LOS ORBES DE LA FILOSOFÍA
Gustavo Flores Quelopana
Sociedad
Peruana de Filosofía
La filosofía es un fenómeno mundial
y ancestral. Su origen no se restringe a Grecia y se manifiesta en diversos
orbes culturales y espirituales. Pero conserva una fuente común: el asombro. Una filosofía del asombro sin mucho obstáculo haría incidencia
en la conciencia humana de la finitud en medio de la infinitud, como punto de
partida de las preguntas límites de la filosofía. Somos la única especie que
concibe la idea de lo infinito, lo absoluto y lo eterno. Lo que de por sí es un
misterio grato.
Una de las grandes preguntas de la
filosofía es el problema de Dios. La tradición cristiana arriba a la siguiente conclusión:
Dios no es el ser, es la causa del ser de todas las cosas y no puede ser
subsumido bajo el ser categorial. Por eso, Dios no es, es más bien el principio
de todos los modos de ser. Lo que Dios es
no podemos saberlo. Cuando estamos predicando de Dios términos como “simple”,
“inmutable”, “incorpóreo” e “infinito” sólo connotamos algo que pueda aplicarse
a Dios, sin afirmar positivamente algo de la sustancia divina. Es por ello que
Santo Tomás de Aquino precisaba que de Dios sólo podemos connotar sus características
fundamentales de modo analógico pero no de modo inequívoco.
Por su parte, Heidegger en su
conferencia La cosa, procura pensar
la fuente del ser, o sea, una especie
de Supraser plotiniano. Fuente de la cual -según él- proviene todo, incluso los
dioses. Leibniz también lo intentó con su armonía preestablecida, que termina
en un Dios plotiniano que lo hace depender de su esencia divina. Con ello Heidegger se aproxima a
la idea tradicional de la Nada de Oriente.
Aunque bien visto, Oriente piensa
la Nada antes de la Creación o del Ser, pero no piensa a Dios mismo antes de la
Nada de la Creación o del Ser. Es el cristianismo el que piensa a Dios antes de
la Nada de la creación. Mientras que los griegos nunca pudieron superar el
esquema dualista de la dicotomía entre el ser positivo –la forma- y el ser negativo –la materia-. Por ello su agón
cósmico era de ascensión hacia lo Uno. En cambio, en la tradición andina se
piensa al Ordenador como insuflando vida, forma o espíritu al universo. En la
filosofía andina no hay creación sino
ordenación vivificante. Esa es la
idea encerrada en la palabra Pachacamac. Lo cual supone una metafísica dualista
con una especie de materia ignota increada. Camac no es creador, se encuentra
con una materia prima con la cual ordena las cosas y origina el mundo.
Es decir, si los griegos pensaron
el nihil ex nihilo –nada viene de la
nada-, el Occidente cristiano piensa el creatum
ex nihilo –creación desde la nada- y la América indígena piensa ex quo vita –orden desde la vida o Pachacamac-,
el Oriente piensa el nihil ex creatum –nada es creación-. De ahí que
el fin último del sabio oriental sea la salvación mediante la reintegración a la Realidad verdadera,
del sabio andino el cuidado de la armonía
del mundo o de la vida, del sabio cristiano la santidad o unión sin identidad con Dios, y del sabio griego el conocimiento teórico, universal y verdadero.
El griego piensa el Ser, el cristiano
a Dios, el andino a la Vida y el oriental a la Nada. Son cuatro orbes
filosóficos con sus propias diferencias culturales y espirituales. Pero todas tienen
un punto de partida común, a saber, el asombro. La gran
diferencia se da en la pregunta fundamental de cada una. En el griego es: por qué hay Ser en vez de Nada. En el
cristiano, por qué Dios creó el mundo.
En el andino, por qué la Pacha es Camac o
el Ser es Vida. Y en el oriental, por
qué el Ser es Nada.
La Nada oriental supone pensar el
Ser desde la Nada, el Ser griego exige pensar el cosmos desde la forma impuesta
a lo informe, el Dios cristiano plantea un ser omnipotente que desde la Nada
crea el Ser, y la Vida andina propone un Ser ordenador que actúa sobre lo informe.
Un punto crucial de enorme
importancia es que la tradición oriental coloca la Nada antes que el Ser,
mientras que Occidente hace lo contrario. No obstante, se debe reparar que para
el Occidente cristiano ni la razón natural ni la razón sobrenatural llegan a
saber lo que realmente es Dios. Más bien permanece como el principio de todos
los modos de ser.
Para el cristiano Dios no es el
ser, es la causa de ser de todas las cosas. Pero tampoco es la Nada. Para el
oriental reintegrarse en la Nada es hallar el verdadero ser del no-ser. Para el
griego ascendiendo al principio supremo se alcanza el conocimiento verdadero. Para
el andino cuidando la vida se logra un tránsito menos traumático a un nuevo
orden o Pachacuti. Los griegos son los filósofos del Ser. Los cristianos los filósofos de Dios. Los orientales los filósofos de la Nada. Los andinos los filósofos de la Vida.
