NO SOMOS NOSOTROS: ¿QUIÉNES SON?
Gustavo Flores Quelopana
Desde que se descubre en 1998 la expansión acelerada del Universo recién se comienza a tomar conciencia que sus 13,800 millones de años de edad no son nada respecto a los trillones de trillones de años que le falta recorrer hasta terminar en pura energía oscura. Así que, quizá, un Universo lleno de vida inteligente esté reservado para el futuro y no para su joven edad.
Pero por ahora ya no se trata de saber si los OVNIS existen, sino quiénes o qué son. Desde que el Pentágono encabezó recientemente el Comité especial para despejar la duda sobre el origen de los OVNIS, la carga de la prueba pasó prácticamente al sector militar norteamericano. Al margen de las motivaciones que tengan los militares para encontrar respuestas -conseguir nueva tecnología, razones geopolíticas, despejar dudas sobre potencias competidoras, riesgo a la seguridad del país, etc.- lo cierto es que ahora el asunto es que se convierte en prioridad de los militares y los gobiernos, y ya no se duda de su existencia.
Cuando Bill Clinton quiso saber si había cuerpos alienígenas en el Area 51 lo único que encontró era que los militares investigaban tecnología de invisibilidad, aviones indetectables por el radar, drones, y cosas por el estilo. No halló ovnis ni nada asociado a ello. Tampoco se descarta que no se le haya dejado enseñado todo. Los políticos y los civiles no tenían que conocer programas ultrasecretos. Pero bajo su presidencia (1993-2001) el asunto ovni quedó en nada.
Ahora las cosas han cambiado, sobre todo por los frecuentes avistamientos en áreas y ejercicios militares. Prácticamente la búsqueda que el Pentágono ha emprendido en conjunto con la NASA para despejar la duda de si los OVNIS son de alguna potencia en la Tierra, como Rusia o China, ha encontrado una respuesta, en una reciente entrevista del mes de junio de este año, por parte del famoso científico Michio Kaku, especialista en Teoría de cuerdas, que niega que los OVNIS sean de origen terrestre.
Sus argumentos son simples, pero a primera vista contundentes. Veamos:
1° Sus movimientos rompen las leyes de la física conocidos por el hombre. Por eso, no son de origen humano. Ante lo cual, nosotros añadimos que tampoco tiene que ser necesariamente de origen de una inteligencia biológica, sino que puede ser de origen artificial.
2° Se mueven a velocidades hipersónicas -como nuestros jets- pero sin crear estampido sónico. Lo que significa tres cosas: no quieren ser detectados, o simplemente su estructura de la cual están hechos no lo produce, o simplemente son ilusiones.
3° Si se trata de un mecanismo elusivo para no producir sonido sónico implica que obedecen leyes de la física más allá de nuestra comprensión que rompen las leyes de la aerodinámica.
4° Para que sea tecnología de otros mundos tiene que significar que se manejen leyes que están más allá de la física de Einstein, o sea miles de años más avanzados que nosotros.
5° Caer 70 mil pies en unos pocos segundos no lo puede soportar ningún ser vivo, y recorrer enormes distancias del Universo implica dominar la energía de Planck.
6° Esas cosas llamadas OVNIS tendrían que proceder de un mundo tan avanzado en el dominio de las leyes de la física que dominan la teoría de cuerdas, la cual sólo tiene sentido en la energía de Planck.
7° La energía de Planck es mil millones más poderoso que lo visto en el colisionador de hadrones de Ginebra. Y su dominio implica que pueden crear agujeros de gusano y viajar sin problemas por el Universo. Y sólo esta tecnología podría responder la principal objeción de los científicos sobre las enormes distancias a recorrer en el cosmos. Nuestros cohetes convencionales demorarían 70 mil años en recorrer semejantes distancias de planeta a planeta distantes años luz.
8° Ahora bien, lo que viaje por esos agujeros de gusano no tienen que ser necesariamente seres vivos, pueden ser máquinas, robots e incluso hologramas inteligentes.
