Lógica viva: paradojas, filosofía y pedagogía en la obra de Rafael Mora Ramírez
La lógica, durante siglos, ha sido percibida como una disciplina árida, técnica, reservada para mentes entrenadas en la abstracción formal. Su lenguaje, plagado de símbolos y reglas, ha alejado a muchos del pensamiento crítico que, paradójicamente, ella misma busca cultivar. En este contexto, la obra Lógica y paradojas. Un estudio filosófico de Rafael Mora Ramírez irrumpe como un gesto audaz y necesario: un intento por devolverle a la lógica su dimensión humana, filosófica y pedagógica. Dividida en dos tomos, esta obra no solo analiza los fundamentos de la lógica, sino que los somete a una revisión crítica, pluralista y profundamente reflexiva.
La lógica como problema filosófico
Desde sus primeras páginas, Mora Ramírez se distancia de la lógica concebida como un sistema cerrado. Su enfoque no busca imponer reglas, sino cuestionarlas. ¿Qué es la lógica? ¿Es una ciencia normativa, descriptiva o una construcción cultural? ¿Puede la lógica resolver las paradojas que ella misma genera? Estas preguntas no se responden con definiciones, sino con un recorrido filosófico que atraviesa la historia del pensamiento, desde Aristóteles hasta los sistemas paraconsistentes contemporáneos.
El autor sostiene que la lógica no es neutra ni universal. Está condicionada por presupuestos epistemológicos, lingüísticos y culturales. En lugar de asumir una lógica privilegiada, Mora Ramírez defiende el pluralismo lógico: la idea de que diferentes contextos requieren diferentes formas de razonamiento. Esta postura lo sitúa en la vanguardia del pensamiento lógico contemporáneo, junto a figuras como Graham Priest, Susan Haack y Jean-Yves Béziau.
Contra el dogma: la lógica clásica no es la lógica por antonomasia
Uno de los aportes más provocadores y filosóficamente fértiles de Lógica y paradojas es su crítica a la idea —aún dominante en muchos círculos académicos— de que la lógica clásica representa la lógica por excelencia. Mora Ramírez desmonta esta noción con argumentos históricos, epistemológicos y pedagógicos, mostrando que la lógica clásica es solo una entre muchas posibles, y que su hegemonía ha sido más cultural que racional.
En lugar de desechar la lógica clásica, el autor la sitúa en su justo lugar: como una herramienta útil, pero no exclusiva, dentro de un repertorio más amplio de sistemas lógicos. Este enfoque pluralista permite incorporar lógicas modales, intuicionistas, difusas, paraconsistentes y otras, cada una con su propio campo de aplicación y sus propias reglas de inferencia.
Al rechazar la lógica clásica como lógica por antonomasia, Mora Ramírez libera al pensamiento de una camisa de fuerza milenaria. Su propuesta no es anarquía lógica, sino una racionalidad más rica, más humana y más capaz de enfrentar la complejidad del mundo.
Paradojas como ventanas al pensamiento
Uno de los grandes méritos de la obra es su tratamiento de las paradojas. Lejos de verlas como errores o anomalías, Mora Ramírez las presenta como oportunidades para pensar. La paradoja del mentiroso, la de Russell, los dilemas teológicos y los problemas del libre albedrío frente a la omnisciencia divina son abordados con profundidad filosófica. Estas paradojas revelan los límites de la lógica clásica y la necesidad de sistemas más flexibles, como la lógica paraconsistente, que el autor dilucida con claridad y rigor.
En este sentido, la obra no solo analiza paradojas, sino que las convierte en herramientas pedagógicas. Cada paradoja es una invitación al lector a cuestionar sus propias intuiciones, a reconocer que el pensamiento no siempre se ajusta a reglas formales, y que la contradicción puede ser tan fértil como la coherencia.
El mito como forma de pensamiento: lógica más allá de lo literal
En su esfuerzo por ampliar los horizontes de la lógica, Mora Ramírez reconoce que el mito constituye una forma legítima de pensamiento, profundamente arraigada en la cultura, la religión y la experiencia humana. Esta inclusión del mito no es decorativa, sino estructural: el mito desafía la lógica clásica y exige una lógica más abierta, capaz de dialogar con lo simbólico y lo narrativo.
El mito, en este enfoque, no es una falsedad ni una superstición, sino una manera de organizar el mundo, de expresar verdades profundas mediante imágenes, relatos y paradojas. Mora Ramírez muestra que muchas paradojas religiosas tienen estructura mítica, y que su resolución no puede darse únicamente desde la lógica proposicional.
