HISTORIA DEL MUNDO ANGÉLICO
Este libro escrito por el famoso exorcista el Padre Fortea no es un tratado de angelología, y por ello lleva la teología a la narración metafísica sobre cómo pudieron ser las cosas de los ángeles en vistas de que la Biblia es muy escueta al respecto. En realidad, confiesa, sólo Dios sabe cómo pudieron ser realmente los sucesos angelicales y a nosotros sólo nos quedar imaginar cómo pudo ser esta protohistoria.
En la Parte I trata sobre la Creación de los ángeles. En el principio sólo era la Trinidad sublime. A continuación, Dios crea el mundo de los ángeles, y todos con diferentes dones. Su tiempo es el Evo o un tiempo espiritual, sin espacio ni tiempo material. Los ángeles son espíritus puros de inteligencia y voluntad, sin cuerpo material.
En el Evo los ángeles descubren la posibilidad de su santificación. En un primer momento sólo conocen el velo de Dios, aún no ven su Rostro o Esencia divina. No ver su Rostro era necesario para el desarrollo libre de su santificación. Todavía no están en Cielo del cielo.
La Parte II se explaya en la creación de Lucifer. Pero no todo era perfecto a algunos comenzaron a desarrollar imperfecciones y defectos. Dios creó a Lucifer, como el más perfecto de los perfectos, era la corona de la Creación, el más inteligente después de Dios. Por eso tantos ángeles se alinearon detrás de él en su rebelión. Lucifer no quiso aceptar la Revelación de la Encarnación y menos el nacer de Virgen humana, lo que lo lanzó a la guerra en el cielo. En su soberbia quiso ser Dios y arrastró a un tercio de los ángeles a su causa. Al rechazar los llamados del Padre al arrepentimiento por su orgullo enfermizo, fue expulsado al Infierno con los suyos.
La parte III aborda el Infierno. Dios dejó que nazca el Infierno -microcosmos de odio, resentimiento, lugar de dolor, sufrimiento, obscuridad, caverna en medio de la nada- sin añadir ningún castigo. Los ángeles rebeldes que siguieron a Lucifer ya eran demonios en el cielo, pero su transformación completa se produjo en formas horribles en el Infierno. Y allí Lucifer queda convertido en Satanás, la Gran Serpiente. Los ángeles buenos eligieron el Ser, los malos la Nada.
La Parte IV trata de la Purificación de los ángeles. Tras la expulsión de los ángeles rebeldes recién los ángeles celestes penetraron en la Esfera Divina, pero sólo hasta el último velo. Aún no veían el Rostro de Dios. Pero al sentir el amor divino los ángeles arrepentidos entraron en su propio Purgatorio, en el que fueron asistidos por los ángeles santos, que por fe nunca abandonaron a Dios. Llegado el momento de salir del Purgatorio recién ven la Esencia o Rostro de Dios.
La Parte V expone la Creación del Mundo Material. Dios comunica a los ángeles la creación del mundo material. Para entonces los ángeles ya habían salido del éxtasis y cada cual se dedicaba a lo suyo. Pero conocer el mundo material era algo nuevo. ¡Fiat lux! Dijo Dios y dio comienzo al Universo en evolución con sus propias leyes. Dios es discreto y ama las causas segundas. No gusta alardear de su protagonismo. Hizo de la Tierra su joya, donde creó vida evolutiva. Y los ángeles visitaban y estudiaban mucho dicho lugar.
Hasta que sobreviene la conocida historia de la prohibición de no tocar el Árbol del conocimiento del bien y el mal, la desobediencia, la expulsión, el ingreso de la muerte y enfermedad en el mundo, y todos los sucesos de la historia conocida.
Dios usa el mal para un bien mayor. Cuando Jesucristo aparece el odio y horror de los demonios fue mayúsculo. Y cuando la Virgen María pisa la cabeza de la serpiente Antigua con el poder la humildad y la obediencia el sufrimiento en el Infierno fue mayor. En la asunción al Cielo de la Virgen María fue recibida por los ángeles como Reina de la Creación.
Cuando el Reino de los Cielos se extendió a la Tierra comenzó la guerra entre los hombres y los demonios. La historia de las religiones y de la iglesia lo testimonia. Los humanos están investidos del poder de la oración y los sacramentos y también cuentan con la ayuda de los ángeles.
