domingo, 11 de mayo de 2025

DIÁLOGO EN EL OLIMPO DE LA FILOSOFÍA PERUANA (Un diálogo intemporal)

 


DIÁLOGO EN EL OLIMPO DE LA FILOSOFÍA PERUANA

Ontología, Liberación y Neo-entes: El Desafío Filosófico de Nuestra Época

I. Conocimiento y justicia

Pedro Zulen: Ontorrealista, tu visión de la realidad parece desdoblarse en múltiples dimensiones. ¿Consideras que el conocimiento es una construcción totalmente subjetiva, o crees en una verdad universal accesible al intelecto humano?

Ontorrealista: Pedro, más que una construcción subjetiva, el conocimiento es un flujo en constante cambio, una reinterpretación continua de lo que llamamos "verdad". Sin embargo, ¿no es acaso la lucha por la justicia social una manifestación de una verdad fundamental sobre la dignidad humana?

Pedro Zulen: Sin duda, la justicia es un principio que trasciende interpretaciones individuales. En Perú, la inequidad ha sido un desafío que exige una respuesta desde el pensamiento crítico y la acción colectiva. ¿Crees que la realidad social puede ser transformada solo desde la teoría filosófica?

Ontorrealista: La teoría es el cimiento, pero la acción es el motor del cambio. La ontología del ser humano debe considerar su contexto material. ¿Acaso tus estudios sobre el krausismo no apuntaban hacia una síntesis entre filosofía y transformación social?

Pedro Zulen: Así es. Veo la filosofía como una herramienta para iluminar el camino de la justicia, no solo como una reflexión abstracta. El pensamiento debe servir a la libertad y la igualdad.

Ontorrealista: Entonces, no somos tan distintos. Ambos creemos que el conocimiento tiene un propósito: la emancipación del espíritu humano y la equidad entre los individuos.

II. Debate sobre el Absoluto

Ontorrealista: Pedro, el concepto del Absoluto ha sido tema de profunda especulación filosófica. ¿Consideras que el Absoluto es una realidad ontológica inmutable o una construcción conceptual que se transforma con la evolución del pensamiento?

Pedro Zulen: Lo inexpresable no es necesariamente una apelación a una realidad trascendental fuera de la experiencia, sino más bien la constatación de los límites del lenguaje y la razón. No digo que haya un Absoluto fuera de nuestra comprensión; digo que hay aspectos de la realidad que escapan a nuestra capacidad de conceptualizarlos plenamente.

Ontorrealista: Pero si admitimos que hay límites en nuestra capacidad de conceptualizar la realidad, ¿no estamos concediendo que existe algo más allá de lo estrictamente inmanente, una dimensión que, aunque inaccesible en su totalidad, ejerce influencia sobre nuestra existencia?

Pedro Zulen: No necesariamente. Lo que afirmo es que la experiencia humana está anclada a lo que podemos percibir y pensar, pero eso no significa que todo pueda ser expresado en términos precisos. La inmanencia no implica que lo real sea absolutamente accesible, sino que lo que nos importa es la experiencia concreta de la existencia.

Ontorrealista: Pero entonces, ¿no crees que el pensamiento filosófico debería aspirar a una comprensión que trascienda las limitaciones humanas? Si bien tu postura mantiene los pies en la realidad, ¿acaso no es la filosofía una búsqueda constante de lo absoluto?

Pedro Zulen: La filosofía, para mí, es una herramienta para entender mejor nuestra existencia y para mejorar la vida humana. Si bien podemos aspirar a ampliar los límites del conocimiento, esto no implica que debamos aferrarnos a una idea de Absoluto que desborde la inmanencia. Prefiero pensar en términos de una ética del conocimiento y la acción.

III. Pragmatismo e idealismo subjetivo

Ontorrealista: Pedro, al escuchar tu posición sobre el Absoluto veo una inclinación al pragmatismo. ¿No es esto un desliz hacia el instrumentalismo filosófico?

Pedro Zulen: No veo el problema en concebir el Absoluto como una referencia más que como un objeto concreto. La filosofía no debe perderse en abstracciones distantes de la vida.

Ontorrealista: Pero si el Absoluto es solo un constructo útil, entonces no es Absoluto en sentido estricto, sino un ideal contingente. ¿No estás reduciendo la filosofía a un mero ejercicio práctico?

Pedro Zulen: Si el concepto de Absoluto nos sirve como horizonte de reflexión, entonces cumple su función sin necesidad de convertirse en una entidad metafísica rígida.

IV. Relativismo y principios universales

Ontorrealista: Pedro, al escuchar tu posición sobre el Absoluto veo una inclinación al relativismo. Si el conocimiento depende de lo que podemos expresar, ¿no estás negando la posibilidad de principios universales?

Pedro Zulen: No necesariamente, Ontorrealista. Reconozco los límites de nuestra conceptualización, pero eso no implica que todo sea relativo. La justicia es un principio fundamental, aunque se exprese de distintas maneras según la época.

Ontorrealista: Pero si cada sociedad interpreta la justicia de manera diferente, ¿no estás concediendo que todo es relativo?

Pedro Zulen: No digo que el conocimiento sea totalmente relativo, sino progresivo. Avanzamos en la comprensión de principios que guían nuestra existencia.

V. Conclusión: Inmanencia vs. Trascendencia

Ontorrealista: Pedro, hemos recorrido un camino filosófico fascinante, pero nuestras diferencias siguen siendo fundamentales. Tú concibes la realidad desde la inmanencia, mientras yo sostengo que el conocimiento debe trascender la interpretación humana.

Pedro Zulen: No niego la posibilidad de lo trascendente, pero el pensamiento debe centrarse en la realidad accesible y en la justicia dentro de la experiencia humana.

