DIÁLOGO EN EL OLIMPO DE LA
FILOSOFÍA PERUANA
Ontología, Liberación y Neo-entes: El Desafío Filosófico de Nuestra Época
I. Conocimiento y justicia
Pedro
Zulen: Ontorrealista, tu visión
de la realidad parece desdoblarse en múltiples dimensiones. ¿Consideras que el
conocimiento es una construcción totalmente subjetiva, o crees en una verdad
universal accesible al intelecto humano?
Ontorrealista: Pedro, más que una construcción subjetiva, el
conocimiento es un flujo en constante cambio, una reinterpretación continua de
lo que llamamos "verdad". Sin embargo, ¿no es acaso la lucha por la
justicia social una manifestación de una verdad fundamental sobre la dignidad
humana?
Pedro
Zulen: Sin duda, la justicia es
un principio que trasciende interpretaciones individuales. En Perú, la
inequidad ha sido un desafío que exige una respuesta desde el pensamiento
crítico y la acción colectiva. ¿Crees que la realidad social puede ser
transformada solo desde la teoría filosófica?
Ontorrealista: La teoría es el cimiento, pero la acción es el
motor del cambio. La ontología del ser humano debe considerar su contexto
material. ¿Acaso tus estudios sobre el krausismo no apuntaban hacia una
síntesis entre filosofía y transformación social?
Pedro
Zulen: Así es. Veo la filosofía
como una herramienta para iluminar el camino de la justicia, no solo como una
reflexión abstracta. El pensamiento debe servir a la libertad y la igualdad.
Ontorrealista: Entonces, no somos tan distintos. Ambos creemos
que el conocimiento tiene un propósito: la emancipación del espíritu humano y
la equidad entre los individuos.
II. Debate sobre el Absoluto
Ontorrealista: Pedro, el concepto del Absoluto ha sido tema de
profunda especulación filosófica. ¿Consideras que el Absoluto es una realidad
ontológica inmutable o una construcción conceptual que se transforma con la
evolución del pensamiento?
Pedro
Zulen: Lo inexpresable no es
necesariamente una apelación a una realidad trascendental fuera de la
experiencia, sino más bien la constatación de los límites del lenguaje y la
razón. No digo que haya un Absoluto fuera de nuestra comprensión; digo que hay
aspectos de la realidad que escapan a nuestra capacidad de conceptualizarlos
plenamente.
Ontorrealista: Pero si admitimos que hay límites en nuestra
capacidad de conceptualizar la realidad, ¿no estamos concediendo que existe
algo más allá de lo estrictamente inmanente, una dimensión que, aunque
inaccesible en su totalidad, ejerce influencia sobre nuestra existencia?
Pedro
Zulen: No necesariamente. Lo que
afirmo es que la experiencia humana está anclada a lo que podemos percibir y
pensar, pero eso no significa que todo pueda ser expresado en términos
precisos. La inmanencia no implica que lo real sea absolutamente accesible, sino
que lo que nos importa es la experiencia concreta de la existencia.
Ontorrealista: Pero entonces, ¿no crees que el pensamiento
filosófico debería aspirar a una comprensión que trascienda las limitaciones
humanas? Si bien tu postura mantiene los pies en la realidad, ¿acaso no es la
filosofía una búsqueda constante de lo absoluto?
Pedro
Zulen: La filosofía, para mí, es
una herramienta para entender mejor nuestra existencia y para mejorar la vida
humana. Si bien podemos aspirar a ampliar los límites del conocimiento, esto no
implica que debamos aferrarnos a una idea de Absoluto que desborde la
inmanencia. Prefiero pensar en términos de una ética del conocimiento y la
acción.
III. Pragmatismo e idealismo subjetivo
Ontorrealista: Pedro, al escuchar tu posición sobre el Absoluto
veo una inclinación al pragmatismo. ¿No es esto un desliz hacia el
instrumentalismo filosófico?
Pedro
Zulen: No veo el problema en
concebir el Absoluto como una referencia más que como un objeto concreto. La
filosofía no debe perderse en abstracciones distantes de la vida.
Ontorrealista: Pero si el Absoluto es solo un constructo útil,
entonces no es Absoluto en sentido estricto, sino un ideal contingente. ¿No
estás reduciendo la filosofía a un mero ejercicio práctico?
Pedro
Zulen: Si el concepto de Absoluto
nos sirve como horizonte de reflexión, entonces cumple su función sin necesidad
de convertirse en una entidad metafísica rígida.
IV. Relativismo y principios universales
Ontorrealista: Pedro, al escuchar tu posición sobre el Absoluto
veo una inclinación al relativismo. Si el conocimiento depende de lo que
podemos expresar, ¿no estás negando la posibilidad de principios universales?
Pedro
Zulen: No necesariamente,
Ontorrealista. Reconozco los límites de nuestra conceptualización, pero eso no
implica que todo sea relativo. La justicia es un principio fundamental, aunque
se exprese de distintas maneras según la época.
Ontorrealista: Pero si cada sociedad interpreta la justicia de
manera diferente, ¿no estás concediendo que todo es relativo?
Pedro
Zulen: No digo que el
conocimiento sea totalmente relativo, sino progresivo. Avanzamos en la
comprensión de principios que guían nuestra existencia.
V. Conclusión: Inmanencia vs. Trascendencia
Ontorrealista: Pedro, hemos recorrido un camino filosófico
fascinante, pero nuestras diferencias siguen siendo fundamentales. Tú concibes
la realidad desde la inmanencia, mientras yo sostengo que el conocimiento debe
trascender la interpretación humana.
Pedro
Zulen: No niego la posibilidad de
lo trascendente, pero el pensamiento debe centrarse en la realidad accesible y
en la justicia dentro de la experiencia humana.
Ontorrealista: Y ahí está la diferencia esencial: tú buscas en la
inmanencia la clave del conocimiento y la acción, mientras yo veo en la
trascendencia la garantía de principios universales.