El último ataque del Dragón será en el Final de los Tiempos, con la Apostasía, el Anticristo, y el Apocalipsis. Tras la muerte del mundo viene el Juicio Final. Las Puertas del Infierno serán cerradas para siempre y Satanás y sus demonios serán arrojados al lago de fuego y azufre Tras ello comienza la Historia de la Eternidad con la Jerusalén Celeste.
En suma, estamos
ante una narración bien documentada y concatenada que llena un vacío bíblico en
el conocimiento del mundo angélico. Además, brinda un fresco completo de la
edades escatológicas del mundo según el Plan Divino.
Eduardo Paz Esquerre
ResponderEliminarEs una buena ficción teológica que pretende completar los relatos de la biblia. Veo que te la crees literalmente.
Gustavo Flores Quelopana
EliminarEduardo Paz Esquerre ¿cómo se puede llamar ficción a algo que se constata su realidad en el ministerio exorcístico? Si la realidad de los ángeles caídos no puede ser negada -salvo por un materialismo, ateísmo y naturalismo contumaz-, entonces es lógico deducir su existencia y junto a ello la de toda una protohistoria angélica anterior a la creación del universo material.
Luis Antonio Espinoza Cespedes
ResponderEliminarGustavo Flores Quelopana lo contumaz proviene de la ignorancia y la metafísica, de las superhecherías baratas de de la religión y la metafísica.
Isaac Soto Gamarra
ResponderEliminarCada vez estoy de acuerdo con Jack Derrida. " Nada hay fuera del texto" .
Manuel Cuipa Chancahuana
ResponderEliminarEstimado maestro Gustavo Flores Quelopana, me ha hecho reír su reseña, a menos que sea una reseña de ficción, o algo de Divina comedia como de Dante Alighieri (pero este texto es más comedia y cómico).😄😄 Pero reír no es un argumento, entonces procedo a preguntar.
¿A qué le llama infierno (relacionado al demonio, Lucifer...) y Cielo (relacionado a lo divino, angelical...)? Del Cielo va me pregunta en particular, ¿Es o será Cielo, en qué parte de la capa atmosférica?
A. ¿La EXÓSFERA, donde hay más campo magnético?
B. ¿La TERMÓSFERA, la capa más caliente y donde están las auroras boreales y gases ionizadas?
C. ¿La MESÓSFERA, la capa más fría y esa capa que determina la carga eléctrica y color azul al "cielo"?
D. ¿La ESTRATÓSFERA, la capa de calmas (propicio para el transporte de aerolíneas) y aquí también contiene la capa de ozono?
E. ¿Quizás la TROPÓSFERA, dónde se desarrollan los fenómenos meteorológicos?
F. ¿Ninguna de las anteriores, concretamente?
G. ¿Todas las anteriores, omnipresentemente?
Entonces, en dónde está el Cielo (sea también Paraíso, Edén..)? ¿O está en y/o fuera de la galaxia (vía láctea)? ¿En dónde?, ¿objetivamente en nada y subjetivamente en todo? 🤔🤔
*Pd. Tengo mis matices y valoro al dios occidental en la respuesta de Einstein: "Dios de Spinoza" y/o me identifico en la perspectiva filosófica cristiana de Gustavo Gutiérrez (Teología de la Liberación). También sé de la divinidad andinas (como quechua que soy) y desde luego no excluyo la ciencia. Amén. Cordial saludo y estima personal, maestro.
PARTE I.-
ResponderEliminarEstimado Manuel Cuipa:
Le respondo porque lo conozco personalmente y porque sus consideraciones lejos de provocarme risa las tomo muy en serio.
Hay algo incomprensible en su comunicación. Después de preguntarse dónde está el Cielo, afirma que valora el Dios de Spinoza como Einstein y la perspectiva de la teología de la liberación de Gustavo Gutiérrez. Como se sabe el dios de Einstein y Spinoza es panteísta y el del Padre Gutiérrez es teísta.
Me pregunto ¿en qué sentido valora dos concepciones contrapuestas de Dios?
Para complicar más su opinión añade que también sabe de las divinidades andinas y que tampoco excluye la ciencia. O sea, al panteísmo, teísmo, politeísmo agrega el cientismo. En ese contexto es difícil comprender lo que quiere expresar.
Por otro lado, se pregunta dónde está el Cielo y el Infierno y en tono de sorna enumera las capas atmosféricas.