Ontorrealista: Y ahí está la diferencia esencial: tú buscas en la inmanencia la clave del conocimiento y la acción, mientras yo veo en la trascendencia la garantía de principios universales.

Pedro Zulen: Tal vez el diálogo entre inmanentistas y trascendentalistas nunca encuentre un punto de síntesis, pero en el intercambio de ideas está el verdadero valor de la filosofía.

II Parte: La intervención de Mariano Iberico

I. Presentación y primer enfrentamiento sobre el Absoluto

Ontorrealista: Mariano Iberico, tu concepto del Absoluto como devenir me resulta problemático. No reduces lo metafísico a lo gnoseológico, pero subsumes lo ontológico al cambio. ¿No crees que eso diluye la noción de un Absoluto independiente de la contingencia?

Mariano Iberico: Ontorrealista, no comparto la idea de un Absoluto estático y fuera del mundo. Para mí, el Absoluto es dinámico, no una realidad inmutable sino una fuerza en constante movimiento. Lo absoluto no es una entidad fija; es lo que se manifiesta en el aparecer, lo que nos envuelve y nos define.

Pedro Zulen: Iberico, aunque no niego el papel de la transformación en la realidad, ¿no te parece que al identificar el Absoluto con el devenir estás cayendo en una metafísica que disuelve la noción de esencia?

Mariano Iberico: No niego la esencia, Pedro, pero no la concibo como un fundamento rígido, sino como algo que se expresa en su manifestación. Si el ser se encierra en sí mismo y no se manifiesta en el aparecer, entonces es una abstracción vacía.

II. El ser y el aparecer: un nuevo campo de disputa

Ontorrealista: Iberico, tu noción del aparecer como lenguaje del ser me parece un intento por eliminar la distinción entre lo real y su manifestación. Pero si el aparecer determina el ser, ¿no estamos negando una estructura ontológica independiente de la percepción humana?

Mariano Iberico: No niego que haya una realidad más allá de la percepción, pero el aparecer no es una mera ilusión. Es el medio por el cual el ser cobra sentido. No podemos desligarlo de su expresión.

Pedro Zulen: Ahí veo una diferencia clave entre nosotros. Yo sostengo que hay aspectos de la realidad que escapan a nuestra capacidad de conceptualización, pero no por ello dejan de existir. Si el aparecer es lo único que nos permite hablar del ser, ¿no caemos en un subjetivismo peligroso?

Mariano Iberico: No es subjetivismo, sino una integración del ser con su manifestación. La realidad se presenta en el aparecer, y es a través de él que podemos conocerla. Esto no significa que lo apareciente agote lo real, sino que lo revela.

III. El nuevo Absoluto: ¿Devenir o principio ontológico?

Ontorrealista: Iberico, en tu obra El nuevo absoluto, afirmas que el devenir ha reemplazado al ser estático. Pero si el Absoluto es cambio, ¿cómo podemos sostener principios fundamentales? ¿No estás relativizando la noción misma de lo absoluto?

Mariano Iberico: Ontorrealista, el Absoluto no es una regla fija que ordena el cosmos desde una distancia fría e inaccesible. Es una energía vital que impulsa la existencia. El mundo no está determinado por estructuras inmutables, sino por un movimiento constante.

Pedro Zulen: Sin embargo, si todo es flujo y transformación, ¿dónde queda la posibilidad de principios universales? Yo acepto la imposibilidad de capturar lo inexpresable, pero al menos reconozco la necesidad de principios que trasciendan el puro devenir.

Mariano Iberico: Los principios no desaparecen en el devenir, sino que se actualizan. No son estructuras rígidas, sino valores que se adaptan y renuevan con la experiencia humana. El pensamiento debe evolucionar con la realidad.

IV. Dios, panteísmo y la trascendencia

Ontorrealista: Iberico, al eliminar el Dios teísta y sustituirlo por un Absoluto panteísta, ¿no has desplazado lo trascendental por una inmanencia disfrazada de totalidad?

Mariano Iberico: No rechazo la espiritualidad ni el sentido metafísico de la existencia, pero no veo a Dios como una entidad separada del mundo. Lo divino está en el flujo mismo de la realidad. No es algo que está fuera, sino algo que permea cada manifestación.

Pedro Zulen: ¿Pero acaso ese Dios panteísta no se diluye en el devenir? Si lo absoluto es cambio, ¿qué queda de lo eterno?

Mariano Iberico: Lo eterno no es quietud, sino perpetuidad en el movimiento. El universo es un proceso en sí mismo, y lo absoluto es su fuerza interna. No es un Dios personal que impone leyes externas, sino el principio que anima la totalidad.

V. Conclusión: tres posturas filosóficas

Ontorrealista: Iberico, has defendido la inmanencia como principio fundamental de la filosofía moderna, pero al reducir el Absoluto al devenir, creo que le restas solidez ontológica a la realidad.

Pedro Zulen: Estoy de acuerdo en que la filosofía debe integrar la experiencia humana, pero no podemos permitir que el dinamismo del aparecer nos impida reconocer principios universales.

Mariano Iberico: Yo veo la filosofía como una búsqueda de sentido en el movimiento de la existencia. Lo absoluto no es una estructura impasible, sino una energía que fluye en el mundo.

Ontorrealista: No hemos llegado a una síntesis, pero en este intercambio está la riqueza del pensamiento. Inmanentismo, trascendentalismo y dinamismo metafísico: tres perspectivas que seguirán en debate.

III Parte: La intervención de José Carlos Mariátegui

I. Mariátegui y la metafísica inmanente

José Carlos Mariátegui: Señores, veo que han debatido extensamente sobre el Absoluto y la inmanencia. Sin embargo, considero que el pensamiento filosófico debe partir de la vida concreta, de la historia y de la lucha material. La metafísica no es un delirio abstracto, sino una necesidad humana, porque el hombre es, ante todo, un animal metafísico.