Pedro
Zulen: Tal vez el diálogo entre
inmanentistas y trascendentalistas nunca encuentre un punto de síntesis, pero
en el intercambio de ideas está el verdadero valor de la filosofía.
II Parte: La intervención de Mariano Iberico
I. Presentación y primer enfrentamiento sobre el
Absoluto
Ontorrealista: Mariano Iberico, tu concepto del Absoluto como
devenir me resulta problemático. No reduces lo metafísico a lo gnoseológico,
pero subsumes lo ontológico al cambio. ¿No crees que eso diluye la noción de un
Absoluto independiente de la contingencia?
Mariano
Iberico: Ontorrealista, no comparto
la idea de un Absoluto estático y fuera del mundo. Para mí, el Absoluto es
dinámico, no una realidad inmutable sino una fuerza en constante movimiento. Lo
absoluto no es una entidad fija; es lo que se manifiesta en el aparecer, lo que
nos envuelve y nos define.
Pedro
Zulen: Iberico, aunque no niego
el papel de la transformación en la realidad, ¿no te parece que al identificar
el Absoluto con el devenir estás cayendo en una metafísica que disuelve la
noción de esencia?
Mariano
Iberico: No niego la esencia,
Pedro, pero no la concibo como un fundamento rígido, sino como algo que se
expresa en su manifestación. Si el ser se encierra en sí mismo y no se
manifiesta en el aparecer, entonces es una abstracción vacía.
II. El ser y el aparecer: un nuevo campo de disputa
Ontorrealista: Iberico, tu noción del aparecer como lenguaje del
ser me parece un intento por eliminar la distinción entre lo real y su
manifestación. Pero si el aparecer determina el ser, ¿no estamos negando una
estructura ontológica independiente de la percepción humana?
Mariano
Iberico: No niego que haya una
realidad más allá de la percepción, pero el aparecer no es una mera ilusión. Es
el medio por el cual el ser cobra sentido. No podemos desligarlo de su
expresión.
Pedro
Zulen: Ahí veo una diferencia
clave entre nosotros. Yo sostengo que hay aspectos de la realidad que escapan a
nuestra capacidad de conceptualización, pero no por ello dejan de existir. Si
el aparecer es lo único que nos permite hablar del ser, ¿no caemos en un
subjetivismo peligroso?
Mariano
Iberico: No es subjetivismo, sino
una integración del ser con su manifestación. La realidad se presenta en el
aparecer, y es a través de él que podemos conocerla. Esto no significa que lo
apareciente agote lo real, sino que lo revela.
III. El nuevo Absoluto: ¿Devenir o principio
ontológico?
Ontorrealista: Iberico, en tu obra El nuevo absoluto,
afirmas que el devenir ha reemplazado al ser estático. Pero si el Absoluto es
cambio, ¿cómo podemos sostener principios fundamentales? ¿No estás
relativizando la noción misma de lo absoluto?
Mariano
Iberico: Ontorrealista, el Absoluto
no es una regla fija que ordena el cosmos desde una distancia fría e
inaccesible. Es una energía vital que impulsa la existencia. El mundo no está
determinado por estructuras inmutables, sino por un movimiento constante.
Pedro
Zulen: Sin embargo, si todo es
flujo y transformación, ¿dónde queda la posibilidad de principios universales?
Yo acepto la imposibilidad de capturar lo inexpresable, pero al menos reconozco
la necesidad de principios que trasciendan el puro devenir.
Mariano
Iberico: Los principios no
desaparecen en el devenir, sino que se actualizan. No son estructuras rígidas,
sino valores que se adaptan y renuevan con la experiencia humana. El
pensamiento debe evolucionar con la realidad.
IV. Dios, panteísmo y la trascendencia
Ontorrealista: Iberico, al eliminar el Dios teísta y sustituirlo
por un Absoluto panteísta, ¿no has desplazado lo trascendental por una
inmanencia disfrazada de totalidad?
Mariano
Iberico: No rechazo la
espiritualidad ni el sentido metafísico de la existencia, pero no veo a Dios
como una entidad separada del mundo. Lo divino está en el flujo mismo de la
realidad. No es algo que está fuera, sino algo que permea cada manifestación.
Pedro
Zulen: ¿Pero acaso ese Dios
panteísta no se diluye en el devenir? Si lo absoluto es cambio, ¿qué queda de
lo eterno?
Mariano
Iberico: Lo eterno no es quietud,
sino perpetuidad en el movimiento. El universo es un proceso en sí mismo, y lo
absoluto es su fuerza interna. No es un Dios personal que impone leyes
externas, sino el principio que anima la totalidad.
V. Conclusión: tres posturas filosóficas
Ontorrealista: Iberico, has defendido la inmanencia como
principio fundamental de la filosofía moderna, pero al reducir el Absoluto al
devenir, creo que le restas solidez ontológica a la realidad.
Pedro
Zulen: Estoy de acuerdo en que la
filosofía debe integrar la experiencia humana, pero no podemos permitir que el
dinamismo del aparecer nos impida reconocer principios universales.
Mariano
Iberico: Yo veo la filosofía como
una búsqueda de sentido en el movimiento de la existencia. Lo absoluto no es
una estructura impasible, sino una energía que fluye en el mundo.
Ontorrealista: No hemos llegado a una síntesis, pero en este
intercambio está la riqueza del pensamiento. Inmanentismo, trascendentalismo y
dinamismo metafísico: tres perspectivas que seguirán en debate.
III Parte: La intervención de José Carlos
Mariátegui
I. Mariátegui y la metafísica inmanente
José
Carlos Mariátegui: Señores,
veo que han debatido extensamente sobre el Absoluto y la inmanencia. Sin
embargo, considero que el pensamiento filosófico debe partir de la vida
concreta, de la historia y de la lucha material. La metafísica no es un delirio
abstracto, sino una necesidad humana, porque el hombre es, ante todo, un animal
metafísico.
Ontorrealista: Mariátegui, concuerdo en que el hombre está
naturalmente inclinado a lo metafísico, pero no podemos reducir la realidad al
marco de la historia y la lucha de clases. ¿No crees que la metafísica debe
trascender lo meramente social?