Sin duda, todo lo expresado da la impresión de que no sólo no ha leído con atención, sino que ni siquiera ha meditado el escrito, ni el problema. Antes bien, se ha dejado llevar por prejuicios personales y verdades consabidas.
PARTE II
ResponderEliminarA pesar de las oscuridades de su escrito hay de dónde sacar madeja. Pues, al preguntarse dónde está el Cielo y el Infierno con algo de sorna, deja traslucir su incredulidad en la dimensión de lo Trascendente divino. Si no hay Dios trascendente, entonces no hay cielo ni infierno. Por lo menos así es en las tres religiones monoteístas actuales.
Si para Usted no existe un Dios trascendente deja deslizar su simpatía por el Dios panteísta de Spinoza y Einstein. Se trata de una deidad que se identifica con la naturaleza. Es decir, totalmente inmanente. Algo muy parecido sucede con el taoísmo y una parte del hinduismo y del budismo mahayana.
Si esta es su posición pudo haberse ahorrado tanta pirotecnia atmosférica yendo directamente al grano diciendo: NO HAY DIOS TRASCENDENTE, TODO ES INMANENTE E INCLUSO LA DEIDAD O DEIDADES.
Como ve, usted mismo obliga a hacer estas deducciones porque usted no es claro. Pero como estoy motivado por la buena intención y respeto a su persona, debo reconocer que su ateísmo embozado tiene como fundamento una visión materialista, naturalista y cientista del mundo. En esa perspectiva todo es inmanente, no hay Dios trascendente, ni cielo, ni infierno.
Por otro lado, creer en una naturaleza que es sagrada por el sólo hecho de existir y dar origen a la vida no resuelve el problema del Dios trascendente y huye de responder preguntas más fundamentales.
Por ejemplo, es la materia por sí misma capaz por sus azarosos movimientos no sólo capaz de dar lugar a diferentes formas de vida, sino de provocar la Quinta Sinfonía de Beethoven. O de ser responsable del ajuste fino de las leyes básicas del cosmos. Todo esto es producto simplemente del azar de la materia. Lo que en el fondo debatimos es si el universo es resultado del Gran Diseño o del Mero azar cuántico -como le gustaba llamar a Stephen Hawking-.
PARTE III
ResponderEliminarComo al parecer no lo es, entonces existe un Gran Diseñador del universo que es un Dios creador del cosmos material.
Pero usted no pregunta por el cosmos material, sino por el mundo espiritual. Para no mencionar fuentes sagradas, que le provocarían en su postura positivista hilaridad, basta referirse al hecho concreto y tangible de la posesión demoníaca. La advierto que para opinar con seriedad sobre el tema también hay que investigar y leer mucho, y si es posible asistir a un procedimiento de exorcismo.
Pues bien, por lo demás no hay culpar a nadie de no creer en el demonio, hasta escépticos se hallan en la misma Iglesia. Pero las cosas cambian cuando se enfrentan a los hechos mismos de posesión. Y qué es lo que allí vemos. Pues que existen los inmundos y malvados ángeles caídos. Cosa que ha sido constatado en todas las culturas y religiones de la historia. Lo cual nos lleva inevitablemente a preguntarnos: ¿Si existen los demonios, por qué no han de existir los ángeles? Y si existen ambos, entonces existe la creación del mundo angélico, existe el Cielo y el Infierno. Y el que creó dicho mundo no pudo haber sido sino un Causa Incausada, o sea Dios, Uno y Trino.
PARTE IV
ResponderEliminarAhora bien, ¿tiene sentido preguntarse dónde está el cielo y el infierno? Sí, sí lo tiene, pero no en términos materiales, sino espirituales. Sencillamente porque en el mundo espiritual no hay tiempo ni espacio propio del mundo material.
De suyo se comprende que para entender esta explicación hay que franquear la barrera del materialismo, abrazar las consideraciones de la Revelación y unir Fe y Razón. Es decir, implica todo un camino de desarrollo espiritual que no es nada fácil en nuestro tiempo ateo, nihilista, hedonista, materialista. Pero gracias a la existencia de Dios contamos con su gracia y misericordia. Y si hay algo que caracteriza al Dios cristiano es en viene al hombre, en vez de que el hombre vaya al principio sagrado como en las religiones orientales e incluso en la Grecia clásica.
Quedo de Usted. Un abrazo y Feliz Año Nuevo.