sábado, 31 de agosto de 2024

SOBRE LA ENSEÑANZA DE LA FILOSOFÍA EN LA ESCUELA (Entrevista)

SOBRE LA ENSEÑANZA DE LA FILOSOFÍA EN LA ESCUELA 

(Entrevista a Gustavo Flores Quelopana)



1. ¿Está Usted a favor del retorno de la enseñanza de la filosofía en la escuela?

Por su supuesto que sí. Pero el problema no es tan sencillo, no se limita a lo pedagógico y meramente de consenso. Estamos en el fondo ante un problema mucho mayor. Y ese problema es: ¿Qué imagen del mundo requiere de la filosofía?

2. ¿Está afirmando que la actual imagen del mundo no necesita de la filosofía?

Así es. La actual imagen del mundo se ha vuelto incompatible con la filosofía.

3. ¿Qué imagen del mundo es la que tenemos actualmente que no necesita de la filosofía?

Nuestra actual imagen del mundo es la imagen del mundo pragmática, que reduce la realidad a lo útil y que se deriva de la mentalidad científico-técnica. Y que no responde a nuestra rica realidad cultural, sino a la eurocéntrica. El mundo anglosajón tiene vocación a lo pragmático, Latinoamérica vocación social y humanística. Nuestras raíces palingenésicas e intrahistóricas están en polos opuestos. Y si ello no se nota es por imposición neocolonial de un pensamiento anatópico.

4. ¿Y por qué esta imagen del mundo pragmática destierra a la filosofía?

Porque concibe a la filosofía como parasitaria e inútil. El pensar no es lo prioritario, sino el operar, el actuar. De ahí que no sólo el neoliberalismo, sino la esencia misma de la razón burguesa reclame "trabajadores" y no "pensadores". Quinientos años le ha tomado a la modernidad burguesa volcarse contra la propia filosofía. En el Perú su expresión política más desembozada la tuvimos bajo el fujimorismo, el cual impuso una constitución política que priorizó lo técnico sobre lo social y redujo al ciudadano en consumidor. Vivimos la era de los imperialismos modernos y, al parecer, estamos llegando al final de su ruta histórica. Y en ese final el declive ostensible es el irracionalismo, el escepticismo, la amoralidad del "todo vale" posmoderno y el venenoso nihilismo.

5. ¿Nos quiere decir que el problema del retorno de la enseñanza de la filosofía en la escuela exige un abordamiento más amplio e integral?

Lamentablemente sí. Y digo lamentable porque su propio reduccionismo a lo educativo le hace daño a su propia causa. El asunto no es que simplemente desde mañana, por ejemplo, se vuelva a enseñar filosofía en las escuelas, sino para qué, cuál sería su rol y función. A esta pregunta se responde: para desarrollar la conciencia crítica. Pero acaso esta sociedad sometida a la racionalidad pragmática requiere "conciencia crítica". Lamentablemente NO. Y es por ello que resulta que, por ejemplo, quienes reclamen la vuelta de la filosofía a las escuelas repitan mansamente a pensadores que han decantado el camino nihilista del pragmatismo cultural. Sino veamos cuántos han escrito libros, por ejemplo, sublevándose contra el nihilismo nietzscheano. Por el contrario, la mayor parte se pliega a lo más fácil, a la repetición del magisterio eurocéntrico occidental. Por ello, es risible ver que quienes reclaman "espíritu crítico" no lo muestran en su pensamiento y simplemente asumen la tradición occidental.

6. ¿Entonces cuál es la verdadera tarea?

La verdadera tarea implica una lucha de los filósofos en dos frentes: una, en lo educativo, y la otra, que es lo más importante, en lo ideológico-conceptual, en lo creativo. Por lo primero, no sólo habrá más trabajo para los egresados de filosofía, sino que se despertará la conciencia crítica en los educandos secundarios. Pero por lo segundo, se responde a la cuestión de fondo, la más laboriosa y difícil, a saber, PENSAR UNA NUEVA IMAGEN DEL MUNDO NO PRAGMÁTICA sino HUMANÍSTICA. Esa es tarea de los pensadores. Pero la universidad nacional misma no forma pensadores sino repetidores de filosofías extranjeras. Por eso la tarea es titánica, pero lo más fácil es pensar que con la restitución de la filosofía en las escuelas el problema está resulto, y eso es un autoengaño.

7. Lo entiendo. ¿Pero una nueva imagen del mundo humanística no ha sido ya pensada por varias corrientes filosóficas del siglo XX y fracasaron?

Efectivamente, ya fue pensado y fracasaron a mi modo de ver porque conservaron el veneno principal de la imagen del mundo de la modernidad, el cual es el subjetivismo antropocéntrico, que fue el tronco nutricio de todos los idealismos secularizados. Y los materialismos también estuvieron anclados a la visión secularizada, cuantitativa y matematizante del mundo. En otras palabras, la realidad misma fue empobrecida con el giro antimetafísico, antiesencialista y antitrascendentalista del mundo.

8. ¿Pero esto no es una vuelta a la imagen medieval del mundo?

No, no lo es, porque si algo de bueno dejan las ruinas de la modernidad es la importancia de la libertad y la terrenalidad, lo malo es su sesgo de limitarse a ellos. De modo que una nueva imagen del mundo exige una nueva metafísica donde lo inmanente y lo trascendente sean reivindicados sin mezclar su jerarquía ontológica. En otras palabras, la nueva imagen del mundo humanística debe estar enlazada y no divorciada con la metafísica. Sólo eso hará posible poner a la imagen científica del mundo en su verdadero lugar, sin extralimitaciones categoriales.

