Revista peruana de Filosofía dedicada a los temas de metafísica, ontología, antropología filosófica, ética y política con especial énfasis en las categorías de lo anético, mitocrático, hermenéutica remitizante e hiperimperialismo. Contacto: gus_floque@yahoo.com
viernes, 12 de septiembre de 2025
MI REFLEXIÓN FILOSÓFICA SOBRE EL FENÓMENO OVNI
MI REFLEXIÓN FILOSÓFICA SOBRE EL FENÓMENO OVNI
Introducción
El fenómeno OVNI ha sido abordado desde la ciencia, la política, la religión y la cultura popular. Pero pocas veces se lo ha enfrentado desde la filosofía con la seriedad que exige. A lo largo de más de una década, he intentado construir una interpretación que no caiga en la negación ni en la credulidad, sino que se atreva a pensar lo impensado: que el cielo no solo es espacio físico, sino campo simbólico, espiritual y ontológico.
Mi investigación no ha seguido una línea única ni rígida, sino que se ha ido enriqueciendo progresivamente mediante la combinación de enfoques teológicos, filosóficos, simbólicos, militares y espirituales. Cada obra que he publicado representa no solo una etapa cronológica, sino una ampliación metodológica: desde la crítica racional y geopolítica inicial, pasando por el discernimiento teológico y demonológico, hasta llegar a una ontología interdimensional no dogmática. Esta evolución no implica contradicción, sino profundización: he aprendido que el fenómeno OVNI exige una mirada plural, capaz de integrar lo visible y lo invisible, lo histórico y lo metafísico, lo doctrinal y lo experiencial.
I. Etapa escéptica y crítica (2014–2024)
OVNI: mitoide tecnológico en la carrera armamentista (2014)
Esta obra fundacional está dividida en tres partes: teológica, filosófica y militar.
En la parte teológica, cuestiono la idea de una redención cósmica múltiple. Me opongo a la noción de que Cristo podría estar vagando por el universo, llevando la salvación planeta por planeta. Esta imagen contradice el núcleo del cristianismo: la encarnación como evento único y absoluto. La vastedad del cosmos no relativiza el misterio de la redención.
En la parte filosófica, sostengo que no todo lo que existe es real. Un OVNI puede ser fotografiado, registrado por radares, incluso perseguido, y sin embargo no ser ontológicamente real. Puede ser una ilusión, una proyección, una manifestación simbólica. Además, denuncio la falacia de la vastedad: la idea de que lo infinito justifica la existencia de inteligencias extraterrestres. La posibilidad no equivale a realidad.
En la parte militar, analizo cómo el fenómeno ha sido utilizado por las potencias como herramienta de encubrimiento y manipulación. El OVNI funciona como cortina de humo para ocultar tecnologías avanzadas y justificar presupuestos astronómicos. Introduzco el concepto de mitoide tecnológico: una figura híbrida entre mito y máquina, diseñada para operar en el imaginario colectivo como signo de poder y amenaza.
Ufología como signo de la crisis del pensamiento (2018)
Aquí profundizo la crítica epistemológica. La ufología popular refleja una decadencia del pensamiento moderno: la sustitución del saber por la creencia, del análisis por la fascinación. El fenómeno OVNI se convierte en espectáculo, y la filosofía pierde su capacidad de discernir lo invisible sin caer en el dogma.
Ufología: el gran fraude (2023)
Denuncio la manipulación sistemática del fenómeno por parte de gobiernos, medios y corporaciones. El misterio se convierte en mercancía, y el cielo en pantalla. La ufología se transforma en industria, y el pensamiento queda relegado.
Sobre el infinito universo y la soledad cósmica (2023)
Reflexiono sobre la paradoja de un universo potencialmente habitado, pero donde el ser humano permanece ontológicamente solo. No es la falta de contacto lo que nos angustia, sino nuestra clausura espiritual. El cosmos puede estar lleno, pero nosotros estamos vacíos.
Contra nosotros: Ufología como demonología (2024)
Esta obra marca el cierre de mi etapa escéptica con una tesis teológica y filosófica contundente. Sostengo que ciertos OVNIs no son naves ni tecnologías, sino fraudes del demonio y sus huestes: presencias que operan como fuerzas demonológicas reales, no simbólicas, que buscan confundir, seducir y desviar la conciencia humana. Esta afirmación se basa en la tradición teológica del combate espiritual y en los testimonios de exorcistas como el padre Gabriele Amorth, el padre José Antonio Fortea y el padre Ángel Peña. Ellos documentan cómo ciertas manifestaciones aéreas, luminosas o humanoides pueden estar vinculadas a engaños demoníacos diseñados para erosionar la fe y abrir puertas a lo oculto.
