martes, 9 de mayo de 2017

ANOMIA POSMODERNA

ANOMIA POSMODERNA
Gustavo Flores Quelopana
Sociedad Peruana de Filosofía
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Sinopsis
El filósofo esloveno Slavoj Žižek ha formulado una objeción contra el pensamiento posmoderno y contra su perenne reivindicación del pluralismo. Žižek considera que la posmoderna sociedad pluralista y ubicuamente tolerante liquida todo antagonismo radical, tacha también cualquier diferencia real dentro de sí, e impide la revolución. Para el filósofo español Quintana Paz la crítica de Žižek se decide por un Uno aún más estricto: el Uno de la única diferencia, el único antagonismo “real”, al margen de lo que quieran considerar principal los agentes sociales.
La crítica materialista-marxista de Žižek es considerado por Quintana como acertada, pero su experimento de establecer el antiguo criterio único de exclusión es fallido. La propuesta de Miguel Ángel Quintana desde la filosofía posmoderna considera que la crítica marxista contra el “pluralismo” posmoderno sirve para analizar en qué sentido es posible y qué debe postergarse. Si el pluralismo posmoderno se entiende como un “todo vale”, entonces no es ni puede ser en ese sentido “pluralista”. Es cierto que el “pluralismo irrestricto” queda aminorado.
Sin embargo, los valores de pluralismo, tolerancia y límite único del amor resultan impotentes contra la silenciosa racionalidad totalitaria del mercado, no elimina el quietismo ante el statu quo, así la hermenéutica no se consagra en nihilismo positivo y emancipador porque no puede transformar el autoritarismo económico.

Introducción
El filósofo esloveno Slavoj Žižek ha formulado una objeción contra el pensamiento posmoderno y contra su perenne reivindicación del pluralismo (ya sea este epistemológico, moral, político, estético). Pero a su vez el filósofo español Miguel Ángel Quintana ofrece una refutación desde la filosofía postmoderna que persigue precisar el pensamiento posmoderno para que resulte coherente consigo mismo.

  1. La objeción de Slavoj Žižek

La posmodernidad favorece sólo un pluralismo aparente porque al elogiar la pluralidad de modos de vida, principios epistémicos, normas éticas, configuraciones políticas o pluralidad de las interpretaciones de la realidad, no pone en peligro al statu quo, establece en la praxis un nuevo tipo de identidad e igualdad, la identidad fonológica de vacía tolerancia mutua a múltiples perspectivas e interpretaciones presuntamente “plurales” pero iguales en lo fundamental: en su capacidad de convivir y respetarse acrítica y recíprocamente unas a otras (Slavoj ŽIŽEK: Bienvenidos al desierto de lo real. Aleph pensamiento: Aleph.net.art).

1.1La Crítica del filósofo esloveno Slavoj Žižek a la “sociedad sin antagonismos”
El filósofo esloveno Slavoj Žižek es penetrante al formular este tipo de acusación:

“Filósofos tan distintos como Alain Badiou y Fredric Jameson han señalado, a propósito de la actual celebración de la diversidad de estilos de vida, cómo este crecimiento de las diferencias reposa en un subyacente Uno, esto es, en la radical obliteración de la  Diferencia,  de  la  brecha  antagonista…En  todos estos casos, en el momento en que introducimos la “creciente multitud”, lo que estamos diciendo en efecto es exactamente lo opuesto, la subyacente Mismidad [Sameness] que lo invade todo; es decir, la noción de una brecha radical antagonista que afecta al cuerpo social entero es obliterada: la sociedad sin antagonismos es aquí el “contenedor” realmente global en el cual hay suficiente espacio para toda la multitud de comunidades culturales, estilos de vida, religiones, orientaciones sexuales...”(Ibid)

Žižek considera que la posmoderna sociedad pluralista y ubicuamente tolerante liquida todo antagonismo radical, tacha también cualquier diferencia real dentro de sí, e impide la revolución.

