El presente volumen presentado por Dal Maschio destaca que San Agustín es el primer pensador medieval y el último de la antigüedad. Su cristianismo platónico-plotiniano se asienta en la polémica contra los arrianos al que la importancia de la gracia contra el mal.
San Agustín no fue un pensador sistemático. Sus ideas se desarrollan al compás de sus combates contra donatistas (condena el cisma, fuera de la iglesia no hay salvación), pelagianos (contra rigorismo moral, predestinación y doctrina del pecado), y el paganismo (la ciudad de Dios).
Su pensamiento tiene dos fases claras: hasta las CONFESIONES, donde enfatiza la misericordia, y POSTCONFESIONES, donde co0mo obispo apoyó la represión contra el cisma.
Su concepción totalizadora de la historia y el curso lineal del tiempo son otras ideas suyas de gran repercusión. Vinculó el pecado al sexo y subordinó la razón a la fe. Empezó justificando la propiedad privada y terminó condenándola.
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