Aquí el OVNI no es una entidad neutral ni una ilusión colectiva, sino una estrategia espiritual de confusión. El pensamiento filosófico debe recuperar su vínculo con la teología para discernir entre lo que aparece y lo que verdaderamente es.
II. Etapa espiritualista interdimensional (2025– )
A partir de 2025, se abre una nueva etapa en mi pensamiento: más abierta, más crítica, pero no dogmática. No paso a la credulidad en inteligencias extraterrestres como lo hace la ufología conspiranoica, sino que doy un paso hacia una interpretación espiritualista interdimensional.
Fenomenología del espíritu interdimensional
Propongo que los OVNIs son manifestaciones de conciencia que operan desde dimensiones paralelas. No son intermediarios con Dios, ni mensajeros divinos, sino presencias que nos interpelan desde planos ontológicos distintos. El pensamiento debe abrirse a una fenomenología del misterio, donde el sujeto no domina el objeto, sino que es transformado por él.
La civilización escondida
Desarrollo la idea de una coexistencia intradimensional: inteligencias que no están ocultas, sino que existen en otro modo de ser. Esta civilización no busca revelarse mediante contacto directo, sino a través de signos, símbolos y apariciones que desafían nuestras categorías de espacio, tiempo y causalidad.
Maestros del tiempo interior
Exploro cómo estas presencias alteran nuestra percepción del tiempo. Sostengo que ciertas inteligencias no operan en el tiempo lineal, sino en lo que denomino tiempo interior: un tiempo subjetivo, expandido, que conecta memoria, intuición y revelación. Los “maestros” no son entidades externas, sino arquetipos que emergen cuando el pensamiento se abre al misterio.
Teología cósmica de contacto
Planteo una teología no dogmática: el contacto no es físico ni verbal, sino espiritual. El cosmos no es un vacío indiferente, sino un campo de conciencia que nos llama. Esta teología no busca fundar una religión, sino abrir un espacio de contemplación, donde lo trascendente se manifiesta sin intermediarios ni jerarquías.
III. Relación y diferencia con Jacques Vallée
Reconozco en Jacques Vallée un precursor de la interpretación no convencional del fenómeno OVNI. Su tesis de que los OVNIs podrían ser sistemas de control o manifestaciones interdimensionales coincide parcialmente con mi enfoque. Sin embargo, marco una diferencia fundamental:
Vallée mantiene una ambigüedad funcionalista: los OVNIs como mecanismos que alteran la conciencia humana, sin comprometerse con una ontología espiritual.
Yo, en cambio, propongo una ontología espiritualista interdimensional: no como creencia en ángeles o extraterrestres, sino como apertura a formas de conciencia que nos interpelan desde lo invisible, sin ser necesariamente divinas ni demoníacas.
Mi pensamiento no busca validar la hipótesis extraterrestre, ni caer en la credulidad conspiranoica. Tampoco pretende fundar una nueva religión. Lo que propongo es una filosofía del misterio: una forma de pensamiento que se atreve a mirar hacia arriba sin soberbia, y a pensar lo impensado sin miedo.
IV. Comparación y diferencia con Salvador Freixedo
No puedo desarrollar una reflexión filosófica sobre el fenómeno OVNI sin reconocer la influencia y el impacto de Salvador Freixedo, ex sacerdote jesuita y uno de los pensadores más provocadores en el campo de la ufología crítica. Su obra, especialmente La granja humana y Defendámonos de los dioses, abrió caminos para pensar el fenómeno más allá de la ingenuidad extraterrestre, proponiendo que entidades no humanas manipulan a la humanidad desde planos invisibles.
Coincido con Freixedo en varios puntos fundamentales:
En su rechazo a la ufología oficial, que trivializa el fenómeno y lo convierte en espectáculo.
En su crítica a las inteligencias no humanas como entidades que no necesariamente buscan el bien del ser humano.
En su intuición teológica, que vincula el fenómeno con una dimensión espiritual oscura, aunque no siempre desde la ortodoxia cristiana.
Sin embargo, mi pensamiento se distancia de Freixedo en aspectos clave:
Mientras él habla de “dioses manipuladores” y propone una visión gnóstica y conspirativa, yo afirmo —desde la teología católica— que ciertos OVNIs son fraudes del demonio y sus huestes, manifestaciones demonológicas reales que buscan confundir y desviar la conciencia humana. Mi tesis no es simbólica ni metafórica: es ontológica y doctrinal.
Freixedo tiende a relativizar la figura de Cristo y a reinterpretar la revelación desde una óptica cósmica plural. Yo, en cambio, defiendo la unicidad de la encarnación y la centralidad de Cristo como evento absoluto, no replicable en otras civilizaciones.