La posmodernidad niega en la sociedad el enfrentamiento revolucionario, binario e irreconciliable,  la fisura entre dos orillas enfrentada, así no podemos hablar más que de una unidad monolítica (la Sameness), más o menos camuflada bajo el aspecto de una pluralidad creciente. Žižek lo explica así:

“Existe una razón filosófica muy precisa por la cual el antagonismo debe residir en una díada, esto es, por qué la “multiplicación” de las diferencias reafirma al subyacente Uno….En un análisis dialéctico tenemos que buscar a las especies excepcionales que dan cuerpo de manera directa al género en sí: la verdadera Diferencia es la “imposible” diferencia entre esta especie y todas las demás… Cuando la díada antagonista es reemplazada por la evidente “creciente multitud”, la brecha que se halla así obliterada es no solamente la brecha entre el contenido diferente dentro de la sociedad, sino la brecha antagonista entre lo Social y lo no Social, la brecha que afecta la verdadera noción Universal de lo Social. En este universo de la Mismidad [Sameness], la manera principal de la apariencia de la Diferencia política es generada por el sistema bipartidista, esa apariencia de la opción en la que básicamente no hay ninguna…Esta opción política no puede sino recordarnos el problema que sentimos cuando queremos un edulcorante artificial en una cafetería norteamericana: la siempre presente alternativa de bolsitas azules y rojas, en donde casi cada uno tiene sus preferencias (evite las rojas, tienen sustancias cancerígenas, o viceversa...) y este apego ridículo a la opción de cada uno no hace sino acentuar el absoluto sin sentido de la alternativa…Por supuesto, la respuesta emerge sólo a medida que la sociedad es aún percibida como totalidad: ¿no fue acaso Adorno quien dijera que contradicción es diferencia bajo el aspecto de identidad? De modo que la idea es que con la era posmoderna, el retroceso de la identidad de la sociedad involucra simultáneamente el retroceso del antagonismo que parte en dos el cuerpo social; lo que recibimos a cambio es el Uno de la indiferencia como el medio neutral en el cual la multitud (de estilos de vida, etc.) coexiste. La respuesta posmoderna a esto sería que el antagonismo radical emerge de la teoría materialista a esto es demostrar cómo este verdadero Uno, este territorio en común en el que múltiples identidades florecen, reposa de hecho en determinadas exclusiones, y está sostenido por un invisible quiebre antagónico (Ibid).
 
1.2La emergencia de un nuevo “todo”: el Uno de la Mismidad
Esta cita explica el tesis de Žižek: cuando se anula toda oposición binaria en la sociedad, o cuando la hacemos insignificante entonces se permite que surja un nuevo “todo común” (el Uno de la Sameness). Esa unidad queda definida por parte de ciertos miembros hegemónicos del cuerpo social (agentes o prácticas tolerantes a la manera que recomiendan los postmodernos) que encarnan mejor que otros el modelo único que se ha logrado implantar de modo exclusivo y excluyente como “lo Social” y “Universal”.

Žižek (1999) cita a Ernesto Laclau, para el cual “es inherente a su noción de hegemonía la idea de que, entre los elementos particulares (significantes) hay uno que directamente «colorea» el significante vacío de la universalidad imposible en sí misma, de manera que, dentro de esta constelación hegemónica, oponerse a este significante particular equivale a oponerse a la «sociedad» en sí”. Para Laclau son los elementos hegemónicos y para Žižek  son las “especies particulares” las que encarnan el género que se ha convertido en la nueva autoridad normativa para toda la sociedad y en la mejor expresión del Uno.

1.3La opresión de la multiplicidad
La diferencia radical, la “brecha” que divide binariamente la sociedad permanece, aunque quede “obliterada” y disfrazada mediante el elogio de una sola de sus rostros, la faz hegemónica (la “tolerante”, aquí): se trata precisamente de la brecha que existe entre ese modelo privilegiado y todos aquellos agentes que no pueden aspirar a él, que están excluidos a priori de su alcance. (En nuestro caso, se trataría de la brecha entre quienes pueden disfrutar de la universal tolerancia posmoderna y la de aquellos que, por causa de haber sido excluidos de diferentes formas de esa entente, no pueden hacerlo).

La tarea de una filosofía “materialista” como la que Žižek propone sería la de revelar tal quiebre y sus exclusiones, para desmentir la pretendida universalidad del modelo Uno, el “de la multiplicidad”, al denunciar la opresión que ejercita sobre aquellas diferencias que no caben en él (en nuestro caso, aquellas alternativas radicales que se oponen a la pacífica tolerancia mutua postmoderna de la que hoy sólo pueden disfrutar algunos).