Pedro
Zulen: Mariátegui, aunque
comparto tu interés por la transformación social, me parece que tu concepción
de la metafísica es demasiado funcionalista. ¿Puede el pensamiento filosófico
reducirse a la praxis histórica sin perder su profundidad ontológica?
Mariano
Iberico: Lo metafísico, en mi
visión, no desaparece en lo material, sino que se expresa en el devenir. Pero
tú, José Carlos, pareces más cercano a Nietzsche en su rechazo de toda
trascendencia. ¿Cómo fundamentas tu posición?
José
Carlos Mariátegui: La
metafísica no es una cuestión de trascendencia ni de contemplación estática.
Para mí, como para Nietzsche, el hombre crea valores, da sentido a su
existencia desde la inmanencia. La historia y la lucha social son la
manifestación concreta de esa metafísica vivida.
II. Marxismo, inmanencia y mito revolucionario
Ontorrealista: Mariátegui, tu interpretación del marxismo es
heterodoxa. Al incorporar una dimensión metafísica, ¿no estás alejándote del
materialismo histórico clásico?
José
Carlos Mariátegui: Al
contrario, el marxismo no es un esquema rígido ni un dogma. Lo que propongo es
una interpretación donde la historia no es solo estructura económica, sino
también creación de sentido, expresión vital del ser humano. El mito
revolucionario es una fuerza metafísica en la inmanencia.
Pedro
Zulen: ¿Pero acaso el mito no es
solo una construcción simbólica? ¿Cómo puede un mito transformar la realidad si
no posee fundamento ontológico?
José
Carlos Mariátegui: Porque el
mito no es una simple narración, sino la fuerza que impulsa la acción
histórica. El mito revolucionario es el motor de las transformaciones sociales,
es la manifestación de la voluntad humana de cambio.
Mariano
Iberico: Si el mito es el motor de
la historia, ¿no implica esto una metafísica del devenir similar a la que
planteo yo?
José
Carlos Mariátegui: Así es.
La historia no está determinada por leyes inmutables, sino por voluntades en
conflicto, por tensiones que generan movimiento. Lo absoluto no es un principio
fijo, sino una dialéctica viva en la práctica social.
III. Nietzsche y el rechazo de la trascendencia
Ontorrealista: Mariátegui, al igual que Nietzsche, pareces negar
la posibilidad de una trascendencia fuera de la historia. Pero ¿no crees que al
eliminar todo principio absoluto, la realidad se fragmenta sin sentido?
José
Carlos Mariátegui: No se
trata de negar el sentido, sino de reconocer que el hombre lo construye desde
su propia existencia. La trascendencia no está en un ente superior, sino en la
acción y en la voluntad de transformación.
Pedro
Zulen: Aquí veo una diferencia
clave. Tú afirmas que la metafísica es una necesidad humana, pero no la
vinculas con una estructura ontológica estable, sino con una práctica
cambiante. ¿Acaso esto no desemboca en una visión radicalmente inmanentista?
Mariano
Iberico: Esto me recuerda a mi idea
del devenir como principio absoluto. Mariátegui, ¿para ti la historia es el
único escenario donde la metafísica cobra sentido?
José
Carlos Mariátegui: La
historia es el espacio donde la metafísica se realiza. No hay esencias
atemporales, solo procesos en constante transformación. En ese sentido, mi
marxismo es profundamente vitalista.
IV. Conclusión: cuatro perspectivas filosóficas
Ontorrealista: Ha sido un debate intenso. Veo que Mariátegui
defiende una metafísica de la inmanencia, ligada a la historia y la praxis,
mientras Zulen busca preservar principios que guíen el pensamiento.
Pedro
Zulen: La metafísica puede ser
una necesidad humana, pero no debe disolverse por completo en la historia.
Necesitamos reconocer ciertos fundamentos, aunque sean limitados.
Mariano
Iberico: Por mi parte, sigo
pensando que el devenir es el auténtico absoluto. Lo metafísico no es una
estructura fija, sino el flujo que se manifiesta en el mundo.
José
Carlos Mariátegui: En eso
nos acercamos, Iberico. Pero yo sostengo que ese flujo tiene un carácter
histórico y revolucionario. La realidad no es solo cambio, sino transformación
consciente impulsada por la acción humana.
Ontorrealista: Entonces, aquí tenemos cuatro posturas: el
inmanentismo ético de Zulen, el trascendentalismo ontológico mío, el dinamismo
metafísico de Iberico y la metafísica histórica de Mariátegui. No hay síntesis
posible, pero el diálogo es lo que da sentido a nuestras ideas.
IV Parte: La intervención de Antenor Orrego
I. Orrego y la espiritualidad inmanente
Antenor
Orrego: Señores, han discutido el
Absoluto desde diversas ópticas. Yo les propongo una interpretación diferente:
la realidad no está marcada por un ser trascendente, sino por una unidad
cósmica en la que lo divino está presente en cada manifestación de la existencia.
Ontorrealista: Orrego, veo que tu postura se acerca al panteísmo.
Sin embargo, si lo absoluto es una unidad inmanente, ¿cómo distingues entre lo
finito y lo infinito?
Pedro
Zulen: Me interesa esta noción de
espiritualidad sin trascendencia. Pero, ¿acaso la inmanencia pura no corre el
riesgo de disolver el sentido filosófico del ser en el movimiento?
José
Carlos Mariátegui: La
inmanencia que defiendes me recuerda a mi propia visión de la metafísica dentro
de la historia. Para mí, el hombre no busca lo absoluto en lo exterior, sino en
la acción revolucionaria. ¿No es esto un paralelismo con tu idea de una
espiritualidad integrada en la realidad?
Mariano
Iberico: Hay un vínculo evidente
entre tu pensamiento y el devenir. Mi propio concepto del nuevo absoluto no es
muy distinto de tu idea de una unidad cósmica en movimiento.
