viernes, 5 de enero de 2024

RESEÑA DE "EN TORNO AL UNIVERSALISMO FILOSÓFICO" POR RODOLFO SÁNCHEZ GARRAFA

 

EN TORNO AL UNIVERSALISMO FILOSÓFICO POSTULADO POR GUSTAVO FLORES QUELOPANA

Rodolfo Sánchez Garrafa

“En torno al universalismo filosófico” (IIPIAL 2023) es una de las más recientes entregas bibliográficas del filósofo, poeta y escritor Gustavo Flores Quelopana.* Se trata de una obra de crítica, pero a la vez de propuesta filosófica, en la que el autor hace una presentación resumida de sus propias tesis en torno al estatus filosófico de la denominada –no sin cierta mezquindad– “cosmovisión” de culturas tradicionales como la andina. Su convencimiento tiene una claridad meridiana: el pensar mítico es un pensar filosófico.

Para abordar la temática, nuestro filósofo, sigue un camino autoinquisitivo. El preguntarse a sí mismo es un proceso personal, que permite formular respuestas propias a preocupaciones fundamentales, apelando a los conocimientos que se dispone, a las experiencias vividas y a los estímulos recibidos que se pueda considerar pertinentes a los hechos o situaciones examinadas. Digamos que, por esta vía, el resultado cuenta con las mayores probabilidades de mostrarse riguroso y estructurado.

Lo primero a destacar es la entereza con que Flores Quelopana expone los fundados argumentos que le permiten cuestionar el etnocentrismo occidental, que a muchos lleva a repetir una postura excluyente solo para sentirse pertenecientes al primer mundo. No hay concesiones en el manejo conceptual propuesto: No existen sociedades sin filosofía, la actitud filosófica es consustancial a la condición humana; no hay cultura que no haya desarrollado una filosofía; la filosofía es metafísica en última instancia, y cuando no lo es se degrada; la mitología es una metafísica primera y la metafísica es una mitología segunda, todas las grandes filosofías tienen intención mítica; se puede hacer una distinción filosófica entre noema (contenido) y noesis (acto) del filosofar; el acto o noesis del filosofar es universal, en tanto que su noema o contenido es particular; la noesis es la capa originaria de la filosofía, respecto a la cual el noema es una expresión derivada o secundaria; el filósofo debe incitar a pensar y no tratar de imponer una filosofía determinada.

Como se puede ver, se extiende ante nosotros un amplio campo desbrozado que nos proporciona necesarios asideros filosóficos a quienes compartimos el empeño en descolonizar el pensamiento de los pueblos originarios o primarios de América, dígase Abya Yala. El apoderamiento de nuestra propia personalidad cultural, pasa por el desarrollo de una autoestima colectiva compartida por ser quienes somos, por tener la historia que tenemos, por pensar como pensamos y no necesariamente como otros desean que lo hagamos.

Téngase en cuenta, sin embargo, que esta afirmación en Flores Quelopana tiene una ineludible condición dialogante, en pos de una nueva filosofía de síntesis que no esté hipotecada al concepto eurocéntrico de filosofía. Para ello, examina lo que llama “las olas asuntivas de una nueva meditación sobre lo precolombino”: 1) la equivalencia temprana entre el saber amáutico y el saber filosófico, 2) el supuesto carácter práctico de la filosofía tawantinsuyana, y 3) de un lado, la monoculturalidad eurocéntrica y, frente a ésta, el nativismo de valoración del saber precolombino. A partir de estos antecedentes, deslinda el universo filosófico eurocéntrico respecto a la propuesta de un universalismo filosófico existencial que es el sostenido por el autor.

Gran tarea intelectual la cumplida por Flores Quelopana, ante la cual de momento solo considero indispensable hacer algunas acotaciones discutibles: 1) Ponerse en condiciones de participar con equidad en una diálogo de saberes, con vistas a construir un  universalismo filosófico inclusivo, demanda pasar por una afirmación colectiva intracultural; tenemos que  mirarnos culturalmente hacia el interior de nuestra propia individualidad y de nuestra propia cultura, intentando conocernos y valorarnos social y culturalmente nosotros mismos, este es el empoderamiento cultural con el que culmina la endoculturación de todo individuo en cualquier grupo social, lo contrario es una incompletitud que nos debilita. La intraculturalidad promueve la recuperación, fortalecimiento, desarrollo y cohesión al interior de las culturas de las naciones y pueblos indígenas originario campesinos, comunidades interculturales y de otras procedencias para la consolidación de estados plurinacionales, inspirados en principios de igualdad, solidaridad, complementariedad, alentada por la reflexión filosófica como base de un diálogo intercultural en equidad. 2) Desde un punto de vista antropológico contemporáneo, decir que nuestra cultura (se entiende andina o, en su caso andino-amazónica) es simbiótica e integracionista, no es lo mismo que decir “somos mestizos”. Un asunto abordado como cultural no puede ser tratado como biológico, y eso es lo que pasa con el concepto de mestizaje de la cultura. Quiérase o no el concepto “mestizo” es racial, lo mismo que la idea de “hibridismo” es biológica y, en última instancia, genética. El concepto de mestizaje de la cultura, le hace flaco favor al reconocimiento de las diversidades culturales, puesto que éstas no son estáticas en sí sino que se hallan en continua transformación, es decir, sometidas a una reelaboración que no sigue el patrón de los cruzamientos genéticos.

Un planteamiento por demás interesante de este filósofo, y que debería trascender, es el requerimiento de un giro copernicano que le hace al pensamiento filosófico occidental, en cuanto a su absoluto apego al principio de identidad, cuando de por medio están la dialéctica de los opuestos, la coincidencia de los opuestos, la dialéctica de los contrarios, y eso en la misma línea occidental; no se diga ya, en las perspectivas de otras vertientes culturales del pensamiento, como la china que tiene la noción de dualidad interactiva del yin-yang, o las precolombinas andino-amazónicas con la dualidad complementaria interesada en la armonía de los opuestos.

Es comprensible que, en un marco de consideración por todas las tradiciones filosóficas, quepa el diálogo en equidad; lo que no es admisible es un nativismo etnocentrismo separatista, cuya medicina puede ser tan dañina como el mal propagado por la hegemonía del universalismo colonialista de occidente. Entonces, nuestro quehacer presente y futuro recae en la tarea de pensar, que no es incumbencia exclusiva del filósofo sino de todo ser humano, y tenemos que asumirlo con espíritu crítico y constructivo. Esa es una aproximación provechosa a un deseable universalismo filosófico existencial.

*Gustavo Flores Quelopana (Lima 1959), filósofo peruano, autor de una importante obra crítica sobre la filosofía posmoderna y figura clave en el debate actual sobre la existencia de las filosofías ancestrales, entre ellas la precolombina. Ha ejercido la presidencia de la Sociedad Peruana de Filosofía, es Past-Presidente de la Sociedad Internacional Tomás de Aquino, Presidente del Instituto de Investigación para la Paz, Cultura e Integración de América Latina, ha sido distinguido como Miembro  Honorario del Colegio de Profesores del Perú, Miembro de la Sociedad Internacional Antenor Orrego, de la Sociedad Internacional de Filosofía Andina, y de la Sociedad Andina de Estudios Kantianos. Es, además, poeta, narrador, novelista, conferencista y editor.  



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