuevas proposiciones, a partir de las proposiciones primitivas.
El
modelo lógico de los elementos supuso durante siglos el modelo absoluto del
discurso riguroso, hasta el punto que la expresión “more geometrico” era expresión de “método riguroso”. Este modelo
permaneció intacto hasta la revolución axiomática de Hilbert, que resolvía los
avances de la matemática ochocentista. Pero el caso es que en el método
axiomático griego no se esclarece qué es un concepto primitivo ni qué es una
proposición primitiva. Sus términos tienen
una función ambigua, por cuanto representan ilustraciones intuitivas o bien
definiciones auténticas. Por lo que se refiere a las proposiciones primitivas
(representadas por principios comunes a todas las ciencias), Euclides
distinguía entre nociones comunes y postulado, pero el método axiomático
moderno abandonó dicha distinción euclidiana.
Ahora
bien, el platillismo emplea la noción de vida inteligente extraterrestre como
un concepto primitivo, esto es, como
un axioma. Se trata de una proposición que no se demuestra y a partir de lo
cual urden nuevos conceptos y demostraciones. Esto es que para la ufología
platillista la idea de seres extraterrestres
conserva la característica que Aristóteles atribuía al axioma, esto es,
proposición irreductible, principio evidente y fundamento de la ciencia. Por
ello, dicho axioma platillista posee un imperativo que obliga al asentimiento
una vez enunciado y entendido. En suma, estamos para el platillismo no ante una
tesis que requiere demostración, sino ante un axioma o evidencia que se impone
inmediatamente al espíritu.
En
esta orientación subyacen dos problemas. Primero, si la orientación
intuicionista y de autoevidencia del axioma se mantiene frente a la orientación
formalista; y, segundo, si la idea platillista es verdaderamente un axioma.
Sobre lo primero se constata que desde Hilbert se da la axiomatización
formalista de la matemática y de las ciencias, que elude adscribir a ningún
axioma el predicado “es verdadero”. Es decir, axiomatización equivale a
formalización. Dicho formalismo tiene sus variantes: convencionalista,
pragmatista, intuitiva, ideal-formal. Y Gonseth defiende la opinión que los
axiomas son cercanos a la hipótesis. Todo lo cual muestra que el axioma ha
perdido algo de su necesidad. Ya no tienen peso ontológico-material, sino tan
sólo lógico-formal. Sobre lo segundo hay que decir que la idea platillista es
en todo caso un axioma-hipótesis sin peso ontológico y solamente con sentido
formal heurístico.
Es
decir, no tiene que ver con la verdad sino que es solamente una posibilidad
lógica. Nuevamente los griegos son los que nos proporcionaron un concepto
riguroso de la verdad. Aristóteles dice: ”Decir de lo que es que no es, o de lo
que no es que es, es lo falso; decir de lo que es que es, y de lo que no es que
no es, es lo verdadero” (Metafísica,
I 7, 1011, 26-27). Y en Platón también se encuentra el concepto de verdad como
la “correspondencia con los hechos” (Cratilo,
385 b y el Sofista, 263, a, b). Esta
definición platónico-aristotélica quedará asumida por la lógica moderna. Y como
vemos la idea central platillista no resiste la prueba de la correspondencia
con los hechos.
XIV
Desde
Frege la teoría de la deducción tiene un doble abordamiento: sintáctico (prescinde del problema del
significado) y semántico (toma en
cuenta el significado). Desde Frege se habla también de la teoría de la demostración y la teoría
del significado. Ahora bien, mientras el lógico minimalista admite la
posibilidad de contradicciones locales, para el lógico intuicionista clásico la
contradicción es fatal. Por ejemplo, el matemático (teoría de conjuntos) y el
físico (mecánica cuántica) se comportan como un lógico minimalista. ¿Sucede lo
mismo con el platillista? ¿los razonamientos de la ufología platillista y
contactista admiten contradicciones locales suficientemente válidas? Veamos.