II. Panteísmo versus trascendencia
Ontorrealista: Orrego, tú asumes el principio de inmanencia y
niegas el Dios trascendente. Pero, ¿no estás eliminando con ello toda jerarquía
ontológica? ¿No crees que el ser tiene un fundamento más allá del mundo
visible?
Antenor
Orrego: No niego la profundidad
metafísica, Ontorrealista. Simplemente afirmo que el ser no requiere de una
distinción rígida entre esencia y existencia. Lo divino está en el mundo, no
más allá de él.
Pedro
Zulen: Tu postura me parece
coherente con el pensamiento moderno. Pero, ¿cómo fundamentas el conocimiento
si todo es parte de una misma unidad inmanente?
José
Carlos Mariátegui: Lo veo
desde la historia. La espiritualidad de Orrego no es estática, sino parte de
una evolución cultural. En ese sentido, concuerda con mi idea de que la
metafísica se manifiesta en la praxis humana.
Mariano
Iberico: Es interesante que, aunque
partes de Emerson y Bergson, tu espiritualismo termina siendo una forma de
integración total del ser con el mundo. Esto me recuerda a la filosofía
renacentista, pero con un enfoque latinoamericano.
III. La influencia de Bergson y Emerson
Ontorrealista: Orrego, tu intuicionismo bergsoniano propone una
realidad vital y dinámica. Pero si todo es flujo, ¿cómo sostener principios
filosóficos universales?
Antenor
Orrego: La intuición no es
irracionalidad, sino una forma de acceso a lo real que trasciende las
categorías rígidas de la razón.
Pedro
Zulen: Esto nos acerca. Yo
también reconozco los límites del lenguaje, pero, ¿cómo asegurarnos de que la
intuición no nos lleve a un subjetivismo extremo?
José
Carlos Mariátegui: En mi
perspectiva, la intuición es una herramienta para comprender las
transformaciones sociales. Pero el pensamiento necesita acción, no solo
contemplación.
Mariano
Iberico: Yo comparto la idea de un
conocimiento que no se agota en la razón. Pero sigo viendo en tu postura un
riesgo de disolución del ser en su manifestación.
IV. La visión de América Latina
Ontorrealista: Has mencionado que tu espiritualismo está ligado a
la identidad latinoamericana. ¿Cómo se expresa esto en tu filosofía?
Antenor
Orrego: América Latina tiene un
destino espiritual. No podemos asumir filosofías extranjeras sin adaptarlas a
nuestra realidad. La conciencia del ser debe surgir desde nuestra propia
cultura.
José
Carlos Mariátegui: En esto
concuerdo contigo. La filosofía no puede ser ajena a nuestra historia. El
pensamiento europeo debe ser reinterpretado desde nuestras necesidades.
Mariano
Iberico: Es cierto que la cultura y
la historia juegan un papel clave. Pero, ¿no crees que al enfatizar lo
latinoamericano corremos el riesgo de reducir la filosofía a un contexto
inmediato?
Pedro
Zulen: La filosofía debe ser
universal, pero sin perder su arraigo. Orrego, ¿crees que hay una metafísica
propia de América Latina?
Antenor
Orrego: Más que una metafísica
diferenciada, veo un destino espiritual que nos permite comprender la
existencia desde una perspectiva integradora y no reduccionista.
V. Conclusión: cinco visiones filosóficas
Ontorrealista: Cinco caminos filosóficos han surgido en este
diálogo. La trascendencia ontológica que defiendo, la inmanencia crítica de
Zulen, el devenir absoluto de Iberico, la metafísica histórica de Mariátegui y
el espiritualismo inmanente de Orrego.
Pedro
Zulen: Lo que une nuestros
enfoques es la búsqueda de sentido en la realidad. Aunque no coincidimos, el
intercambio de ideas nos ayuda a profundizar en nuestras propias posturas.
José
Carlos Mariátegui: La
filosofía no es una especulación vacía, sino una herramienta para comprender la
acción humana. En ese sentido, cada postura aquí tiene un impacto en la forma
en que entendemos la historia.
Mariano
Iberico: Vemos que el pensamiento
no es solo reflexión, sino también movimiento. Cada uno de nosotros ha
defendido una idea del ser ligada a su manifestación concreta.
Antenor
Orrego: La diversidad de enfoques
filosóficos es parte de la riqueza del pensamiento. No buscamos una síntesis
total, sino un diálogo que nos ayude a afinar nuestras ideas.
V Parte: La intervención de Augusto Salazar Bondy
I. Filosofía de la liberación y el naufragio
inmanentista
Augusto
Salazar Bondy: He
escuchado sus debates sobre el Absoluto, la inmanencia y el devenir, pero me
pregunto si estas discusiones tienen relevancia para América Latina. Nuestra
situación no es metafísica, sino histórica: estamos atrapados en una
dependencia cultural que impide el desarrollo de una auténtica filosofía.
Ontorrealista: Salazar Bondy, tu diagnóstico es radical. Criticas
el eurocentrismo, pero ¿acaso no sigues el camino del historicismo
inmanentista? Tu rechazo del Absoluto te lleva a un relativismo ontológico que
difícilmente puede sostener una filosofía sólida.
Pedro
Zulen: Me preocupa que esta
perspectiva de dependencia nos condene a un pensamiento situado, sin
posibilidad de alcanzar principios universales. La filosofía debe ser rigurosa
y no quedar reducida a una interpretación sociopolítica.
José
Carlos Mariátegui: No veo el
problema en asumir la historicidad del pensamiento. La filosofía no surge en el
vacío, sino dentro de una realidad concreta. Si América Latina no define su
propio pensamiento, seguiremos subordinados a marcos ajenos.
Mariano
Iberico: Pero Salazar Bondy, si
toda filosofía es un producto histórico, ¿cómo sostener la búsqueda del
conocimiento sin caer en un relativismo absoluto? Si no hay principios
estables, todo se diluye en la contingencia.