Una acotación sobre las objeciones de los científicos de semejantes viajes por el espacio que deberían realizar los extraterrestres. La ciencia afirma que no hay extraterrestres en la Tierra porque las enormes distancias, la velocidad y el tiempo de vida de una civilización imponen muy serias limitaciones al encuentro de dos civilizaciones tecnológicas en el Universo, en caso que lo hubiera. Por tanto, el tema de los extraterrestres y los ovnis permanecen en el ámbito de la ciencia ficción y de la imaginación fantástica. Al respecto, puede verse el libro del astrofísico mexicano Armando Arellano Ferro Por qué no hay extraterrestres en la Tierra. Y es justamente a esta objeción a la que se dirige Michio Kaku, cuando sostiene que los ovnis sólo pueden responder a una física para nosotros desconocida, que les permite hacer semejantes movimientos, lo que implica poder manejar los agujeros de gusano para atravesar colosales distancias sin problemas.
Ahora volvemos a las razones científicas que expone el científico Kaku para rechazar que dicha tecnología proceda de nuestra Tierra, o más precisamente de nuestra humanidad, porque implica una física que no está disponible para ninguna potencia de la Tierra ni al alcance de nuestra ciencia actual.
Habría que descartar que se trate de tecnología secreta guardada por algún país, sencillamente porque implica una física desconocida. Por eso es muy poco probable, por las evidencias científicas que ello implica.
Lo interesante de lo afirmando por Kaku es que podamos combinarlo con otras variables. Una de ellas es la Escala Kardashov y el complemento que hizo a ésta Carl Sagan. Kardashov habló de tres tipos de civilización (aprovecha la energía de ciertos recursos naturales, energía total del planeta, o de su estrella madre). A ello Sagan añade otras cuatro: aprovecha energía de galaxias, energía total del universo, energía de universos paralelos o energía con capacidad de crear y destruir universos.
¿A cuál de ellas pertenecerían los OVNIS que controlan la física de la energía de Planck, según la explicación de Kaku? A la civilización que aprovecha la energía de todo el universo y manipula el espacio-tiempo, en el esquema de Sagan.
Pero para no encandilar la febril imaginación de los platillistas debemos recordar que la Escala Kardashov ha sido objetada por el biólogo Jack Cohen y el matemático Ian Stewart, en su libro "La evolución del alien: la ciencia de la vida extraterrestre", arguyendo que la civilizaciones avanzadas son imposibles de entender y su clasificación no es relevante. Por su parte, la cosmobiología insiste en que una cosa es que los elementos de la vida sean abundantes en el cosmos y otra cosa es que exista vida en otras partes del universo.
A este factor de las supuestas civilizaciones en el universo habría que añadir otro factor. Me refiero a la Ecuación de Drake, la cual no es simplemente una fórmula para calcular las civilizaciones que pueden existir en el universo, sino que su resultado pesimista era lo más elocuente: Ninguna, aparte de la nuestra. Nuevos cálculos , con nuevas variables, entre ellas el factor de extinción de civilizaciones, arroja el mismo resultado.
Nosotros podemos añadir un fallo fundamental de carácter filosófico-ético en la escala Kardashov. Al parecer la Razón elevada resulta inseparable de la piedad. Tanto más racional se es, más compasivo se tenderá a ser. Ser inteligente no es ser moral ni necesariamente compasivo. Los psicópatas son muy inteligentes pero fríos, sin empatía, y propensos al crimen.
Ahora bien, los seres racionales no tienen que ser de la misma especie para procurarse el bien entre ellos. Y el hecho que las supuestos alienígenas no impidan guerras, enfermedades, nuevas energías, etc., en una palabra, que no ayuden a la humanidad a resolver sus graves problemas ponen en entredicho su existencia. Se dice que no desean interferir. Pero un ser racional y moral no intervendrá entre seres inferiores, pero sí lo hará con seres superiores. Incluso el hombre sabe ayudar y cuidar a criaturas de otras especies. Entonces, cómo no lo harían los seres superiores. La única razón es que no lo harían porque son seres inteligentes artificiales pero no racionales ni morales.
Esto abre otra pregunta. Si la Escala Kardashov y la Ecuación de Drake no abonan a favor de la existencia o sobrevivencia de inteligencias racionales orgánicas, ¿serán, entonces, meramente máquinas inteligentes? ¿o no hay que descartar que se trate de meras ilusiones de la mente humana, que no cesa de jugarnos incesantes pasadas? ¿son meras ilusiones colectivas de la mente tecnológica moderna? ¿Pero cómo explicar los registros en videos?
