miércoles, 3 de septiembre de 2025

EL SER ANDINO

 


EL SER ANDINO

Necesidad Cósmica y Voluntad Trascendente: 

Dos Ontologías en Contraste

El pensamiento precolombino andino, reconstruido desde sus propios ritmos, símbolos y estructuras, ofrece una ontología relacional profundamente coherente, en la que el ser no se concibe como sustancia ni como voluntad, sino como devenir cíclico necesario. En este sistema, el universo no es creado desde la nada, sino reconfigurado simbólicamente a partir de lo preexistente, mediante ciclos de equilibrio, complementariedad y transformación. El pachakuti, como giro estructural del orden, no representa una ruptura ontológica, sino una actualización funcional dentro de una lógica cósmica impersonal.

Sin embargo, esta concepción encuentra sus límites cuando se la confronta con los problemas metafísicos que han desafiado a la filosofía universal: el origen absoluto, la racionalidad del orden y la inteligibilidad del cosmos. Frente a ello, la metafísica cristiana introduce una ontología superior, fundada en la voluntad trascendente de un Dios personal que crea libremente desde la nada (creatio ex nihilo), estableciendo un orden preciso, inteligible y abierto a la razón. El universo, en esta perspectiva, no es el resultado de una necesidad simbólica, sino el efecto de una libertad absoluta que funda el ser como don.

Este ensayo se propone contrastar ambas ontologías —la necesidad cósmica del pensamiento andino y la voluntad trascendente de la metafísica cristiana— no para reconciliarlas, sino para delimitar sus horizontes, reconocer la coherencia interna de la primera y afirmar la superioridad explicativa de la segunda. En ese contraste se juega no solo una diferencia de sistemas filosóficos, sino una diferencia radical en la concepción del ser, del orden y del sentido último del universo.

I. La estructura del pensamiento precolombino

La ontología andina se articula en torno a seis ejes fundamentales:

  • Mitocrática: El mito no es narración secundaria, sino matriz epistemológica que articula saber, poder y rito.

  • Henoteísta: Reconoce una deidad principal —como Wiracocha— sin excluir múltiples entidades sagradas. Wiracocha no crea desde la nada, sino que ordena el caos, subordinado a la ley cósmica del pachakuti.

  • Cosmocéntrica: El ser humano no es centro del universo, sino parte de un entramado cósmico que incluye tierra, tiempo, astros y espíritus.

  • Dualista: La realidad se organiza en pares complementarios —hanan/hurin, día/noche, vida/muerte— que estructuran tanto la organización social como la metafísica del mundo.

  • Cíclica: El tiempo no es lineal, sino circular, marcado por pachakutis, retornos y ritmos cósmicos. Esta ciclicidad implica un inmanentismo naturalista, donde solo ciertos fenómenos condensan fuerza y sentido.

  • Necesitarista: La ley cósmica no es voluntad divina, sino estructura ontológica que rige todo lo existente, incluidas las deidades. El universo no se funda en la arbitrariedad, sino en la necesidad simbólica de reconfiguración, equilibrio y retorno.

Este sistema no busca adaptar lo ancestral a categorías modernas, sino pensar desde lo precolombino, con sus propios códigos. El amauta, como sabio estructurador del pensamiento, encarna esta filosofía que no se reduce a espiritualidad ni a mitología, sino que constituye una ontología del equilibrio cósmico.

II. Discusión sobre el nombre: ¿Materialismo, Hilozoísmo o Vitalismo Necesitarista?

Nombrar esta ontología exige una reflexión crítica sobre los términos disponibles en la tradición filosófica occidental. El término materialismo resulta insuficiente y potencialmente anacrónico, ya que en su acepción moderna implica una visión mecanicista y desanimada de la materia. La ontología andina, por el contrario, concibe la materia como animada, simbólicamente cargada y funcional dentro de un sistema cósmico.

El término hilozoísmo, aunque más cercano, también presenta limitaciones. Si bien postula que toda materia está viva, no necesariamente implica una estructura ontológica regida por necesidad ni una lógica cíclica simbólica. Además, su uso está asociado a etapas presocráticas o a visiones difusas del animismo, lo cual puede desdibujar la especificidad del pensamiento andino.