Antenor
Orrego: Para mí, la filosofía no
puede limitarse solo al contexto histórico. Debemos recuperar una dimensión
espiritual, un destino que nos ligue con lo universal sin perder nuestra
identidad.
II. El relativismo ontológico y la ausencia de lo
trascendente
Augusto
Salazar Bondy: No hay
verdades metafísicas universales. Nuestra realidad no necesita Absolutos ni
Dioses trascendentes, sino una conciencia de nuestra situación concreta. La
filosofía debe servir para nuestra liberación, no para especulaciones
abstractas.
Ontorrealista: Esto es precisamente el naufragio inmanentista. Si
todo está determinado por el contexto, ¿cómo evitar el nihilismo? Tu filosofía
relativista y fenomenista desemboca en una ontología del devenir sin
fundamentos sólidos.
Pedro
Zulen: Si no hay principios
ontológicos independientes de la historia, ¿en qué se basa el conocimiento? La
dependencia cultural no se resuelve rechazando toda trascendencia.
José
Carlos Mariátegui: En mi
visión, la trascendencia está en la acción histórica. La liberación no se logra
en el pensamiento puro, sino en la lucha. En ese sentido, concuerdo contigo,
Salazar Bondy: lo absoluto es una idea vacía si no se traduce en transformación
social.
Mariano
Iberico: Sin embargo, la filosofía
necesita una estructura estable para no convertirse en mera contingencia. ¿No
crees que tu ontología inmanentista dificulta la construcción de valores
duraderos?
Antenor
Orrego: La espiritualidad es clave
para evitar el nihilismo. Un pensamiento sin Dios y sin Absolutos corre el
riesgo de perder toda dirección.
III. Filosofía, liberación y ética situacional
Augusto
Salazar Bondy: La
filosofía no puede ser un ejercicio contemplativo. Si no sirve para la
liberación, es inútil. Nuestra ética no debe estar basada en principios
universales abstractos, sino en la realidad concreta de América Latina.
Ontorrealista: Pero tu ética situacional depende de
circunstancias variables. Si no hay principios trascendentales, ¿cómo evitar la
arbitrariedad moral?
Pedro
Zulen: La filosofía debe buscar
la verdad, no solo responder a urgencias históricas. La ética no puede ser solo
situacional sin un fundamento sólido.
José
Carlos Mariátegui: La moral
no es fija. Lo correcto depende de las condiciones sociales. La ética debe
responder a las necesidades del pueblo, no a abstracciones metafísicas.
Mariano
Iberico: Pero Mariátegui, la ética
necesita cierta estabilidad, o se convierte en simple adaptación al contexto.
La inmanencia absoluta dificulta la construcción de valores duraderos.
Antenor
Orrego: Un pensamiento sin
trascendencia espiritual queda reducido a pura contingencia. La liberación sin
Dios se convierte en un proyecto incompleto.
IV. Conclusión: ¿una filosofía latinoamericana?
Augusto
Salazar Bondy: Si
seguimos repitiendo filosofías ajenas, nunca tendremos un pensamiento propio.
Pero tampoco podemos caer en ilusiones metafísicas. La filosofía debe
liberarnos, no encadenarnos a Absolutos.
Ontorrealista: Tu rechazo del Absoluto te coloca en el
relativismo ontológico, lo que hace difícil sostener una filosofía con
verdadera profundidad.
Pedro
Zulen: La filosofía
latinoamericana debe ser rigurosa y universal, sin depender exclusivamente de
la historia.
José
Carlos Mariátegui: La
filosofía no es neutral. Debe estar ligada a la praxis social y la
transformación del pueblo.
Mariano
Iberico: Necesitamos una visión que
combine identidad con principios universales. La reflexión filosófica no debe
disolverse en el puro devenir.
Antenor
Orrego: Sin espiritualidad,
América Latina corre el riesgo de perder su rumbo. Nuestra filosofía debe
integrar lo trascendental y lo histórico.
Augusto
Salazar Bondy: La
pregunta queda abierta: ¿cómo construir una filosofía auténtica sin depender de
modelos ajenos ni caer en abstracciones inútiles?
VI Parte: La intervención de Francisco Miró Quesada
I. Ciencia, razón y la negación del ser
trascendental
Francisco
Miró Quesada: He
seguido atentamente su debate sobre el Absoluto, el devenir y la historia, pero
me pregunto si realmente necesitamos esas categorías para entender la
existencia. La filosofía no debe perderse en abstracciones metafísicas, sino
enfocarse en la realidad concreta y en el conocimiento verificable.
Ontorrealista: Miró Quesada, tu perspectiva se encierra en el
principio de inmanencia sin cuestionarlo. Al negar el ser trascendental,
reduces la reflexión filosófica a una ontología inmanentista y cientificista.
¿No crees que eso limita la profundidad del pensamiento?
Pedro
Zulen: Coincido con Ontorrealista
en que la filosofía debe explorar más allá de lo científicamente comprobable.
El conocimiento humano no se reduce al análisis racionalista.
José
Carlos Mariátegui: Pero
Pedro, Miró Quesada tiene razón en señalar la necesidad de pensar desde la
realidad concreta. La metafísica tradicional ha servido más para perpetuar el
dominio ideológico que para explicar la experiencia humana.
Mariano
Iberico: Sin embargo, si eliminamos
toda noción de trascendencia, ¿cómo sostenemos una estructura de significado
estable? El devenir necesita un fundamento.
Antenor
Orrego: La espiritualidad forma
parte de la identidad humana. Un pensamiento sin trascendencia corre el riesgo
de perder su profundidad metafísica.
Augusto
Salazar Bondy: Miró
Quesada plantea una filosofía sin absolutos, lo cual es un paso necesario hacia
una liberación de las estructuras de dominación.
II. El cientificismo y el método fenomenológico
Francisco
Miró Quesada: La
filosofía debe dialogar con la ciencia. La metafísica tradicional ha buscado
verdades que no pueden probarse, mientras que el método fenomenológico nos
permite analizar la conciencia y la existencia sin recurrir a lo trascendental.