9. En otras palabras ¿cuál es su fórmula para que la filosofía vuelva con sentido a ser enseñado en las escuelas?

Que los filósofos abocados a la creación y al pensar, y no sólo a lo pedagógico, elaboren una nueva imagen no pragmática del mundo. Sin esto naufraga la iniciativa de enseñar filosofía en las escuelas. Sino veamos la experiencia europea. En Italia, por ejemplo, hasta el día de hoy se llevan adelante dicha enseñanza en dos gruesos volúmenes, pero veamos su sociedad. Esta sigue siendo arrasado por los antivalores de la posmodernidad de la orgía capitalista que hace trizas la conciencia crítica que se trató de inculcar. Por eso hay que abordar el problema de modo integral y no limitarlo a lo pedagógico. La tarea, incluso, se extiende a lo político y social. No es que los filósofos se dediquen a la política, que por lo demás siempre le va mal en ese campo, sino que extiendan su influjo a toda la sociedad. Los filósofos deben ser verdaderos tanques de pensamiento o think tank para el cambio de la sociedad presente. Y para ellos deben pensar con cabeza propia.

10. Pero ¿cómo hacerlo cuando los medios de comunicación de masas responden a intereses corporativos de una plutocracia que está de espaldas al pensar y sólo le interesa lo pragmático?

Como vemos en su apreciación es un problema de dimensión civilizacional. Es la propia civilización occidental liberal la que está consumando hasta la última gota ese giro pragmático enemigo del filosofar. Mientras otros orbes civilizacionales buscan tener subsumido el impulso científico técnico a lo humanístico. Pero esto va cambiando y lo digo a la luz del hundimiento de la gobernanza global del mundo unipolar liberal y el ascenso histórico global del mundo multipolar nacionalista y soberanista. En una palabra, la lucha por la enseñanza de la filosofía de la escuela debe proseguir porque tiene el mérito de desvelar las gangrenas de la actual imagen del mundo unipolar que declina y hacer ver la urgencia de una nueva imagen del mundo que nace. Es la única forma de no caer en la miopía de un mero cambio pedagógico con la enseñanza de la filosofía en las escuelas.

11. ¿Algún apunte final?

Sí. Y quizá sea lo más importante. Filósofo no es el diplomado, sino el pensador. Hay que ir contra el espíritu de especialización propio del mundo técnico-científico, y que es propio no del mundo filosófico. Puede haber filósofos, como siempre los ha habido, en cualquier área de ocupación humana. Reservar sólo la filosofía a los que detentan el diploma es la más nociva fórmula que garantiza la decadente agremiación petulante y pequeñoburguesa del ejercicio de la filosofía. Es por ello que la Sociedad Peruana de Filosofía no es sólo para los filósofos profesionales, sino para todos los pensadores en cualquier área con capacidad creadora y espíritu independiente. Soñar con el Colegio de Filósofos del Perú haría más daño que bien a la filosofía. Dejemos a la filosofía que siga volando libre en todos los espíritus y no lo encerremos en colegios profesionales, agremiaciones, carnés y clubes que agostan su médula y la condenan a la esterilidad.


miércoles, 28 de agosto de 2024

MONTESINOS Y LAS FUERZAS ARMADAS de Fernando Rospigliosi (Comentario)

 

Libro revelador publicado en el año 2000. Seis son las conclusiones fundamentales de la obra:
1. El capitán Montesinos era un psicópata manipulador, cínico y sin escrúpulos que supo explotar la personalidad paranoica con delirio de persecución y obsesión de poder de Alberto Fujimori. Pero Fujimori no fue su víctima, sino su cómplice.
2. El Plan del golpe militar ya existía desde 1988 y fue diseñado por la cúpula militar que había virado desde la izquierda de los años 70 hacia la derecha neoliberal de los años 90. Las FFAA seguían siendo corporativista, autoritarista y mesiánica. Desde 1992 un triunvirato gobernó el Perú: Fujimori-Montesinos-Hermoza.
3. Con Montesinos las fuerzas armadas estuvieron más atentas al espionaje interno y al control político que al espionaje externo. Así controló a las FFAA y todas las demás instituciones. Su esquema de poder fue dos gobiernos, uno civil y otro militar.
4. Con Fujimori desapareció el control democrático sobre las fuerzas de seguridad, implicándose las mismas al control político, los atentados criminales, el narcotráfico, las ejecuciones extrajudiciales y actos criminales.
5. La operación Chavín de Huántar con el enfrentamiento entre el General Hermoza y Fujimori hizo evidente que el poder civil no mandaba sobre el poder militar.
6. Fue la estrategia negociadora policial del GEIN lo que permitió la captura de Guzmán y no estrategia represiva del SIN.
7. El gobierno de Fujimori fue unas dictadura cívico-militar personalista, que amaña elecciones y termina en la corrupción generalizada.

