viernes, 6 de septiembre de 2024

USTED FUE APRISTA de Nelson Manrique (Comentario)

 

Cierta vez Haya le encara al poeta Juan Gonzalo Rose diciendo: "Usted fue aprista". Y el poeta le responde: "Usted también".

Se trata de una obra bien documentada, pensada y reveladora que re3sulta indispensable para comprender el derrotero político del Perú. Dada su importancia en esta primera parte de nuestra exposición vamos a centrarnos en las principales consideraciones del Prefacio, la Introducción y del Primer Capítulo.
El Prefacio pone en evidencia que el viraje traidor del líder aprista de formar una alianza con la oligarquía y el imperialismo yanqui se revela en: 1. no autorizar la publicación de sus dos primeras obras (El antimperialismo y el Apra, y Treinta años de aprismo) hasta el gobierno militar de Velasco en los años 70. 2.su firme voluntad de ocultar su otrora línea antimperialista antiyanqui. 3. El ocultamiento de su correspondencia en la pésima edición de las Obras Completas.
El resultado de todo ello es que Haya no es tomado en cuenta ni como guía de la acción ni de la investigación. Incluso su teoría del espacio-tiempo histórico sólo sirvió para justificar sus virajes oportunistas.
En la Introducción se trata de entender todo un proceso que está inserto en lo que Basadre llama el Terce Militarismo (1930-1956) y el que se extiendo, a nuestro modo de ver, hasta el cuarto militarismo (1968-1980). Lo primero que hay que comprender es la crisis del poder oligárquico y los intentos de modernización que Haya de los 30 aceptó y el de los 50 claudicó. Y lo segundo de importancia es que cómo la frustración del reformismo militar del cuarto militarismo nos precipito en los años 80 y 90 en la violencia política de Sendero, el MRTA y el Comando aprista Rodrigo Franco junto al surgimiento del Estado corrupto y corruptor de Fujimori bajo el quinto militarismo (1990-2000).
Ahora vayamos al Primer Capítulo intitulado: "Haya de la Torre y el antimperialismo". Nelson Manrique encuentra el hilo conductor de los virajes ideológicos de Haya en su concepción del imperialismo. Mientras Mariátegui vivía y en polémica con él Haya todavía condenaba el imperialismo yanqui.
Con el campo libre, tras la muerte del Amauta -que había desenmascarado sus errores pequeñoburgueses y demagógicos-, y Ravines, que desmariateguiza el Partido Socialista, el Haya de los años 30 habla del imperialismo en general y ya distingue entre su lado bueno (económico) y su lado malo (intervencionismo). Además, en los 30 ya sostenía reuniones confidenciales con embajador norteamericano Dearing para asegurarle que no era enemigo de las empresas extranjeras. Además, pide colaboración económica a las grandes empresas para su campaña electoral del 31. Lo que explica su falta de apoyo y traición a la Revolución de Trujillo en 1932.
Su giro se acentúa en los años 40 cuando postula el "interamericanismo democrático sin imperio". Luego viene su traición a la revolución de 1948, lo que provoca el apartamiento de muchos intelectuales valiosos.
Pero su derechismo llega al colmo en la década de los 50 cuando ofrece 5 mil combatientes para luchar al lado de los yanquis contra la amenaza comunista en Corea. Son los años en que Prialé negocia con el genocida de Odría. El ala izquierda del PAP encabezado por Seoane y Barrios exigen su rectificación, pero son mediatizados. Son años en que el propio Haya dice que ya no hay APRA sino PAP, con el propósito de reafirmar su giro ideológico.
Además, jamás rectificó su postura ante el imperialismo ante el intervencionismo yanqui en Guatemala, Nicaragua, Irán; Cuba, Vietnam, Santo Domingo. Allí no hubo rectificación de su sinuosa y ambigua línea ante el imperialismo. No hubo ningún cambio de su línea política fiel al imperio yanqui. Enemigo jurado de la Revolución Cubana se mostró siempre contrario a Fidel Castro, en gran contraste con la postura principista de Raúl Porras Barrenechea, entonces canciller del Perú.
Pero serán las profundas reformas antimperialistas emprendidas por la Revolución militar de Velasco Alvarado en 1968 lo que pondrá al descubierto todo el oportunismo de Haya al permitir la publicación muy tardía de su obra "El Antimperialismo y el Apra" sólo para enrostrar que él las postuló primero. Pedro tan pronto fue derrocado Velasco Haya tomó distancia de las mismas reformas que había reclamado de su inspiración.
Finalmente, por qué Haya siempre dijo que dicho libro fue publicado en 1929 y no en 1936. Simplemente para borrar las huellas del cambio de línea fundamental.
En una palabra, Haya fue un funesto demagogo, el más grande bufón de la revolución que ha tenido el Perú, un gran conspirador, que sólo provocó golpes, incapacitado para la revolución de izquierda, cuya conducta sinuosa y ambigua condicionó el lamentable derrotero político del Perú.
Nelson Manrique se pregunta por qué Haya podía cambiar de posiciones tan fácilmente. Da dos razones: su militancia era emotiva y no teórica. seguían al líder de modo emocional. Y su actuar era pragmático.
Le doy la razón en lo primero, pero no en lo segundo. Haya no fue un consumado traidor por razones pragmáticas, sino por ser un hombre sin principios, demagogo, desleal y megalómano. Alimentó el culto a su personalidad como a los líderes fascistas que admiraba y los comunistas que detestaba.
Esto permite entender por qué traicionó a la Revolución de Trujillo en 1932, saboteó el gobierno democrático de Bustamante y Rivero en el 48, provocó el golpe de Benavides, se alió con la oligarquía pradista y el odriísmo en los 50, respaldo el intervencionismo del imperialismo yanqui en América Latina, se ofreció a enviar combatientes a Corea para defender la causa yanqui, instó al TIAR a intervenir en Cuba, reclamó las reformas velasquistas como suyas y luego las olvidó, su partido apoyó a Fujimori, respaldó la inestabilidad política del presente, y finalmente terminó con un electorado que lo condena actualmente al ostracismo.

Haya compendia una historia llena de villanía y traición en la vida política peruana. Y aún arrastramos el lastre de su nefasta actuación tratando de lograr un país más democrático, pluralista y soberano.

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