jueves, 15 de febrero de 2024

RESEÑA DE RODOLFO SÁNCHEZ GARRAFA

 


EL CORPUS FILOSÓFICO ANDINO SEGÚN EL FILÓSOFO GUSTAVO FLORES QUELOPANA

Rodolfo Sánchez Garrafa

A Gustavo Flores Quelopana (Lima, 1959), filósofo y prolífico ensayista, lo fui descubriendo de a poco. Dada mi formación antropológica, sesgada originalmente por una tendencia positivista del culturalismo, durante años no me sentía atraído por la filosofía como herramienta de trabajo; no obstante, al haberme inclinado hacia el estudio de las estructuras simbólicas andinas, desde los años 70, devino en hecho natural que me interesara, cada vez más, por los nuevos enfoques filosóficos acerca del pensamiento que caracterizó a las culturas tradicionales de América, y solo era cuestión de tiempo el percatarme del vuelo reflexivo de Flores Quelopana en estas cuestiones. Mi atención recayó inicialmente sobre varias de las interesantes entrevistas que él venía dando a conocer a través de la plataforma digital de Libros Peruanos. Quizá si lo definitorio fue revisar con detenimiento su artículo titulado “Trayectoria de la Filosofía Andina Peruana”, uno de los más completos resúmenes del estado de discusión en la materia. De ahí, a sumergirme en varios de sus interesantes y esclarecedores libros, como En torno al universalismo filosófico (2023b), apenas hubo que dar un paso.

Gustavo Flores Quelopana es un hombre eminentemente urbano, dotado de gran imaginación, pulsión inquisitiva y espíritu crítico. Como él mismo se define, y a la luz de mis impresiones rápidas en el breve tiempo que tengo de conocerlo personalmente, convengo en reconocer su juicio sobrio, su temperamento equilibrado y empático, aunque no contemporizador, pues es vigoroso en sus puntos de vista (Flores 2006). Cabría destacar también su espíritu inquisitivo que, al parecer, le ha acompañado toda la vida.

Como filósofo, arranca en las canteras de un marxismo ortodoxo con ideas que estuvieron a punto de hacerlo militante partidario del PC Unidad. Hoy, después de un giro ideológico maduro y desprejuiciado, es un pensador convencido de la necesidad de contar con una hermenéutica metafísica que nos ponga en capacidad de reconocer valores transculturales. Su experiencia de vida eminentemente urbana y sus albores filosóficos marxistas, no habrían sido el mejor augurio para la gestación de un intelectual interesado en comprender la racionalidad prehispánica, al punto de convertirse en abanderado del filosofar latinoamericano y, en particular, andino. Esto no habría sido posible sin pasar por el cuestionamiento del universalismo occidental, del eurocentrismo filosófico; sin un descubrimiento del pensamiento simbólico y metafórico que permita superar el predominio racionalista conceptual; y, finalmente, sin una toma de conciencia acerca de la crisis final que experimenta la concepción griega de filosofía y el modelo civilizatorio aún vigente.

A mi juicio, dos son las obras fundamentales de Flores Quelopana en materia de filosofía andina: Filosofía Ser Historia (2023) y Corpus filosófico andino (2019) que aconsejaría leer en ese orden. La preocupación común de ambos libros es la reconstrucción de la identidad andina no cifrada en un proyecto indigenista sino en la configuración de una nacionalidad continental, que yo entiendo andino-amazónica.

Parte fundamental de la identidad andina para los tiempos de hoy, es responder a la pregunta: ¿Existió filosofía en nuestra América andina? Flores Quelopana consigue sentar bases fundamentales que sostienen una solución afirmativa, mediante su denominado “modelo de filosofía mitocrática no occidental” (Flores 2023: 106-12; 118-9).

Para Flores Quelopana es errónea la distinción entre filosofía laxa y filosofía en sentido estricto (2023: 12). Por lo tanto, debemos hablar de filosofía andina como una filosofía diferente que, obviamente, responde a una necesidad existencial antes que a una necesidad lógica. En la lógica filosófica o metalógica se inscribe lo extralógico, lo analógico, lo simbólico; en la medida que lo entendamos así, podremos contribuir a liberar la filosofía latinoamericana de su injustificada supeditación al dictado eurocéntrico.

En la “racionalidad del mito” se pone de manifiesto un pensamiento filosófico bajo categorías particulares del pensar y expresar. Dice nuestro filósofo que una forma de pensar que gira en torno al mito, y no al concepto, no deja de ser lógica, y, por tanto, los principios lógicos siguen siendo los mismos, excepto en cuanto concierne a la hegemonía del principio de identidad, dado que en el pensar mitológico los principios lógicos aludidos se subordinan al principio de contradicción. Convincente este análisis que, de algún modo es compartido por autores como Gutiérrez Pozo (2008), Iturbe Sánchez (2021), Rubina López (2022), y una larga lista de otros pensadores con enfoques variados no necesariamente eurocéntricos, los mismos que han sido estudiados por el propio Flores Quelopana.