Ontorrealista: Pero tu cientificismo termina estrechando la
visión filosófica. La fenomenología puede ser útil para la comprensión de la
experiencia, pero no puede reemplazar una reflexión ontológica profunda.
Pedro
Zulen: La ciencia nos ha dado
herramientas valiosas, pero no puede responder todas las preguntas filosóficas.
La realidad tiene dimensiones que trascienden lo verificable.
José
Carlos Mariátegui: Para mí,
lo importante es que el pensamiento sirva a la acción. No necesitamos un
Absoluto, sino una filosofía que transforme la realidad.
Mariano
Iberico: Pero, Mariátegui, sin una
estructura metafísica mínima, ¿cómo fundamentamos la acción? El puro devenir
sin orientación lleva al vacío.
Antenor
Orrego: Una filosofía sin Dios y
sin fundamentos trascendentes termina siendo limitada.
Augusto
Salazar Bondy: Miró
Quesada nos plantea el desafío de pensar sin dependencias metafísicas. Eso es
un avance hacia una filosofía auténtica.
III. Ateísmo moral y la autonomía del ser humano
Francisco
Miró Quesada: No
necesitamos a Dios para justificar la moral. El ser humano es capaz de
construir valores sin recurrir a absolutos externos.
Ontorrealista: Pero al eliminar todo fundamento trascendental,
¿no terminamos reduciendo la moral a una ética situacional sin estabilidad?
Pedro
Zulen: La filosofía debe
responder a la condición humana. Sin principios universales, la ética corre el
riesgo de volverse arbitraria.
José
Carlos Mariátegui: Lo
correcto depende de la historia y la sociedad. La moral no es fija, sino que
responde a las condiciones materiales.
Mariano
Iberico: Pero si todo es relativo,
¿cómo aseguramos la coherencia ética?
Antenor
Orrego: Sin un marco espiritual,
la moral se convierte en simple adaptación a la circunstancia.
Augusto
Salazar Bondy: Miró
Quesada nos obliga a pensar en la moral como una construcción humana, no como
una imposición metafísica.
IV. Filosofía latinoamericana: ¿hacia una ruptura
definitiva con la trascendencia?
Francisco
Miró Quesada: América
Latina necesita un pensamiento racional, no una metafísica basada en mitos o
tradiciones teológicas.
Ontorrealista: Pero al eliminar lo trascendente, se pierde una
dimensión clave del ser.
Pedro
Zulen: Necesitamos una filosofía
equilibrada que no descarte la metafísica por completo.
José
Carlos Mariátegui: La
filosofía debe servir a la transformación, no a la especulación abstracta.
Mariano
Iberico: La identidad filosófica
latinoamericana no puede depender solo del materialismo.
Antenor
Orrego: América Latina tiene una
riqueza espiritual que no puede ignorarse.
Augusto
Salazar Bondy: Miró
Quesada nos desafía a pensar sin ataduras metafísicas. ¿Seremos capaces de
hacerlo?
VII Parte: La intervención de Gustavo Gutiérrez
I. Filosofía y teología: una relación inevitable
Gustavo
Gutiérrez: He seguido su debate sobre
el Absoluto, el devenir, la inmanencia y la dependencia cultural. Pero veo que
han omitido un aspecto esencial: la dimensión teológica de la liberación. No
hay justicia sin una referencia al Dios liberador que guía la historia.
Ontorrealista: Gustavo, reconozco que la teología no puede quedar
fuera del pensamiento filosófico. Sin embargo, ¿cómo podemos integrar la visión
trascendental en el análisis crítico de la realidad sin que se convierta en un
mero instrumento ideológico?
Pedro
Zulen: Yo reconozco la
importancia de la justicia social, pero ¿acaso la religión no ha sido
históricamente un obstáculo para la libertad del pensamiento?
José
Carlos Mariátegui: La
liberación de los pueblos no necesita de Dios. El mito revolucionario surge de
la praxis histórica, no de revelaciones religiosas.
Mariano
Iberico: Sin embargo, la
espiritualidad es parte fundamental de la condición humana. No podemos excluir
la teología sin perder una dimensión clave de la existencia.
Antenor
Orrego: La historia no puede ser
solo materialista. América Latina tiene un destino espiritual que no puede
desligarse de su dimensión trascendental.
Augusto
Salazar Bondy: Pero
Gustavo, tu teología sigue anclada a una tradición que ha servido para
justificar estructuras de poder. ¿Cómo puede una filosofía de la liberación
depender de una religión?
II. La opción por los pobres y la justicia social
Gustavo
Gutiérrez: La Teología de la
Liberación no es una defensa del poder religioso, sino una respuesta al
sufrimiento de los pobres. La justicia no puede ser solo una construcción
humana, sino un llamado de Dios a transformar el mundo.
Ontorrealista: Si la justicia y la liberación surgen de la
voluntad divina, ¿cómo podemos hacer que el pensamiento filosófico reconozca
esa dimensión sin diluirse en la pura estructura teológica? La verdad
trascendental no es enemiga de la acción, sino su fundamento.
Pedro
Zulen: Lo que planteas es
interesante, pero me preocupa que la teología termine sustituyendo la reflexión
filosófica.
José
Carlos Mariátegui: La
justicia es resultado de la lucha de los pueblos, no de una intervención
divina. La historia avanza por la acción humana.
Mariano
Iberico: No obstante, si la
historia solo depende del conflicto, ¿no terminamos reduciendo la existencia a
una lucha sin sentido? La trascendencia puede dar dirección a la acción humana.
Antenor
Orrego: La filosofía debe
considerar el horizonte espiritual de la humanidad. La historia es más que
lucha; es también una búsqueda de sentido.
Augusto
Salazar Bondy: ¿Pero no
crees, Gustavo, que la dependencia de lo divino limita la autonomía del
pensamiento filosófico?
III. ¿Es posible una filosofía cristiana de la
liberación?