2. Crítica de Quintana a Žižek y la antigua uniformidad
Para el filósofo español Quintana Paz la crítica de Žižek se dirige sobre un aspecto cardinal del pensamiento social contemporáneo: la consideración de la sociedad conforme a un único criterio dualista, de “excluidos” e “integrados”. Pero las exclusiones son múltiples, y por lo tanto todos estamos en algún sentido “marcados”, así como todos estamos en algún sentido integrados. Žižek (2005) opta por un criterio dualista, con el fin de escapar a la unidad forzada que implica la segunda alternativa.

Detrás de la aparente denuncia del Uno que subyace a las múltiples pertenencias de tolerancia resulta monolítico y excluyente privilegiar sólo un criterio que divida en dos a la sociedad. Žižek se decide por un Uno aún más estricto: el Uno de la única diferencia, el único antagonismo “real”, al margen de lo que quieran considerar principal los agentes sociales. Žižek bajo la justificación de la denuncia del uniformismo de la tolerancia, no hace sino devolvernos hacia una antigua uniformidad, la que decide metafísicamente que la diferencia y el antagonismo relevante es sólo uno. Su aparente apuesta por desmontar la Unicidad posmoderna   se   queda   en  una  reivindicación  de  otra vetusta Unicidad: la Unicidad del Criterio Único que divide la sociedad en dos; y por tanto parece contradictorio unirse a este filósofo en la crítica al Uno postmoderno por el mero hecho de que este sea Uno, si lo único que se va a hacer al final es reinventar otro Uno arcaico.

2.1 Crítica certera, propuesta fallida
Para Quintana, Žižek quiere escapar a la monotonía del Uno posmoderno pero volviendo a un fundamentalista Criterio Único que estipule qué exclusión es la verdaderamente interesante.

La crítica materialista-marxista de Žižek es considerado por Quintana como acertada, pero su experimento de establecer el antiguo criterio único de exclusión es fallido. Cuando la posmodernidad parece favorecer una pluralidad de interpretaciones que sean tolerantes las unas para con las otras, un nuevo principio de tolerancia no violenta quiere hacerse categórico para el mayor número posible de trasfondos interpretativos.
Tal principio es un nuevo rasgo unitario que desmentiría la absoluta pluralidad entre diferentes trasfondos interpretativos:

“Se puede ser como se quiera a condición de que se sea uniforme en la tolerancia hacia los demás y en el fondo de la conciencia las interpretaciones no tengan fundamentos absolutos últimos” (¿Cuán plural es el pluralismo posmoderno?).

La pluralidad que defendería la posmodernidad es una pluralidad tímida y por consiguiente quedarían fuera de ella cuantos no son postmodernos.

2.2 Propuesta posmoderna de Quintana Paz: el pluralismo concreto
La propuesta de Miguel Ángel Quintana desde la filosofía posmoderna considera que la crítica marxista contra el “pluralismo” posmoderno sirve para analizar en qué sentido es posible y qué debe postergarse. Si el pluralismo posmoderno se entiende como un “todo vale”, entonces no es ni puede ser en ese sentido “pluralista”. La máxima “todo vale” tampoco queda absuelta de la acusación de limitar la pluralidad: pues privilegia el quietismo ante el statu quo, y hurta a cualquier pretensión normativa la posibilidad de resultar legítima que lo ya dado de facto.

Desde el momento en que “no todo vale”, evidentemente ciertas formas de lo plural se privilegian, y otras se desprecian. Es cierto que el “pluralismo irrestricto” queda aminorado. No se trata no de buscar un principio que favorezca un pluralismo sin ningún tipo de restricciones. Se trata que la restricción del pluralismo sea la mínima posible, si es que consideramos aún la tolerancia como una virtud respetable, hay que restringir al mínimo el pluralismo tolerante: sólo se excluye de ella a aquellos que se excluyen de ella. Es decir, aquellos que intentan extinguir el pluralismo violentamente. La única uniformidad es el desprecio de la uniformidad que intentan imponer los agentes violentos; la única concordancia universal es el reparo ante la concordancia universal; el único rasero que les limita es una talla suficientemente pequeña como para que no acaben extirpando a los demás miembros de esa pluralidad. Sólo hay una “mismidad” que se les propone a todos: el refreno hacia el totalitarismo o impulso violento de una total “mismidad”. Se intenta silenciar  las prácticas violentas que tratan de silenciar.