Finalmente, mientras Freixedo oscila entre la denuncia y la fascinación, yo busco una filosofía del discernimiento, que no se deje seducir por lo extraordinario, sino que lo someta a juicio teológico, ontológico y espiritual.
En resumen, reconozco en Freixedo un pionero valiente, pero también un pensador que se desliza hacia una espiritualidad sin anclaje doctrinal. Mi propuesta, en cambio, busca integrar la crítica filosófica con la fidelidad teológica, para pensar el fenómeno OVNI no como mito moderno ni como revelación alternativa, sino como campo de batalla espiritual donde se juega el destino del pensamiento y de la fe.
Conclusión
El fenómeno OVNI me ha obligado a repensar lo real, lo posible y lo trascendente. Desde la crítica militar y teológica hasta la apertura espiritualista interdimensional, mi pensamiento ha transitado por caminos que desafían la lógica convencional. Hoy sostengo que el verdadero contacto no ocurre cuando “ellos” llegan, sino cuando nosotros despertamos.
El filósofo no debe temerle al cielo, ni burlarse de lo que no entiende. Debe, más bien, recuperar el coraje metafísico: ese que se atreve a pensar lo impensado, y a mirar hacia arriba sin soberbia.
Si el universo está habitado por inteligencias que nos observan, no buscan invadirnos, sino despertarnos. Y si el pensamiento quiere estar a la altura de ese desafío, debe abandonar sus prejuicios y abrirse a lo infinito.
BIBLIOGRAFÍA
Flores Quelopana, Gustavo.
OVNI: mitoide tecnológico en la carrera armamentista. Lima: IIPCIAL.
Ufología como signo de la crisis del pensamiento. Lima: IIPCIAL. 2023a. Ufología: el gran fraude. Lima: IIPCIAL. 2023b. Sobre el infinito universo y la soledad cósmica. Lima: IIPCIAL.
Contra nosotros: Ufología como demonología. Lima: IIPCIAL. 2025a. Fenomenología del espíritu interdimensional. Lima: IIPCIAL. 2025b. La civilización escondida. Lima: IIPCIAL. 2025c. Maestros del tiempo interior. Lima: IIPCIAL. 2025d. Teología cósmica de contacto. Lima: IIPCIAL.
Freixedo, Salvador.
La granja humana. Barcelona: Editorial Posada.
Defendámonos de los dioses. Barcelona: Editorial Planeta.
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La amenaza extraterrestre. Madrid: Editorial Esquilo.
Kean, Leslie.
OVNIs: Los documentos oficiales. Madrid: Planeta.
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UAP Congressional Hearing: MQ-9 Reaper engagement over Yemen. Washington D.C.: Departamento de Defensa de EE. UU.
Santa María Huertas, Óscar.
El caso La Joya: Interceptación aérea de un OVNI en Perú. Lima: Archivo de la Fuerza Aérea del Perú.
Vallée, Jacques.
Dimensiones: Un estudio sobre los OVNIs como fenómeno interdimensional. Barcelona: Ediciones Obelisco.
FOTOS ACCIDENTALES DE OVNIS
FOTOS ACCIDENTALES DE OVNIS: TECNOLOGÍA, PERCEPCIÓN Y EL MISTERIO EN LOS CIELOS
Ensayo académico sobre la proliferación de imágenes no trucadas que capturan fenómenos aéreos no identificados
1. Introducción
En la era de la hiperconectividad, donde cada individuo porta una cámara de alta resolución en su bolsillo, han proliferado las imágenes que capturan objetos voladores no identificados (OVNIs) de manera aparentemente accidental. Estas fotografías, tomadas por ciudadanos comunes sin intención de documentar fenómenos aéreos, han generado un nuevo tipo de evidencia visual que desafía tanto la explicación científica convencional como la interpretación cultural dominante.
A diferencia de los montajes o trucajes deliberados, estas imágenes poseen una autenticidad espontánea que las convierte en piezas clave del rompecabezas que rodea el fenómeno OVNI. Su abundancia responde no solo a factores tecnológicos, sino también a una transformación profunda en la forma en que percibimos el cielo, el misterio y lo desconocido.
Este ensayo explora las razones detrás de esta proliferación, analizando factores técnicos, cognitivos, sociológicos y geopolíticos. Se examinan casos documentados, el papel de la democratización de la imagen, el sesgo interpretativo humano, la falta de acceso a datos oficiales, y la posibilidad de que algunos de estos fenómenos correspondan a tecnologías no reveladas o manifestaciones aún no comprendidas. Además, se aborda el contexto latinoamericano, donde la desestabilización geopolítica —como en el caso de Venezuela— podría estar vinculada a intereses estratégicos que incluyen el control del espacio aéreo y los recursos energéticos, en un escenario donde lo inexplicable se entrelaza con lo político.