Ontorrealista: Mariátegui, concuerdo en que el hombre está naturalmente inclinado a lo metafísico, pero no podemos reducir la realidad al marco de la historia y la lucha de clases. ¿No crees que la metafísica debe trascender lo meramente social?

Pedro Zulen: Mariátegui, aunque comparto tu interés por la transformación social, me parece que tu concepción de la metafísica es demasiado funcionalista. ¿Puede el pensamiento filosófico reducirse a la praxis histórica sin perder su profundidad ontológica?

Mariano Iberico: Lo metafísico, en mi visión, no desaparece en lo material, sino que se expresa en el devenir. Pero tú, José Carlos, pareces más cercano a Nietzsche en su rechazo de toda trascendencia. ¿Cómo fundamentas tu posición?

José Carlos Mariátegui: La metafísica no es una cuestión de trascendencia ni de contemplación estática. Para mí, como para Nietzsche, el hombre crea valores, da sentido a su existencia desde la inmanencia. La historia y la lucha social son la manifestación concreta de esa metafísica vivida.

II. Marxismo, inmanencia y mito revolucionario

Ontorrealista: Mariátegui, tu interpretación del marxismo es heterodoxa. Al incorporar una dimensión metafísica, ¿no estás alejándote del materialismo histórico clásico?

José Carlos Mariátegui: Al contrario, el marxismo no es un esquema rígido ni un dogma. Lo que propongo es una interpretación donde la historia no es solo estructura económica, sino también creación de sentido, expresión vital del ser humano. El mito revolucionario es una fuerza metafísica en la inmanencia.

Pedro Zulen: ¿Pero acaso el mito no es solo una construcción simbólica? ¿Cómo puede un mito transformar la realidad si no posee fundamento ontológico?

José Carlos Mariátegui: Porque el mito no es una simple narración, sino la fuerza que impulsa la acción histórica. El mito revolucionario es el motor de las transformaciones sociales, es la manifestación de la voluntad humana de cambio.

Mariano Iberico: Si el mito es el motor de la historia, ¿no implica esto una metafísica del devenir similar a la que planteo yo?

José Carlos Mariátegui: Así es. La historia no está determinada por leyes inmutables, sino por voluntades en conflicto, por tensiones que generan movimiento. Lo absoluto no es un principio fijo, sino una dialéctica viva en la práctica social.

III. Nietzsche y el rechazo de la trascendencia

Ontorrealista: Mariátegui, al igual que Nietzsche, pareces negar la posibilidad de una trascendencia fuera de la historia. Pero ¿no crees que al eliminar todo principio absoluto, la realidad se fragmenta sin sentido?

José Carlos Mariátegui: No se trata de negar el sentido, sino de reconocer que el hombre lo construye desde su propia existencia. La trascendencia no está en un ente superior, sino en la acción y en la voluntad de transformación.

Pedro Zulen: Aquí veo una diferencia clave. Tú afirmas que la metafísica es una necesidad humana, pero no la vinculas con una estructura ontológica estable, sino con una práctica cambiante. ¿Acaso esto no desemboca en una visión radicalmente inmanentista?

Mariano Iberico: Esto me recuerda a mi idea del devenir como principio absoluto. Mariátegui, ¿para ti la historia es el único escenario donde la metafísica cobra sentido?

José Carlos Mariátegui: La historia es el espacio donde la metafísica se realiza. No hay esencias atemporales, solo procesos en constante transformación. En ese sentido, mi marxismo es profundamente vitalista.

IV. Conclusión: cuatro perspectivas filosóficas

Ontorrealista: Ha sido un debate intenso. Veo que Mariátegui defiende una metafísica de la inmanencia, ligada a la historia y la praxis, mientras Zulen busca preservar principios que guíen el pensamiento.

Pedro Zulen: La metafísica puede ser una necesidad humana, pero no debe disolverse por completo en la historia. Necesitamos reconocer ciertos fundamentos, aunque sean limitados.

Mariano Iberico: Por mi parte, sigo pensando que el devenir es el auténtico absoluto. Lo metafísico no es una estructura fija, sino el flujo que se manifiesta en el mundo.

José Carlos Mariátegui: En eso nos acercamos, Iberico. Pero yo sostengo que ese flujo tiene un carácter histórico y revolucionario. La realidad no es solo cambio, sino transformación consciente impulsada por la acción humana.

Ontorrealista: Entonces, aquí tenemos cuatro posturas: el inmanentismo ético de Zulen, el trascendentalismo ontológico mío, el dinamismo metafísico de Iberico y la metafísica histórica de Mariátegui. No hay síntesis posible, pero el diálogo es lo que da sentido a nuestras ideas.

IV Parte: La intervención de Antenor Orrego

I. Orrego y la espiritualidad inmanente

Antenor Orrego: Señores, han discutido el Absoluto desde diversas ópticas. Yo les propongo una interpretación diferente: la realidad no está marcada por un ser trascendente, sino por una unidad cósmica en la que lo divino está presente en cada manifestación de la existencia.

Ontorrealista: Orrego, veo que tu postura se acerca al panteísmo. Sin embargo, si lo absoluto es una unidad inmanente, ¿cómo distingues entre lo finito y lo infinito?

Pedro Zulen: Me interesa esta noción de espiritualidad sin trascendencia. Pero, ¿acaso la inmanencia pura no corre el riesgo de disolver el sentido filosófico del ser en el movimiento?

José Carlos Mariátegui: La inmanencia que defiendes me recuerda a mi propia visión de la metafísica dentro de la historia. Para mí, el hombre no busca lo absoluto en lo exterior, sino en la acción revolucionaria. ¿No es esto un paralelismo con tu idea de una espiritualidad integrada en la realidad?