La propuesta es un pluralismo bien concreto, limitado sólo por su anhelo de erradicar cualquier reducción violenta del mismo: lo que Vattimo (1996) ha llamado “el límite de la caridad”, que deja fuera de las posibilidades plurales las posibilidades violentas.

3. La crítica de la crítica
Para Quintana, Žižek ayuda a reconocer que la posmodernidad no deberá implicar nunca un pluralismo sin límites, amorfo, lleno de imprecisiones. Para Žižek el pluralismo posmoderno no pone en peligro el statu quo al establecer la identidad de las interpretaciones plurales.

El vattimiano “límite de la caridad” invocado por Quintana, que se impone a la pluralidad posmoderna con su imprescindible correlato de “dejar hacer” a los demás cuanto quieran, con tal de que no atenten contra ese mandamiento del amor, resulta inocuo ante la violencia de la globalización de las multinacionales sobre las ¾ partes de la humanidad.

Los valores de pluralismo, tolerancia y límite único del amor resultan nulos contra la silenciosa racionalidad totalitaria del mercado. Así, la hermenéutica no se consagra en nihilismo positivo y emancipador, sino en un conservadurismo anómico o comportamiento social desviado.

Vattimo (2003) sostiene que la única racionalidad es la racionalidad histórico-interpretativa con su condición de no fundamentación, pero el “límite de la caridad” sería un límite fundante y absoluto para toda realidad y verdad.

El pluralismo concreto de la hermenéutica posmoderna, como plantea Quintana, no sólo diluye la violencia de la pluralidad, sino que perpetúa en la práctica la propia idea distorsionada de moral, justicia y libertad que tienen las megacorporaciones en el diálogo social.

El “todo vale” posmoderno limitado sólo a extirpar la violencia totalitaria equivale a una justificación para dejar intacto toda estructura económica fuerte –como los monopolios del hiperimperialismo-, resolviéndose así en un conservadurismo camuflado de tolerancia.

La crítica marxista del filósofo esloveno Slavoj Žižek tiene el mérito de revelar el carácter  totalitario del aparente “pluralismo” posmoderno en los modos de vida, principios epistémicos, normas éticas, configuraciones políticas y pluralidad de las interpretaciones de la realidad, al terminar estableciendo un nuevo tipo de identidad, de vacía tolerancia mutua a múltiples perspectivas presuntamente “plurales”, pero iguales en lo fundamental: en su capacidad de convivir y respetarse acrítica y recíprocamente unas a otras.

Esta tolerancia vacía a la pluralidad de interpretaciones está asociado con un tipo de hombre que está desconectado con el ser, esto es: el hombre de las grandes urbes, cuya pérdida de lo individual, en la conducta de masas, lo lleva hacia una vida inauténtica, “vida de uno” como diría Heidegger, y estandarizada en la vida y en la muerte.

Es vano el intento del filósofo español Miguel Ángel Quintana por salvar el pluralismo posmoderno restringiendo la máxima pluralista del “todo vale” a una especie  de  discriminación dentro del cual ciertas formas de lo plural se privilegian y otras se desprecian. Su objetivo es corregir el “pluralismo irrestricto” aminorándolo.

Aminorar el pluralismo irrestricto no elimina el quietismo ante el statu quo, al mantenerse la tolerancia vacía, y hurta a cualquier pretensión normativa la posibilidad de cambiar el statu quo. Al convertirse la interpretación en algo autónomo queda abolida la humanidad, o como decía Foucault (1966) “ya no hay hombre, ni autor, sólo hay lenguaje”.

Pretender que la restricción del pluralismo sea la mínima posible con el argumento que sólo se excluyen de ella a aquellos que intentan extinguir el pluralismo violentamente, equivale a mantener a los anti-pluralistas no violentos dentro de la jaula de la curiosidad zoológica, puesto que la máxima virtud no es la verdad sino la tolerancia.