2. La democratización tecnológica y la captura espontánea
La expansión masiva de dispositivos móviles con cámaras de alta resolución ha transformado a millones de personas en observadores potenciales del cielo. Teléfonos inteligentes, drones, cámaras de seguridad y satélites personales registran imágenes constantemente, muchas de ellas sin intención consciente de documentar fenómenos aéreos. Esta espontaneidad otorga a las fotos accidentales una credibilidad particular, al no estar motivadas por la búsqueda de notoriedad ni por la manipulación digital.
La fotografía digital ha eliminado las barreras técnicas que antes limitaban la captura de eventos fugaces. Un reflejo, una sombra o una anomalía atmosférica pueden ser registrados en milisegundos, y compartidos globalmente en cuestión de segundos. Esta inmediatez ha generado un archivo informal de imágenes que, aunque disperso y no sistematizado, constituye una fuente valiosa para el estudio del fenómeno OVNI.
3. Interpretación humana: entre la pareidolia y la expectativa cultural
El cerebro humano tiende a interpretar formas ambiguas como figuras conocidas, fenómeno conocido como pareidolia. Esta predisposición cognitiva, sumada a la saturación cultural de narrativas sobre extraterrestres, hace que cualquier anomalía visual en el cielo sea rápidamente interpretada como un “platillo volador”. Sin embargo, esta interpretación no invalida la posibilidad de que algunas imágenes correspondan a fenómenos reales aún no comprendidos.
La expectativa cultural juega un papel decisivo. En sociedades donde el imaginario colectivo está impregnado de películas, series y teorías sobre vida extraterrestre, la recepción de estas imágenes se ve condicionada por un marco simbólico que oscila entre la fascinación y el escepticismo. La fotografía accidental, al no estar mediada por una intención narrativa, se convierte en un testimonio visual que desafía tanto la credulidad como la negación sistemática.
4. Casos documentados sin explicación concluyente
El incidente de Calvine (Escocia, 1990)
Dos excursionistas capturaron una imagen de un objeto con forma de diamante suspendido en el aire, acompañado por aviones militares. La fotografía fue ocultada por el Ministerio de Defensa británico durante tres décadas y solo salió a la luz en 2022. A pesar de su análisis, no se ha ofrecido una explicación concluyente sobre la naturaleza del objeto.
El caso Turquía (2007–2009)
Un guardia de seguridad grabó vídeos de un objeto discoidal con supuestos ocupantes visibles. A pesar de múltiples análisis ópticos y revisiones por expertos, el fenómeno sigue sin explicación definitiva. El material ha sido considerado uno de los más intrigantes por investigadores independientes.
El caso Yemen: misil Hellfire contra un OVNI intacto (2024)
Durante una audiencia oficial del Congreso de EE. UU. en 2025, se presentó un video grabado por un drone MQ-9 Reaper frente a las costas de Yemen. En él, un misil Hellfire impacta directamente contra un objeto esférico brillante, sin causarle ningún daño visible. El objeto continúa su trayectoria sin alteración, incluso arrastrando fragmentos del proyectil. Expertos militares admitieron que no existe tecnología conocida capaz de resistir ese tipo de impacto. Una hipótesis alternativa sugiere que el objeto podría ser una manifestación de plasma atmosférico, lo que explicaría su resistencia y comportamiento aparentemente inteligente.
El OVNI Medusa (2025)
En agosto de 2025, un piloto comercial captó imágenes nítidas de un objeto volador con forma de medusa, suspendido en el cielo y con movimientos ondulantes que desafiaban las leyes de la aerodinámica. El video, difundido por medios independientes, muestra una estructura semitransparente con tentáculos luminosos que parecen reaccionar al entorno atmosférico. Aunque algunos escépticos han sugerido que podría tratarse de una formación de nubes o una distorsión óptica, la claridad del registro y la reacción del piloto —quien no esperaba encontrar nada fuera de lo común— refuerzan la hipótesis de que se trata de un fenómeno genuino aún no comprendido.
El incidente de la base aérea de La Joya (Perú, 1980)
Este caso es uno de los más extraordinarios de América Latina. El piloto de la Fuerza Aérea del Perú, Óscar Santa María Huertas, fue ordenado a interceptar un objeto estacionario sobre la base militar de La Joya en Arequipa. Volando un caza Sukhoi SU-22, disparó 64 obuses de 30 mm contra el objeto, que tenía forma de campana o cúpula pavonada color crema, con una base metálica circular. A pesar del impacto directo, el objeto no sufrió daño alguno.
