lunes, 20 de mayo de 2024

ANTENOR ORREGO Y LA BOHEMIA DE TRUJILLO

 

GERMÁN PERALTA RIVERA-Historiador/École des hautes Études en sciences sociales de París

 

ANTENOR ORREGO Y LA BOHEMIA DE TRUJILLO

[Lima, Fondo Editorial del Congreso del Perú-UPAO, 2011, pp. 144-147]

 



 

Coincidiendo con Gustavo Flores Quelopana, señalaremos que desde sus inicios su pensamiento expresa las calidades de un pensador de quilates, cuyas líneas principales están sustentadas en una concepción de lo místico, de lo divino y de la antropología trascendente (Antenor Orrego, Teodicea, metafísica e historia, 2003, pp. 47-48), de la teodicea y del humanismo integral; envuelto en una visión esteticista y pragmática o, como bien lo señala, en “un conocimiento del espíritu humano que se eleva a Dios, antes que una filosofía que hace del hombre, acorde con el viejo pensamiento de Protágoras, la medida de todas las cosas (50). Es decir, “en Orrego aparecen en su teodicea los tres temas fundamentales de la filosofía: Dios, el hombre y el mundo, en una unidad peculiar”, lo que a su juicio determina que “el hombre como tal queda envuelto en el problema de la existencia de Dios, es menester imbricar la existencia del mundo visible a lo invisible como el fundamento de sus posibilidades ontológicas. Orrego renovó el interés por el estudio de la metafísica, comprendió el sentido profundo de la historia de la filosofía, se volvió contra el cientificismo y el racionalismo, valoró la unidad entre teología y metafísica, y planteó los problemas radicales implicados en la teodicea, a saber, Dios, el hombre y el mundo (50-51).

Flores Quelopana, uno de los filósofos que más ha destacado la importancia del Amauta, consideró que Antenor Orrego sentía la relación de hombre-universo como una unidad, “con una especial intensidad, pero concebía el destino humano, como una partícula de esta potencia universal, como un proceso de crecimiento de la conciencia a través de los pensamientos y las acciones” (31-32). Por ello, más adelante manifiesta con absoluta claridad: “Si quisiéramos apresar en una fórmula lo que concebía Orrego por realidad, habría que comenzar por señalar que, para él, la realidad consiste en la actividad del espíritu humano y de la naturaleza, en un dinamismo que aspira a un Dios que lo trasciende: Dios es la fuente de toda realidad, sólo por Dios y con Dios es dado el concepto de realidad, pues conciencia y naturaleza son, en buena cuenta, vehículos de esta eternidad” (Ibidem). Flores Quelopana se plantea una serie de interrogantes. La reflexión que tempranamente hace Orrego lo lleva a considerar si es un realista; si lo es, en qué sentido, para posteriormente preguntarse: no es acaso el significado del término demasiado ambiguo. No se sirvieron de este: existencialistas, instrumentalistas, marxistas, tomistas, etc. Orrego, como Kant, reconoce la existencia de las cosas independientemente del conocer, pero lo que le diferencia de la filosofía contemporánea es que no considera el pensamiento científico como punto de partida, por tanto, rebasa el realismo empírico. En este sentido, para Flores Quelopana hay un aporte en cuanto a los fundamentos de su teodicea. (146-147)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.