Con el pretexto de que la única uniformidad es el desprecio de la uniformidad se intenta imponer la única concordancia universal de la pluralidad como el único rasero de esa pluralidad. En realidad lo que se les propone a todos es el totalitarismo del pluralismo, con el argumento engañoso que toda “mismidad” conduce hacia prácticas violentas que se tratan de silenciar.

En épocas de crisis no hay principios sólo eventos, pero en el fondo es el hombre el que se deja arrebatar la verdad. El posmoderno cree descubrir que ya no hay algo real en lo que deba creerse, todas son meras interpretaciones que deben respetarse con tolerancia. Su compañía es el nihilismo, en la que se transforma la noción de ser viéndolo no como lo que “es” sino como lo que “se da”, como evento, que describe un “impresionismo ontológico”. Ya no hay nada inmutable, ya no hay necesidad de abandonar el mundo hacia lo inteligible, todo es actualidad, presente, inmanente y mundano. Pecado mortal ya no es dejar de entender el orden universal, sino no comprender la necesidad de coexistencia de todas las interpretaciones en un pluralismo hermenéutico.

Debajo de la sociedad ya no está el hombre, ni esencia alguna, sino las interpretaciones. La posmodernidad es un modo de afrontar la crisis histórica humana bajo el capitalismo cibernético mediante la tolerancia total. La propuesta es superar el olvido metafísico adentrándose en una ontología de la actualidad. La disolución de toda esencia, principio de realidad e idea inmutable en la multiplicidad de la interpretación, se acoge a un fundamentalismo interpretativo o absolutización del horizonte hermenéutico. Por ejemplo, Jesús enseñó que el cristiano está abierto al prójimo y al mundo porque está abierto a Dios. Pero el posmoderno se propone revolucionar a la sociedad sin tocar al hombre, sino tan sólo a la interpretación despojada de todo sentido fuerte de lo real. Pero superar el olvido nihilista del ser no significa abandonarse a un nihilismo disolvente, como pretende la hermenéutica posmoderna, sino superarlo en la recuperación de la Verdad objetiva.

La racionalidad hermenéutica se conforma con una Unidad disuelta en la pluralidad y la diferencia, condenando el Uno dinámico de la racionalidad dialéctica, el Uno absoluto de la racionalidad universalista y el Uno semidivino de la racionalidad intuitiva. Con el propósito de diluir la violencia de la pluralidad establece un nuevo tipo de identidad vacía: la tolerancia que respeta las multiplicidades, en vez de la verdad y los imperativos absolutos. Su aspiración a un pluralismo de la alteridad que eluda el pluralismo relativista fracasa en toda la línea en cuanto que la pluralidad exige por sí mismo el respeto del relativismo. En otros términos, la racionalidad hermenéutica pretende condenar la globalización y todo tipo de violencia totalitaria con un parámetro de pensamiento –la interpretación- que le impide cumplir con su propósito. La crisis de los imperativos absolutos deja sin argumentos para quebrar en la práctica un orden internacional altamente integrado bajo la lógica del mercado. La filosofía nihilista es la condena retórica e inofensiva al orden establecido.

BIBLIOGRAFIA
Foucault, M. (1966). Las palabras y las cosas, Siglo Veintiuno, México, 1968.
Heidegger, M. (1993) El Ser y el Tiempo, FCE, México.
Quintana, M. A. (2003) ¿Instiga la hermenéutica de Gadamer el autoritarismo o más bien nos dota de acicates antiautoritarios?, en J. J. Acero, J. A. Nicolás, J. A. Pérez Tapias, L. Sáez y J. F. Zúñiga (ed.): Materiales del Congreso Internacional sobre Hermenéutica Filosófica “El legado de Gadamer”, Departamento de Filosofía de la Universidad de Granada, 237-245; España.
Quintana, M. A. (2004) Normatividad, interpretación y praxis,: Ediciones de la Universidad de Salamanca, § 3.4; España.
Quintana, M. A. (2005) ¿Cuán plural es el pluralismo posmoderno?, Azafea, España..
Vattimo, G. (2003) Nihilismo y emancipación, Paidós.
Vattimo, G. (1996) Creer que se cree, Paidós, Barcelona.
Žizek, S. (2004) Bienvenidos al desierto de lo real. Aleph pensamiento: Aleph.net.art.

Žizek, S. (1999) “You May!”, London Review of Books, Vol. 21, n. 6, 18 de marzo.

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