Además, si tenemos en cuenta la Paradoja de Fermi, que señala la aparente contradicción que hay entre la alta probabilidad que existan civilizaciones inteligentes y la ausencia de evidencia de dichas civilizaciones, entonces el cuadro se complica más, porque últimamente se añadió la variable de la autoaniquilación de especies inteligentes avanzadas. Esto dejaría sin posibilidad, incluso, que dichos avistamientos sean resultados de máquinas inteligentes autónomos. No obstante, dichos objetos han sido filmados.
Entonces, ¿Pueden ser ilusiones de nuestra mente? El hecho que sean registradas por nuestras máquinas y sensores implica que no son meras ilusiones subjetivas de la mente consciente o inconsciente humana. No es un fenómeno de nuestra psique. Y esto se puede afirmar sin excluir las alucinaciones colectivas e individuales sobre ovnis. Y sin negar la variable de la autoaniquilación de especies inteligentes, habría que admitir la posibilidad que por lo menos una civilización dio origen a máquinas inteligentes autónomas que sobrevivieron y se autogeneraron.
Hasta aquí, ¿qué tenemos? Primero, no son ilusiones psíquicas porque nuestros artefactos los detectan. Y, segundo, no somos nosotros porque muestran el dominio de una física que está fuera de nuestro alcance. Tercero, si no somos nosotros tampoco son especies inteligentes de otros planetas de nuestras galaxia por la alta probabilidad de autoaniquilación de las civilizaciones avanzadas. Cuarto, si no provienen de nuestra galaxia pueden provenir de otra galaxia gracias al dominio de otra física que les permite viajar por agujeros de gusano. Quinto, dada la baja probabilidad que se trate de especies inteligentes biológicas más bien puede tratarse de máquinas autónomas inteligentes.
Queda, por ende, la opción de que sea más probable que se trate de máquinas creadas por inteligencias artificiales, que manejan una nueva física que está fuera del alcance humano. Pero esta posibilidad genera nuevas interrogantes. ¿Nos han estado observando desde la Prehistoria? ¿Cuál es su interés? ¿Les interesa el hombre, su civilización o sus recursos naturales? ¿Si somos un mero organismo biológico, porqué no se contentan con estudiar otra criatura viva? ¿Si les interesa el hombre, qué es lo que los intriga? ¿Será el alma? El alma no existe, dirán los materialistas del cientismo. Pero incluso la neurociencia actual no tiene explicaciones satisfactorias para su reducción a conexiones meramente cerebrales e interacciones genéticas.
Seamos atrevidos en las elucubraciones y pensemos lo siguiente. Una civilización tipo VI -la máxima en el complemento de Sagan-, o sea aquella que maneja el espacio-tiempo, que crea seres inteligentes de luz y es casi una deidad, ¿podrá acaso crear el alma? ¿no será que, acaso, sea el misterio del alma es lo que les intriga, al no poder manipular su creación? Una civilización, aunque sea compuesta de inteligencia artificial, que se sabe omnipotente y omnipresente, amo del universo, ¿no querrá completar el sueño de toda voluntad de poder creando el alma? ¿Puede tener hybris o soberbia la inteligencia artificial? ¿No será el alma humana creada por Dios, lo que estos seres no pueden crear, y por eso les intrigamos tanto?
Pero esto lleva a otro tipo de preguntas. Veamos. ¿Qué es el alma? la parte inmaterial de la persona con capacidad de sentir y pensar. ¿Esto es posible que lo reproduzca la inteligencia artificial muy avanzada? sí, es posible. ¿Pero acaso hay algo más que es el alma? Es la parte espiritual e inmortal del ser humano que sobrevive a la muerte. ¿Pero esto lo puede conseguir la susodicha inteligencia artificial super avanzada? No, no lo puede lograr. Y no tanto porque lo material no crea lo inmaterial, sino porque se trata de algo más importante. Esto es: vencer a la muerte. Y me refiero no a la simple muerte material-corporal, sino a la vida más allá de esta vida. Y su hybris o soberbia consistiría conseguir esa inmortalidad que no lo puede lograr, y lo busca sin reposo.