Santa María describió maniobras imposibles: aceleraciones súbitas, detenciones en seco, ascensos verticales y vuelos en paralelo a velocidades que superaban los límites del Sukhoi. El radar no detectó el objeto, y los sistemas de defensa terrestre lo observaron sin poder identificarlo. El piloto descartó que se tratara de un globo o dron, y afirmó que el objeto no tenía alas, motores ni toberas visibles. Su testimonio, respaldado por más de 1.800 testigos en la base, fue posteriormente investigado por agentes del Departamento de Defensa de EE. UU., quienes elaboraron un informe confidencial sobre el evento.
Este caso es especialmente relevante porque no puede explicarse como pareidolia: el objeto fue observado durante más de 22 minutos, con interacción directa, maniobras evasivas y reaparición posterior. La forma de campana, la resistencia al fuego y la ausencia de elementos de propulsión conocidos lo convierten en uno de los encuentros más sólidos y desconcertantes registrados en el continente.
5. Tecnología desconocida o fenómenos no comprendidos
Una hipótesis recurrente es que algunos OVNIs podrían ser tecnologías avanzadas no reveladas, como prototipos militares, drones experimentales o sistemas de vigilancia encubiertos. Esta posibilidad se refuerza por el reconocimiento oficial de fenómenos aéreos no identificados (UAPs) por parte del gobierno de Estados Unidos, que ha admitido la existencia de objetos que desafían las leyes físicas conocidas.
Otra hipótesis plantea que ciertos OVNIs podrían corresponder a fenómenos físicos aún no comprendidos, como plasma atmosférico, ilusiones ópticas complejas o incluso manifestaciones de inteligencia no humana. La falta de acceso a datos oficiales, sumada al secretismo institucional, impide una evaluación rigurosa y alimenta tanto el misterio como la especulación.
6. América Latina y el contexto geopolítico del cielo
La proliferación de imágenes accidentales de OVNIs no se limita a países del norte global. En América Latina, donde el cielo es también escenario de tensiones geopolíticas, el fenómeno adquiere una dimensión estratégica. El caso de Venezuela es paradigmático: en 2025, el gobierno de Donald Trump ha desplegado destructores, submarinos nucleares y portahelicópteros en el Caribe, bajo el pretexto de combatir el narcotráfico. Sin embargo, esta narrativa encubre intereses energéticos, dado que Venezuela posee las mayores reservas probadas de petróleo del planeta.
La ofensiva militar, que ha sido calificada por Nicolás Maduro como “la mayor amenaza continental en un siglo”, se entrelaza con la posibilidad de control aéreo y vigilancia intensiva. En este contexto, la aparición de objetos no identificados en cielos latinoamericanos podría estar vinculada no solo a fenómenos inexplicables, sino también a operaciones encubiertas, tecnologías experimentales y estrategias de desestabilización regional.
7. El misterio como frontera epistemológica
La abundancia de fotos accidentales de OVNIs plantea una pregunta de fondo: ¿qué estamos viendo realmente? ¿Son estos objetos evidencia de vida extraterrestre, tecnología humana avanzada o manifestaciones de una realidad aún no comprendida? La respuesta no está en la imagen misma, sino en la capacidad de interpretarla con rigor, apertura y conciencia de los límites del conocimiento.
El fenómeno OVNI, lejos de ser una curiosidad marginal, se ha convertido en una frontera epistemológica que desafía la ciencia, la filosofía y la política. Las imágenes accidentales, al no estar mediadas por la intención ni por el montaje, nos obligan a confrontar lo desconocido desde una posición de humildad intelectual y de apertura investigativa.
Conclusión
Las fotografías accidentales de OVNIs no son simples anomalías visuales ni productos de la imaginación popular. Son testimonios espontáneos de una realidad que se manifiesta en los márgenes de lo comprensible, capturados por ciudadanos comunes en momentos ordinarios. Su proliferación responde a la democratización tecnológica, al sesgo interpretativo humano, a la falta de transparencia institucional y, posiblemente, a la presencia de fenómenos que aún escapan a nuestra comprensión.
Casos como el incidente de Calvine, el OVNI Medusa, el objeto discoidal de Turquía, el encuentro en la base aérea de La Joya en Perú, y el video del misil Hellfire contra un orbe intacto frente a Yemen, revelan que no se trata de pareidolias ni ilusiones ópticas. En varios de ellos hubo interacción directa, maniobras evasivas, resistencia a impactos balísticos y observación prolongada por testigos cualificados. Estos registros desafían las leyes físicas conocidas y exigen una revisión profunda de nuestras categorías científicas.