En
un sistema lógico minimalista se admiten contradicciones locales y por tanto se
da la consistencia sin la coherencia. Esta distinción corresponde
a una profunda exigencia intuitiva, a saber, la de poder admitir
contradicciones locales, sin que éstas tornen ipso facto inconsistentes a toda la teoría. En este sentido, ¿las
contradicciones que pueden aparecer en las inferencias platillistas dentro de
una lógica minimalista no necesariamente tornan inconsistente a toda su teoría?
Responder afirmativamente equivaldría a sostener que la lógica es a priori o
que las leyes lógicas dependen exclusivamente del raciocinio, careciendo de
contenido o nada tiene que ver con la experiencia. Lo cual no es cierto, de lo
contrario no habrían tres lógicas distintas (clásica, intuicionista y
minimalista). Lo cual nos lleva directamente al fundamental teorema de
adecuación de la lógica clásica elemental. Además, este teorema puede
extenderse a las lógicas fundamentales más débiles (intuicionista y minimal),
no obstante encuentra su ámbito propio en la lógica clásica.
El
teorema de adecuación es la aplicación lógica de la definición aristotélica de
verdad. Fue mérito de Tarski transformar en una definición matemática rigurosa
una idea intuitiva de verdad, profundamente enraizada en el pensamiento común y
del que se sirven nuestros razonamientos continuamente de forma inconsciente.
La semántica tarskiana contempla el problema muy importante de las relaciones
de ciertos conceptos sintácticos fundamentales, como son: coherencia-realizabilidad, demostrabilidad-verdad en una teoría. De
donde resulta que el teorema fundamental de la lógica clásica nos posibilita
una información referente a la cardinalidad
(es decir, al número de elementos) y, por ende, contiene cierto número finito
de teoremas existenciales, lo cual unido al teorema de corrección se puede
decidir si la teoría es realizable. La teoría realizable formulado en el
teorema de Löwenheim-Skolem si bien fue pensado para teorías elementales como
las matemáticas, no obstante, sirve para pensar otros modelos teóricos, como el
platillista, que no consiguen caracterizar la cardinalidad de su universo, es
decir, el número de cosas que hablan. La no-categoricidad representa para una
teoría un fracaso descriptivo. Es cierto que modelos de este tipo son los
llamados patológicos o también
modelos no estándar dentro de la aritmética (en tanto que el modelo intuitivo
se reconoce como estándar).
¿Puede
el razonamiento platillista ser el análisis no estándar de determinadas
realidades en el macromundo? Téngase presente que aunque el análisis no
estándar platillista no logra representar una teoría alternativa, no obstante
presenta tres ventajas:
a)
Notable simplificación en la
presentación de hipótesis que no pueden ser confirmados por medios clásicos;
b)
Posibilidad de aseverar, en una
situación conceptual intuitivamente imaginada, hipótesis que en el lenguaje
científico resultarían difícilmente concebibles;
c)
Mayor flexibilidad respecto al
uso de las hipótesis que hace el científico de los conceptos analíticos, en las
aplicaciones.
En
otras palabras, sólo un desarrollo lógico y formal de las hipótesis por parte
de las inferencias platillistas permite la recuperación de una dimensión
imaginativa profundamente enraizada en el pensamiento humano y asociada con la
sed religiosa de salvación. En otras
palabras, el platillismo no es una teoría suficientemente potente y coherente,
aunque sea consistente, y por eso no puede presentar un razonamiento de verdad
sino tan sólo un deseo de verdad. Ya
en 1902 Russell demostró que la hipótesis según la cual todo concepto es
representable como un objeto conduce a contradicción. En otras palabras la
teoría extensional de los conceptos, que a primera vista parece natural y
razonable, es incoherente. Consideremos efectivamente el concepto “esas luces (y) en el cielo forman parte de la
confederación intergaláctica (y)” descrito
por la fórmula “no pertenecer a sí miso”. De donde se deduce por dictum de omni: y pertenece a y si y sólo
si y no pertenece a y. Lo cual es una contradicción. En
otras palabras, un sistema formal coherente puede contener una definición de
verdad por la que la verdad de una proposición no equivalga a la misma proposición; esta única restricción basta
para evitar las antinomias.