Por ello, proponemos el término Vitalismo Necesitarista Andino, entendido como:

Ontología en la que la vida no es principio espontáneo ni voluntad divina, sino manifestación estructural de una necesidad cósmica que regula ritmos, dualidades y funciones dentro de un sistema relacional e inmanente.

No obstante, esta denominación también corre el riesgo de poner el énfasis en la vida como manifestación, y no en la necesidad como principio ontológico. Por ello, una formulación más precisa sería:

Necesitarismo Ontológico Andino: Concepción filosófica en la que la necesidad cósmica constituye el principio fundante del ser. No se trata de una voluntad ni de una causalidad mecánica, sino de una estructura ontológica inmanente, relacional y cíclica, que rige la existencia de todas las entidades en función de su lugar dentro de un sistema de equilibrio, complementariedad y reconfiguración.

Este término evita el espiritualismo difuso del animismo, el mecanicismo del materialismo y la espontaneidad del vitalismo clásico. El ser no es sustancia ni sujeto, sino nodo funcional dentro de una red simbólica que responde a la exigencia ontológica de mantener el equilibrio del todo.

III. Cartografía ontológica comparada

Para delimitar con mayor precisión el perfil del ser andino, es necesario contrastarlo con otras concepciones ontológicas que han marcado la historia del pensamiento:

OntologíaNaturaleza del serTemporalidadPrincipioDiferencia con el ser andino
Arjé presocráticoPrincipio físico originarioLineal/conflictivoAgua, aire, fuegoNo hay principio único; el orden surge del ritmo cíclico
Tao chinoFlujo armónico dualCíclica/espontáneaYin/YangEl ser andino no fluye espontáneamente, sino por necesidad estructural
Brahman hindúSer impersonal absolutoAtemporalUnidad trascendenteEl ser andino es impersonal pero no absoluto; está subordinado al ritmo cósmico
ParménidesSer eterno e inmóvilAtemporalUno inmutableEl ser andino es devenir, ritmo, reconfiguración constante
PlatónSer uno y múltipleLineal/idealMundo de las IdeasEl ser andino no parte de una idea trascendente, sino de una necesidad inmanente
AristótelesSustancia con finalidadLineal/teleológicoActo/potenciaEl ser andino no tiene finalidad ni substrato: es función relacional
CristianismoSer personal, libre, trascendenteLineal/creacionalVoluntad divinaEl ser andino no es voluntad ni libertad, sino necesidad cósmica
Ciencia del siglo XIXLey mecánica deterministaLineal/causalCausalidad físicaEl ser andino no es causal, sino simbólicamente necesario
Ciencia indeterministaLey estocástica probabilísticaLineal/azarosaIndeterminaciónEl ser andino no es azaroso: responde a una lógica de equilibrio necesario

El ser andino se diferencia por ser:

  • Inmanente, no trascendente

  • Relacional, no sustancial

  • Cíclico, no lineal

  • Necesario, no voluntario

  • Simbólico, no mecánico

  • Funcional, no esencialista

  • Reconfigurable, no eterno ni fijo

Es una ontología del ritmo y la complementariedad, donde el ser no se define por lo que es en sí, sino por cómo participa en el equilibrio del cosmos.

IV. Diferenciación con otras filosofías del devenir

El pensamiento andino concibe el ser como devenir cíclico necesario, lo cual lo distingue de otras filosofías del cambio:

Heráclito

  • El devenir es flujo constante, transformación perpetua.

  • El conflicto es motor del orden.

  • El tiempo es lineal, aunque con tensiones cíclicas.

Diferencia: El devenir heraclíteo es espontáneo y caótico; el andino es estructurado y simbólicamente regulado.

Hegel

  • El devenir es proceso dialéctico de superación.

  • La razón absoluta se despliega en la historia.

  • El tiempo es lineal y progresivo.

Diferencia: El devenir hegeliano es teleológico; el andino es acíclico, sin finalidad trascendente.

Marx

  • El devenir es transformación histórica de las relaciones materiales.

  • La lucha de clases es motor del cambio.

  • El tiempo es lineal, orientado hacia la emancipación.

Diferencia: El devenir marxista es histórico-material; el andino es cosmo-simbólico, sin ruptura revolucionaria.