El fenómeno OVNI, lejos de ser una curiosidad marginal, se ha convertido en una frontera epistemológica que interpela a la ciencia, la filosofía y la política. Nos obliga a reconocer los límites del conocimiento actual y a abrirnos a la posibilidad de que lo real exceda lo verificable. En este sentido, el cielo no es solo un espacio físico, sino también simbólico: un lugar donde lo inexplicable se manifiesta, y donde cada imagen accidental puede ser el inicio de una nueva pregunta.
Pero más aún, se trata de un problema ontológico: ¿qué tipo de ser se manifiesta en estos fenómenos? ¿Qué estatuto de realidad tienen estos objetos que desafían nuestras categorías de materia, energía y causalidad? Y es también un problema epistemológico: ¿cómo podemos conocer lo que no encaja en nuestros marcos teóricos? ¿Qué tipo de saber es capaz de abordar lo que no se deja reducir a lo empírico ni a lo simbólico?
Por ello, los filósofos —y en especial aquellos que se han refugiado en la comodidad de sus sistemas cerrados— deben hacer a un lado sus prejuicios, su soberbia académica y su resistencia a lo no convencional. El fenómeno OVNI exige una filosofía sin arrogancia, dispuesta a interrogar lo real sin burlas ni dogmas. No para validar teorías conspirativas, sino para abrir el pensamiento a lo que aún no ha sido pensado.
La tumba metafísica no está en el cielo, sino en la mirada que se niega a interrogarlo. Si seguimos reduciendo lo desconocido a lo improbable, y lo improbable a lo descartable, corremos el riesgo de clausurar el pensamiento en nombre de la certeza. Las fotos accidentales de OVNIs nos recuerdan que el misterio persiste, y que mirar hacia arriba sigue siendo un acto de resistencia intelectual.
Bibliografía
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ŽIŽEK, Slavoj. En defensa de la intolerancia. 1.ª ed. Madrid: Akal, 2008.
QUIÉNES ESTÁN DETRÁS DE LA TUMBA EUROPEA
QUIÉNES ESTÁN DETRÁS DE LA TUMBA EUROPEA
La decadencia estratégica de Europa en el contexto geopolítico contemporáneo
Introducción
Europa, antaño cuna de civilizaciones, faro del pensamiento ilustrado y modelo de bienestar social, atraviesa una crisis estructural que amenaza con relegarla a un papel periférico en el nuevo orden mundial. Esta decadencia no es producto del azar ni de errores aislados, sino de una serie de decisiones estratégicas que han debilitado su soberanía, fragmentado su cohesión interna y subordinado su política exterior a los intereses de potencias externas. En este ensayo se argumenta que Europa cava su propia tumba, no por voluntad propia, sino por obedecer las órdenes de un imperio en bancarrota —Estados Unidos— que le ha entregado la pala y dictado el ritmo de su autodestrucción.
Sin embargo, esta tumba no es únicamente geopolítica ni económica. Es también una tumba metafísica, el colapso de una civilización que ha perdido su vínculo con lo trascendente. Europa, en su deriva tecnocrática e inmanentista, ha sustituido la búsqueda de sentido por la gestión de datos, la contemplación por la productividad, y la ética por la eficiencia. El resultado es una cultura que ya no interroga al mundo, sino que lo administra; que ya no sueña, sino que calcula; que ya no dialoga con lo absoluto, sino que se encierra en lo inmediato.
La crisis europea es, en el fondo, el naufragio de una visión del mundo que se creyó autosuficiente. Al renunciar a toda trascendencia —sea espiritual, filosófica o simbólica—, Europa ha perdido su capacidad de regeneración. Lo que alguna vez fue un proyecto civilizatorio se ha convertido en un simulacro de sí mismo, incapaz de ofrecer respuestas ante el colapso ecológico, la fragmentación social y la automatización deshumanizante.
Este ensayo se propone rastrear los actores, decisiones y estructuras que han conducido a Europa a este abismo. Desde la subordinación estratégica a Estados Unidos, pasando por la ruptura con Eurasia, la complicidad con el sionismo radical, hasta el ascenso de los BRICS como alternativa global, se analizará cómo el continente ha sido arrastrado —y ha colaborado activamente— en la construcción de su propia desaparición como referente político, cultural y metafísico.
I. La subordinación estratégica a Estados Unidos
Europa ha renunciado a su autonomía política y económica, alineándose sistemáticamente con los intereses de Estados Unidos, incluso cuando estos contradicen sus propios objetivos. La ruptura con Rusia, impulsada por la rusofobia inducida desde Washington y Londres, ha tenido consecuencias devastadoras: inflación persistente, caída de la producción industrial, crisis energética y recesión en países clave como Alemania y Francia. La imposición de sanciones, lejos de debilitar a Moscú, ha debilitado a Europa, que se ha visto obligada a importar energía más cara desde EE. UU., perdiendo competitividad global.
