Comentario sobre Las estructuras sociales de Francisco Miró Quesada Cantuarias
Publicada en 1961, Las estructuras sociales de Francisco Miró Quesada Cantuarias —“Paco” para sus allegados— es una obra que se inscribe en el esfuerzo por pensar la sociedad peruana desde una perspectiva filosófica, ética y racionalista, en un momento de agitación ideológica marcado por la Guerra Fría y el incipiente reformismo del primer gobierno de Fernando Belaúnde Terry. En este contexto, Miró Quesada se propone reflexionar sobre la organización social sin caer en los extremos del totalitarismo comunista ni en el inmovilismo del liberalismo imperialista. Su apuesta es por una tercera vía: una reforma civil de las estructuras sociales, basada en la libertad del individuo y en la educación como motor de transformación.
La obra parte de una premisa fundamental: las estructuras sociales —familia, Estado, economía, cultura— no son entidades naturales ni inmutables, sino construcciones históricas que pueden y deben ser modificadas cuando atentan contra la dignidad humana. Para Miró Quesada, el individuo no está condenado por las estructuras; al contrario, posee la capacidad ética de resistir su presión y transformarlas. Esta reivindicación de la libertad personal es uno de los aportes más valiosos del libro, pues rompe con el determinismo y abre la puerta a una filosofía del cambio basada en la conciencia y la responsabilidad.
Sin embargo, esta visión está atravesada por un enfoque evolucionista que concibe el cambio social como un proceso gradual, racional y pacífico. La educación aparece como el medio privilegiado para modificar las estructuras, entendida no solo como instrucción formal, sino como cultivo de la razón, la autonomía y la ética. En este punto, la obra incurre en una limitación importante: al restringir la transformación al plano educativo, Miró Quesada subestima las dinámicas de poder, conflicto y violencia que muchas veces son necesarias para desmontar estructuras profundamente injustas. Su confianza en la pedagogía como herramienta de emancipación lo lleva a ignorar que, en contextos de opresión sistemática, el cambio no siempre es posible sin confrontación directa.
Esta postura ha sido objeto de críticas desde distintos frentes. David Sobrevilla, desde un centrismo crítico, señaló que el enfoque evolucionista de Miró Quesada desemboca en un “socialismo edulcorado”, incapaz de enfrentar las contradicciones estructurales del capitalismo y la lucha de clases. Arturo Salazar Larraín, desde la derecha intelectual, cuestionó la obra por su intencionalidad ideológica, su coqueteo con el marxismo y su falta de rigor científico. Posteriormente, el propio Paco reformularía su concepción de la revolución, alejándose del marxismo clásico y adoptando una visión populista, entendida como un cambio de vigencias y mentalidades más que como una transformación estructural.
Estas tensiones revelan que Las estructuras sociales es una obra incómoda, que no encaja fácilmente en los marcos ideológicos establecidos. Su intento de pensar la sociedad desde la ética lo aleja tanto del dogmatismo revolucionario como del conservadurismo liberal, pero también lo deja expuesto a críticas por no enfrentar de lleno las raíces materiales del conflicto social. El libro no aborda con suficiente profundidad el papel de las clases sociales, ni la alienación que transmite al pueblo la oligarquía peruana, ni el influjo del imperialismo en la enajenación cultural y económica. Al no tematizar el rol de los medios de comunicación como reproductores de la lógica consumista y alienante del capitalismo occidental, la obra pierde la oportunidad de mostrar cómo el poder se ejerce también desde el control simbólico.
No está de más recordar que esta obra causó un profundo malestar en el seno de la plutocrática familia Miró Quesada, que lo tildó de “contaminado de marxismo”. Este rechazo revela el grado de incomodidad que generó su intento de pensar la sociedad desde una ética transformadora, aunque no revolucionaria. La obra no fue solo una intervención filosófica; fue también una ruptura simbólica con el pensamiento dominante de su entorno familiar y social.
En resumen, Las estructuras sociales es una obra valiosa por su intento de articular una filosofía del cambio basada en la libertad, la ética y la educación. Su mensaje profundo es que el ser humano puede —y debe— resistir las estructuras que lo alienan, y que el cambio comienza en la conciencia. Pero su marco racionalista, extraclasista y pacifista lo aleja de las realidades históricas de América Latina, donde la transformación muchas veces ha exigido rupturas radicales. La obra invita a pensar, pero no necesariamente a luchar. Y en ese gesto, revela tanto su fuerza como su límite.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.