Mariano Iberico: Hay un vínculo evidente entre tu pensamiento y el devenir. Mi propio concepto del nuevo absoluto no es muy distinto de tu idea de una unidad cósmica en movimiento.

II. Panteísmo versus trascendencia

Ontorrealista: Orrego, tú asumes el principio de inmanencia y niegas el Dios trascendente. Pero, ¿no estás eliminando con ello toda jerarquía ontológica? ¿No crees que el ser tiene un fundamento más allá del mundo visible?

Antenor Orrego: No niego la profundidad metafísica, Ontorrealista. Simplemente afirmo que el ser no requiere de una distinción rígida entre esencia y existencia. Lo divino está en el mundo, no más allá de él.

Pedro Zulen: Tu postura me parece coherente con el pensamiento moderno. Pero, ¿cómo fundamentas el conocimiento si todo es parte de una misma unidad inmanente?

José Carlos Mariátegui: Lo veo desde la historia. La espiritualidad de Orrego no es estática, sino parte de una evolución cultural. En ese sentido, concuerda con mi idea de que la metafísica se manifiesta en la praxis humana.

Mariano Iberico: Es interesante que, aunque partes de Emerson y Bergson, tu espiritualismo termina siendo una forma de integración total del ser con el mundo. Esto me recuerda a la filosofía renacentista, pero con un enfoque latinoamericano.

III. La influencia de Bergson y Emerson

Ontorrealista: Orrego, tu intuicionismo bergsoniano propone una realidad vital y dinámica. Pero si todo es flujo, ¿cómo sostener principios filosóficos universales?

Antenor Orrego: La intuición no es irracionalidad, sino una forma de acceso a lo real que trasciende las categorías rígidas de la razón.

Pedro Zulen: Esto nos acerca. Yo también reconozco los límites del lenguaje, pero, ¿cómo asegurarnos de que la intuición no nos lleve a un subjetivismo extremo?

José Carlos Mariátegui: En mi perspectiva, la intuición es una herramienta para comprender las transformaciones sociales. Pero el pensamiento necesita acción, no solo contemplación.

Mariano Iberico: Yo comparto la idea de un conocimiento que no se agota en la razón. Pero sigo viendo en tu postura un riesgo de disolución del ser en su manifestación.

IV. La visión de América Latina

Ontorrealista: Has mencionado que tu espiritualismo está ligado a la identidad latinoamericana. ¿Cómo se expresa esto en tu filosofía?

Antenor Orrego: América Latina tiene un destino espiritual. No podemos asumir filosofías extranjeras sin adaptarlas a nuestra realidad. La conciencia del ser debe surgir desde nuestra propia cultura.

José Carlos Mariátegui: En esto concuerdo contigo. La filosofía no puede ser ajena a nuestra historia. El pensamiento europeo debe ser reinterpretado desde nuestras necesidades.

Mariano Iberico: Es cierto que la cultura y la historia juegan un papel clave. Pero, ¿no crees que al enfatizar lo latinoamericano corremos el riesgo de reducir la filosofía a un contexto inmediato?

Pedro Zulen: La filosofía debe ser universal, pero sin perder su arraigo. Orrego, ¿crees que hay una metafísica propia de América Latina?

Antenor Orrego: Más que una metafísica diferenciada, veo un destino espiritual que nos permite comprender la existencia desde una perspectiva integradora y no reduccionista.

V. Conclusión: cinco visiones filosóficas

Ontorrealista: Cinco caminos filosóficos han surgido en este diálogo. La trascendencia ontológica que defiendo, la inmanencia crítica de Zulen, el devenir absoluto de Iberico, la metafísica histórica de Mariátegui y el espiritualismo inmanente de Orrego.

Pedro Zulen: Lo que une nuestros enfoques es la búsqueda de sentido en la realidad. Aunque no coincidimos, el intercambio de ideas nos ayuda a profundizar en nuestras propias posturas.

José Carlos Mariátegui: La filosofía no es una especulación vacía, sino una herramienta para comprender la acción humana. En ese sentido, cada postura aquí tiene un impacto en la forma en que entendemos la historia.

Mariano Iberico: Vemos que el pensamiento no es solo reflexión, sino también movimiento. Cada uno de nosotros ha defendido una idea del ser ligada a su manifestación concreta.

Antenor Orrego: La diversidad de enfoques filosóficos es parte de la riqueza del pensamiento. No buscamos una síntesis total, sino un diálogo que nos ayude a afinar nuestras ideas.

V Parte: La intervención de Augusto Salazar Bondy

I. Filosofía de la liberación y el naufragio inmanentista

Augusto Salazar Bondy: He escuchado sus debates sobre el Absoluto, la inmanencia y el devenir, pero me pregunto si estas discusiones tienen relevancia para América Latina. Nuestra situación no es metafísica, sino histórica: estamos atrapados en una dependencia cultural que impide el desarrollo de una auténtica filosofía.

Ontorrealista: Salazar Bondy, tu diagnóstico es radical. Criticas el eurocentrismo, pero ¿acaso no sigues el camino del historicismo inmanentista? Tu rechazo del Absoluto te lleva a un relativismo ontológico que difícilmente puede sostener una filosofía sólida.

Pedro Zulen: Me preocupa que esta perspectiva de dependencia nos condene a un pensamiento situado, sin posibilidad de alcanzar principios universales. La filosofía debe ser rigurosa y no quedar reducida a una interpretación sociopolítica.

José Carlos Mariátegui: No veo el problema en asumir la historicidad del pensamiento. La filosofía no surge en el vacío, sino dentro de una realidad concreta. Si América Latina no define su propio pensamiento, seguiremos subordinados a marcos ajenos.

Mariano Iberico: Pero Salazar Bondy, si toda filosofía es un producto histórico, ¿cómo sostener la búsqueda del conocimiento sin caer en un relativismo absoluto? Si no hay principios estables, todo se diluye en la contingencia.

