Reseña crítica de Amanece en Arica (Ed. Espejos Invisibles, Lima, 2025) de Alfredo Gildemeister Ruiz Huidobro
Amanece en Arica es una novela histórica que recrea los días previos a la Batalla de Arica, uno de los episodios más emblemáticos de la Guerra del Pacífico. Narrada desde la perspectiva de un joven abogado limeño que acompaña a los defensores peruanos, la obra se propone rendir homenaje a figuras como Francisco Bolognesi, Alfonso Ugarte y Roque Sáenz Peña, exaltando su sacrificio como expresión máxima del deber patriótico.
A pesar de su rigurosidad en la reconstrucción de hechos y escenarios, la novela simplifica la complejidad de los factores políticos, diplomáticos y estratégicos que llevaron al conflicto. No profundiza en las fallas del gobierno peruano y boliviano, ni en la colusión de intereses británicos con Chile, especialmente en torno al salitre. Esta omisión limita la comprensión del contexto geopolítico que rodeó la batalla y reduce el conflicto a una narrativa de invasión y resistencia.
La trama se centra en el drama humano y la gesta heroica de los defensores del Morro de Arica, sin abrir espacio para el debate estratégico. Alfredo Gildemeister Ruiz Huidobro no plantea que lo mejor hubiera sido rendirse o retirarse; al contrario, la novela exalta la decisión de resistir como un acto de honor, sin matices ni cuestionamientos. El autor no enriquece el diálogo de los protagonistas con discusiones sobre alternativas tácticas, dilemas morales o contradicciones internas. Esta elección narrativa, aunque coherente con el tono patriótico, le resta profundidad psicológica a los personajes, que aparecen como héroes unidimensionales, sin evolución emocional ni conflicto interior.
Aflora un maniqueísmo evidente al presentar a los peruanos como héroes absolutos y a los chilenos como villanos, sin explorar la humanidad del adversario ni los matices éticos del enfrentamiento. En la realidad, como en toda guerra, no hay buenos ni malos absolutos, y la literatura histórica gana fuerza cuando se atreve a mostrar esa ambigüedad. La ausencia de introspección y de voces disonantes dentro del propio bando peruano empobrece la dimensión dramática de la obra.
Narrada en forma lineal, sin saltos temporales ni rupturas formales, la novela adopta un estilo clásico, accesible y solemne. El lenguaje es directo, cargado de emoción y patriotismo, lo que refuerza su intención conmemorativa. Sin embargo, esta estructura convencional limita la posibilidad de explorar capas más profundas del conflicto, como la memoria, el trauma o la crítica histórica.
En suma, Amanece en Arica es una novela emocional y patriótica, sin profundidad académica ni introspectiva. Su fin es homenajear a los defensores de Arica, y en ese propósito cumple con eficacia. Pero como obra literaria, deja de lado la complejidad humana, política y ética que podría haberla convertido en una exploración más rica del alma nacional.
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