Al valorar el mito como forma lógica, Mora Ramírez abre el camino para comprender las filosofías míticas ancestrales, especialmente aquellas que han sido históricamente marginadas por el racionalismo occidental. Esta apertura epistemológica permite que la lógica se convierta en una vía de diálogo entre culturas, tiempos y formas de vida. Es una obra que rompe el eurocentrismo lógico.
La lógica en diálogo con la religión: entre Bochenski y Mora
Uno de los aspectos más originales y audaces de Lógica y paradojas es su tratamiento de la lógica en relación con la religión. Mora Ramírez no se limita a aplicar la lógica al discurso religioso como si se tratara de un sistema más; en cambio, explora cómo la religión desafía los límites de la lógica formal, y cómo las paradojas teológicas revelan tensiones profundas entre fe y razón.
En este punto, Mora Ramírez recoge el legado de I. M. Bochenski, autor de Lógica de la religión, quien fue pionero en mostrar que el pensamiento religioso puede y debe ser analizado lógicamente, sin perder su carácter simbólico y trascendente. Mora prolonga esta línea, pero con una sensibilidad latinoamericana y una apertura epistemológica aún más marcada.
Esta postura no implica renunciar al pensamiento crítico, sino ampliarlo. La lógica, en este enfoque, se convierte en una herramienta para comprender la complejidad del discurso religioso, sin reducirlo a fórmulas ni someterlo a un racionalismo estrecho.
Mora frente a Russell: más allá del formalismo lógico
Bertrand Russell fue uno de los arquitectos de la lógica simbólica moderna. Su obra buscó reducir las matemáticas a la lógica, estableciendo un sistema formal riguroso. Mora Ramírez, sin negar ese legado, se distancia de su enfoque formalista. En Lógica y paradojas, analiza la paradoja de Russell no solo como un problema técnico, sino como una oportunidad para reflexionar sobre los límites del pensamiento lógico.
Mientras Russell busca eliminar la contradicción mediante restricciones formales, Mora propone convivir con ella, especialmente en ámbitos como la religión, el mito, la ética o el lenguaje natural. En lugar de imponer una lógica única, defiende el pluralismo lógico, reconociendo que no existe una lógica privilegiada, y que diferentes situaciones requieren diferentes sistemas de razonamiento.
Mora frente a Francisco Miró Quesada: continuidad crítica y expansión filosófica
Francisco Miró Quesada Cantuarias es una figura fundacional en la lógica peruana. Fue pionero en introducir la lógica simbólica y en abrir el campo a la lógica paraconsistente. Mora Ramírez, quien recibió el Premio de Lógica Francisco Miró Quesada en 2021, se sitúa como heredero crítico de esta tradición. No rompe con Miró Quesada, pero tampoco lo repite. En cambio, lo prolonga hacia una lógica más abierta, más filosófica, más sensible a la paradoja, al mito, a la religión y al contexto cultural latinoamericano.
Más allá de la lógica común: Mora frente a Piscoya
Luis Piscoya Hermoza representa una figura clave en la enseñanza de la lógica clásica en el Perú. Su obra se centra en la lógica proposicional y silogística aristotélica, con un enfoque claro y estructurado. Mora Ramírez, en cambio, va mucho más allá. Su obra no se conforma con enseñar la lógica clásica, sino que la somete a crítica, la contextualiza filosóficamente y la expande hacia terrenos que Piscoya no aborda: la paradoja, la religión, el mito, la lógica paraconsistente, la epistemología y la semiótica.
Herencia colonial: la lógica peruana como tributaria de Aristóteles
La lógica en el Perú no nace en el siglo XX ni con la institucionalización universitaria moderna. Su historia se remonta a la época colonial, cuando la enseñanza filosófica en los colegios jesuitas y universidades virreinales se estructuraba sobre el modelo escolástico aristotélico. Esta lógica, basada en el silogismo, la analogía y la deducción formal, fue durante siglos el único marco aceptado para el razonamiento académico y teológico.
El historiador Walter Remond, en su obra La filosofía en el Perú durante el virreinato, documenta cómo los manuales de lógica utilizados en San Marcos y otras instituciones coloniales eran traducciones o adaptaciones de textos tomistas y aristotélicos. Esta tradición no solo formó a los primeros filósofos peruanos, sino que configuró el horizonte lógico del país durante más de tres siglos.