La presión para aumentar el gasto militar —exigencia directa de la OTAN y del gobierno de Donald Trump— ha llevado a la UE a destinar más de 381.000 millones de euros a defensa en 2025, sacrificando el gasto social y desmantelando el modelo de bienestar europeo. Esta militarización responde a una lógica de contención geopolítica, no a una necesidad defensiva real, y convierte a Europa en un peón dentro de la estrategia estadounidense de confrontación con Rusia y China.
II. La ruptura con Eurasia: el suicidio energético y diplomático
Rusia y China ofrecían a Europa un camino alternativo: la integración euroasiática. A través de la Unión Económica Euroasiática y la Nueva Ruta de la Seda, se planteaba una cooperación basada en complementariedad económica, acceso a energía barata y construcción de una arquitectura multipolar. Sin embargo, Europa prefirió dispararse a los pies, rompiendo ese puente por presión externa y ceguera estratégica.
La decisión de cortar relaciones con Rusia ha dejado a Europa sin acceso a gas natural asequible, disparando los costos de producción y debilitando su industria. La negativa a colaborar con China en proyectos tecnológicos y comerciales ha aislado al continente de las dinámicas emergentes del siglo XXI. En lugar de liderar una política exterior autónoma, Europa se ha convertido en un instrumento de contención, perdiendo relevancia en el tablero global.
III. Fragmentación política y crisis interna
La UE enfrenta una fragmentación política sin precedentes. Francia ha tenido cuatro primeros ministros en dos años, con protestas masivas y avance de la extrema derecha. Alemania se encamina a elecciones anticipadas, mientras la CDU y AfD disputan el liderazgo. Polonia, Italia, Chequia y otros países viven tensiones similares, con el auge de partidos eurófobos, populistas y ultranacionalistas.
El Parlamento Europeo ha girado hacia la derecha, debilitando a los verdes y liberales, y erosionando la capacidad de construir consensos. Esta crisis de liderazgo, sumada a la pérdida de cohesión social por los recortes y la austeridad, ha debilitado el proyecto europeo, que ya no ofrece una visión civilizatoria propia.
IV. Complicidad con el genocidio en Gaza
La reacción de Europa ante la ofensiva israelí en Gaza ha sido tímida, fragmentada y contradictoria. Mientras se condena con firmeza la invasión rusa de Ucrania, se guarda silencio o se justifica la masacre en Palestina. Ursula von der Leyen visitó Tel Aviv sin reunirse con autoridades palestinas, defendiendo el “derecho a la defensa” de Israel. El Parlamento Europeo apenas logró incluir la palabra “genocidio” en una resolución, sin apoyo de los grandes bloques conservadores.
Esta doble moral revela una pérdida de autoridad ética y diplomática. Europa, al alinearse con el sionismo radical de Netanyahu, se convierte en cómplice de violaciones sistemáticas al derecho internacional, perdiendo su papel como mediador global y defensor de los derechos humanos.
V. El imperio yanqui en bancarrota: manipulación desesperada
Estados Unidos atraviesa una crisis estructural: más de 15.000 empresas quebradas en 2025, déficit fiscal superior al 6.5% del PIB, deuda nacional de 36 billones de dólares y crecimiento negativo. Para sostener su hegemonía, ha intensificado la presión sobre Europa, obligándola a financiar su estrategia militar y a romper con sus socios naturales.
La imposición de aranceles a productos europeos, incluso en medio de acuerdos comerciales, muestra el desprecio geopolítico de Washington. Europa, en lugar de reaccionar, obedece, aceptando el chantaje y sacrificando su modelo social. La metáfora es clara: EE. UU. entrega la pala, dicta la orden, y Europa cava su propia tumba.
VI. El riesgo nuclear y la sumisión a Israel
Lo más preocupante es que Estados Unidos no solo manipula a Europa, sino que se deja manipular por Israel. Bajo el liderazgo de Netanyahu, el sionismo político ha cruzado todos los límites morales y legales, actuando con impunidad y radicalismo. Israel posee un arsenal nuclear no declarado, fuera del control del TNP, y ha demostrado capacidad para influir en decisiones estratégicas de EE. UU., incluso en materia nuclear.
La subordinación de Washington a Tel Aviv representa una pérdida de soberanía altamente peligrosa, que podría arrastrar al mundo a una confrontación irreversible. Europa, al alinearse con esta dinámica, se convierte en cómplice y víctima de una estrategia suicida.
