EL REDENTOR BLASFEMO
Sobre la responsabilidad ética de la ciencia
Gustavo Flores Quelopana
Miembro de la Sociedad Peruana de Filosofía
La ciencia es el misticismo de los hechos;
la verdad es que nadie sabe nada.
Leónidas N. Andreiev
Ahora que, desde el acelerador de partículas del CERN ubicado en Ginebra, se anuncia el probable descubrimiento del bosón de Higgs (campo de fuerza responsable de la masa de las partículas de planetas, estrellas y galaxias) se alzan nuevamente las voces preocupadas por las consecuencias prácticas de este posible descubrimiento científico y se invoca nada menos que las lecciones que nos dejó la reciente conquista del átomo y de las bombas nucleares que ponen a la humanidad en el borde de su propio exterminio.
La verdad es que razón no les falta. En realidad la ciencia ha fabricado al "último dios" con el hombre que domina las fuerzas del átomo y que hoy se adentra en el dominio de las partículas cuánticas. Además, al contrario de la mayoría de intelectuales cuyo sentido moral está a menudo atrofiado, Einstein, Jaspers, Russell y un puñado de hombres de pensamiento levantaron en su momento su voz de protesta para reclamar por la responsabilidad moral de los científicos y de la ciencia. Ya lo decía Eisntein: "El problema real está en corazón de los hombres", justamente allí donde la ciencia no puede llegar.
Hoy, en realidad, no sabemos qué fuerzas estaremos desatando al abrir nuevamente la caja de Pandora de la microfísica. Pero lo peor de todo no es eso, sino que filósofos como Mario Bunge sostengan que la ciencia es éticamente neutral en cuanto a la acción y por ello moralmente inocente, en cambio la tecnología como aplicación de la ciencia sí es susceptible de juicio ético e imputable de culpabilidad moral. Esto equivale a decir que en la ciencia la búsqueda de nuevos conocimientos es el objetivo primordial sin importar las consecuencias éticas y morales consiguientes. Con este enfoque los científicos en su actividad quedan eximidos de responsabilidad moral, y es más, la resolución de los problemas éticos queda en manos de los tecnólogos. Y con ello se fomenta la perversión del sentido moral de la humanidad porque creen que sus dilemas morales pueden resolverse con inventos tecnológicos.
Pero esto no es cierto. La ciencia y no sólo la tecnología tiene responsabilidades morales y su dilema principal es en qué medida puede afectar éticamente a la humanidad poner al descubrimiento científico como fin en sí mismo. Por lo menos ya podemos ver que la tecnología no resuleve el problema ético de la soprepoblación mundial mediante el invento tecnológico del anticonceptivo. Pues el hombre se degrada como ser humano y se extingue como ser ético al delegar su responsabilidad moral en el artilugio técnico. De la misma manera el científico se pervierte al dejar que lo ético del descubrimiento científico sea responsabilidad de la tecnología y no de la ciencia misma.
Pero lo más lamentable es lo ya denunciado por la filosofía de las ciencias del espíritu en el sentido de que vivimos una época en que se cree en la ciencia hasta grados de superstición. Ya no sólo los científicos de las ciencias exactas sino científicos de las ciencias sociales buscan justificar sus hallazgos en el modelo metodológico de las ciencias empíricas. Esta perspectiva metodológica reduccionista entiende todo aquello que no se condice con el empirismo de la teoría de la ciencia como un oscurantismo teológico.
No obstante, la filosofía ha denunciado el carácter metodológico-reductivo de la ciencia (Gadamer, Adorno, Habermas) tematizando las condiciones y los límites de esta forma de conocimiento en el conjunto de la vida humana. El imperio del desarrollo científico tecnológico se vierte en un desequilibrio social y humano que hace estragos en lo económico, social y cultural en el hombre actual.
En este sentido, para que la ciencia tome conciencia de su responsabilidad ética y no siga siendo el redentor blasfemo de nuestro tiempo es necesario que se esclarezca la autonomía de los saberes (científico, social y espiritual). De lo contrario el progreso científico seguirá siendo portador de una distorsionada luz de la antorcha de Prometeo que trae bienestar material y económico sin preocuparse por traer desarrollo humano justo y libre. Esta inhumana deformación es lo que estamos viendo en las actuales estrategias políticas europeas que buscan salir de la crisis salvando a las instituciones bancario-financieras y hundiendo a sus pueblos en el desamparo y desempleo estructural.
En suma, no se puede seguir anteponiendo el método científico a la esencia constitutiva del saber porque la prioridad no son las cosas ni los procesos impersonales sino el ser humano. Y esto implica una visión ética de la misma ciencia. Una ciencia sin responsabilidad ética seguirá ocasionando estragos a todo nivel en la sociedad humana porque sus efectos trascienden directamente más allá de sus estrechos insteres científicos y afectan el sentido de responsabilidad del ser humano. Por ejemplo, un gobierno que decide salvarse de la recesión mediante el ahorro público, el despido masivo y el recorte de los gastos sociales estará procediendo con métodos probadamente científicos pero está actuado sin responsabilidad ética y sin sensibilidad humana.