Con filosófica modestia, nuestro autor expresa ser plenamente consciente que la teoría de lo mitocrático está todavía en sus comienzos. Hace bien en señalar que lo mitocrático es un territorio nuevo y desconocido que desafía a desentrañarlo en toda su complejidad, exigiendo sinergias interdisciplinarias. Sin embargo, no encuentro problema en reconocer que la producción teórica del filósofo Gustavo Flores Quelopana es, en este momento, un firme fundamento sobre la realidad de la filosofía andina, tal como ya lo ha manifestado el estudioso y ensayista Hugo Chacón Málaga (2017: 213). Ahora disponemos de un amplio cuerpo de pensamiento que nos revela elementos formativos básicos; el corpus filosófico identificado por Flores Quelopana comprende un tratamiento sobre los amautas filósofos, el análisis de la filosofía mitocrática mediante la reinterpretación de la filosofía como condición del existir, sus disquisiciones sobre el absoluto dinámico en el Perú antiguo, la idea del dios ordenador andino y, como conclusión, la posibilidad de pensar en una nueva utopía epistémica donde razón y mito se reconcilien, ya que el fracaso del ideal ilustrado insta a una nueva síntesis nacional (Flores 2019).

En el Tawantinsuyu de los Inkas, para ser específico, la figura del filósofo ancestral habría recaído en los sabios, generalmente vinculados al sacerdocio, sea del culto solar estatal o de las diversas wakas extendidas en red por todo el territorio continental. En efecto, la reflexión filosófica de amawtas, wisas, waka kamayos, yatiris, y otros, no escapó a registros como el que nos ha legado el Inca Garcilaso y, desde luego, los saberes manejados no se constreñían a una mera cosmovisión. A los sacerdotes o kamayoq les estaba dado cuidar el canon andino del discurso universal y la práctica reflexiva respecto a la fenomenología de lo contingente; un comportamiento prudente era el marco esperado del ejercicio reflexivo que alcanzaba profundidad, aunque la actitud filosófica genérica podía alcanzar a todo individuo según sus propias circunstancias.

La narración mítica era un marco filosófico que, en un lenguaje simbólico, analógico y metafórico, resultaba apropiado para dar cuenta de cuestiones como el origen del mundo, la diversidad étnica, los hechos fundacionales, las relaciones de sistema en la naturaleza y la sociedad, la vida y la perennidad de la existencia, el buen gobierno de los pueblos, el buen vivir y la institucionalidad de las normas que lo sustentaban. Era, en suma, un discurso establecido sobre la realidad, a partir del cual también era posible formular conjeturas respecto a cuestiones concretas que el hombre se planteaba ante un mundo que debía ser explicado, y ante situaciones que eventualmente pudieran tener lugar. La ciclicidad andina, reconoce, hasta ahora, una realidad cambiante, que experimenta transformaciones previsibles, ajustadas a un orden superior permanente; la fuente de ese orden es perenne, aunque no necesariamente inmutable. La idea de complementariedad sienta las bases de una interacción generatriz que pone de manifiesto una dinámica al interior del orden perenne. Es decir, preexiste una base sólida de salida frente a la ruptura entre lo ontológico y lo histórico. Pienso, de pleno acuerdo con Flores Quelopana, que “se impone la concepción multívoca del ser”, dado que la reflexión filosófica andina distingue claramente entre aquello que corresponde al ser sagrado-divino y aquello que concierne a lo profano-finito y contingente.

En los Andes se ha tenido un politeísmo jerarquizado que culmina con dos divinidades igualmente poderosas, en principio lejanas, que se descubren e interactúan como artífices de un orden primordial básico. Múltiples entidades divinizadas advienen secundariamente, asociadas a la vida de los diversos pueblos que conviven en el espacio andino, sea en ámbitos comunales, étnicos o macroétnicos, sin alcanzar el rango de las grandes divinidades ordenadoras. En este sentido, podemos considerar la denominación de henoteísmo (acuñada por Schelling y asumida por Flores Quelopana) para referirnos al sistema religioso andino, en tanto se pueda evaluar todas las posibilidades pertinentes (V.gr. politeísmo henoteista, deísmo polimórfico, politeísmo jerarquizado, dualismo mitomórfico-mitocrátrico, entre otros).

Los adelantos de Flores Quelopana, sobre lo que sería de esperar se convierta en un amplio tratamiento de las entidades que conocemos como Pachakamaq y Wiraqocha (Flores 2019: 13, 29-33; 347-52): , son muy estimables, y hasta decisivos, en el nivel de reflexión filosófica; sin embargo, aprecio todavía un escenario mucho más complejo que incorpore exhaustivamente los desarrollos con que se cuenta actualmente en materia etnohistórica, etnológica, arqueológica, lingüística y antropológica, aunque tal puesta en estado de la situación, necesariamente tendría que rematar en una instancia filosófica totalizadora, cosa que está por hacerse pero que ya se vislumbra como posible (Flores 2024: 45). Consiguientemente, queda pendiente de discusión la idea de una deidad suprema pero no absoluta, así como su aparente contradicción con un universo filosófico dual.