En conclusión, detrás de Montesinos y Fujimori había una doctrina militar elaborada por la cúpula castrense en 1988. La dictadura de Fujimori no tuvo a su Rasputín, sino que su Rasputín Montesinos tuvo a su presidente.

martes, 27 de agosto de 2024

LOS TITANES DEL PACÍFICO de Robert Gammon (Comentario)

 

Esta novela histórica de Robert Gammon, inglés que creció en Lima y que se dedica a la empresa educativa en España, aparece en 2024. Deja traslucir que los susodichos Titanes del Pacífico fueron mendaces tiranos, obsesionados en el saqueo del erario público, combatir el comunismo mundial y modernizar el país.
La novela se desarrolla en el ambiente de los desgarradores años 30, en medio de la Gran Depresión, el golpe de Sánchez Cerro contra la autocracia de Leguía, las reformas radicales que propone Haya que asustan al capital norteamericano, el fraude electoral contra el APRA, el ascenso del fascismo en Italia y Alemania, el expansionismo japonés, el imperialismo norteamericano en Latinoamérica.

Esta novela es parte de una saga que continuará con "Bendito asesinato", y es en este próximo volumen donde se abordará la Revolución de Trujillo y el asesinato de Sánchez Cerro. Constituye, sin duda, una novela que contribuye a tener contacto más estrecho con la historia del Perú.

LOS AÑOS DE FUJIMORI de José Ragas (Comentario)

 

Obra del historiador José Ragas publicada en 2022 es una de las exposiciones más completas y documentadas del decenio fujimorista.
Lo que en resumen se puede extraer de su lectura es que, si Velasco transformó el Perú en la década del 70 en sentido socialista, Fujimori lo hizo en sentido neoliberal.
A diferencia de las dictaduras del Cono Sur, la guerra sucia que implementó Fujimori para combatir el terrorismo lo hizo bajo el andamiaje democrático. En el mismo contexto sacó adelante el remate de las empresas públicas, el fraude electoral, el saqueo del Estado, la corrupción de las instituciones públicas, la sustitución del ciudadano por el consumidor, de lo social por lo técnico, y las esterilizaciones forzadas de 300 mil mujeres andinas.
Si bien afirma que el fujimorismo implantó el neoliberalismo y el dogmatismo de la economía de mercado, deja sugerido que respondió a un plan del FMI y de Washington. Vargas Llosa no hubiera un instrumento tan dócil y tampoco hubiera admitido la guerra de baja intensidad contra Sendero.
En lo que respecta a la provisión por Pinchi Pinchi del vladivideo que provocó la caída del régimen tampoco especula sobre las motivaciones de la misma (¿estuvo detrás del acto la CIA y el servicio de inteligencia de la marina?). Pero sí no deja de apuntar es la vinculación del dictador Fujimori con el ocultismo, lo sobrenatural, las brujas y adivinas.

En el Epílogo deja constancia a la gran capacidad de evadir a la justicia y con ello acierta en el vaticinio que se concreta en el 2023 cuando el Tribunal Constitucional ordena su liberación inmediata por razones humanitarias. ¿Será porque no evadirá a la justicia divina? Suerte del dictador, como Pinochet.

lunes, 26 de agosto de 2024

SOBRE COSAS QUE SE VEN EN EL CIELO de C. Jung (Comentario)

 

Carl Jung (1875-1961/86 años) publica este trabajo en 1953, a los 83 años.
En él no niega la realidad física de los ovnis, aunque considera faltan evidencias. Por tanto, no es una hipótesis creíble y permanece en el ámbito de la fantasía. Aunque admite que la parapsicología da su aporte con la materialización de lo psíquico a través de un medium.
En consecuencia, Jung avanza con su explicación psíquica del fenómeno ovni. como manifestación del arquetipo de totalidad del inconsciente colectivo. Los ovnis son el mito moderno de nuestro tiempo tecnológico.

A pesar de su gran conocimiento de lo religioso su trabajo no se pronuncia sobre la explicación demonológica del fenómeno ovni, como materializaciones psíquicas de la mente del demonio.

EL ÚLTIMO DE LOS POILINESIOS de Alejandro Estrada Mesina (Comentario)

 

Acabo de leer la reciente novela del narrador chalaco, nacido en La Punta, Alejandro Estrada Mesinas. Se trata de una historia tejida sobre el secuestro de polinesios bajo el pretexto del proyecto de inmigración al Perú entre 1861 y 1863. Tras una peste que asola su travesía los poquísimos sobrevivientes que llegan a puerto van a morir en los galpones de los hacendados. Apenas uno vivo y el cuerpo totalmente tatuado emprende el viaje de retorno hacia sus islas del sur.
Esta novela nos retrotrae al contexto del Perú de la segunda mitad del siglo dieciocho. Habiendo decretado Ramón Castilla la libertad de los negros se produjo una escasez de mano de obra para las haciendas y una ola de traficantes de mano de obra. Cosa que intensificó la inmigración china entre 1849-1880.
En ese contexto serían secuestrados los polinesios entre 1861-1863, pero con tan malos resultados -se morían de enfermedades y nostalgia- que los traficantes de personas no lo volverían a repetir.

Mérito de Alejandro Estrada rescatar para la literatura y la memoria histórica peruana este triste y breve capítulo de la "inmigración" de los polinesios.

domingo, 25 de agosto de 2024

PROSAS APÁTRIDAS de Ribeyro (Comentario)

 

Es un libro extraño que habita territorio filosófico a través de aforismos. Lo extraño no es esto, sino que un destacado cuentista muestre su talento para la reflexión filosófica. Julio Ramón Ribeyro es un gran cuentista, qué duda cabe. Lo que no se evaluaba es que fuera un agudo pensador.
Pero filosóficamente su postura también es problemática, porque por momentos parece un escéptico, no obstante, como sabemos, el escéptico se niega a especular sobre la cosa en sí o la esencia del mundo.
Sin embargo, la mayor de parte de sus aforismos son una incursión por la esencia de las cosas. Pero tampoco se muestra próximo al dogmatismo platónico con la certeza de haber alcanzado la verdad.
La suya es una postura filosófica más cercana al racionalismo moderno, donde la subjetividad preside la objetividad de las cosas.