De
manera que las hipótesis platillistas son consistentes pero no coherentes,
porque no logra demostrar plenamente sus propias afirmaciones y por tanto
definir un concepto de verdad; igualmente, no acierta a describir plenamente
como realización propia su universo completo. Es como si se tratase de una
teoría que solamente consigue autodescribirse a trozos pero no en su
integridad.
Es
cierto que, y contrariamente a un prejuicio fuertemente extendido, la
autorreferencia no es de suyo fuente de contradicción, incluso para algunas de
las más importantes teorías científicas resulta inevitable, pero cuando supera
ciertos límites establecidos por los teoremas limitativos de la teoría de la
demostración (teorema de la diagonalización, límites expresivos de los sistemas
suficientemente potentes, límites deductivos, teorema de Tarski, primer y
segundo teorema de Gödel) entonces conduce a desastres.
Ahora
bien, pero consideremos por ejemplo el caso de la siguiente proposición:
“El próximo ovni que se deje ver en la Tierra
aterrizará en el Vaticano para que el alienígena estreche la mano del Papa”.
Este
ejemplo no corresponde a una semántica cuya hipótesis de verdad responda a los estados de verdad de las lógicas
bivalentes. No obstante nuestro caso parece probar la conveniencia de asumir un
estado intermedio de verdad entre lo verdadero y lo falso. En este caso estamos
en terreno de las lógicas polivalentes, probabilísticas e inductivas.
El
problema fue planteado ya por Aristóteles en el famoso ejemplo de la
proposición “Mañana se librará una batalla naval”. Y sobre la cual Lukasiewicz
abrió una polémica célebre. Y a él se debe la elaboración de una serie de
lógicas polivalentes de gran interés. Pero el caso es que estas lógicas
resultan todas subteorías respecto a la lógica clásica, en el sentido de que
todas las leyes polivalentes son también leyes clásicas, pero no ocurre el caso
inverso. Por el contrario, son en muchos casos inconfrontables con la lógica
intuicionista y minimal.
Las
lógicas polivalentes son, como la lógica bivalente clásica, veritativo-funcionales. Un tipo de
lógica polivalente no veritativo funcional se obtiene transfiriendo a la
semántica lógica los conceptos de la teoría de la probabilidad, que obedece a
los axiomas del cálculo de probabilidades. Las lógicas probabilísticas on
inductivas en un comienzo fue considerado como un artificio matemático y no se
ponía en duda que la lógica fundamental fuese bivalente. Pero los avances de la
estadística y de la física impulsaron el desarrollo de los análisis lógicos
aplicados a la problemática de las ciencias empíricas, donde es determinante el
concepto de probabilidad. Esto ha hecho que la consideración de las lógicas
inductivas o probabilísticas girase en redondo, hasta tal punto que la lógica
clásica se considere como de máxima idealización o verdadero artificio
matemático, en tanto que se considera como lógica concreta a la polivalente.
No
obstante, el caso del ejemplo platillista puesto más arriba no es cuestión de
estadística ni de física cuántica sino de comprobación empírica, y mientras eso
no se logre la proposición se mantendrá en el umbral de la conjetura sin
verificación concreta.
Fue
el inglés C. I. Lewis quien a partir de 1912 elaboró una serie de cálculos
ordenados a regular el comportamiento lógico de las locuciones “es necesario
que…” y “es posible que…”. Con ello fundó la lógica modal, que se remonta a
Aristóteles y a la tradición lógica medieval que distinguía los modos con que las proposiciones podían
ser verdaderas: “necesariamente verdaderas”, “contingentemente verdaderas”. Las
lógicas modales demostraron cómo el uso intuitivo de los conceptos de
“necesidad” y “posibilidad” no era completamente unívoco. En realidad, el
análisis lógico de los operadores modales conforma, de manera extremadamente
natural, la idea leibniziana del “mundo posible”: la “verdad de una necesidad”
significaría “verdad en todo mundo posible”, en tanto que “verdad de una
posibilidad” significaría “verdad por lo menos en un mundo posible”.