Solamente pensando la Nada
oriental como metáfora de lo que es anterior al Ser se puede hallar un punto de
encuentro entre la metafísica de Oriente con Occidente. La Nada de Oriente
logra pensar aquella nada antes de la Creación. El Dios de Occidente llega a
concebir aquella voluntad amorosa antes del creatum ex nihilo. La Vida andina
logra pensar el principio activo del Ser, pero no concibe al Dios omnipotente
ni a la creación. El Ser griego agoniza entre la multiplicidad de las cosas y
la permanencia de la verdad.
Pero dentro de la filosofía cristiana,
Dios está más allá de toda comprensión racional y existencial, por eso tenemos
en Jesucristo una revelación de la Verdad Eterna en el Tiempo, por el seno de
María. Paradoja que el pensamiento racional no puede comprender. Por eso, la consideración
de los orbes filosóficos nos hacen comprender que los conceptos claves en las diferentes
manifestaciones culturales y espirituales son: Dios, Nada, Ser y Vida. Dios es
la eternidad, su creación del Ser es el tiempo.
La Nada nada es, por ello es antes
que el Ser creado en la concepción cristiana. En cambio la Vida, como el Ser,
puede entenderse como increado en
Dios y creado por Dios. Es muy
probable que la filosofía andina entendiera ambos sentidos de la Vida. Pero lo
vio como ordenado y lo sin orden o caos en un ciclo de eterno
retorno. Es decir, careció del concepto metafísico de creación. Por lo demás, en todos los hontanares espirituales atribuirse
una familiaridad con Dios es una desvergüenza deplorable. Así, como Dios revela
su existencia no sólo a quien cree, del mismo modo el misterio de Cristo y de María
sólo se hace evidente a través de la fe.
22 de Febrero 2018
Liliana Molineris (Venasca) La filosofia è una scienza che abbraccia mondi diversi, culture diverse, spiritualità diverse, ma l'ammirazione, lo stupore e la voglia di conoscenza dei grandi misteri della creazione, della vita, dell'uomo e soprattutto di Dio, sono gli stessi.
ResponderEliminarPer quante domande possiamo porci, non giungeremo mai alla Verità tutta intera.
Dio è il più grande mistero.
Noi cristiani siamo fortunati, perché il nostro Dio ci è venuto incontro, ci ha Rivelato il suo amore mandando Suo Figlio sulla terra perché potessimo conoscerlo un po' di più. "Il Verbo si è fatto carne ed abitó fra noi". L'amore del Padre è così grande che ha sacrificato Suo Figlio per la nostra salvezza.
Cosa dobbiamo sapere di più?
L'unica cosa che dobbiamo fare è amare come Lui ci ama.... Dio è Amore!
Liliana Molineris (Venasca)La filosofía es una ciencia que abarca diferentes mundos, diferentes culturas, diferentes espiritualidades, pero la admiración, la maravilla y el deseo de conocer los grandes misterios de la creación, de la vida, del hombre y, sobre todo, de Dios, son lo mismo.
ResponderEliminarPor cuántas preguntas podemos hacer, nunca llegaremos a toda la verdad.
Dios es el mayor misterio.
Nosotros los cristianos somos afortunados, porque nuestro Dios ha venido a nuestro encuentro, nos ha revelado su amor al enviar a su Hijo a la tierra para que podamos conocerlo un poco más. "El Verbo se hizo carne y vivió entre nosotros". El amor del Padre es tan grande que sacrificó a su Hijo por nuestra salvación.
¿Qué deberíamos saber más?
Lo único que tenemos que hacer es amar como Él nos ama ... ¡Dios es amor!
Motivadoras tus reflexiones, Gustavo. El ordenamiento que haces de los principios filosóficos rectores, contribuye a un mejor acercamiento a las concepciones del mundo y la sociedad de las grandes corrientes de pensamiento de la humanidad.Esto que denominas: "orden desde la vida", en el espacio andino es uno de los elementos fundamentales para entender la arquitectura filosófica y el ordenamiento social de esta antigua civilización. Creo que es una adecuada forma de ingresar a las concepciones que fundaron su desarrollo. Sin embargo, considero que la afirmación: "La Vida andina logra pensar el principio activo del Ser, pero no concibe al Dios omnipotente ni a la creación", es una reflexión que merece prestarle más atención. ¿Llegar a pensar el principio activo del ser, puede estar desligado de la exploración de sus orígenes; cómo me ubico "activado" como ser, sin preguntar sobre mi conexión con el universo o con aquello que considero "anterior al ser" o "adjunto o paralelo al ser"? Explorar estos caminos es ineludible para quienes, como tú, se esfuerzan por hallar los extraviados caminos hacia nosotros mismos.
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