Incluso en el siglo XX, la lógica enseñada en muchas universidades peruanas seguía siendo tributaria de esta matriz aristotélica, como lo muestran los textos de Piscoya Hermoza y otros autores. Rafael Mora Ramírez, al proponer una lógica pluralista y crítica, no niega esta herencia: la reconoce, la problematiza y la supera. Su obra representa un giro desde la lógica como repetición hacia la lógica como interrogación.
Lógica de la inteligencia artificial: operar no es pensar
Aunque Mora Ramírez no aborda directamente la lógica de la inteligencia artificial, sus reflexiones filosóficas ofrecen un marco crítico para pensarla. La IA opera, pero no piensa. Su lógica es funcional, orientada a la eficiencia y la resolución de tareas. Pero pensar implica conciencia, intención, sentido, error, creatividad. Mora Ramírez distingue entre operar con reglas y reflexionar sobre ellas. En este sentido, su obra sugiere que la lógica humana incluye sentido, intención y apertura al error, mientras que la lógica de la IA es cerrada y subordinada.
Un rescate histórico: Juan Bautista Ferro
Como si todo lo anterior no bastara, Mora Ramírez realiza un gesto histórico: rescata la figura y los aportes lógicos de Juan Bautista Ferro, un pensador peruano olvidado por la tradición académica. Este rescate no es anecdótico, sino profundamente significativo. Al incluir a Ferro en la genealogía lógica peruana, el autor amplía el mapa intelectual del país y reivindica voces que han sido silenciadas por el canon.
Ferro no es citado como un antecedente decorativo, sino como un interlocutor filosófico. Mora reconoce en él una intuición lógica profunda, una sensibilidad crítica frente al lenguaje religioso y una capacidad para pensar la contradicción desde el horizonte simbólico, que lo convierten en un precursor de la lógica situada y plural que él mismo defiende. Al rescatar su figura, Mora no solo reivindica una voz olvidada, sino que reconstruye una genealogía lógica peruana más rica, más diversa y más comprometida con la complejidad del pensamiento humano.
Conclusión: pensar la lógica, no obedecerla
Lógica y paradojas. Un estudio filosófico no es un manual, ni un tratado técnico, ni una guía de operaciones mentales. Es una obra que desobedece el canon lógico para pensar su fundamento, que transforma la lógica de instrumento en problema, de sistema en experiencia, de norma en paradoja.
Rafael Mora Ramírez no enseña a razonar como se enseña a calcular. Enseña a interrogar la razón misma, a reconocer que la lógica no es una estructura universal, sino una construcción histórica, cultural y filosófica. Su crítica a la lógica clásica como lógica por antonomasia, su apertura al mito como forma legítima de pensamiento, su diálogo con la religión desde Bochenski, su rescate de Ferro como interlocutor olvidado, y su distancia frente al formalismo de Russell y la rigidez de Piscoya, configuran una propuesta radical: la lógica debe ser pensada, no obedecida.
En tiempos donde la inteligencia artificial opera sin conciencia, donde el pensamiento se reduce a eficiencia, y donde la contradicción se censura en nombre de la coherencia, Mora Ramírez nos recuerda que la lógica más profunda no es la que resuelve, sino la que revela. No la que ordena, sino la que interroga. No la que excluye, sino la que incluye.
Su obra no clausura el pensamiento: lo abre. Y en esa apertura, la lógica se vuelve viva, humana, filosófica. No para dominar el mundo, sino para comprenderlo.
Bibliografía
Bochenski, I. M. Lógica de la religión. Trad. José Gaos, Fondo de Cultura Económica, 1961.
Ferro, Juan Bautista. Ensayos filosóficos. Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1953.
Miró Quesada Cantuarias, Francisco. Lógica. Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1965.
Mora Ramírez, Rafael. El valor de la lógica. Ensayo apologético. Riga: Editorial Académica Española, 2019.
Mora Ramírez, Rafael. Investigando a la lógica desde un punto de vista filosófico. ACUEDI, 2022.
Mora Ramírez, Rafael. Lógica y paradojas. Un estudio filosófico. Vol. I y II, Editorial Red Holos XXI, Venezuela, 2021.
Piscoya Hermoza, Luis. Lógica. Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1986.
Remond, Walter. La lógica en el virreinato del Perú. Fondo de Cultura Económica, 1978.
Russell, Bertrand. Introducción a la filosofía matemática. Trad. Wenceslao Roces, Espasa-Calpe, 1964.