¿Quiere
esto decir, acaso, que “en el futuro es
posible que un alienígena estreche la mano del Papa”? Pongamos atención en
dos tipos de lógicas especiales, a saber, las lógicas temporales y las lógicas
epistémicas. Una larga tradición mantuvo alejada la dimensión del tiempo de la
ciencia la lógica, incluso la lógica dialéctica había sentenciado que la lógica
formal sería incapaz de asumir el devenir
de lo real. En realidad, los megáricos, estoicos, los lógicos medievales y
lo lógicos árabes habían esbozado formas de lógica temporal, pero ésta comenzó
a existir propiamente desde 1950 con Arthur Prior y Nino Cocchiarella. Pero
también lógica temporal demostró (con sus conectores, cuantificadores e
inferencias) que no resulta posible escapar a situaciones de no univocidad de
los conceptos de “necesidad” y “posibilidad”.
En
otras palabras, que lo “posiblemente verdadero” no puede ser tomado como lo
“necesariamente verdadero”. Y este es justamente uno de los principales errores
lógicos de los razonamientos platillistas, tomar lo “posible” en sentido
unívoco con lo “necesario”, lo cual es incorrecto.
Es
verdad que no existe una lógica temporal única, y por ello el uso correcto de
las inferencias temporales dependerá de la inevitable dependencia de las
hipótesis sobre la estructura del tiempo:
finito o infinito, linealmente ordenado o no, discreto, denso o continuo, si se
incluyen tres (pasado, presente y futuro) o dos operadores temporales (futuro y
pasado), del concepto de “instante”, “átomos de tiempo”, “tempúsculo”, etc. En
otras palabras, una mutación puede implicar una contradicción entre posibilidad
y necesidad, no obstante durar un tempúsculo suficientemente breve, donde se
cumple la univocidad y quedan suspendidos la vigencia de los principios
bivalentes de no contradicción y tercio excluso. Esto significa que puede darse
una contradicción al interior de un tempúsculo. Estos casos parecen confirmar
la integración en la lógica formal de ciertos aspectos de la dialéctica.
Por
su parte, las lógicas epistémicas plantean el problema de una semántica y un
cálculo adecuados para los operadores lógicos justamente epistémicos como: “X
sabe que…”, “X cree que…”, “X piensa que…”. Pero en todo esto surge una
dificultad bastante grave: si es verdadero “X conoce β” y si la implicación “ά
implica β” es una ley lógica, entonces también es verdadero X conoce β. En
otras palabras, cualquiera que conozca los axiomas de un sistema formal dado
conoce inevitablemente todos los teoremas de tal sistema. Lo cual es un resultado
que contrasta con la intuición y el uso común, puesto que en general un
individuo no es omnisciente. Este problema planteado por las teorías de
intensión y las lógicas especiales, construidas para analizar los contextos
indirectos y nacida de la idea semántica de Kripke que la verdad de una
proposición puede depender no sólo de un único estado de cosas sino de un
“sistema de estados de cosas”, lleva a cuestionarse si la mente humana se
encuentra limitada a un sistema de reglas de deducción o hasta qué punto la
mente humana se asemeja a un sistema formal.
Tal
problema abierto por las lógicas epistémicas es importante en lo concerniente a
los razonamientos ufológicos platillistas, en tanto que se tratan de
inferencias que rompen con el sistema de reglas de deducción de la lógica
formal. Esto significa que el contactismo telepático puede darse aunque tan
sólo dentro de una teoría de la probabilidad. No obstante, desde el punto de
vista intuitivo, el conocimiento de la intensión “ovni-platillo-extraterrestre
(OPE)” no presupone de ningún modo el conocimiento de sus diferentes
extensiones en los diferentes momentos históricos: intuitivamente la intensión “ovni-platillo
extraterrestre” se acerca más a una suerte de “idea platónica de OPE” más que a
un conjunto de casos concretos. Tras la acerba crítica de W. van O. Quine se
reconoce la imposibilidad de una distinción de principio, realizada con
criterios puramente formales, entre verdades analíticas (proposiciones cuyo
valor de verdad se determina en virtud de su significado) y verdades sintéticas
(proposiciones cuyo valor de verdad se determina en virtud de su contrastación
empírica). Sin embargo, esto no hace que el uso intuitivo de los conceptos de
“necesidad” y “posibilidad” sean unívocos sino, más bien, permanezcan
multívocos. Con lo cual las inferencias platillistas permanecen en el umbral de
las deducciones formales probables o estados posibles más que reales. Esto
quiere decir que la diferencia fundamental entre el concepto de verdad y las afirmaciones
platillistas viene representada por el hecho que, mientras la verdad goza del
principio del tercio excluso, la relación de afirmación no goza de ella.