V. El Ser Andino como Función Relacional: Precisión Ontológica y Reconocimiento de Límites

La ontología andina, tal como ha sido reconstruida desde sus propios códigos simbólicos, no pretende ser reactualizada ni universalizada. Su valor reside en la coherencia interna de su sistema, en su capacidad de articular una visión del mundo en la que el ser no es sustancia ni esencia, sino función relacional dentro de un entramado cósmico regido por necesidad, ritmo y complementariedad. El pachakuti, como giro estructural del orden, no representa una creación, sino una reconfiguración impersonal de lo preexistente, donde el caos no es ausencia de sentido, sino matriz simbólica de transformación.

Sin embargo, esta concepción ontológica encuentra sus límites cuando se la confronta con los problemas metafísicos que han desafiado a la filosofía durante siglos. En particular, la metafísica cristiana ofrece una respuesta más robusta y universalizable al problema del origen, al introducir el concepto de creación desde la nada (creatio ex nihilo). A diferencia del pensamiento andino, que parte de una materia ya existente y la ordena simbólicamente, el cristianismo postula un Dios personal que crea libremente, sin necesidad ni precondición, inaugurando un orden ontológico radicalmente nuevo.

Este acto de creación no solo resuelve el problema del origen absoluto, sino que permite pensar un universo dotado de inteligibilidad interna, donde las leyes físicas no emergen de una reconfiguración cíclica, sino de una voluntad racional que establece un orden finamente ajustado. El llamado ajuste fino del universo —la precisión matemática de las constantes físicas, la armonía de las leyes naturales, la posibilidad misma de la vida— no puede explicarse satisfactoriamente desde una ontología impersonal y simbólica. Solo una metafísica que postule un principio trascendente, libre y racional puede dar cuenta de un orden tan exacto, tan estable y tan abierto a la comprensión.

Por ello, aunque el pensamiento andino ofrece una ontología rica en simbolismo, ritmo y relacionalidad, su horizonte queda circunscrito a una cosmología funcional, sin capacidad de fundar un principio absoluto ni de explicar la racionalidad profunda del universo. Reconocer esto no implica despreciar su valor, sino ubicarlo en su justo lugar: como sistema ontológico coherente dentro de una cultura específica, pero superado metafísicamente por la tradición cristiana que introduce nuevos conceptos, resuelve antiguos dilemas y funda una ontología universalizable.

VI. Conclusión: El Ser como Ritmo, el Orden como Don

El pensamiento precolombino, lejos de ser una etapa primitiva o una espiritualidad difusa, constituye una ontología rigurosa que concibe el ser como ritmo cósmico, como función simbólica dentro de un sistema relacional. Las deidades, los humanos, los astros y los elementos naturales no son entidades autónomas, sino nodos simbólicos que actualizan el equilibrio del universo en función de una lógica de complementariedad, reciprocidad y reconfiguración constante.

Esta visión del ser como ritmo implica que la existencia no se define por una esencia fija, sino por la capacidad de cada entidad de participar activamente en los ciclos cósmicos que sostienen la totalidad. El pachakuti, como giro estructural del orden, no representa una ruptura sino una actualización necesaria del equilibrio, donde lo viejo se transforma simbólicamente en lo nuevo, sin perder su raíz ontológica.

Sin embargo, esta ontología del ritmo, aunque poderosa en su contexto, no puede explicar el origen absoluto ni el orden racional del universo. Frente a ella, la metafísica cristiana propone una concepción del ser como don gratuito, como creación ex nihilo por parte de un Dios personal que no reconfigura lo dado, sino que inaugura lo posible. En este marco, el orden del universo no es resultado de una necesidad simbólica, sino expresión de una voluntad libre y racional, capaz de establecer leyes precisas, constantes físicas ajustadas y una estructura inteligible que permite la ciencia, la filosofía y la fe.

Así, el ser andino nos enseña a pensar el mundo como ritmo, como función, como equilibrio. Pero el cristianismo nos invita a pensar el ser como don, como creación, como misterio fundante. Entre ambos sistemas no hay contradicción, sino diferencia de horizonte: uno habita el cosmos, el otro lo funda. Y en esa diferencia se juega no solo la ontología, sino el sentido último de la existencia.