De ahí que no tenga sentido entender sus aforismos como una asunción del posmodernismo, pues en ninguna parte hallamos alguna celebración del relativismo y del todo vale.

sábado, 24 de agosto de 2024

DEL SENTIMIENTO TRÁGICO DE LA VIDA de Miguel de Unamuno (Comentario)

 

Releer un clásico siempre deja lecciones duraderas. Esto sucede con el libro de Miguel de Unamuno (18641936/72 años) "Del sentimiento trágico de la vida".
Su mensaje es simple y a la vez profundo, a saber: La vida es agonía, porque entre la Razón que niega y la Fe que afirma, el deseo de inmortalidad surge de la esperanza en un-Dios garante de la resurrección.

Para Unamuno Dios no es un ente metafísico, no es un problema racional, sino vital. Es el corazón el que quiere que exista. Dios es necesario no para pensar la existencia, sino para vivirla. Ese es el aporte de Unamuno.

EL PAÍS DE LAS MIL CARAS de Mario Vargas Llosa (Comentario)

 

El país de las mil caras (2024) compendia su obra periodística que revela su evolución política y su obra novelística. Para decirlo con concisión MVLL es un gran novelista, pero un pésimo pensador político.
Vayamos a lo primero, como novelista. Como él mismo lo declara en su artículo "Un alto en el camino" su éxito y su fama como novelista no se lo debe a un genio novelístico del que carece, sino a su talento disciplinado, perseverante y esforzado.
Como pensador político admite no sólo su evolución desde la izquierda revolucionaria hasta la derecha neoliberal -con defensa incluida del matrimonio gay-, sino también la recomendación de votar por Keiko contra Castillo, a pesar de su enemiga jurada al fujimorismo.
Una constante de su pensamiento neoliberal es la ausencia de crítica al imperialismo yanqui, su acérrimo anticomunismo, a pesar de que deja escapar su simpatía por la izquierda democrática, nada menciona sobre las sanciones ilegales contra Cuba, ni contra los defectos de la sociedad de mercado.

En nada disminuye el reconocimiento de su virtuosismo novelístico el reconocer que su postura política es profundamente reaccionaria, con el fanatismo mercadólatra propio que caracteriza el pensamiento neoliberal.

SENDERO de Gustavo Gorriti (Comentario)

 

Tras leer la nueva edición revisada y corregida de Gustavo Gorriti el libro mantiene su vigencia y valor a pesar de que llega sólo hasta fines de 1982, justo cuando el presidente Belaunde admite su derrota democrática ante la insania sangrienta de Sendero Luminoso, y firma el decreto supremo que autoriza a las FFAA a combatir la insurrección. A partir de ello el baño de sangre se volvería en una orgía de sangre.
El perfil psicológico e ideológico que traza Gorriti de Abimael Guzmán permite colegir que éste su sume en la paranoia autoglorificante de gran líder y conductor desde que a comienzos del 1982 pasa a llamarse de "camarada Gonzalo" a "presidente Gonzalo". Además, de su megalomanía y mesianismo destaca su crueldad sanguinaria al exigir más ejecuciones despiadadas.
Los documentos que exhibe Gorriti reflejan que Guzmán creyó estar viviendo en los años 80 en una situación revolucionaria. Pero ¿lo estuvo realmente el Perú? No hay duda de que las condiciones objetivas para la revolución estaban presentes, pero no las condiciones subjetivas. Guzmán se abocó a crearlas. Pero el accionar cruel y sanguinario de SL en vez de favorecerlas las destruyó. Sencillamente su accionar polpotiano y demencia destructiva lo enajenó del pueblo. Y las víctimas fueron mayormente campesinas y andinas.

El libro de Gustavo Gorriti es ya un texto clásico para comprender el fenómeno de SL en los infaustos y cruentos años 80 en el Perú.

martes, 20 de agosto de 2024

MEMORIAS. EL PODER DE LA ILUSIÓN (Comentario)

 

Memorias. El poder la ilusión (Axiara editions, EEUU, 2024) es un ladrillezco libro que atemoriza con sus 660 páginas, pero una vez embarcado en él se corre raudo por sus páginas gracias a una pluma ligera, entretenida e imaginativa. Así me ocurrió cuando ya al segundo día estaba terminando de leerlo. Obviamente que para salir del sortilegio de su realismo imaginativo tuve que tomarme un café bien cargado. Y así se lo escribí por WhatsApp. Cosa que le produjo hilaridad.
A Lenin pertenece la frase: "Salvo el poder todo es ilusión". Eduardo González Viaña la complemente en este libro con otra suya: "La ilusión [literaria] tiene su propio poder". Efectivamente, en sus páginas se constata cómo con el poder de la ilusión también se construye un mundo justo y pleno de amor.
Su realismo alucinado, como lo llama su amigo de la Universidad de Sevilla, José Camacho Delgado, es la alusión a la dimensión ilusoria que tiene la antropología humana. El hombre no sólo vive de lo real, sino también de sus sueños e ilusiones.
Su persona ha vivido la mitad de su vida en el extranjero, defendiendo en la literatura la causa del inmigrante -por lo cual ha recibido reconocimientos-, galardonado con el Premio Juan Rulfo, pero su mayor distinción es haber recuperado su conexión con su Patria escribiendo tres novelas de antología sobre Ramón Castilla, el Inca Garcilaso y Arguedas.
Su alma nunca dejó de ser revolucionaria, admirador de La Puente Uceda y su lucha guerrillera, y adherente insobornable de la causa de los pobres y desposeídos por la injusticia social. Hoy octogenario nos hace este obsequio literario que queda como testimonio de una vida que con la pluma defendió las causas nobles de la humanidad.