Las
teorías de la intensión del significado que cobran impulso con las lógicas
modales (temporales y epistémicas) permiten la metáfora que distingue entre la
“lógica de Dios” (de una mente omnisciente privada de evolución) y la lógica
intuicionista (de una mente ideal en evolución), con lo cual en el terreno de
lo posible se extiende la triple idealización (memoria absoluta, coherencia y
omnisciencia en potencia) respecto de las mentes humanas concretas, hacia las
probables mentes no humanas alienígenas. No obstante, la simple conjetura sin
confirmación si bien sirve para diferenciar entre lo necesario y lo posible,
no es útil para dar una comprensión unívoca a ambos términos. Es decir, en las
verdades analíticas se pueden dar situaciones formales en que no se goce del
principio de no contradicción y del principio del tercio excluso, pero no en
las verdades sintéticas. Esta afirmación parece contradecir la física atómica
de la teoría de los cuantos, la cual se ha ido alejando del determinismo causal
para asumir la regularidad estadística. Pero esto en realidad describe la
consistencia sin coherencia de las lógicas minimalistas, esto es, se admiten
contradicciones locales y se cumple el teorema de Gödel sobre la imposibilidad
de la autojustificación sintáctica. En cambio, las inferencias platillistas
constituyen la autojustificación sintáctica en un mar de contradicciones.
XV
Un
razonamiento platillista, aparentemente de mucho peso, argumenta que si el
universo está lleno de vida es imposible que no existan otros seres
inteligentes y más avanzados que el de la raza humana. Esta inferencia tiene
que ver con la falacia de la vastedad (el universo es vasto, por lo tanto
existe un enorme número de civilizaciones extraterrestres), sin embargo aquí
queremos hacer notar que en esta idea subyace un determinado concepto de
conjunto genérico o infinito, que es de origen intuicionista pero mal combinado
con una extrapolación formalista.
Nos
explicamos. Una idea intuitiva profundamente arraigada en el espíritu nos dice
que el infinito representa una suerte de límite para nuestras medidas y carece
de sentido ir más allá del infinito –como se propuso Cantor para demostrar la
no existencia de números transfinitos más pequeños llamados cardinalidad del
continuo y mayores que el número de los naturales o cardinalidad del
numerable-. Pero una actividad formalista de nuestra mente consiste en explayar
esta intuición matemática sobre todo el conjunto de sistemas formales. Ahora
bien, el deductivismo platillista lo que hace es una extrapolación incorrecta
del mundo del finito, carente de un sentido matemático preciso, para extenderla
a una totalidad en acto. Es como si, sin conocerlo todo, ¡pretende decidirlo
todo! En el fondo de la teoría de un universo lleno de vida inteligente subyace
la confusión entre la “totalidad en potencia” o in fieri y la “totalidad en acto”.
En
realidad, ya nosotros habíamos advertido en una obra anterior (Ovni: mitoide encubridor de la carrera
armamentista, 2015) que los resultados primeros y optimistas de la ecuación
de Drake, después de un ajuste de variables, confirmaban la paradoja escéptica
de Fermi y, en consecuencia, los resultados vendrían a corroborar la
indecibilidad de la hipótesis de un universo lleno de vida y la incapacidad de
estas teorías para resolver el problema de la existencia de civilizaciones
extraterrestres.
XVI
Pero
ante todo el análisis expuesto tenemos que preguntarnos si no será que el
análisis lógico (sintáctico y semántico) no se aplica a las hipótesis
platillistas, por tratarse de una clase privilegiada de teoría perteneciente
más a las ciencias empíricas que a las ciencias formales. Este tipo de
tratamiento puede tener el máximo significado para teorías abstractas como las
matemáticas, ¿pero no será que va perdiendo interés, aunque no corrección, a
medida que se aleja del caso de las ciencias abstractas? ¿Axiomatizar una
teoría física no es una actividad cuando menos inútil, un puro ejercicio
formal, que puede acarrear una peligrosa deformación de los caracteres
peculiares de la teoría en juego? ¿Acaso un ovni no es un objeto físico
susceptible de un análisis empírico en vez de lógico?