Pienso también que, en los Andes, la idea de bien y mal no se manifiesta en los términos constitutivos del cosmos o realidad universal. Eso no significa que en materia de mantenimiento del orden se haya ignorado comportamientos transgresores que pudieran poner en riesgo el equilibrio natural y social. Allin kawsay (vida en observancia del orden) y Mana allinpi puriy (vida en situación transgresora del orden) atañen específicamente a los hombres, esto es al espacio liminal habitado por la sociedad humana. Entonces, en términos de ordenamiento universal no vemos dos dualismos, sino uno solo cuya complementariedad se suscita (venturosa) o deja de suscitarse (aciaga). La observancia del orden (allin) es una condición de la vida social humana y la transgresión (mana allin, waqlliy) es un menoscabo de la complementariedad. Entonces no hay dos dualidades sino una sola, que los humanos deben observar y no corromper o menoscabar sin ser sujetos de culpa y eventual castigo.

Está visto que hay realidades esquivas a una comprensión limitada al empleo de la razón y que, en estos casos, lo simbólico y metafórico abre un acceso privilegiado a lo real. El caso es corriente en poesía, pues el sentido metafórico de la expresión produce una ambivalencia que descubre varios niveles de sentido en lo real.

Insisto, Flores Quelopana ha hecho ya una laudable contribución en cuanto a la fundamentación de una filosofía andina; sin embargo, en esta oportunidad solo me limitaré a formular dos observaciones puntuales: Primero, aún siendo cierto que no se trata de regresionar a un mundo idílico precolombino (Flores 2019: 404), tenemos que entender que lo extinto es una expresión civilizatoria concreta pero que la cultura andina, con una trayectoria que se remonta al menos a 40,000 años de desarrollo, sigue viva, y, si no somos andinos vergonzantes es porque hemos tomado conciencia de la necesidad de proseguir la ruta que nos señalan los logros culturales de nuestro legado histórico continental. La asimilación de la modernidad, y de cuanto cambio experimente la humanidad, es un asunto de interculturalidad que no impide reaccionar ante la crisis civilizatoria de occidente, cuyas consecuencias no dejan de afectarnos dentro de la globalidad de nuestro tiempo. Segundo, los referentes empíricos del corpus filosófico elaborado, pese a su amplitud y a la agudeza de los términos de discusión que se llega a plasmar, requieren una cuidadosa revisión desde el propio pensamiento andino. Las convicciones religiosas del autor no son cuestionables, en cuanto a su derecho de tenerlas y mantenerlas, como todos; lo que es discutible es que el ir hacia el descubrimiento e invención de nuestro ser nacional implique reconocer una supuesta muerte de la metafísica del mito (Ibid.: 392-7). Es que ir hacia el descubrimiento del ser nacional comprende también la tarea de reescribir la historia, si solo nos limitáramos a asumir el eco de la visión eurocéntrica tendríamos que proseguir con el insertado mesianismo de inkari, la androginia como explicación expeditiva de la dualidad complementaria, la eterna lucha cosmológica entre el bien y el mal, entre otras cuestiones cuya ajenidad debe ser estudiada por los propios andinos y desde el pensar andino.

De no hallarnos frente a una obra impresionante como la de Flores Quelopana, seguramente nuestra propia capacidad inquisitiva habría tardado mucho más en hallar una paqarina segura al mundo de las nuevas ideas que advienen en América.

Referencias bibliográficas

CHACÓN MÁLAGA, Hugo
2017   Nación Andina. IIPCIAL, Lima.

FLORES QUELOPANA, Gustavo
2006   Más allá de los anhelos. Autobiografía. IIPCIAL, Lima.

2019   Corpus filosófico andino. IIPCIAL, Lima.

2023   Filosofía Ser Historia. IIPCIAL, Lima.

2023b En torno al universalismo filosófico. IIPCIAL, Lima

2024   Por qué filosofamos. El misterio de la filosofía. IIPCIAL, Lima.

GUTIÉRREZ POZO, Antonio
2008   El arte como pensar metafórico en la filosofía simbólica de Cassirer. En Praxis Filosófica, N° 26, enero-junio, 2008, pp. 169-188. Universidad del Valle Cali, Colombia.

ITURBE-SÁNCHEZ, José Mariano
2021   Poesía, filosofía y mito: su supuesta disociación y su originaria unión. En La CoLmena 110     abril-junio de 2021     pp. 71-82.  Universidad Autónoma del Estado de México, México. Consultado en https://lacolmena.uaemex.mx/article/view/13153

RUBINA LÓPEZ, Alejandro
2022   Evidencias de la existencia de una filosofía andina prehispánica tawantinsuyana. En Ciencia Latina, Revista Científica Multidisciplinar. Ciudad de México.  Consultado en
https://ciencialatina.org/index.php/cienciala/article/view/1651/2317

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