Antenor Orrego: Para mí, la filosofía no puede limitarse solo al contexto histórico. Debemos recuperar una dimensión espiritual, un destino que nos ligue con lo universal sin perder nuestra identidad.

II. El relativismo ontológico y la ausencia de lo trascendente

Augusto Salazar Bondy: No hay verdades metafísicas universales. Nuestra realidad no necesita Absolutos ni Dioses trascendentes, sino una conciencia de nuestra situación concreta. La filosofía debe servir para nuestra liberación, no para especulaciones abstractas.

Ontorrealista: Esto es precisamente el naufragio inmanentista. Si todo está determinado por el contexto, ¿cómo evitar el nihilismo? Tu filosofía relativista y fenomenista desemboca en una ontología del devenir sin fundamentos sólidos.

Pedro Zulen: Si no hay principios ontológicos independientes de la historia, ¿en qué se basa el conocimiento? La dependencia cultural no se resuelve rechazando toda trascendencia.

José Carlos Mariátegui: En mi visión, la trascendencia está en la acción histórica. La liberación no se logra en el pensamiento puro, sino en la lucha. En ese sentido, concuerdo contigo, Salazar Bondy: lo absoluto es una idea vacía si no se traduce en transformación social.

Mariano Iberico: Sin embargo, la filosofía necesita una estructura estable para no convertirse en mera contingencia. ¿No crees que tu ontología inmanentista dificulta la construcción de valores duraderos?

Antenor Orrego: La espiritualidad es clave para evitar el nihilismo. Un pensamiento sin Dios y sin Absolutos corre el riesgo de perder toda dirección.

III. Filosofía, liberación y ética situacional

Augusto Salazar Bondy: La filosofía no puede ser un ejercicio contemplativo. Si no sirve para la liberación, es inútil. Nuestra ética no debe estar basada en principios universales abstractos, sino en la realidad concreta de América Latina.

Ontorrealista: Pero tu ética situacional depende de circunstancias variables. Si no hay principios trascendentales, ¿cómo evitar la arbitrariedad moral?

Pedro Zulen: La filosofía debe buscar la verdad, no solo responder a urgencias históricas. La ética no puede ser solo situacional sin un fundamento sólido.

José Carlos Mariátegui: La moral no es fija. Lo correcto depende de las condiciones sociales. La ética debe responder a las necesidades del pueblo, no a abstracciones metafísicas.

Mariano Iberico: Pero Mariátegui, la ética necesita cierta estabilidad, o se convierte en simple adaptación al contexto. La inmanencia absoluta dificulta la construcción de valores duraderos.

Antenor Orrego: Un pensamiento sin trascendencia espiritual queda reducido a pura contingencia. La liberación sin Dios se convierte en un proyecto incompleto.

IV. Conclusión: ¿una filosofía latinoamericana?

Augusto Salazar Bondy: Si seguimos repitiendo filosofías ajenas, nunca tendremos un pensamiento propio. Pero tampoco podemos caer en ilusiones metafísicas. La filosofía debe liberarnos, no encadenarnos a Absolutos.

Ontorrealista: Tu rechazo del Absoluto te coloca en el relativismo ontológico, lo que hace difícil sostener una filosofía con verdadera profundidad.

Pedro Zulen: La filosofía latinoamericana debe ser rigurosa y universal, sin depender exclusivamente de la historia.

José Carlos Mariátegui: La filosofía no es neutral. Debe estar ligada a la praxis social y la transformación del pueblo.

Mariano Iberico: Necesitamos una visión que combine identidad con principios universales. La reflexión filosófica no debe disolverse en el puro devenir.

Antenor Orrego: Sin espiritualidad, América Latina corre el riesgo de perder su rumbo. Nuestra filosofía debe integrar lo trascendental y lo histórico.

Augusto Salazar Bondy: La pregunta queda abierta: ¿cómo construir una filosofía auténtica sin depender de modelos ajenos ni caer en abstracciones inútiles?

VI Parte: La intervención de Francisco Miró Quesada

I. Ciencia, razón y la negación del ser trascendental

Francisco Miró Quesada: He seguido atentamente su debate sobre el Absoluto, el devenir y la historia, pero me pregunto si realmente necesitamos esas categorías para entender la existencia. La filosofía no debe perderse en abstracciones metafísicas, sino enfocarse en la realidad concreta y en el conocimiento verificable.

Ontorrealista: Miró Quesada, tu perspectiva se encierra en el principio de inmanencia sin cuestionarlo. Al negar el ser trascendental, reduces la reflexión filosófica a una ontología inmanentista y cientificista. ¿No crees que eso limita la profundidad del pensamiento?

Pedro Zulen: Coincido con Ontorrealista en que la filosofía debe explorar más allá de lo científicamente comprobable. El conocimiento humano no se reduce al análisis racionalista.

José Carlos Mariátegui: Pero Pedro, Miró Quesada tiene razón en señalar la necesidad de pensar desde la realidad concreta. La metafísica tradicional ha servido más para perpetuar el dominio ideológico que para explicar la experiencia humana.

Mariano Iberico: Sin embargo, si eliminamos toda noción de trascendencia, ¿cómo sostenemos una estructura de significado estable? El devenir necesita un fundamento.

Antenor Orrego: La espiritualidad forma parte de la identidad humana. Un pensamiento sin trascendencia corre el riesgo de perder su profundidad metafísica.

Augusto Salazar Bondy: Miró Quesada plantea una filosofía sin absolutos, lo cual es un paso necesario hacia una liberación de las estructuras de dominación.

II. El cientificismo y el método fenomenológico

Francisco Miró Quesada: La filosofía debe dialogar con la ciencia. La metafísica tradicional ha buscado verdades que no pueden probarse, mientras que el método fenomenológico nos permite analizar la conciencia y la existencia sin recurrir a lo trascendental.