Todo esto nos lleva hacia el cuestionamiento del monopolio de la verdad por parte del paradigma del saber científico y al reconocimiento de que la verdad del ser acontece no sólo en la ciencia, sino, ampliamente y de modo más humano, en la obra de arte, en el diálogo, la coherencia, la correspondencia, entre otras formas de saber. Pues la verdad tiene una pluralidad de manifestaciones y no se la puede encapsular en solo una de ellas.
Sin duda, la desolación por el curso desesperanzador y por la amenaza fatídica que se cierne sobre el mundo humano reclama varias tareas: 1. acabar con el imperio de la verdad instrumental de la ciencia, ubicándola en su real lugar en el reino de los saberes; 2. extender la responsabilidad moral desde la tecnología hasta la ciencia, la cual lejos de ser neutra es forjadora de nuevos valores sociales; 3. y emprender el reencantamiento del mundo, permitiendo que la fe rescate su inmemorial valor en la verdad.
Lima, Salamanca 12 de Julio del 2012
Bibliogragía sugerida.-
Acevedo Guerra, Jorge. Heidegger y la época de la técnica, Ed. Universitaria, Stgo de Chile 1999 (art. "Etica originaria y la psiquiatría").
Bronowsky, Jacob. Ciencia y valores humanos, Lumen, Barcelona, 1968.
Dou, Alberto. Los fundamentos de le ética en la actividad científica, Real Academia de las Ciencias de Madrid, 1983.
Gadamer, G. El último dios. La lección delsiglo XX. Un diálogo filosófico con Ricardo Dottori, Anthropos, Universidad Autónoma Metropolitana, Barcelona, 2010.
Glover, Jonathan. El hombre prefabricado: problemas éticos de la ingeniería genética, Ariel, Barcelona 1986.
Hâring, Bernard. Etica de la manipulación, En medicina, el control de la conducta y en genética, Herder, Barcelona, 1978.
Jaspers Karl. La bomba atómica y el futuro de la humanidad, Fabril, Buenos Aires, 1961.
Jonas, Hans. El principio de responsabilidad. Ensayo de una ética para la civilización tecnológica, Herder, Barcelona, 1995.
Ladriere,Jean. El reto de la racionalidad: la ciencia y la tecnología frente a las culturas, Sígueme, Salamanca, 1978.
Mitcham, Carl. ¿Qué es la filosofía de la tecnología? Anthropos, Barcelona, 1977 (2 vols.).
Passmore, Jhon. La responsabilidad del hombre frente a la naturaleza: ecología y tradiciones en Occidente, Alianza,Madrid, 1978.
Sanmartín, José. Los nuevos redentores: reflexiones sobre la ingenmiería genética, la sociobiología y el mundo feliz que nos prometen, Anthropos, Barcelona 1988.
Tomasini B., Alejandro. Dilemas morales de la sociedad contemporánea 1, Torres Asociados,Mexico, 1995.
Vilanova, Santiago. El fin del mito nuclear. El impacto informativo y biológico del mayor accidente de la industria electro nuclear, Anthropos, Barcelona, 1988.
___Hola Gustavo.
ResponderEliminar___Muy bueno tu escrito. Coincido contigo en las líneas generales de la idea, pues la ciencia no escapa a lo que acontece en la vida cotidiana. Pero el humano es un bicho bastante raro...
___Por más que llevemos ya 21 siglos de experiencia, la evolución del hombre más bien se nota sólo en el ámbito de los avances tecnológicos, que por lo general no son en beneficio de todos, sino en beneficio de los hombres de poder. Ojo, esto no es así en todos los ámbitos de la ciencia, no es posible generalizar, por ello digo que es muy amplio acusar de inmoral a la ciencia en general. Hay verdades y mentiras en todos lados, por ello debe primar la ecuanimidad y la solidaridad a la hora de realizar adelantos. Pero el poder político no es ajeno a esto. Y el poder político lamentablemente es más responsable por el mal uso de los avances de la ciencia, que la ciencia misma.
___Por ejemplo. Hay guerras políticas por la tenencia del petróleo, las cuales incluyen la muerte de liles de personas y daños incalculables. Cuando por el otro lado ya se han inventado los motores de automoviles que funcionan con agua, es decir, con el aprovechamiento del hidrógeno, pero eso se mantiene oculto, y te aseguro que esos motores funcionan casi sin costo alguno. Entonces uno se pregunta: ¿Dónde está la moral política entonces? Te dejo aquí el link.http://www.youtube.com/watch?v=dG9sBGQSSNA