No
obstante, debemos el desarrollo sistemático de una semántica de las teorías
físicas a Patrick Suppes, Joseph Sneed y a Marian Przelecki, en el cuadro
conceptual de la teoría abstracta de los modelos. Abrir la teoría de los
modelos hacia la problemática de las ciencias empíricas es una tendencia
contemporánea. Se trata sencillamente en el caso ovni de determinar un nuevo
concepto de estructura física como componentes esenciales de un análisis lógico
riguroso, así como determinar una familia de estructuras, un modelo estándar de
análisis, funciones que correspondan a las magnitudes tiempo, espacio, masa y
fuerza, y las condiciones que se imponen a los elementos de esta familia de
estructuras que correspondan a los axiomas de la mecánica ya sea clásica o
cuántica.
Pero
lo inusitado del caso es que el comportamiento del objeto ovni parece disfrutar
de las propiedades del ámbito microscópico cuántico en el ámbito macroscópico,
y si todavía no se ha determinado la necesidad de una lógica cuántica cuánto
más lejos no se estará de determinar una lógica cuántica para fenómenos
macroscópicos. En realidad, aun cuando en un primer momento pareció que la
mecánica cuántica sugería una lógica fundacional, distinta de la lógica
clásica, la intuicionista y la minimal, resultó ser una sublógica de la lógica
clásica, donde se viola el principio de propiedad distributiva de la conjunción
respecto a la disyunción y su forma dual. Se llegó incluso de sostener que el
experimento del interferómetro de
agujeros era un experimento crucis que separaba la lógica de la microfísica
de la lógica de la macrofísica. Sin embargo, el fenómeno del interferómetro
admitía una explicación coherente dentro del ámbito de la lógica clásica, a
condición de que se aceptase el principio extralógico y no lógico, donde el
concepto de objeto físico microscópico no goza de todas la propiedades del
ámbito macroscópico.
En
otras palabras, la lógica cuántica no es necesaria para la mecánica cuántica,
para ello basta enriquecer la lógica clásica con nuevos conectores lógicos
capaz de definir los conectivos cuánticos. Por lo demás, la lógica cuántica puede
definirse de modo natural dentro de situaciones teóricas tipo indeterminista.
De modo que el fenómeno ovni, ya sea que obedezca a la mecánica clásica o cuántica,
sigue estando en gran parte determinado dentro de un problema típicamente
lógico. ¿Puede influir el fenómeno ovni en la lógica?
XVII
Aquí
no se trata de determinar cuál sea la lógica adecuada respecto al pensamiento
intuitivo, todo hace pensar que los seres humanos no hacemos uso de una lógica
privilegiada sino, por el contrario, usamos lógicas distintas (clásica,
intuicionista y minimal) en contextos diferentes. ¿Pero lo mismo sucedería en
probables seres extraterrestres? No lo sabemos, pero podemos suponer que sí. De
lo contrario, cuando un ser terrestre se sirve de una lógica clásica al ser
extraterrestre que se sirviera de una lógica intuicionista le parecerá que
incurrimos en confusiones ilícitas, incapaz de realizar ciertas inferencias y
viceversa. La misma situación hipotética se suscitará en caso de emplear el
extraterrestre una lógica polivalente, a nosotros nos parecerá un ser limitado
desde el punto de vista deductivo pero a ellos les pareceríamos unos locos
ilógicos. Esto sirve para ilustrar que el individuo que rechaza el principio de
no contradicción puede comprender y justificar la lógica de quien exige el
principio de no contradicción.
Sin
embargo, muchas razones inducen a pensar que un ser inteligente difícilmente se
identificaría con un único sistema formal, y, por el contrario, eche mano de
lógicas distintas en diferentes situaciones. O sea la actividad racional de un
ser inteligente se asimila a un sistema múltiple de sistemas formales, a no ser
que se tratasen de androides o robots sin valores polivalentes.