LOS DUEÑOS DEL PLANETA (Comentario)

 

Libro publicado en el 2023 es una valiente, amena y lúcida exposición de los diez globócratas que se jactan de haber conquistado el mundo, pero que se han perdido a sí mismos.
Todos son miembros del siniestro Club Bilderberg, menos su desertor Bin Salmán.
Musk (Tesla, Twitter, Neuralink) ebrio de poder sueña con colonizar Marte. Bezos (Amazon) no sólo quiere colonizar la Luna, sino también vencer a la muerte y lograr la inmortalidad con la biotecnología. Gates (Microsoft) obsesionado con la disminución de la población mundial, la eugenesia, quiere tapar el Sol, y está implicado en el escándalo de las dudosas vacunas contra el Covid. Zukerberg (Facebook, Meta) busca sustituir el mundo real por la virtual Meta, manipular el genoma humano y acabar con las enfermedades.
Bin Salmán (Aramco) que hace temblar a las élites globalistas haciendo negocios con China en yuanes, adhiriéndose a los BRICS y buscando acabar con la gobernanza mundial de EEUU. Fink con Black Rock es el administrador de los capitales más grandes del mundo y su ingeniería financiera no se detiene ante nada, ni siquiera las guerras. Page y Brin (Google) partidarios del totalitarismo del pensamiento único, censuran en Youtube los contenidos a su discreción, buscan revertir la muerte y el envejecimiento. Buffett es el especulador financiero más exitoso de la élite globalista, partidario de la eugenesia junto a su amigo Bill Gates.
Soros (Quantum) es el más más tenebroso, avezado y psicópata de todos, gestor de la alianza entre la izquierda y el gran capital, promotor del feminismo, el LGTB*+, la migración, las revoluciones de color, el aborto y el totalitarismo financiero. Murdoch (Fox) es el magnate de los medios de comunicación, encabeza la plutocracia mundial de la cultura, maneja los titulares de los medios del planeta, busca imponer un relato único, obsesionado con el control de la opinión pública, le divierte poner y quitar presidente mediante el control ideológico de la información.
Como vemos la élite globalista se le emprende contra la Naturaleza. Todos están detrás de la dominación mundial y el terrorismo mediático. Son unos pobres infelices, verdaderos monstruos de la manipulación de conciencias, que conquistan el mundo a costa de perderse a sí mismos.

El mensaje final de Cristina Martín Jiménez es que el darse cuenta de que estos dioses devenidos en bestias es el punto de partida de haber vencido su siniestra guerra psicológica contra el ciudadano y el hombre.

lunes, 19 de agosto de 2024

Comentario a ARTE Y POESÍA de Heidegger

 

En la última Feria Internacional de libro adquirí la reciente edición de ARTE Y POESÍA de Heidegger.
Su lectura ratifica mi opinión de que el filósofo alemán al centrarse en lo ontológico extravió lo óntico. Si no, qué otra cosa significa afirmaciones como éstas: "El origen de la obra de arte es la poesía, porque la belleza es una manifestación del Ser". Esto es, el arte es una manifestación del Ser.
Entonces nos preguntamos, y dónde deja al creador. ¿Acaso es un mero autómata sonambúlico del ser? Su manía de divorciar al Ser del ente lo hace caer en un ontologismo metafísicamente insostenible.
El enfoque ontológico metafísico de Heidegger busca contraponerse al subjetivismo moderno que reduce la estética al gusto. Pero lo hace desde una metafísica ontologista donde el ser queda divorciado del ente.
Con ello queda demostrado que Heidegger no sólo tergiversó a Platón acusándolo de reducir la esencia al concepto, sino también a Aristóteles que señaló que el ser es un concepto vacío, porque el ser como sustancia siempre se entiende como acto esencial. Además, quiere ir más allá de la revolución metafísica de Santo Tomás de Aquino, que concibe el ser como el acto de la esencia. Pero Heidegger fracasó en toda la línea porque termina en una mistificación del Ser como un Supraser.

El ser no es un acto constitutivo de la esencia sino del ente. En cambio, para Heidegger el ser es un acto constitutivo de la esencia del ente.

Prólogo al libro “ATEÍSMO VERSUS NIHILISMO” de Ana Lacalle Fernández

 

Prólogo al libro “ATEÍSMO VERSUS NIHILISMO” de Ana Lacalle Fernández

Por

Gustavo Flores Quelopana

Past-presidente de la Sociedad Peruana de Filosofía

 

 


Considero interesante contar el amable lector cómo conocí a la filósofa barcelonesa Ana de Lacalle. Mi amistad con Ana de Lacalle Fernández se remonta hace pocos años atrás, en medio de la nefasta pandemia del Covid 19. De haberla conocido me congratulo efusivamente, tanto por sus cualidades teóricas como personales. Desde entonces nuestro encuentro filosófico ha sido, tal como ella misma lo caracteriza, “breve pero intenso”.