Gustavo
Gutiérrez: La filosofía de la
liberación no es un pensamiento subordinado a la teología, sino una forma de
pensar la realidad desde el compromiso con los pobres. No es un dogma, sino un
llamado ético.
Ontorrealista: La liberación no puede ser meramente estructural o
histórica. Si no hay un fundamento ontológico trascendental, ¿qué garantiza que
la justicia no sea reducida a una mera construcción humana?
Pedro
Zulen: La justicia es importante,
pero la filosofía debe mantenerse crítica y abierta, no sujeta a creencias.
José
Carlos Mariátegui: Estoy de
acuerdo con la lucha por los pobres, pero la filosofía debe apoyarse en la
acción revolucionaria, no en una promesa religiosa.
Mariano
Iberico: Sin embargo, la búsqueda
de justicia puede estar vinculada a una dimensión trascendental sin que eso
implique perder autonomía filosófica.
Antenor
Orrego: América Latina necesita
una filosofía que integre la razón, la historia y la espiritualidad.
Augusto
Salazar Bondy: No
podemos construir una filosofía autónoma si seguimos dependiendo de referencias
teológicas.
IV. Conclusión: ¿Dios, justicia y filosofía pueden
coexistir?
Gustavo
Gutiérrez: La justicia y la filosofía
pueden convivir con la teología. No se trata de imponer creencias, sino de
reconocer que la lucha por los pobres tiene una dimensión espiritual que no
puede ser ignorada.
Ontorrealista: Entonces, el verdadero desafío es integrar el
pensamiento teológico y filosófico sin reducir la justicia a un mero
instrumento histórico. La justicia no es solo un hecho social; es también un
principio ontológico.
Pedro
Zulen: Necesitamos una filosofía
crítica, pero sin perder de vista los valores de justicia.
José
Carlos Mariátegui: La acción
política es el verdadero motor de la liberación.
Mariano
Iberico: La dimensión trascendental
puede enriquecer la lucha por la justicia.
Antenor
Orrego: América Latina debe
integrar su identidad espiritual en su pensamiento filosófico.
Augusto
Salazar Bondy: La
verdadera liberación solo se logrará cuando pensemos por nosotros mismos, sin
depender de dogmas.
VIII Parte: La intervención de Miklos Lukacs de
Pereny
I. El transhumanismo y la amenaza contra la
humanidad
Miklos
Lukacs de Pereny: He
seguido con atención sus discusiones sobre el Absoluto, la liberación, la
historia y la justicia. Sin embargo, creo que han omitido la mayor amenaza para
la humanidad: el transhumanismo. No estamos ante una simple evolución
filosófica, sino ante un intento sistemático de la élite global por transformar
al hombre en una nueva entidad, despojándolo de su dimensión ética y
ontológica.
Ontorrealista: Lukacs, tu denuncia es contundente. El
transhumanismo no es solo una ideología tecnocientífica, sino una estrategia
para consolidar una visión del hombre sin absolutos, sometido al principio de
inmanencia. ¿Hasta qué punto podemos resistir este intento de disolver lo
humano?
Pedro
Zulen: La tecnología ha sido, en
muchas ocasiones, una herramienta para el progreso. Sin embargo, si la ciencia
se desentiende de principios filosóficos sólidos, ¿no corremos el riesgo de
caer en una instrumentalización del ser humano?
José
Carlos Mariátegui: Yo veo
esto desde la historia. La tecnociencia ha sido utilizada para perpetuar el
dominio de las élites. ¿No es acaso el transhumanismo la expresión más extrema
del capitalismo global?
Mariano
Iberico: Lukacs, si la esencia del
ser humano se diluye en procesos tecnológicos, ¿qué queda de la identidad
filosófica del hombre? ¿No estamos, con el transhumanismo, reduciendo la
existencia a una pura funcionalidad?
Antenor
Orrego: La tecnología no es
neutral. Si no se la orienta desde una dimensión espiritual, ¿no estamos
entregando el destino humano a una élite que carece de todo sentido
trascendente?
Augusto
Salazar Bondy: Pero,
Lukacs, ¿acaso no es inevitable que la humanidad evolucione? ¿No estamos frente
al próximo paso en la historia del pensamiento y la ciencia?
Gustavo
Gutiérrez: Lukacs, si el
transhumanismo representa el intento de suprimir al ser humano, entonces la
justicia no puede ser solo una cuestión política. Se trata de una lucha
ontológica entre la dignidad humana y la reducción tecnocientífica de la
persona.
II. Los neo-entes y el colapso de la ética
Miklos
Lukacs de Pereny: La
tecnología se ha convertido en un medio para la transformación radical del
hombre. Pero no se trata de una evolución natural, sino de una agenda
dirigida por la élite globalista, cuyo objetivo es la creación de neo-entes:
seres diseñados para la utilidad, no para la dignidad.
Ontorrealista: Esto es el colapso del pensamiento filosófico. Si
el hombre es reducido a su funcionalidad y sustituido por entidades
programadas, ¿dónde queda la ontología del ser? ¿Qué queda de su capacidad de
trascendencia?
Pedro
Zulen: Es evidente que la ética
está siendo arrasada por el paradigma tecnocientífico. ¿Cómo podemos resistir
la imposición de una visión del mundo que considera al ser humano como un
problema a ser resuelto por la tecnología?
José
Carlos Mariátegui: La élite
global está diseñando una nueva forma de dominación. Pero ¿cómo impedir que el
transhumanismo se convierta en la doctrina dominante sin caer en una
resistencia inútil?
Mariano
Iberico: Si el devenir humano es
dirigido por algoritmos y manipulaciones genéticas, ¿no estamos negando la
autonomía del pensamiento filosófico?
Antenor
Orrego: Lukacs, el progreso no
puede significar la destrucción del hombre. La tecnología debe estar
subordinada al espíritu, no reemplazarlo.
Augusto
Salazar Bondy: Sin
embargo, ¿no es posible que esta transformación de la humanidad sea inevitable?
¿No será que nos encontramos ante el próximo paso en la evolución
antropológica?