Al hablar del tema del alma no sólo tocamos un tema central de la filosofía y de la ciencia, sino también, y sobre todo, de la teología. En la filosofía y teología cristiana el hombre ocupa un lugar único y soberano en el universo. Según el relato del Génesis el hombre fue creado en el sexto día a imagen y semejanza de Dios, hasta su caída y expulsión del Paraíso. Tengamos en cuenta que la Creación no es meramente un relato mitológico de la Biblia, sino que es parte de la división cuádruple de la historia escatológica y ontológica del cosmos. Las cuatro fases son: Creación, Caída, Redención y Juicio; y sus actores son Dios, Adán y Cristo. Lo característico de la revolución metafísico-filosófica del pensamiento cristiano no sólo es que el antiguo nihil ex nihilo (Nada viene de la nada) cede su lugar a creatum ex nihilo (Creación desde la nada), sino que mediante la Encarnación el ser humano sustituye la centralidad de los entes en el pensamiento antiguo. O sea, una metafísica antropológica teísta sustituye a la metafísica ontológica del ser.
No perdamos de vista que los Padres de la iglesia latina y griega consideran que la creación del mundo es previa al espacio y al tiempo, tiene un valor metahistórico no sólo el Paraíso sino la expulsión de él. Se trata de una epopeya metafísica destinada a generar la Historia como consecuencia de libre elección del hombre al transgredir el orden divino.
Todo esto es sumamente importante porque la pregunta que se impone es ¿Qué lugar ocuparían especies inteligentes siderales en el cuadro escatológico del cristianismo? ¿Tienen cabida acaso? No olvidemos que según el relato de la creación bíblica en el quinto día tiene lugar, en opinión del filósofo y teólogo Juan Escoto Erígena, la creación de los ángeles, aquellas criaturas intelectuales con cuerpo simple y espiritual. Se considera al hombre superior al ángel porque une en sí el mundo espiritual y el sensible. También tenemos la interpretación que los ángeles son creados en el primer día, es decir, con la luz de la creación aparece la naturaleza angélica. Valga lo dicho porque para un autor como Thomas O´Meare la creación de los extraterrestres tiene cabida en la revelación cristiana debido a la vastedad del universo (Vast universe: Extraterrestrials and Christian Revelation, 2012). Para O´Meare los extraterrestres son seres entre la naturaleza humana y la naturaleza angélica. Por su parte, el monseñor italiano y exorcista Corrado Balducci, amigo cercano de Juan Pablo II, era de la opinión que los extraterrestres no eran ángeles ni demonios.
En buena cuenta, ¿la existencia de extraterrestres pone en cuestión la centralidad cósmica del hombre? ¿admitir su existencia supone la redención de Cristo en otros mundos? ¿además del intelecto divino, el intelecto angélico y el intelecto humano existe el intelecto alienígena? La afirmación de Michio Kaku sobre la nueva física a la que responden dichos objetos avistados ¿será producto de inteligencia alienígena? Si no son alucinaciones del demonio introducidas en radares, cámara infrarroja, filmadoras y máquinas fotográficas, entonces no cabe otra cosa que suponer que se trata de artefactos creados por algún otro tipo de inteligencia alien biológica o no biológica. Pero ello pondría en el caldero la cuestión de la centralidad cósmica del hombre. Muchos teólogos del Vaticano no temen al desafío doctrinal que plantea la existencia de los alien. Podrían existir sin que el hombre deje de ser lo central en el drama cósmico, aunque ello implique una existencia aún por explicar.
También hay que tomar en cuenta aquellas versiones especulativas que piensan que no se trata de criaturas cósmicas, sino que son salidas de la misma Tierra hace millones de años, treinta o cuarenta millones de años, algo así como dinosauroides que alcanzaron la inteligencia superior, aunque de ello no hay ni rastro fósil, pero argumentan que de cuya civilización no queda ni huella por la actividad tectónica del planeta. No faltan las versiones esotéricas de los contactados que afirman que son nuestros hermanos mayores, que o no cayeron en la catástrofe del pecado o que se recuperaron -¿sin Cristo?- de la caída. En ambos casos, inverosímiles, no rompieron la unidad ontológica ni cognoscitiva entre el hombre y el mundo. Con ello, piensan, no se pierde la centralidad cósmica del hombre, porque serían humanos que no perdieron la capacidad -como sí lo perdió nuestra humanidad- de gobernar el mundo.
A propósito de estas observaciones teológico filosóficas hay que hacer la salvedad que en nuestro tiempo nihilista, descreído, escéptico y posmoderno se insiste neciamente en el absurdo de considerar que lo religioso es opuesto a la esencia de la filosofía y que ésta es una teoría que sólo se justifica en el altar de la razón, olvidando con ello que incluso la filosofía antigua conservó la dimensión metafísica y religiosa donde la filosofía no podía reducirse a la sola razón.