Originalmente fue a través de un evento virtual de filosofía política denominado “Pensar más allá de la democracia”, el 14 de noviembre del 2020, que organizó nuestro común amigo argentino Francisco González Cabañas, de la ciudad de Corrientes. Desde entonces hemos participado conjuntamente en diversos foros filosóficos vía web organizados por diversas instituciones filosóficas de mi país, el Perú, entre ellas la Sociedad Liberteña de Filosofía, presidido por el profesor y escritor Juan Carlos Asmat. La palabra pertinente e ilustrada de Anita de Lacalle concitó la atención y desde entonces fue muy solicitada por estos lares andinos.

Luego ella tuvo la gentileza de remitirme por correo su interesante producción novelística de índole filosófica y de hacer un prólogo para uno de mis libros -Nihilismo y Revolución-. En aquel libro sostengo que el nihilismo es un fantasma que recorre el mundo y lo hace cabalgando sobre la conciencia del sujeto moderno llamado “burguesía”.  El mundo burgués ha perdido anti humanísticamente el ser y se ha contentado con el tener. Y eso es Nihilismo. Y Ana en el prólogo que me escribe se ubica como una “atea nihilista” que se siente cuestionada por mi planteamiento, no obstante reconocer que ambos consideramos al ser humano -como cultivo de la interioridad- como lo prioritario.

Luego, en este año 2024 estuve cerrando la edición de una de mis otras obras -Caleidoscopio intelectual-, y le invité para que escriba una opinión sobre mi pensamiento. Lo cual muy solicita accedió y me lo remitió sin demora. En dicha opinión incidía sobre el tema del nihilismo que a ambos nos apasiona sin coincidir naturalmente. Allí se plantea si nos puede descosificar la inmanencia o la trascendencia. Yo que me decanto por la trascendencia y los valores absolutos, y ella que se posiciona en un ateísmo nihilista. Piensa que el ateísmo es resultado de la imposibilidad de creer en Dios, lo cual sitúa en un nihilismo, en un vacío de sentido y conciencia de la nada que impulsa a contribuir a la rehumanización del hombre. En suma, aquí sostiene la tesis de que es posible rescatar al hombre desde un “ateísmo nihilista”. Lo cual yo cuestiono. En una palabra, ambos coincidimos en la posibilidad de humanizar al hombre, sólo discrepamos en los medios -para ella es posible hacerlo desde la cultura de la inmanencia, y para mí desde la cultura de la trascendencia-.

Considero que este disenso entre nuestras opiniones resulta enriquecedor para ambos. La honestidad en la búsqueda filosófica de la verdad no debe reunir el cuestionamiento de las propias convicciones, y, por el contrario, debe ir tras el encuentro del diálogo y la crítica. Ello fue lo que me motivó a invitarla a que escriba un libro sobre el tema que hoy presenta con solvencia y sabiduría, bajo el compromiso que yo lo publicaría. Y nuevamente nuestra brillante pensadora en pocos meses ha cumplido el desafío y lo tenemos ante nosotros.

Admiro no sólo su compromiso con el pensamiento filosófico, su talento de escritora, su sinceridad intelectual y la sutileza de su razonamiento, sino que no menos rescatable es la defensa valerosa de sus convicciones. Todas estas virtudes adornan a una persona que de por sí concita las simpatías personales con holgura y cariño.

Ahora sí, tras esta breve excursión en nuestra amistad intelectual, entremos brevemente al contenido de su obra. Lo primero que sorprende de entrada es su provocador título “Ateísmo versus nihilismo”. Esta contraposición nos azora porque en un principio ella se reconocía como “atea nihilista”. Su primer capítulo despeja el distingo nietzscheano entre nihilismo positivo y negativo, para resumir que: “Aquel no es capaz de asumir la “muerte de Dios” se queda enredado en el nihilismo pesimista que solo siente el vacío”. Su segundo capítulo incide en la idea de que “en el mundo contemporáneo el nihilismo en su sentido negativo, [se ha] materializado en el neocapitalismo” y la revolución digital. La tragedia humana sería, según Nietzsche, que el nihilismo que prevalece es el pasivo, donde la preponderancia del actuar está reservada para la deshumanizada élite económica. Lacalle dice, pues, “quedemos, pues, con la noción del nihilismo, como una actitud activa, creadora y dotadora de nuevo sentido y nuevos valores tras “la muerte de Dios”.

El tercer capítulo está dedicado al ateísmo y tras exponer diversas versiones del mismo destaca, sobre todo, dos ideas, a saber: 1° el auténtico cristiano es ateo porque vive la muerte de Dios como experiencia real, y 2° el ateísmo es la prescindencia de cualquier tipo de trascendencia. O sea, el ateísmo subyace en el cristianismo. Con la misma concisión de los primeros, el cuarto capítulo aborda el interesante acápite del imperio de la posverdad tras la caída de los absolutos. Afirma Lacalle que ha surgido un nuevo sujeto donde predomina el subjetivismo cognoscitivo y que reclama medios emocionales para ser manipulado. Lo cual, a su vez, se asocia a la decadencia del modelo democrático y abre las puertas a nuevos totalitarismos.

