domingo, 9 de junio de 2024

AYLLU Y COOPERATIVISMO SOCIALISTA DE CASTRO POZO

 

Este volumen se publicó bajo el auspicio del Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada del General Velasco Alvarado dentro de la colección Biblioteca Peruana de la editorial Peisa en 1973 porque el pensamiento de Hildebrando Castro Pozo (1890-1945) presentaba afinidades con la postura política de dicho régimen. 

El libro lleva el Prólogo de Julio C. Tello fechado en 1936, el cual compara a Castro Pozo con la pléyade de hombres como José Antonio Encinas y José Frisancho. Para contextualizar la obra hay que recordar que un 16 de abril de 1930 muere Mariátegui, Eudocio Ravines cumple la consigna moscovita de la Komintern fundando el 20 de mayo de ese mismo año el Partido Comunista del Perú, en setiembre Haya funda el APRA, y en octubre Luciano Castillo funda el Partido Socialista no marxista. O sea, en 1930 se fundan tres partidos de izquierda: PCP, APRA y PSP. En 1932, el 6 de mayo Haya es detenido y encarcelado por Sánchez Cerro, el 7 se amotinan los tripulantes de los cruceros Grau y Bolognesi, el 8 el gobierno clausura la universidad de San Marcos, y el 7 de julio estalla la Revolución aprista de Trujillo que será cruentamente sofocada con un saldo de más de diez mil muertos y fusilados. El 30 de abril es asesinado el presidente Sánchez Cerro, asume el general Oscar R. Benavides. Lo más importante que viene después de 1933 será el ascenso del fascismo hitleriano, las purgas paranoicas de Stalin y la guerra civil española.

En medio de ese convulso clima político nacional e internacional aparece la obra de Castro Pozo. Al igual que el Amauta reconoce el problema del indio, pero a diferencia de él y coincidiendo con Luis Alberto Sánchez (LAS) ve en el mestizo el elemento conductor del cambio estructural. Pero Castro Pozo se distingue del Amauta y de LAS por no ser comunista ni aprista, sino socialista. Siempre desconfió del colectivismo. Esto despertó las simpatías bajo el gobierno de Velasco.

Igualmente, como el historiador Basadre cree en la acción humana y no en la raza -como la oligarquía racista-, tampoco cree en el Destino de las ideologías premodernas, que buscan la restauración del Tawantinsuyo. No es racista ni anacrónico a pesar de que ve con simpatía al mestizo. 

La tesis que postula es que ayllu es lo característico que ha sobrevivido del hombre andino. Y el indio puede ser salvado y culturizado con una reforma agraria y mediante la cooperativización de la producción agrícola. Ambas cosas las llevó a cabo el gobierno del general Velasco Alvarado en la década del 70.

Considera que el incanato encarnó la civilización colectivista, pero destruyó la iniciativa personal y por eso sucumbió ante la civilización individualista occidental que trajo el español. Denuncia a la iglesia como cómplice del gamonal y a la república que refrendó el servilismo del indio. Para Castro Pozo el ayllu debe ser recuperado y transformado en cooperativismo socialista. No resulta extraño entonces que su ideario socialista y cooperativista fuera reivindicado por la revolución de la FFAA de Velasco que siempre se proclamó ni comunista ni capitalista, sino socialista. 


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