Ontorrealista: Pero tu cientificismo termina estrechando la visión filosófica. La fenomenología puede ser útil para la comprensión de la experiencia, pero no puede reemplazar una reflexión ontológica profunda.

Pedro Zulen: La ciencia nos ha dado herramientas valiosas, pero no puede responder todas las preguntas filosóficas. La realidad tiene dimensiones que trascienden lo verificable.

José Carlos Mariátegui: Para mí, lo importante es que el pensamiento sirva a la acción. No necesitamos un Absoluto, sino una filosofía que transforme la realidad.

Mariano Iberico: Pero, Mariátegui, sin una estructura metafísica mínima, ¿cómo fundamentamos la acción? El puro devenir sin orientación lleva al vacío.

Antenor Orrego: Una filosofía sin Dios y sin fundamentos trascendentes termina siendo limitada.

Augusto Salazar Bondy: Miró Quesada nos plantea el desafío de pensar sin dependencias metafísicas. Eso es un avance hacia una filosofía auténtica.

III. Ateísmo moral y la autonomía del ser humano

Francisco Miró Quesada: No necesitamos a Dios para justificar la moral. El ser humano es capaz de construir valores sin recurrir a absolutos externos.

Ontorrealista: Pero al eliminar todo fundamento trascendental, ¿no terminamos reduciendo la moral a una ética situacional sin estabilidad?

Pedro Zulen: La filosofía debe responder a la condición humana. Sin principios universales, la ética corre el riesgo de volverse arbitraria.

José Carlos Mariátegui: Lo correcto depende de la historia y la sociedad. La moral no es fija, sino que responde a las condiciones materiales.

Mariano Iberico: Pero si todo es relativo, ¿cómo aseguramos la coherencia ética?

Antenor Orrego: Sin un marco espiritual, la moral se convierte en simple adaptación a la circunstancia.

Augusto Salazar Bondy: Miró Quesada nos obliga a pensar en la moral como una construcción humana, no como una imposición metafísica.

IV. Filosofía latinoamericana: ¿hacia una ruptura definitiva con la trascendencia?

Francisco Miró Quesada: América Latina necesita un pensamiento racional, no una metafísica basada en mitos o tradiciones teológicas.

Ontorrealista: Pero al eliminar lo trascendente, se pierde una dimensión clave del ser.

Pedro Zulen: Necesitamos una filosofía equilibrada que no descarte la metafísica por completo.

José Carlos Mariátegui: La filosofía debe servir a la transformación, no a la especulación abstracta.

Mariano Iberico: La identidad filosófica latinoamericana no puede depender solo del materialismo.

Antenor Orrego: América Latina tiene una riqueza espiritual que no puede ignorarse.

Augusto Salazar Bondy: Miró Quesada nos desafía a pensar sin ataduras metafísicas. ¿Seremos capaces de hacerlo?

VII Parte: La intervención de Gustavo Gutiérrez

I. Filosofía y teología: una relación inevitable

Gustavo Gutiérrez: He seguido su debate sobre el Absoluto, el devenir, la inmanencia y la dependencia cultural. Pero veo que han omitido un aspecto esencial: la dimensión teológica de la liberación. No hay justicia sin una referencia al Dios liberador que guía la historia.

Ontorrealista: Gustavo, reconozco que la teología no puede quedar fuera del pensamiento filosófico. Sin embargo, ¿cómo podemos integrar la visión trascendental en el análisis crítico de la realidad sin que se convierta en un mero instrumento ideológico?

Pedro Zulen: Yo reconozco la importancia de la justicia social, pero ¿acaso la religión no ha sido históricamente un obstáculo para la libertad del pensamiento?

José Carlos Mariátegui: La liberación de los pueblos no necesita de Dios. El mito revolucionario surge de la praxis histórica, no de revelaciones religiosas.

Mariano Iberico: Sin embargo, la espiritualidad es parte fundamental de la condición humana. No podemos excluir la teología sin perder una dimensión clave de la existencia.

Antenor Orrego: La historia no puede ser solo materialista. América Latina tiene un destino espiritual que no puede desligarse de su dimensión trascendental.

Augusto Salazar Bondy: Pero Gustavo, tu teología sigue anclada a una tradición que ha servido para justificar estructuras de poder. ¿Cómo puede una filosofía de la liberación depender de una religión?

II. La opción por los pobres y la justicia social

Gustavo Gutiérrez: La Teología de la Liberación no es una defensa del poder religioso, sino una respuesta al sufrimiento de los pobres. La justicia no puede ser solo una construcción humana, sino un llamado de Dios a transformar el mundo.

Ontorrealista: Si la justicia y la liberación surgen de la voluntad divina, ¿cómo podemos hacer que el pensamiento filosófico reconozca esa dimensión sin diluirse en la pura estructura teológica? La verdad trascendental no es enemiga de la acción, sino su fundamento.

Pedro Zulen: Lo que planteas es interesante, pero me preocupa que la teología termine sustituyendo la reflexión filosófica.

José Carlos Mariátegui: La justicia es resultado de la lucha de los pueblos, no de una intervención divina. La historia avanza por la acción humana.

Mariano Iberico: No obstante, si la historia solo depende del conflicto, ¿no terminamos reduciendo la existencia a una lucha sin sentido? La trascendencia puede dar dirección a la acción humana.

Antenor Orrego: La filosofía debe considerar el horizonte espiritual de la humanidad. La historia es más que lucha; es también una búsqueda de sentido.

Augusto Salazar Bondy: ¿Pero no crees, Gustavo, que la dependencia de lo divino limita la autonomía del pensamiento filosófico?