VII. El ascenso de los BRICS y la irrelevancia europea
Mientras Europa se hunde en la fragmentación, los BRICS se consolidan como alternativa global. En 2025, el bloque representa el 51% de la población mundial y el 40,4% del PIB global en paridad de poder adquisitivo. La presidencia brasileña impulsa políticas centradas en el Sur global, con énfasis en la lucha contra el hambre, la cooperación energética y la soberanía tecnológica.
Los BRICS promueven una arquitectura financiera alternativa, acuerdos en monedas locales y una gobernanza multipolar. Europa, atrapada en su crisis interna y su subordinación externa, corre el riesgo de convertirse en un museo de su pasado, sin voz ni influencia en el nuevo orden mundial.
VIII. América Latina: el otro frente de desestabilización imperial
Mientras Europa cava su tumba obedeciendo las órdenes de Washington, América Latina enfrenta una ofensiva paralela, diseñada para desestabilizar su soberanía regional y reconfigurar sus recursos estratégicos en favor del imperio yanqui. El caso más alarmante es Venezuela, país que posee las mayores reservas probadas de petróleo del planeta, y que ha sido objeto de una campaña sistemática de agresión política, económica y militar.
En 2025, el gobierno de Donald Trump ha desplegado destructores, submarinos nucleares y portahelicópteros en el Caribe, bajo el pretexto de combatir el narcotráfico. Sin embargo, esta narrativa se revela como una excusa grotesca: si la lucha contra el narcotráfico fuera genuina, Estados Unidos habría comenzado por confiscar los millones de dólares que los carteles tienen depositados en sus propios bancos, y por investigar la complicidad histórica de agencias como la DEA y la CIA, señaladas por múltiples informes como actores que han facilitado operaciones ilícitas en la región.
La ofensiva contra Venezuela no solo busca el control energético, sino también romper el eje de integración latinoamericana, que ha resistido la lógica de subordinación imperial. Países como Cuba, Bolivia y Nicaragua han denunciado esta estrategia como una forma de neocolonialismo encubierto, mientras movimientos sociales y gobiernos progresistas intentan articular una respuesta soberana.
Este frente latinoamericano revela que la crisis europea no es un fenómeno aislado, sino parte de una estrategia global de contención y saqueo, donde el imperio yanqui, en bancarrota estructural, recurre a la militarización, la manipulación mediática y la desestabilización para sostener su hegemonía. Europa y América Latina, aunque en contextos distintos, comparten una misma amenaza: ser instrumentalizadas por una potencia que ya no puede sostenerse sin destruir a sus aliados y vecinos.
Conclusión
Europa cava su propia tumba porque ha renunciado a pensar por sí misma, a construir una política exterior autónoma, a defender su modelo social y a liderar una visión civilizatoria. Lo hace porque un imperio en bancarrota —Estados Unidos— le ha entregado la pala y le ha ordenado cavar, y Europa, sumisa, obedece. Lo hace mientras se alinea con un sionismo sin límites, se aleja de sus socios naturales en Eurasia, y se hunde en la fragmentación interna. Lo hace mientras los BRICS construyen el futuro y ella se aferra al pasado.
Pero más allá de lo político y lo económico, lo que se desploma es el sustrato cultural profundo que alguna vez dio sentido a Europa. La razón ilustrada, el humanismo, la ética universal, la contemplación, el pensamiento crítico, la búsqueda de sentido: todo ello ha sido desplazado por la hiperproductividad, la transparencia compulsiva, el ruido informativo y la banalización de la vida. La cultura europea, otrora capaz de interpelar al mundo, se ha convertido en un simulacro de sí misma, incapaz de ofrecer respuestas ante el colapso ecológico, la fragmentación social y la automatización deshumanizante.
La tumba europea no es solo geopolítica, ni únicamente cultural: es una tumba metafísica. Representa el naufragio del inmanentismo sin trascendencia, el agotamiento de una civilización que se encerró en lo técnico, lo inmediato y lo utilitario, olvidando toda apertura al misterio, al sentido profundo, a lo que trasciende la mera existencia. Europa, al perder su vínculo con lo trascendente —sea espiritual, filosófico o simbólico—, ha perdido también su capacidad de regeneración.
Ya no hay horizonte, sino gestión. Ya no hay destino, sino cálculo. Ya no hay alma, sino algoritmo. La advertencia está hecha: si Europa no recupera su soberanía intelectual, su vocación de trascendencia y su coraje político, será recordada no por lo que fue capaz de construir, sino por cómo permitió que otros la destruyeran.
El tiempo, como siempre, será el juez. Pero esta vez, también será el sepulturero.
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