BÚSQUEDA DE DIOS EN LA ERA LUCIFERINA
Gustavo Flores Quelopana
Sociedad Peruana de Filosofía
La publicación de mi libro Buscar
a Dios en tiempos sin Dios (Lima, 2017) me ha llevado hacia las siguientes
precisiones:
- La presente era sin Dios es de apoteósis protagórica del hombre como medida de todas las cosas, que en el fondo representa la invalidez del principio de no-contradicción y la defensa de un nihilismo total donde todo puede ser verdad. Este nominalismo donde sólo lo individual es lo real significa la negación de lo sustancial y la afirmación de lo accidental. Buscar a Dios en este contexto significa desbrozar la oscuridad nominalista, desmentir el uso pragmático del principio de no-contradicción y restablecer por sí su validez ontológica.
- Para Aristóteles Dios es algo completamente separado, en Kant es pura ilusión trascendental, en Hegel algo personificado en la humanidad. El hiato entre lo inmanente y lo trascendente es cerrado por el cristianismo, al ser Dios no sólo una separatio o que puede existir sin materia alguna sino también un ser histórico salvífico.
- Lo que la mente humana no alcanza a comprender de Dios, lo entiende su corazón.
- Cuando el hombre vive preso de meros intereses terrenales y sin valores superiores (posmodernidad), cuando la secularización convierte lo finito y contingente en un precario ídolo absoluto, entonces el mundo y el hombre se vuelven más agresivos, indolentes y amenazantes por la negación de todo contacto con lo permanente y verdadero.
- Un Dios que hace su aparición cuando ya todo está hecho (Hegel) es vano. En el acto puro como causa final (Aristóteles) tampoco reside el Dios verdadero. En el renegar de su propia divinidad, como un dios que tiene que dejar de existir (Kant, Schelling, Rahner), reduce la teología a la antropología. Dios supera toda realidad antropológica pero su gracia convierte en lo más noble esta misma realidad.
- El hombre de buen corazón no busca que Dios exista, siente que Dios existe.
- La luciferinización del mundo se caracteriza por tres factores que van mucho más allá del ateísmo (teórico y práctico): la inversión valorativa completa (negación de valores espirituales), el nihilismo integral (ontológico, gnoseológico y moral) y la desmalignización del mal y la malignización del bien (hombre anético). Pero a pesar de estas negativas corrientes culturales la gracia de Dios se sigue derramando en toda la humanidad. Lo que en definitiva dice sobre la importancia de decidir, en esta hora crucial, por buscar a Dios.
- Todo en el mundo, incluido el mundo físico, estético y moral, tiene validez bajo una condición, a saber: la validez ilimitada del principio de no contradicción, además del de razón suficiente. Es verdad que la Lógica actual es una verdadera Torre de Babel (algebrista, conjuntos, constructivista, intuicionista y formalista). Pero la lógica (formal y matemática) depende de principios (no contradicción, identidad y tercio excluso) y no son los principios los que dependen de la lógica. O sea la propia lógica depende de esos principios. Dichos principios, que gobiernan la lógica del mundo, guardan una relación no unívoca sino analógica con la lógica de Dios. Estos principios no sujetan la sabiduría infinita de Dios, sino que son la propia naturaleza divina (Inteligencia, Voluntad y Caridad). Por ello, Dios no hace cosas absurdas, necias ni malas, sino todo lo contrario, inteligibles y racionales. Por ende, Dios nunca hace lo lógicamente imposible, aunque pragmáticamente a nivel del poder de lo finito asuma esa apariencia.
- El hombre protagórico de la voluntad de poder entronizó una secularizada y liberal sociedad luciferina legalizando el aborto, la pornografía, la ideología de género, sexo con animales (Canadá),y se pretende legalizar sexo con los hijos (Suiza) y sexo con los muertos (Suecia). Las puertas infernales del hombre anético están abiertas de par en par.
Lima,
Salamanca 14 de marzo del 2017
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