III. ¿Es posible una filosofía cristiana de la liberación?

Gustavo Gutiérrez: La filosofía de la liberación no es un pensamiento subordinado a la teología, sino una forma de pensar la realidad desde el compromiso con los pobres. No es un dogma, sino un llamado ético.

Ontorrealista: La liberación no puede ser meramente estructural o histórica. Si no hay un fundamento ontológico trascendental, ¿qué garantiza que la justicia no sea reducida a una mera construcción humana?

Pedro Zulen: La justicia es importante, pero la filosofía debe mantenerse crítica y abierta, no sujeta a creencias.

José Carlos Mariátegui: Estoy de acuerdo con la lucha por los pobres, pero la filosofía debe apoyarse en la acción revolucionaria, no en una promesa religiosa.

Mariano Iberico: Sin embargo, la búsqueda de justicia puede estar vinculada a una dimensión trascendental sin que eso implique perder autonomía filosófica.

Antenor Orrego: América Latina necesita una filosofía que integre la razón, la historia y la espiritualidad.

Augusto Salazar Bondy: No podemos construir una filosofía autónoma si seguimos dependiendo de referencias teológicas.

IV. Conclusión: ¿Dios, justicia y filosofía pueden coexistir?

Gustavo Gutiérrez: La justicia y la filosofía pueden convivir con la teología. No se trata de imponer creencias, sino de reconocer que la lucha por los pobres tiene una dimensión espiritual que no puede ser ignorada.

Ontorrealista: Entonces, el verdadero desafío es integrar el pensamiento teológico y filosófico sin reducir la justicia a un mero instrumento histórico. La justicia no es solo un hecho social; es también un principio ontológico.

Pedro Zulen: Necesitamos una filosofía crítica, pero sin perder de vista los valores de justicia.

José Carlos Mariátegui: La acción política es el verdadero motor de la liberación.

Mariano Iberico: La dimensión trascendental puede enriquecer la lucha por la justicia.

Antenor Orrego: América Latina debe integrar su identidad espiritual en su pensamiento filosófico.

Augusto Salazar Bondy: La verdadera liberación solo se logrará cuando pensemos por nosotros mismos, sin depender de dogmas.

VIII Parte: La intervención de Miklos Lukacs de Pereny

I. El transhumanismo y la amenaza contra la humanidad

Miklos Lukacs de Pereny: He seguido con atención sus discusiones sobre el Absoluto, la liberación, la historia y la justicia. Sin embargo, creo que han omitido la mayor amenaza para la humanidad: el transhumanismo. No estamos ante una simple evolución filosófica, sino ante un intento sistemático de la élite global por transformar al hombre en una nueva entidad, despojándolo de su dimensión ética y ontológica.

Ontorrealista: Lukacs, tu denuncia es contundente. El transhumanismo no es solo una ideología tecnocientífica, sino una estrategia para consolidar una visión del hombre sin absolutos, sometido al principio de inmanencia. ¿Hasta qué punto podemos resistir este intento de disolver lo humano?

Pedro Zulen: La tecnología ha sido, en muchas ocasiones, una herramienta para el progreso. Sin embargo, si la ciencia se desentiende de principios filosóficos sólidos, ¿no corremos el riesgo de caer en una instrumentalización del ser humano?

José Carlos Mariátegui: Yo veo esto desde la historia. La tecnociencia ha sido utilizada para perpetuar el dominio de las élites. ¿No es acaso el transhumanismo la expresión más extrema del capitalismo global?

Mariano Iberico: Lukacs, si la esencia del ser humano se diluye en procesos tecnológicos, ¿qué queda de la identidad filosófica del hombre? ¿No estamos, con el transhumanismo, reduciendo la existencia a una pura funcionalidad?

Antenor Orrego: La tecnología no es neutral. Si no se la orienta desde una dimensión espiritual, ¿no estamos entregando el destino humano a una élite que carece de todo sentido trascendente?

Augusto Salazar Bondy: Pero, Lukacs, ¿acaso no es inevitable que la humanidad evolucione? ¿No estamos frente al próximo paso en la historia del pensamiento y la ciencia?

Gustavo Gutiérrez: Lukacs, si el transhumanismo representa el intento de suprimir al ser humano, entonces la justicia no puede ser solo una cuestión política. Se trata de una lucha ontológica entre la dignidad humana y la reducción tecnocientífica de la persona.

II. Los neo-entes y el colapso de la ética

Miklos Lukacs de Pereny: La tecnología se ha convertido en un medio para la transformación radical del hombre. Pero no se trata de una evolución natural, sino de una agenda dirigida por la élite globalista, cuyo objetivo es la creación de neo-entes: seres diseñados para la utilidad, no para la dignidad.

Ontorrealista: Esto es el colapso del pensamiento filosófico. Si el hombre es reducido a su funcionalidad y sustituido por entidades programadas, ¿dónde queda la ontología del ser? ¿Qué queda de su capacidad de trascendencia?

Pedro Zulen: Es evidente que la ética está siendo arrasada por el paradigma tecnocientífico. ¿Cómo podemos resistir la imposición de una visión del mundo que considera al ser humano como un problema a ser resuelto por la tecnología?

José Carlos Mariátegui: La élite global está diseñando una nueva forma de dominación. Pero ¿cómo impedir que el transhumanismo se convierta en la doctrina dominante sin caer en una resistencia inútil?

Mariano Iberico: Si el devenir humano es dirigido por algoritmos y manipulaciones genéticas, ¿no estamos negando la autonomía del pensamiento filosófico?

Antenor Orrego: Lukacs, el progreso no puede significar la destrucción del hombre. La tecnología debe estar subordinada al espíritu, no reemplazarlo.

Augusto Salazar Bondy: Sin embargo, ¿no es posible que esta transformación de la humanidad sea inevitable? ¿No será que nos encontramos ante el próximo paso en la evolución antropológica?