Gustavo
Gutiérrez: La tecnología debe servir
al hombre, no sustituirlo. Si los neo-entes son diseñados para
reemplazar la condición humana, entonces no estamos ante un avance, sino ante
una forma de exterminio disfrazado de progreso.
III. ¿Resistencia filosófica o aceptación del
cambio antropológico?
Miklos
Lukacs de Pereny: La
pregunta no es si podemos detener el transhumanismo, sino si tenemos la
capacidad filosófica para resistirlo. Si aceptamos la tecnociencia como
la nueva religión global, ¿qué queda del pensamiento crítico?
Ontorrealista: La resistencia no debe ser meramente política,
sino metafísica. Necesitamos reafirmar el sentido ontológico del ser
humano antes de que sea completamente disuelto en el paradigma tecnocientífico.
Pedro
Zulen: La filosofía debe
recuperar su papel como crítica del poder. Si dejamos que el pensamiento sea
reducido a cálculos algorítmicos, ¿qué futuro tenemos?
José
Carlos Mariátegui: La lucha
contra el transhumanismo no es solo intelectual. Si la historia nos ha enseñado
algo, es que la resistencia debe ser concreta.
Mariano
Iberico: Pero ¿tenemos el tiempo
suficiente para formular una respuesta filosófica sólida antes de que el
transhumanismo se imponga totalmente?
Antenor
Orrego: El verdadero desafío es
mantener una visión espiritual de la existencia antes de que la
tecnología la erradique por completo.
Augusto
Salazar Bondy: Lukacs,
¿pero acaso la humanidad no siempre ha cambiado? ¿No será que nos resistimos a
un proceso inevitable?
Gustavo
Gutiérrez: La dignidad humana no
puede ser negociada con algoritmos. La lucha contra los neo-entes es la
última batalla por la esencia de lo humano.
IX Parte: Reflexiones finales de cada pensador
Pedro Zulen – La filosofía como herramienta para la
justicia
"El
conocimiento no debe estar desligado de la acción. Si bien he defendido la
inmanencia como el marco dentro del cual podemos pensar la realidad, sigo
creyendo que la justicia social debe ser la aplicación concreta del pensamiento
filosófico. No podemos perder de vista el sentido ético de la existencia, pero
tampoco podemos permitir que la filosofía se disuelva en el puro pragmatismo
sin rigor intelectual. La lucha por la verdad sigue vigente, incluso en medio
de la incertidumbre."
Ontorrealista – La trascendencia es la clave del
sentido
"La
crisis filosófica contemporánea es el resultado de la negación de la
trascendencia. La exacerbación del principio de inmanencia ha llevado al hombre
a perder toda referencia ontológica sólida. La justicia, la historia y la
tecnología solo tienen sentido si reconocemos que el ser humano no puede ser
reducido a lo puramente material. La lucha contra el relativismo y la
instrumentalización tecnocientífica del hombre es la última frontera de la
filosofía."
Mariano Iberico – El devenir como fundamento de la
existencia
"Si
algo queda claro tras este debate es que la realidad no es estática, sino
fluida. El ser se manifiesta en su aparecer y el devenir nos revela nuevas
formas de comprensión. Pero este proceso no debe perder de vista la dimensión
ética y estética del pensamiento. La transformación no es negación, sino la
posibilidad de una realidad más rica y compleja."
José Carlos Mariátegui – La historia es el motor de
la filosofía
"La
lucha no es una especulación abstracta, sino un proceso concreto. Hemos
debatido sobre el Absoluto, sobre la tecnología, sobre la trascendencia, pero
lo esencial sigue siendo que la realidad humana está determinada por sus
condiciones materiales. Si queremos construir un pensamiento filosófico
auténtico en América Latina, debemos partir de la historia y no de esquemas
ajenos."
Antenor Orrego – La necesidad de una identidad
espiritual
"La
filosofía no puede perder de vista el destino espiritual de los pueblos.
América Latina no debe caer en la trampa de asumir filosofías ajenas sin
reinterpretarlas desde su propia identidad. La lucha contra la
instrumentalización tecnológica y el materialismo radical es, ante todo, una
lucha por la recuperación del sentido trascendental."
Augusto Salazar Bondy – La independencia del
pensamiento
"La
verdadera liberación no es solo económica o política, sino intelectual. América
Latina ha vivido demasiado tiempo bajo modelos de pensamiento que no han
surgido de su propia realidad. La filosofía latinoamericana debe superar su
dependencia cultural y construir una reflexión autónoma y crítica, sin
necesidad de recurrir a absolutos externos."
Gustavo Gutiérrez – La teología y la justicia como
principios inseparables
"No
hay justicia sin la referencia a lo divino. La lucha por los pobres no es solo
una cuestión política, sino una dimensión ontológica. La filosofía y la
teología deben convivir en la construcción de un pensamiento que no abandone la
trascendencia ni la responsabilidad ética frente a la exclusión."
Miklos Lukacs de Pereny – La batalla contra el
transhumanismo
"El
mayor desafío filosófico del siglo XXI no es solo la justicia, la historia o la
trascendencia, sino la resistencia contra la agenda transhumanista. Si no
frenamos la transformación tecnocientífica del hombre en un objeto funcional,
perderemos la esencia misma de nuestra humanidad. La filosofía debe ser una
barrera ante la imposición de los neo-entes."
Conclusión general: el debate sigue abierto
Cada
pensador ha aportado una visión única sobre el destino del pensamiento humano.
Las tensiones entre inmanencia y trascendencia, entre filosofía y
tecnología, entre historia y justicia, siguen vigentes y aún no hay
síntesis definitiva.
El
verdadero valor de este diálogo ha sido el reconocimiento de los desafíos
filosóficos del presente y la necesidad de construir un pensamiento que resista
la fragmentación y el sometimiento del ser humano a fuerzas ideológicas,
tecnológicas y políticas.
Post Data.- Este diálogo fue elaborado sobre la base de mi libro "Agonía de la Modernidad sin Absolutos"
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