El quinto capítulo examina la posverdad en la alicaída época posmoderna y nihilista. Y aquí la autora busca que quede bien claro que tras el hecho de que Dios ha muerto todo depende de que el hombre sea consciente que es él quien gobernará la constelación axiológica y epistemológica, llevando a término la inexorable transvaloración de los valores. Así arribamos al capítulo final, donde se resuelve la intención del escrito: Ateísmo versus nihilismo y viceversa. Toda la argumentación se centra en una idea clave, la cual es: el error estriba en creer que si no hay un sentido  trascendente  la  existencia  no  puede tener sentido. Pero, dice, aunque lo real sea una materialidad inmanente, como nuestra existencia, puede dotarse de sentido, propósito y valores. Pero estos no vendrán gracias a una trascendencia divina, sino que cada sujeto deberá buscar su sentido y sus valores. El nihilismo negativo ha resultado ser una planicie para el capitalismo hedonista y materialista.

Igualmente, no se puede pensar el ateísmo sin confrontarse con el nihilismo. Pero un mundo sin Dios no es un mundo vacío de valores, sino de un mundo donde los valores corren a cargo de la subjetividad humana. Se tratará de un mundo de valores contingentes como el sujeto que los crea. De manera que la asunción del nihilismo deriva del ateísmo. Y es, a estas alturas cuando se pregunta si será posible un ateísmo no nihilista. Y admite que lo es, por lo menos en los ateísmos cristianos que no implican estar reñidos con la trascendencia. De modo que un cristiano no acaba siendo realmente un ateo. Para Lacalle la correspondencia entre ateísmo y cristianismo es ficticia. En el cristianismo realmente no hay ateísmo. A partir de todo ello colige que sin trascendencia no hay fundamento que legitime valores absolutos. Por ello, sintetiza Lacalle, el ateísmo se sostiene sobre bases nihilistas. El ateísmo deriva del nihilismo porque encuentra allí su fundamento.

Estos seis capítulos rematan en uno final de Conclusiones y Respuestas, el cual diría es el más sustantivo por las reflexiones y cuestionamientos que se plantea. Aquí confiesa una meditación profunda y honesta como sigue: “Si pensamos con detenimiento el ateísmo -que clarificamos en un apartado anterior- no deja de ser la opción más difícil de asumir en la medida en que parece quedarse sin ninguna respuesta a las preguntas nucleares de la existencia humana. Esto conduce a muchos a cuestionarse si se puede existir sin sentido, si una existencia vacía y meramente biológica es sostenible para el humano”. Pero reponiéndose de inmediato afirma que el ateísmo no es atribuir a la nada un estado permanente. Esto, dice con agudeza, es reparar que no hay una correspondencia entre ateísmo y nihilismo. Los cuales pueden ser deslindados entre sí.

Se pregunta: “¿Quién puede querer la nada?”. Y como ello es absurdo, insiste en la idea que si no hay un sentido trascendente hay un sentido inmanente. Se pregunta si esto no es incurrir en un subjetivismo axiológico. Y responde que el no haber un criterio universal no significa que no existan valores básico compartidos por todos. Esto es, asumir que el sujeto humano sea el nuevo creador de valores no implica la imposibilidad de la coincidencia en valores básicos. Esto sería lo que base posible la moral y el derecho. Pero se vuelve a interrogar: “¿qué hace que la existencia valga la pena?”. Reconoce que los humanos necesitamos algo más que la satisfacción de las necesidades materiales. Necesitamos una vida digna de ser vivida, sentirnos plenos en relación con los otros y con nosotros mismos. Porque una existencia que no pueda elevarse a esa noción ética de vida nos deja a merced de las contingencias que estimulen más o menos nuestros impulsos destructivos y suicidas.

En suma, siendo el ateísmo de raíz nihilista -porque implica una negación de cualquier trascendencia como fundamento de sentido de la existencia-, no supone que sea capaz de vivir sin un sentido, sino que los sentidos que busca brotan se su misma existencia inmanente. De manera que se puede vivir siendo ateo, sin Dios, sin trascendencia alguna y sin profesar una fe religiosa. Sólo asumiendo un nihilismo positivo el ateísmo no resulta destructivo, pesimista y negativo. El nihilismo positivo, nos dice, lleva a una actitud activa creadores de valores y sentidos nuevos.

Como ejemplo de nihilismo negativo cita a Mainländer, quien bajo la convicción de que la muerte de Dios acabó con su vida. Y como nihilista positivo destaca a Cioran, que, aunque haya pasado por un pesimista filosófico sea el mejor representante de un ateísmo nihilista positivo, porque apostó siempre por convertir la existencia en vida, aunque el hecho mismo de saber que podía matarse era un motivo para seguir existiendo.

Sin duda que estamos ante un libro valioso e interesante, que asiste al mundo contemporáneo, especialmente del Occidente liberal, a persistir en la vida y creación de valores a partir de un nihilismo positivo, a pesar de asumir el ateísmo. ¡Ateo, no te suicides, y ten el coraje para asumir la creación de valores desde tu propia inmanencia!, nos dice en resumen el presente trabajo de la filósofa Ana de Lacalle Fernández. Todo lo expuesto nos motiva las siguientes reflexiones.

Considero que la parte sustantiva de las reflexiones sobre el nihilismo y el ateísmo expuestas por Lacalle son de índole existencial y moral, y clama por su ausencia la consideración ontológico metafísica del mismo.

El análisis emprendido en su libro se resiente al no problematizar el aspecto metafísico del nihilismo, el cual considero decisivo y gravitante. Al propio Nietzsche aquello no se le pasó desapercibido, y lo pensó a través de sus conceptos de Amor fati y el Eterno retorno de lo mismo. Siendo justamente éstos la parte más controvertible de su planteamiento nihilista.