Es
decir, la razón, humana o no, tiene una estructura versátil que le permite en
contextos distintos emplear diversos dinamismos lógicos para captar relaciones
o una nueva región de objetos. Mérito de Francisco Miró Quesada es haber
señalado que no existe una razón lógica y una razón científica, sino que sólo
existe una sola razón, de carácter timética y no epistémica, dado que se maneja
bajo el principio de simetría y no arbitrariedad. No obstante, a esto nosotros
podemos oponer que lo asimétrico, injusto y arbitrario también es racional e
incluso puede ser distinto, como efectivamente lo es, para un occidental y un
no-occidental. De ahí el peligro de un proyecto autotélico y la ventaja, más
bien, de otro cosmo-antropotélico. De ahí que la razón sea básicamente
contingencia y libertad, antes que simetría y no arbitraried.
De
manera que una inteligencia extraterrestre no puede influir significativamente
en la lógica porque su actividad racional también emplearía lógicas distintas
para diferentes situaciones. Esto debilitaría el argumento de la “no
intervención” en los asuntos terrícolas y conduciría, más bien, a la negación
directa de su existencia (lo cual no niega la tesis demonológica, al contrario,
la confirma).
CODA
FINAL
Finalmente,
es posible sostener que si la lógica (tradicional o simbólica) es la ciencia
filosófica de las leyes y formas del pensamiento correcto como medio para la
cognición del mundo objetivo, entonces hay que hacer una consideración
pentafronte de la ufología platillista (creyente o diversionista):
- En lo civilizacional es una búsqueda de la reintegración del logos
humano;
- En lo cultural es un efecto de la crisis del logos occidental;
- En lo espiritual
es refugio de una fe neopagana;
- En lo formal al incurrir en razonamientos falsos y sofismas viola
las reglas del raciocinio correcto, no refleja la realidad y no contribuye
al estudio de las regularidades del mundo objetivo, por tratarse de afirmaciones que no gozan del
principio de tercio excluso; y
- En lo lingüístico las falacias del platillismo constituyen un lenguaje pseudocientífico ufológico,
son un caso especial de falacias
de atingencia, constituye un razonamiento erróneo basado en la combinación
manipulada del lenguaje informativo de
la ciencia y el lenguaje expresivo
común.
- En lo referente a la idea
de infinito prefiere el concepto cantoriano de la “totalidad en acto”
sobre la totalidad in fieri, convirtiendo una posibilidad en realidad
por mero ejercicio deductivo.
- Las inferencias platillistas
hacen uso unívoco de los conceptos de “necesidad” y “posibilidad”, con lo
cual permanecen en el umbral de las deducciones formales probables o
estados posibles más que reales.
- Las inferencias
platillistas no gozan del principio del tercio excluso. Así, no tienen que
ver con el concepto de verdad y sí
con meras afirmaciones que no
gozan de ella.
- Las teorías de la
intensión del significado que cobran impulso con las lógicas modales
(temporales y epistémicas) permiten la metáfora que distingue entre la
“lógica de Dios” (de una mente omnisciente privada de evolución) y la
lógica intuicionista (de una mente ideal en evolución), con lo cual en el
terreno de lo posible se extiende hacia las probables mentes no humanas
alienígenas. No obstante, la simple conjetura sin confirmación si bien
sirve para diferenciar entre lo necesario
y lo posible, no es útil para
dar una comprensión unívoca a ambos términos.
- Si los seres racionales no hacen uso de una lógica privilegiada, sino que en diferentes situaciones echan manos de distintas lógicas, entonces la comunicación posible entre un ser inteligente terrestre y otro extraterrestre es perfectamente posible, por lo cual la política de “no intervención” de las supuestas inteligencias extraterrestres no tiene sentido y niega directamente sus existencia.
- Mi posición que quede bien clara. Los Ovnis y los ET son una coartada bien planeada para disimular la costosa e ilegal militarización del espacio por parte de las potencias.
Bibliografía
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metodología de las ciencias deductivas, Trad. De Rodríguez Bachiller y
Fuentes de la 1° ed. Inglesa en Espasa Calpe,
1951.
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