Gustavo Gutiérrez: La tecnología debe servir al hombre, no sustituirlo. Si los neo-entes son diseñados para reemplazar la condición humana, entonces no estamos ante un avance, sino ante una forma de exterminio disfrazado de progreso.

III. ¿Resistencia filosófica o aceptación del cambio antropológico?

Miklos Lukacs de Pereny: La pregunta no es si podemos detener el transhumanismo, sino si tenemos la capacidad filosófica para resistirlo. Si aceptamos la tecnociencia como la nueva religión global, ¿qué queda del pensamiento crítico?

Ontorrealista: La resistencia no debe ser meramente política, sino metafísica. Necesitamos reafirmar el sentido ontológico del ser humano antes de que sea completamente disuelto en el paradigma tecnocientífico.

Pedro Zulen: La filosofía debe recuperar su papel como crítica del poder. Si dejamos que el pensamiento sea reducido a cálculos algorítmicos, ¿qué futuro tenemos?

José Carlos Mariátegui: La lucha contra el transhumanismo no es solo intelectual. Si la historia nos ha enseñado algo, es que la resistencia debe ser concreta.

Mariano Iberico: Pero ¿tenemos el tiempo suficiente para formular una respuesta filosófica sólida antes de que el transhumanismo se imponga totalmente?

Antenor Orrego: El verdadero desafío es mantener una visión espiritual de la existencia antes de que la tecnología la erradique por completo.

Augusto Salazar Bondy: Lukacs, ¿pero acaso la humanidad no siempre ha cambiado? ¿No será que nos resistimos a un proceso inevitable?

Gustavo Gutiérrez: La dignidad humana no puede ser negociada con algoritmos. La lucha contra los neo-entes es la última batalla por la esencia de lo humano.

IX Parte: Reflexiones finales de cada pensador

Pedro Zulen – La filosofía como herramienta para la justicia

"El conocimiento no debe estar desligado de la acción. Si bien he defendido la inmanencia como el marco dentro del cual podemos pensar la realidad, sigo creyendo que la justicia social debe ser la aplicación concreta del pensamiento filosófico. No podemos perder de vista el sentido ético de la existencia, pero tampoco podemos permitir que la filosofía se disuelva en el puro pragmatismo sin rigor intelectual. La lucha por la verdad sigue vigente, incluso en medio de la incertidumbre."

Ontorrealista – La trascendencia es la clave del sentido

"La crisis filosófica contemporánea es el resultado de la negación de la trascendencia. La exacerbación del principio de inmanencia ha llevado al hombre a perder toda referencia ontológica sólida. La justicia, la historia y la tecnología solo tienen sentido si reconocemos que el ser humano no puede ser reducido a lo puramente material. La lucha contra el relativismo y la instrumentalización tecnocientífica del hombre es la última frontera de la filosofía."

Mariano Iberico – El devenir como fundamento de la existencia

"Si algo queda claro tras este debate es que la realidad no es estática, sino fluida. El ser se manifiesta en su aparecer y el devenir nos revela nuevas formas de comprensión. Pero este proceso no debe perder de vista la dimensión ética y estética del pensamiento. La transformación no es negación, sino la posibilidad de una realidad más rica y compleja."

José Carlos Mariátegui – La historia es el motor de la filosofía

"La lucha no es una especulación abstracta, sino un proceso concreto. Hemos debatido sobre el Absoluto, sobre la tecnología, sobre la trascendencia, pero lo esencial sigue siendo que la realidad humana está determinada por sus condiciones materiales. Si queremos construir un pensamiento filosófico auténtico en América Latina, debemos partir de la historia y no de esquemas ajenos."

Antenor Orrego – La necesidad de una identidad espiritual

"La filosofía no puede perder de vista el destino espiritual de los pueblos. América Latina no debe caer en la trampa de asumir filosofías ajenas sin reinterpretarlas desde su propia identidad. La lucha contra la instrumentalización tecnológica y el materialismo radical es, ante todo, una lucha por la recuperación del sentido trascendental."

Augusto Salazar Bondy – La independencia del pensamiento

"La verdadera liberación no es solo económica o política, sino intelectual. América Latina ha vivido demasiado tiempo bajo modelos de pensamiento que no han surgido de su propia realidad. La filosofía latinoamericana debe superar su dependencia cultural y construir una reflexión autónoma y crítica, sin necesidad de recurrir a absolutos externos."

Gustavo Gutiérrez – La teología y la justicia como principios inseparables

"No hay justicia sin la referencia a lo divino. La lucha por los pobres no es solo una cuestión política, sino una dimensión ontológica. La filosofía y la teología deben convivir en la construcción de un pensamiento que no abandone la trascendencia ni la responsabilidad ética frente a la exclusión."

Miklos Lukacs de Pereny – La batalla contra el transhumanismo

"El mayor desafío filosófico del siglo XXI no es solo la justicia, la historia o la trascendencia, sino la resistencia contra la agenda transhumanista. Si no frenamos la transformación tecnocientífica del hombre en un objeto funcional, perderemos la esencia misma de nuestra humanidad. La filosofía debe ser una barrera ante la imposición de los neo-entes."

Conclusión general: el debate sigue abierto

Cada pensador ha aportado una visión única sobre el destino del pensamiento humano. Las tensiones entre inmanencia y trascendencia, entre filosofía y tecnología, entre historia y justicia, siguen vigentes y aún no hay síntesis definitiva.

El verdadero valor de este diálogo ha sido el reconocimiento de los desafíos filosóficos del presente y la necesidad de construir un pensamiento que resista la fragmentación y el sometimiento del ser humano a fuerzas ideológicas, tecnológicas y políticas.

Post Data.- Este diálogo fue elaborado sobre la base de mi libro "Agonía de la Modernidad sin Absolutos" 

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