viernes, 6 de septiembre de 2024

MAZZOTTI: SU ÚLTIMO VIAJE

MAZZOTTI: SU ÚLTIMO VIAJE


Ayer jueves 5 de setiembre del año en curso a las 5:55 de la tarde recibo de Virginia Vilchez, amiga y directora de la librería librosperuanos.com, el lacónico siguiente mensaje de texto: "Murió Mazzotti". 

Fue como recibir un mazazo en el alma. Quedé atónito, incrédulo y desconcertado. Y es que cuando la Parca hace una visita inesperada tiene el efecto de dejarnos descalabrados. 

Hacía poco menos de un mes que nos visitó en Lima y tuve la oportunidad de entrevistarlo en librosperuanos por las novedades editoriales y obras propias que traía. Sí, lo entrevisté, como muchas otras ocasiones, y esta vez era por su libro "El Inca Garcilaso y la invención del Perú". Llegó acompañado por su esposa y una bella y alta intelectual cubana. No se le notaba dolencia alguna. Claro, hay procesiones que se llevan por dentro. Pero se le veía sano, aunque, eso sí, un poco fatigado. 

Y cómo no iba estar fatigado cuando desplegaba una ciclópea actividad intelectual. Era profesor universitario en la Universidad de Tufts en Boston, dirigía con pasión, disciplina y sin desmayo la revista de Crítica Literaria Latinoamericana -que llegó al inusitado número 98-, fundada por su maestro y pensador Antonio Cornejo Polar, era un gran difusor de la peruanidad a nivel mundial, emprendía presentaciones y viajes a distintas partes del mundo haciendo conocer especialmente la figura del Inca Garcilaso de la Vega y su hondo significado cultural para América Latina. En una palabra, era un Titán de las letras y de la peruanidad misma.

No sé cómo continuar este homenaje a su persona. Todavía estoy consternado. Pero seguiré el hilo de la libre inspiración. Bien reza el Evangelio: "Dejad que el espíritu les guíe" (Efesios 4: 23-25). Nuestro primer encuentro fue en el año 2016 a raíz de la entrevista que le hice por su libro "Encontrando un Inca. Ensayos escogidos sobre el Inca Garcilaso de la Vega". Obra que subraya su significado como forjador de la identidad americana. Sin duda, el título del libro parafraseaba el título del libro "Buscando un Inca" de Alberto Flores Galindo publicado en 1994.

Sin duda, ya Mazzotti fue catapultado justicieramente a la fama literaria con una obra publicada por el Fondo de Cultra Económica en 1997, a saber, "Coros mestizos del Inca Garcilaso: resonancias andinas". Obra que tuve el honor de recibirla autografiada el 2023, después de insistirle por varios años en que merecía una reedición.

Luego retorna al Perú ese mismo año 2016 en el mes de diciembre para presentar su libro "Lima Fundida: Épica y nación criolla en el Perú". El título también es un parafraseo de la obra del doctor océano Pedro Peralta y Barnuevo: "Lima Fundada". Es un trabajo muy singular, donde señala que existe un sentido arcaico de patria en la élite criolla de la Colonia, la misma que colisiona con la población andina. Sin duda, racismo y privilegios eran la divisa de la noción protopatriótica de la élite criolla.

Ese mismo año 2016 nos trajo, porque así era él, fecundo y trayendo ingentes novedades editoriales, "El Zorro y la Luna. Poemas reunidos 1981-2016". Como una de las voces más importantes de la Generación poética de los 80. Por esta obra recibe en el 2018 el Premio Internacional de Poesía José Lezama Lima, Casa de las Américas, Cuba. 

Mientras tanto, cada vez nos visitaba dos veces al año entre julio y diciembre para seguir trayendo la famosa Revista de Crítica Literaria Latinoamericana, por el cual soliviantaba los ánimos peruanistas por todo el planeta. En 2021 nos trajo "Cazando al Zorro. Aproximaciones críticas a la poesía de José Antonio Mazzotti", con la amiga y catedrática Giancarla Di Laura como editora. 

En 2019 presidí la señera Sociedad Peruana de Filosofía. Y como siempre tuve la firme convicción de que la filosofía no es para vanidosos especialistas, sino para pensadores, incorporé a Mazzotti en su condición de pensador peruanista y latinoamericanista. Llegaron a mis oídos mezquinos comentarios: "Pero qué está haciendo Flores Quelopana con la SPF". Una vez Mazzotti nos dijo que él no era filósofo, y, por tanto, el honor no le correspondía. Sin duda que no lo era, pero era pensador. Me pregunto si lo habría asimilado. El mismo no se lo creía, pero yo sí.

Un breve comentario aparte merece su publicación "Cornejo Multipolar. Antonio Cornejo Polar y la Crítica Latinoamericana" (Mazzotti editor, 2018). Allí se resalta con acierto que la categoría cornejiana de la "heterogeneidad cultural" sigue demostrando su fecundidad. Y, en realidad, toda la dinamita que encierra se evidencia en la capacidad para provocar una estrategia de revolución teórica contra el agente de la globalización neoliberal imperante y del eurocentrismo dominante. "Heterogeneidad cultural" que, por lo demás, viene muy a cuento en la presente coyuntura de cambio de la gobernanza global por el ascenso de las otras cuatro civilizaciones mundiales (China, India, islam, ortodoxa rusa) y la decadencia de la civilización del occidente liberal.

Finalmente, me llama a reflexión un detalle que no deja de ser significativo. Mazzotti fallece sexagenario (1961-2024), a los 63 años, y también su maestro Antonio Cornejo Polar (1936-1997) a los 61 años. A esta clase de extrañas coincidencias el psicoanalista Carl Jung le puso un nombre singular y le dedicó un libro: "Sincronicidad" (1950). La sincronicidad es la coincidencia de acontecimientos más allá del principio de causalidad, pero con contenido significativo. Es un fenómeno metafísico y suprasensible.

Pero lo extraño no queda ahí, sino que la sincronicidad fue mencionada en nuestro último encuentro entre Virginia Vilchez, la linda cubana, la esposa de Mazzotti y Mazzotti. Tanto la esposa como la cubana decían que ya me habían visto, incluso me preguntaron si no había estado en la Habana. Pero tenían la sensación de haberme conocido en persona anteriormente. Ante esta coincidencia significativa les recordé la sincronicidad de Jung, porque poderes de bilocación no creo tener, aunque hubo otras personas que dijeron haberme visto en lugares donde jamás estuve.

Una última gestión en su honor fue hacerle entrega en mi casa al distinguido narrador huaracino Macedonio Villafán Broncano, que especialmente vino a Lima, del último número de la Revista de Crítica Literaria Latinoamericana, en uno de cuyos números Macedonio es mencionado con reconocimiento. Incluso este pasado mes de agosto habíamos planeado u a reunión con Mazzotti para diciembre. Pero quiso Dios que las cosas fueran de otro modo.  

Bueno, nuestro entrañable Mazzotti ya partió hacia su último viaje, y dicen las consejas que los amigos suelen irse de a tres. Faltan otros dos. Vayan preparando sus maletas por si acaso. ¿Será otra sincronicidad mi propia partida? Sólo Dios lo sabe.

  



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