Nietzsche vio con profundidad clarividente lo que era sucumbir al biologismo, naturalismo y materialismo. Lo cual lo llevó a entronizar el devenir de lo mismo. Y es aquí justamente donde brota toda la contradicción metafísica del nihilismo creador de la Voluntad de poder del superhombre tras la muerte de Dios.

Su libertad creadora se convierte en necesitarismo y determinismo científico y todo al final se reduce a soportar la falta de sentido de la existencia. La propia creación de valores del nihilismo positivo sucumbe ante el eterno retorno de lo mismo. Su transvaloración de los valores y la concepción dionisíaca de la existencia se vuelve en una tarea vana e inútil. Y todo como resultado de desplazar el Ser por el Devenir.

Este aspecto metafísico y problemático del nihilismo nietzscheano no lo afronta Lacalle, dejando de lado el vértice más fundamental del planteamiento nihilista. El hecho mismo de que el nihilismo nietzscheano no culmina en el Superhombre, la Voluntad de poder y la transvaloración del valor es el hecho más significativo de su planteamiento, y que nos indica que su crítica ética se sustenta en una visión metafísica del mundo de índole inmanente que merece atención.

De no abordar este punto neurálgico se desmorona el supuesto carácter ilusorio de Dios, del Ser y los valores universales-absolutos. En una palabra, se desmorona el propio ateísmo. En Nietzsche no sólo Zaratustra es la idea del superhombre en eterno devenir, sino que la Voluntad de poder es la realidad interna del Universo. ¿Pero por qué la misma no sería trascendente sino inmanente? No lo explica, como deja sin explicación muchas otras cosas, y simplemente asume una hipótesis empírica radical. Y aquí justamente es pertinente traer a colación al filósofo italiano Emanuele Severino (1929-2000) que con su filosofía neoparmenídea rechaza el devenir, el tiempo y declara la eternidad del ser en su obra Esencia del nihilismo (1985).

Severino niega la oposición absoluta entre el ser y el no-ser. Los entes son eternos en su aparecer y desaparecer, y ni vienen ni vuelven a la nada. Aparte de los entes eternos hay el ser inmutable. Todo aparece de manera necesaria, la libertad no existe. El devenir es un simple aparecer y desaparecer de lo eterno. Occidente está destinado a tramontar la fe en el devenir para asentarse en la fe en el ser. A la locura de la filosofía nihilista que afirma que sólo existe el devenir -tipo Nietzsche-, Severino responde con la otra locura de que sólo existe el ser. La consecuencia de su pensamiento es que la diferencia ontológica heideggeriana entre el ser y el ente no existe, el desaparecer de los entes en la nada tampoco, siendo todo eterno no hay creación ni aniquilamiento, el Dios cristiano no existe. Y siendo todo ente eterno y significativo el hombre se convierte en un superdios.

Severino ha sido criticado por Fabro, Bontadini y Berti por su concepción unívoca del ser. Aristóteles ya había demostrado que la ascensión del principio de no contradicción llevaba al reconocimiento de la concepción plurívoca del ser. Lo que permite reconocer la pluralidad de significados del ser. Por su parte, Severino admite el principio de no contradicción, pero sin asumir las diferencias. En buena cuenta, Severino refuta la locura nihilista del devenir con la locura parmenídea de que sólo existe el ser eterno. Con ello cae en un panteísmo que vuelve imposible la superación del sesgo inmanentista de la modernidad.

Ello nos obliga a pensar la superación del nihilismo de otra manera,  sin  caer  en  la locura parmenídea que niega la existencia del ser finito y contingente. En ese sentido ya Tomás de Aquino había reparado que sin reconocer el sentido multívoco del ser no es posible escapar del panteísmo y materialismo. Dejó claro que Dios está en el plano del ser y las criaturas en el plano de los entes. Las criaturas no participan de Dios, es Dios con su trascendencia horizontal y vertical el que participa de los entes. Ese el defecto central del biologismo materialista nietzscheano pensar el ser sólo en un sentido unívoco del ser. Si el sentido unívoco del ser en Severino es la trascendencia, en Nietzsche lo es la inmanencia. Y en ambas posturas extremistas perdemos una parte importante de la realidad.

Lo apuntado sirve para señalar que la negación del ser absoluto en el ateísmo nihilista no significa caer en la Nada, porque de la nada nada viene -nihil ex nihilo, decían los griegos-. El imperio nihilista del devenir no es el imperio de la nada en sentido absoluto, sino en sentido relativo, pues el devenir es el paso del ser al no ser y así de continuo. Hegel identifica el ser con la nada, haciendo que el Absoluto sea esencialmente resultado. Él igualmente se mantiene fiel a la visión unívoca del ser. Y esto es lo que retiene Nietzsche. En el campo científico el último en intentar algo parecido fue Stephen Hawking con su hipótesis de que el “Gran Diseño” del universo no es producto de un Dios, sino del vacío cuántico, que espontáneamente genera muchos universos salidos de la nada -nada en sentido relativo-. Hasta el momento tal Diseño azaroso de origen cuántico es pura ficción, y, más bien, todo apunta hacia la verosimilitud del Gran diseño Providencial.

De tal manera que, si no resulta consistente la base metafísica del nihilismo resulta más difícil y menos defendible mantener de manera coherente un nihilismo ateo positivo en sentido moral y existencial. Que el hombre sea esencialmente biología y naturaleza no resulta justificable. El nihilismo podrá mantenerse como ideología y como expresión dramática de una viva crisis espiritual para la cual no existe salida alguna dentro del decadente esquema inmanentista actual.

 

Lima, 13 de agosto, 2024