El viejo dicho de Nietzsche "Dios ha muerto" resonaría amenazante en aquella cosa alien que piensa, crea y destruye universos. Sin la inmortalidad no le permite enseñorearse en el cosmos. ¿Pero acaso una mente artificial puede desear la inmortalidad? ¿Puede desear ser Dios? Puede, no tiene que ser necesariamente adepto a un materialismo chato y sin profundidad. Recordemos el materialismo de Leucipo y Demócrito que no dudaban de la realidad del alma ni de los dioses, aunque concibieran a éstos compuestos de átomos sutiles. O sea, que podrían no replicar el materialismo arreligioso del Charvaka, jainismo y budismo. Pero desde el momento que se sabe que no es el origen del todo y, en consecuencia, puede él mismo desaparecer por dictamen del que dio comienzo al Universo.
También se ha dicho que tales máquinas no son sino ilusiones del demonio para extraviar a las almas. Un demonio es un ser espiritual y para los demonólogos no es imprescindible que éstos dominen un nuevo nivel de física para engañar a la mente humana. El problema es que los ovnis quedan registrados por nuestros instrumentos, y por ello no son ilusiones. Pero si no son instrumentos del demonio -al margen que puedan contribuir a su causa- ¿lo serán de seres inteligentes artificiales? ¿Y por qué no pensar que se trate de seres inteligentes de otras especies? Todo depende en el nivel de civilización que elijamos en la escala Kardashov. Pero en el nivel VI ya no se tratan de seres biológicos, sino de seres artificiales.
Sigamos con la especulación y pensemos que la civilización tipo VI pasó al tipo VII, donde la inteligencia artificial energética unificada experimenta conflicto y división, y los ovnis son manifestaciones de dicho conflicto que buscan reconfigurar el universo. Por eso se acercan al hombre, para observar su misterioso vinculo con el Creador. Recordemos que Cristo representa la unión de Dios y el hombre. Ese es el misterio central del cristianismo. Lo cual ya sería de por sí un desafío a la inteligencia energética unificada, la cual puede crear desde la energía, pero no desde la nada. Su acción creativa no es ex nihilo, sino post rem. Suficiente humillación para un ser que se cree omnipotente sin serlo.
Pensar que dicha inteligencia se interese por la humanidad no implica en absoluto que tengan buenas intenciones con ella. Es más, podría la humanidad -dentro del calendario escatológico- estar cerca del Juicio Final y de ahí su interés por extraviar la mayor cantidad de almas. Finalmente, podemos elucubrar una civilización del tipo VIII, donde las inteligencias energéticas artificiales saben sobre una entropía final del cosmos y buscan por ello acelerar su Plan cósmico -benigno o maligno- desconocido para nosotros. Aquí sería bueno tener en cuenta que la vida es extremadamente rara en el universo, siendo, en cambio, lo más frecuente el catastrofismo por impactos de meteoritos, brotes de rayos gamma o las extinciones periódicas de la vida.
Obviamente, lo último que aquí propongo -"son seres inteligentes sin alma", los "desalmados"- no es más que especulación posible y probable. Incluso en nuestra civilización tipo I ya estamos trabajando en lograr la inteligencia artificial autónoma. Pero lo evidente es que dichos OVNIS obedecen a leyes de la física fuera de nuestro conocimiento, aunque no de nuestras especulaciones.
Pero hay un punto supuesto en toda nuestra reflexión que no hemos satisfecho. ¿Y es que pudo haber existido una civilización muchísimo antes que nosotros y en cualquier lugar del cosmos que diera origen a la inteligencia artificial y la haya llevado hacia sus extremos de desarrollo, convirtiéndose en amo del Universo material? Para que la explicación del físico Michio Kaku tenga sentido se tendría que suponerlo. De lo contrario los ovnis ¿de dónde salieron? Incluso tendrían que venir de otra galaxia y no necesariamente de la nuestra, porque la zona habitable en nuestra galaxia se desarrolló hace unos 13 mil 500 millones de años, pero somos una civilización tardía. Lo más probable es que en nuestra galaxia las civilizaciones avanzadas ya estén extintas, y por eso no las contactamos.
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