Daniel Hidalgo ofrece un examen de los hechos de la Revolución de Trujillo de 1932 consiguiendo demostrar que Haya nunca estuvo preparado para lo militar, de ahí que prefiriera la vía golpista que la insurreccional. Además, testimonia que existía un distanciamiento entre la dirigencia política del Apra y los líderes de la revolución, cuyo verdadero impulsor fue el Búbalo Barreto. La verdad es que la propia dirigencia política del partido aprista fue sorprendida por la vía insurreccional de la masa aprista. Sus dirigentes quedaron paralizados ante la falta de convicción de su líder máximo. Su instintiva desconfianza ante el peligro de transformaciones comunistas por parte del sector obrero paralizó su apoyo y el de toda la dirigencia política del Apra. 1932 hizo que cayera la careta insurreccional de Haya de la Torre para dejar ver su verdadero rostro reformista.
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